29 diciembre 2006
Resumen de lo publicado
Aprendí a sobrevivir en circunstancias adversas:
Diario de Pitágoras 1
Diario de Pitágoras 2
Diario de Pitágoras 3
Diario de Pitágoras 4
Diario de Pitágoras 5
Diario de Pitágoras 6
Diario de Pitágoras 7
Estuve a punto de casarme, pero me plantaron ante el altar.
Construí mi propia espada láser.
Hice un exámen chungo.
Me fui de vacaciones al extranjero:
Crónicas parisinas 1
Crónicas parisinas 2
Crónicas parisinas 3
Crónicas parisinas 4
Crónicas parisinas 5
Crónicas parisinas 6
Crónicas parisinas 7
Crónicas parisinas, epílogo
Experimenté ciertas incidencias técnicas:
ADSL 1
ADSL 2
ADSL 3
Y recibí visitantes ilustres:
Eme A
Fray Albertus
Hermano Pequeño
Novio
Lorzapadre
Lorzamadre y el motivo de la mamada
Sark
Anómalo
Lorzamadre y las obras
Latita
En el 2007, más.
Feliz año a todos.
28 diciembre 2006
Comunicado
Hacía mucho tiempo que no me sentía a gusto conmigo.
Que me sentía encerrada.
Que no sabía qué hacer.
Sabía cual era la solución, pero no me atrevía a dar el paso.
Por suerte he contado con el apoyo de la gente que me quería.
De mi familia, que siempre ha sospechado lo que sentía.
De mis amigos: de 3,14, por ser un ejemplo, de Florecilla, por ser Florecilla, y los demás, cada uno a su manera.
De mis, eh, recientes adquisiciones, sobre todo Eme A, que me demostró que a veces estas cosas pueden salir bien (él mismo es una prueba viviente).
Y del equipo de Cirugía Transgenérica del Mulan Memorial Center, cuyos especialistas se han esforzado hasta el límite por hacer realidad mi sueño.
Gracias a todos ellos ahora soy una persona nueva, que se siente a gusto con su nuevo cuerpo.
27 diciembre 2006
Juguetes
-Ah, bien. De momento estamos tranquilos pero esperamos una tarde movidita.
-Ya, me imagino.
-Nunca te había visto. ¿Habías estado antes en el pasillo de juguetes?
-Sí, varias veces.
-¿Y te gusta?
-Tanto como la prisión vietnamita en la que fui torturada hasta la muerte.
-¿Qué...? Ja, ja, que graciosa eres.
-Eso dicen.
-¿Como te llamas?
-Lorz.
-¿Lorz? Es bonito. Te pega.
-...
-¿Alguna vez te han dicho que eres muy simpática?
-Sólo gente que no me conoce.
-Es por tu sonrisa. Tú, eh, novio estará encantado.
-No.
-Me lo imaginaba. Tienes aspecto de haber sufrido mucho por los hombres.
-Sí. Ahora, por ejemplo.
-Eh, no te estarás molestando. Yo soy así, todo esto lo digo sin segundas intenciones.
-Lo sé. Nadie que quisiera ligar conmigo usaría tantos tópicos.
-...
-...
-Eh, bueno, Lorz, tengo que irme. Lejos. Muy lejos. No creo que vuelva.
Jo.
Me pregunto qué habré hecho mal.
25 diciembre 2006
25 diciembre
Peladillas.
Villancicos.
Papel de colores.
Luces en la calle.
Turrón de chocolate.
Vestirse de fiesta para cenar.
Cositas que brillan y parpadean.
...
La verdad es que, si dejamos aparte lo de estar con la familia, la navidad no está tan mal.
Me van a llover collejas, lo presiento.
22 diciembre 2006
Clases particulares
-... al campo, las dos semanas...
-... tengo un vestido que...
-... cine, hace mucho que no...
-¿Me está escuchando alguien?
-... hacen un pan de pueblo...
-... con pantalones no es lo mismo...
-... la de los pingüinos esa...
-¡¡¡EJEM, EJEM!!!
-Eh, la profe tiene tos...
-No me extraña: va siempre sin bufanda.
-¿Quieres un caramelo, guapa?
Vale. Ya lo capto. Me rindo.
Feliz navidad a todos.
19 diciembre 2006
La fiebre de las compras
-Es que ahora mismo no puedo prescindir de ninguna chica.
-Por favor. Estamos desbordados. Todos los Baby Poo se han puesto a hacer lo que mejor saben a la vez. Hordas de niños disfrazados de Batman han profanado a un Ken. Hay pelusa de relleno de Lunni por todas partes. Y en el pasillo de ultracongelados hay dos señoras luchando a muerte por el último triciclo rosa...
18 diciembre 2006
Navidad VIII
En las familias normales se cuentan las de los demás, avergonzando al protagonista, que se va poniendo colorado progresivamente.
En mi familia cada uno cuenta las suyas, avergonzando a los demás, que se ponen colorados progresivamente mientras se plantean cambiarse de apellido.
Como ejemplo de tan bonita costumbre, he pedido a Latita que escriba una anécdota humillante de SU infancia.
Que la disfruten.
Me pide mi Lorzasobri (pedorra vengativa) que escriba un poni.
Es más, hasta me concreta de cual de mis múltiples ponis quiere que hable.
Es lo que tiene la familiaridad y el haber compartido muchas cenas navideñas, que tus miserias se vuelven obscenamente públicas.
En fin, aunque me duele adentrarme en este trauma infantil complaceré a Lorz básicamente por un tema de sintonía con la temporada navideña que nos acosa.
Corrían los años 60 cuando yo era una niña de ojos grandes y claros que comenzaba a ver las primeras emisiones de televisión en blanco y negro. Debió ser en alguna de ellas cuando descubrí la existencia de un artilugio navideño de nombre rimbombante y pelín ordinario para mi gusto y de apariencia un tanto turbadora.
Era una especie de caja cilíndrica con una cubierta por la parte superior de un extraño material parduzco y avejentado que tenía insertado en su parte central un palo de tamaño no despreciable que colgaba sin caerse del agujero como por arte de birlibirloque.
Hasta ahí, vaya, ni fu ni fa. Pero resultó que aquella cosa por gracia de una hábil y ensayada manipulación emitía unos sonidos que a mí, sencillamente, me fascinaron.
-Mamá, quiero una zambomba.
-¿Una zambomba? ¿Para qué? -he decir en justo desagravio de mi madre que a pesar de la preguntita no tiene un pelo de tonta.
-Pues para darle con la manita al palito, como las de la tele.
-Anda niña, ¿tú sabes lo difícil que es eso? Yo una vez tuve una y nunca aprendí a tocarla...
¡¿...?!
-Y a mi qué... Si esas pueden yo también. Y creo que me va a gustar.
-Que no, que son carísimas y no vas a saber tocarla... Mañana te compro una pandereta en Saldos Arias… -jóvenes generaciones sustituir por “en los chinos”.
-¡Joooooooooooo! ¡Que no! ¡Que no quiero una pandereta! ¡Yo quiero una zambomba! Además a las de saldos Arias se les caen las chapitas enseguida...
-Lorzabuelo -le dijo a mi padre en un aparte-, la niña está muy rara... ¡pues no se ha empeñado en que quiere una zambomba! A mí esto me da muy mala espina…
Desde mi inocencia infantil no conseguía yo ni siquiera entrever por qué a mi madre le producía tanta inquietud la cosa, y mucho menos el porqué de tanta resistencia. Algunos años más tarde (bastantes) mi mente coniderablemente más sucia consiguió enlazar alguna idea.
El caso es que pasaron años y años sin que, a pesar de mi insistencia, yo consiguiera ablandar el corazón (y el monedero) de mi madre y sin poder acceder a la posesión del preciado objeto.
Mis ojos se llenaban de deseo y envidia cada vez que veía en los puestos de la Plaza Mayor, el despliegue zambombero y /o era testigo de lo que unas hábiles manos podían extraer del instrumento.
El episodio de la zambomba era tema de conversación en todas las cenas navideñas familiares hasta que una nochebuena de no hace muchos años mi madre me la regaló.
¡No se lo perdonaré nunca!
No sólo me hizo alimentar mi poni durante toda la infancia sino que cuando empezaba a superarlo, me generaba otro aún peor...
Por más que hice la guarrada de escupirme en la mano, por más que ensayé mil y una maneras de desplazar la mano por el palito, frota que te frota...
Primero lento...
Luego rápido, más rápido, más, más, mucho más rápido…
Y todas las combinaciones posibles…
Lento-rápido, lento-lento-rápido, rápido-rápido-lento...
Por más que sudé, jadeé, saqué la lengua (es mi gesto de concentración máxima)...
No conseguí sacar del artilugio más que una especie de gruñido lastimero.
Todos los componentes de mi deslenguada familia estaban allí...
Mi madre me miró, hizo una mueca falsamente amable y sentenció.
-Te lo dije...
Me fui a llorar y no salí hasta el año siguiente...
Eso sí, a solas, cuando nadie me ve… sigo ensayando.
........
Una zambomba es un instrumento rústico musical, de barro cocido o de madera, hueco, abierto por un extremo y cerrado por el otro con una piel muy tirante, que tiene en el centro, bien sujeto, un carrizo a manera de mástil, el cual, frotado de arriba abajo y de abajo arriba con la mano humedecida, produce un sonido fuerte, ronco y monótono.
O eso dice la RAE.
15 diciembre 2006
Navidad VII
Todos los años mi madre nos llevaba al único sitio en mitad de las terroneras en el que no habían plantado olivos, y no porque no quisieran, sino porque aquello tenía tanta pendiente que más que plantarlos había que colgarlos y en fin, los olivos pueden crecer de lado si hace falta, pero boca abajo todavía no he visto ninguno.
El caso es que nosotros nos íbamos allí y arrasábamos con todo: con el musgo, con las piedras, con las ramas, y en general con cualquier cosa que no corriera más que nosotros.
Lo más importante era el árbol. En casa siempre usábamos un árbol de verdad, pero como no se puede tener todo en esta vida no era un abeto, sino un acebuche.
Acebuche; prácticamente idéntico a un abeto.
"Un acebuche es un olivo salvaje", explicaba mi madre; y yo siempre pensaba que habría que preguntarle al acebuche, que lo mismo pensaba que la salvaje era aquella loca que lo sacaba del campo a escardillazo limpio.
El arbolito acababa en una maceta en mitad de nuestro salón, cubierto de espumillón, bolas y figuritas varias, y se quedaba ahí hasta que el gato lo descubría.
Unos cinco minutos, más o menos.
Así empezaba la rutina diaria de sacar bolas abolladas, figuritas mustias y trozos despeluchados de espumillón de los lugares más insospechados, y volverlas a colgar en un acebuche cada día más calvo.
La frase "¿que hace esto aquí?" se hacía de lo más popular (seguida muy de cerca por "yo quería un perro").
Un año mi madre se hartó y decidió pasar del acebuche y sustituirlo por ramas de un árbol que crece por allí y que se parece mucho a un acebo pero no lo es, porque todo el mundo sabe que en realidad los acebos sólo existen en las películas.
El no-acebo tiene unas ojitas muy pequeñas y rodeadas de espinitas más pequeñas aún que se clavan y enganchan y arañan y cuando consigues librarte de ellas se te hincha la piel y desearías no haber nacido, o al menos no haber visto un jodío no-acebo en tu vida.
La odisea de arrancar, transportar y trasplantar el mierdimatojo era como un documental de National Geographic pero sin planos de puestas de sol, pero lo peor era adornarlo, no sólo por los pinchazos, sino también por la imagen que daba el espumillón atravesado de espinas, las bolas arañadas, y las figuritas abrazadas unas a otras y gritando "no quiero morir, no quiero morir".
Mi madre miraba el no-acebo y decía "creo que este año no voy a poner las luces, no vaya a ser que una de las espinas atraviese el cable...". No acababa la frase, pero yo sabía que lo que estaba pensando era "y lo único que le falta a esto es que además dé calambre".
Total, que con gran riesgo para nuestra integridad física y mental decorábamos el árbol de navidad, y nos quedábamos mirando al gato como desafiándole a que se atreviera a tocar las bolas.
Y el muy jodío se atrevía.
Yo no sé si es que no le afectaba o que le iba el rollo de la mutilación y el dolor, pero el bicho seguía esparramando espumillón, bolas y figuritas por toda la casa, y en una ocasión incluso consiguió volcar la maceta y esparcir no-acebo por todo el salón.
Para el año siguiente mi madre decidió volver a usar el acebuche.
Pobrecillo, que culpa tendría.
13 diciembre 2006
Navidad VI
Antes el mundo se paralizaba para oir el sorteo de la lotería.
Los niños pedían el aguinaldo.
Papá Noel era una cosa de extranjeros.
Los abuelos perdían a sus nietos.
En la tele ponían películas ñoñas...
Hoy en cambio no se respeta la navidad, y todo lo que vemos es violencia en las películas y sexo en televisión.
¿Dónde están los valores tradicionales en los que solíamos confiar?
¿Eh?
Pues en mi casa, porque mi familia sí cree en los valores tradicionales.
Por eso, cuando llega la Navidad, no se dedica a cantar moñadas como Noche de Paz, o la cosa esa de la burra que va a Belén repartiendo chocolate, que digo yo que en Belén el chocolate lo repartirán los camel...
Ups.
Pues eso. Que lo que canta mi familia en Navidad son los villancicos de toda la vida de mi pueblo, a saber:
se pusieron a peer
Cagajambre pego un peo
y tiró media pared
su mujer pegó un follón
y trepó medio escalón
Pajú, pajú, pajú
Chirrín, chirrín, chirrín
Si alguien conoce un villancico más, ejem, tradicional que este le regalo una piruleta.
Para que se consuele.
No acumulable a otras ofertas.
Hasta fin de existencias.
Pd: Yo me he criado oyendo esto y no me ha quedado ninguna secuela. Jiji. Pedo. Jijiji.
10 diciembre 2006
Vamos al cine!
Y las conseguimos, sí, pero entonces Sark no aparecía por ninguna parte, ni cogía el teléfono, ni decían nada por la tele de que un genio del mal en mallas hubiera secuestrado un autobús, así que esperamos y esperamos y esperamos bajo la lluvia y el frío y el resquemor creciente...
Seguíamos bajo la lluvia y el frío cuando Sark llamó.
-¡Es que esta ciudad está mal hecha!
-¿Te has perdido?
-¡No me he perdido! ¡Es el resto del mundo el que no sabe dónde está!
-...
-No me espereis.
Le dejamos la entrada de Sark al taquillero ("Va a venir un chico... ¿amigo nuestro? No, no. Le compramos la entrada por una apuesta. Sí. Eso. Se la dejamos aquí. Es azul y pixelado, imposible confundirse. Gracias") y entramos.
La peli ya había empezado.
Jo.
Y nuestros asientos estaban al fondo.
Jo.
Y estaban ocupados.
Requetejó.
Sheena, que encabezaba la expedición, intentó solucionarlo.
-Perdonad, jiji, es que estais en nuestros asientos.
-No.
-Sí, mira la entrada... Son nuestros asientos.
-Ah, sí.
-Pues eso, que si os quitais para que nos podamos sentar.
-No.
-¿Qué?
-Que no nos movemos.
-¿QUÉ? ¡Si son nuestros asientos!
-Pues no haber llegado tarde.
Vosotros no conoceis a Sheena, claro.
Es una chica pequeñita y adorable, como una muñeca.
Da la impresión de que si aprietas mucho se rompe, y eso es más o menos lo que debían estar pensando los usurpasientos.
Error.
En menos de un segundo Sheena se transformó en SuperSheena.
Hacía rato que yo me había dado la vuelta y estaba viendo la peli de pie en mitad del pasillo, pero noté que algo pasaba porque empecé a oir cosas como "vas a mear sangre el resto de tu vida" y "volcán invertido". Por si acaso, yo seguí mirando la pantalla.
Entonces llegó el acomodador.
-Venga, estais ocupando los asientos de estos chicos, ¿qué tal si os quitais y...?
-¡¡¡Y UNA MIERDAAA!!!
A estas alturas el resto del público se estaba alborotando.
Y no entiendo por qué, si la peli estaba en un idioma raro y no se iban a enterar de todas formas, y además los 10 primeros minutos son un poco rollo, y lo que importa es que el final el asesino es Jack el Forastero.
Total, que el acomodador nos dijo que esperáramos fuera mientras trataba de solucionarlo, y nos salimos.
Otra vez los cuatro bajo la lluvia y el frío y el resquemor creciente...
En realidad estábamos en el vestíbulo del cine, así que lluvia y frío no, pero resquemor creciente sí que había en abundantes proporciones.
Y Sark sin aparecer.
Y la película ya por la mitad.
Y los cuatro nos miramos y nos dimos cuenta de que todos estábamos pensando lo mismo...
"Esto lo tengo que contar en el blog"
Que panda de enfermos, oyes.
08 diciembre 2006
Diplomacia
El único y último, o al menos eso espero.
Museo, 10:35 de la mañana
-Ahora quiero que os fijeis con mucha atención en este cuadro, a ver quién encuentra una marip...
-¿Lorz?
-Anda, hola...
-¿Qué haces aquí?
-Pues les enseño el museo a mis alumnas. Saludad, chicas.
-¡¡¡Holaaaa!!!
-Ah, eso. Sí, ya me dijeron que ahora eres acompañante.
-No soy acompañante, soy profesora.
-Venga ya, si suspendiste el exámen.
-Jijiji, sí, suspendí la oposición, pero esto es otra cosa...
-¿Sí? ¿Para esto contratan a cualquiera?
-...
-Bueno, Lorz, me alegro de verte. Estás, um, bien.
-Gracias. Creo.
-Adiós.
-Sí, adiós...
-Profe, ¿seguimos?
-Sí. A ver. ¿Por dónde iba? Ah, sí. Ahora quiero que os fijeis con mucha atención en este cuadro, a ver quién encuentra mi autoestima.
Jo.
Aludidos: lorzagirl@gmail.com
06 diciembre 2006
Estrella invitada XI: Latita
Asunto: Estrella invitada
Lorz, eres una pedorra.
Eres capaz de invitar a cualquiera antes que a tu tía.
Pues que te la pique un pollo: he decidido escribir de todas maneras.
Ahí va.
Estaba yo esta mañana (como casi todas) en mi puesto de trabajo cuando, ante el tedio sublime que me produce y teniendo en cuenta que mi máxima aspiración profesional en estos momentos es que despidan con una, a ser posible, jugosa indemnización, me acordé de que hacía mucho tiempo que no entraba en el blog de mi Lorzasobri...
-Voy a darme un garbeito visual a ver que dice la niña.
Y yo, que soy casi experta en libros de autoayuda, que creo en el amor cósmico (y en el otro también, cuanto más físico mejor) en la energía positiva, en la sanación de las emociones, en los chakras y en el trasnochado pero aún válido “haz el amor y no la guerra”... Me he visto invadida sin poder remediarlo por el peor de los pecados capitales: la envidia.
¿Cómo es que mi niña no me ha invitado nunca a escribir en su blog? La muy...
Vale, ya sé que soy una tía un poco desnaturalizada, que se me olvidan los cumpleaños y, si no fuera porque me dan un día libre, hasta la navidad... pero en mi pobre y cansando corazón albergo sentimientos como toda personita humana y profeso a Lorzasobri un profundo y sincero cariño desde los tiempos, demasiado lejanos para mi gusto, en los que le gustaba internarse en mi habitación de universitaria y descolocarme los mil y un cacharros que por allí había.
¡Cómo hablaba la joia con un añito, qué daba hasta un poco de miedo oírla!
¡Con lo pequeñita (también de tamaño) qué era y la soltura lingüística que se gastaba!
Y aquellos ojos azules, admiración de propios y extraños... y aquellos piececillos titubeantes... y ¡cómo me quería!
En fin.
No voy a seguir en esta línea que para mí que esto de la nostalgia y la pena envejecen y no esta una para asumir este tipo de riesgos...
Total que, acudiendo a mi bagaje formativo humanista y corriendo en pos de mi propia excelencia (que una es muy bien mandada y para algo me he gastado una pasta en cursos de crecimiento personal) He aplicado el art. 386, apartado 386.1.4 del Manual Cómo ser una buena persona (y mejor pariente) y decido pasar a la acción y no regocijarme con el dolor que el ninguneo del que soy víctima me provoca.
Así que, querida Lorzasobri, te regalo estas líneas por si tienes a bien compartirlas con tus asiduos y, por lo que he visto, cada vez más numerosos lectores.
Te recuerdo sin ánimo de chantajear, ya que mi código ético me lo impide, que mis increíbles dotes interpretativas algún día darán sus frutos y pasearé por la Alfombra Roja de algún cine o teatro camino de recoger algún Oscar, Goya, Concha o Fotogramas (qué tampoco estamos para hacer ascos) y que ese día me gustará estar acompañada de los míos... aunque puede que no me lleguen las invitaciones para todos.
De Lorzagirl a Latita
Asunto: Estrella invitada
Tita, esto es una moñada.
No puedo publicarlo: algún diabético podría leerlo y morir.
De Latita a Lorzagirl
Asunto: Estrella invitada
Si lo prefieres puedo contar alguna anécdota humillante de tu infancia.
Jo.
Maldita sierpe retorcida...
04 diciembre 2006
Expocómic 2006
Tratad bien a vuestro profe, que es majo y simpático y me lleva a comer donuts.
También se lo dedico a la degenerá que me ha llamado a las 10 de la mañana para preguntarme por qué no había post nuevo todavía. Pues porque me acosté a las 6, coñe, que hay que decirlo todo.
Una semana para el Expocómic.
-Looooooorz, jo, consígueme entradas para el Expocómic...
-¿Para qué?
-Para entrar.
-¿Para qué?
-Looooooorz, venga, va, y te escribo un post.
-¿De verdad?
-Sí.
-Vale. Pero que sea bonito.
Tres días para el Expocómic.
-Ha sido un infierno. He tenido que pedir ayuda a Eme A, y ya sabeis cómo se hace pagar los favores. He mandado un mail a la organización y he tenido que ser simpática. ¡Simpática! Pero he conseguido tus entradas.
-...
-Oh, no.
-Sí, es que he pensado que mejor no voy.
-Lomatolomatolomatolomatoooooooo...
-Es que estoy harto de que Sark haga chistes sobre mi orientación sexual, así que he pensado dar una prueba definitiva de mi virilidad y me he hecho decorador de interiores.
-...
Expocómic
Ante la la deserción de mi corresponsal decido plantarme en el Expocómic.
Problema:
La entrada está a nombre de Hermano Pequeño.
Yo no soy Hermano Pequeño.
-¡Pero yo soy la auténtica Lorzagirl! -le digo a taquillera.
Y nada, oyes.
Me quedo un rato mirando a la gente que entra por la puerta de acreditados y me doy cuenta de que a las chicas guapas y ligeritas de ropa y a sus acompañantes no les piden la entrada.
Jo.
Qué injusto.
¡Entrada gratis para los chicos monos y ligeritos de ropa YA!
En fin, no me iba a quedar más remedio que buscar una chica mona y ligerita de ropa para que me acompañara, pero a ver quién encuentra una en la Casa de Campo.
Después de dar una vuelta por la zona no di con ninguna, pero varios señores de mirada turbia me preguntaron cuánto cobro. Pues nada, hombre. Es más, no sólo vengo sin cobrar sino que como no encuentre a una chica mona y ligerita de ropa me a a tocar pagar a mí.
Por algún motivo esto puso muy contentos a los señores de mirada turbia.
Jo.
Es que hay gente que no tiene sentimientos.
Por suerte de tanto pasear di con una puerta:
Me parece que no se podía pasar por ahí, pero como no estaba segura y fuera hacía frío y los señores de mirada turbia empezaban a comportarse de una forma extraña entré.
Jo. Estaba todo lleno de frikis.
Y la cosa es que cuando los ves así todos juntos te das cuentas de que hay muchos tipos de friki diferente.
Que fuerte.
Estuve un buen rato mirando a ver si encontraba algún punto en común entre ellos, la característica básica friki definitiva...
Pero no, así a simple vista no vi nada que destacara.
Bueno, sí, que Yoda es un degenerao que acosa jovencitas:
Error.
En el stand había un tipo emperrado en que le comprara cosas.
No, cosas no: cómics.
Al parecer le pagaban por ello, o eso le habían dicho, pobre.
Sospecho que su agresiva técnica de venta era en realidad una técnica de distracción, porque de alguna forma consiguió hacerse con mis donuts (los tenía en copropiedad con el profe de Lengua) y acabar con ellos, y más tarde acabó también con el resto de mis provisiones, a saber: un paquete de tortitas de arroz recubiertas de yogur que llevo siempre en el bolso porque como arma arrojadiza funcionan mejor que el spray de pimienta, y además rebotan.
Después de privarme de mi sustento el siguiente paso fue ponerme a trabajar.
Jo.
Despegar posters es muy duro, y más con el estómago vacío, pero el peor momento de la tarde fue cuando uno de los compradores del stand pidió ayuda para llevarse sus cómics.
-No te preocupes -dijo el tipo emperrado en que le comprara algo-. Mis lacayos te lo llevan.
Bien, pues el problema del sentido arácnido es que te avisa de que hay peligro pero no te dice cual es.
De esta forma en un momento dado yo estaba ahí pensando "¿lacayos? ¿qué lacayos?" y al siguiente tenía una caja en las manos y me preguntaba por qué no habría escapado de allí cuando tuve la oportunidad.
Así que después de todo esto he llegado a la conclusión de que el año póximo mejor me quedo con los señores de mirada turbia, que parecían majos y simpáticos y seguro que no esperaban nada a cambio del dinero que me ofrecían.
Epílogo...
El tipo emperrado en que le comprara cómics consiguió deshacerse de casi todos los que tenía en el stand.
Los posters fueron despegados, enrollados, empaquetados y enviados al País de los Posters, probablemente pagando por el transporte más de lo que costaron.
Los señores de mirada turbia perdieron todo interés súbitamente cuando pasó a nuestro lado un coche patrulla. Sospecho que tenían fobia a las luces azules brillantes.
Pd: Cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia.