El otoño ya llegó
Ya llegó, ya llegó.
Y la lluvia comenzó
Comenzó, comenzó
Toda la semana dándole vueltas a esta tontería para que hoy amanezca soleado y sin una p*t* nube a la vista...
Cuando era pequeña me gustaba mucho la lluvia, probablemente porque vivía en un pueblo donde si llovía tres veces al año teníamos suerte.
Bueno, suerte, lo que se dice suerte, no, porque llovía tres puñeteras veces al año y las tres puñeteras veces se nos inundaba todo el puñetero pueblo.
En serio.
Cada puñetero año.
Cualquiera podría pensar que ya se lo tendrían que ver venir, ¿no?
Pues nada, cada año lo mismo, un no parar.
Al final hace unos años encauzaron el puñetero río y ahora en vez del puñetero pueblo se inundan las puñeteras tierras de mi madre y de vez en cuando la riada se lleva un puñetero olivo y mi madre va al campo, mira el agujero que han dejado las raíces del olivo y dice:
-Es sorprendente la fuerza que llega a tener el agua.
Impresionante. Increíble. Apabullante. Lo que quieras, madre, pero a estas alturas sorprendente ya no.
¡Si pasa cada puñetero año!
Desde que vivo en Madrid la lluvia me gusta menos.
A ver, que la lluvia no tiene nada de malo, lo que pasa es que en Madrid la lluvia acarrea tres catastróficas consecuencias:
- A la gente se le olvida cómo conducir.
- El metro funciona peor. Sí, PEOR.
- Dejo de recibir wifi y me quedo sin internet.
Repito:
ME QUEDO SIN INTERNET.
Además en Madrid todo está lejos, no es como en el pueblo, que si empieza a llover vas a casa en un momento y coges el paraguas. Aquí como se ponga a llover y vayas desparaguado te empapas y punto.
Por eso en cuanto empieza la temporada de lluvias echo un paraguas al bolso y lo llevo encima siempre, siempre, siempre.
ZaraJota™ nunca lleva paraguas.
Nunca, nunca, nunca.
Y rara vez se abriga, pero esa ya es otra guerra.
ZaraJota™ nunca lleva paraguas, lo que me lleva a preguntarme para qué tiene la aplicación del tiempo en el móvil, si total le va a dar lo mismo.
Cuando salimos y empieza a llover siempre hace igual.
-Anda, está lloviendo -dice.
-Lleva tres días lloviendo. Tu aplicación te ha avisado de que está lloviendo. Te has asomado a la ventana y has visto que estaba lloviendo. Exactamente, ¿qué esperabas que pasara cuando saliéramos a la calle?
-Que no estuviera lloviendo.
-...
-Pues no llevo paraguas.
-No pasa nada, yo llevo uno en el bolso.
Y saco mi paraguas.
-¡Pero este paraguas es muy pequeño!
-Es mejor que nada.
-Deberías llevar uno más grande.
-Si fuera más grande no cabría en el bolso, no lo llevaría siempre encima y ahora no tendríamos ninguno.
-¡Pero es que este es muy pequeño! ¡Me voy a mojar por todos lados!
-¿Quieres que lo guarde y además te mojas por encima?
-
Nooo...
-Pues a callar.
Hace unas semanas
ZaraJota™ salió de paseo con Bebé-chan y a mitad de camino les sorprendió una tormenta. Cuando volvieron
ZaraJota™ empuñaba triunfalmente el paraguas más grande que he visto en mi vida: puesto de pie me llega hasta el sobaco. Y es verdad que yo soy bajita, pero soy de sobacos altos así que si algo me llega a los sobacos es porque es muy alto.
-Lo he comprado en un todoacién -anunció
ZaraJota™-: un paraguas de verdad, y no como la birria que llevas siempre en el bolso.
-¡Por eso lo llevo en el bolso, porque es
PEQUEÑO!
Hace unos días volvió a llover. Seguro que os disteis cuenta: salió en las noticias y todo, en una sección que se llama "El Tiempo".
Yo no me enteré porque Bebé-chan tenía uno de esos días. Salí de casa corriendo, con el bolso en una mano, la mochila de la guardería en la otra, Bebé-chan en la boca como un cachorrillo, y me encontré el Diluvio Universal ™. Me puse a rebuscar en el bolso con la única mano que tenía libre, que era NINGUNA. El paraguas no aparecía por ninguna parte. Solté a la niña y la mochila en el portal y vacié todo el contenido del bolso en el suelo.
Nada.
Volví a recogerlo todo y subí a casa.
Solté a la niña y la mochila en el felpudo y vacié todo el contenido del bolso en el suelo porque ahora lo que no aparecían eran las llaves.
Encontré las llaves, abrí la puerta, volví a recogerlo todo y entré en casa.
Busqué por todos lados, pero lo único que encontré fue el paraguas de
ZaraJota™, y claro, me llevé ese.
Cuando ya estaba en el metro le mandé un mensaje a
ZaraJota™.
"Creo que he perdido mi paraguas, me he tenido que llevar el tuyo".
"No lo has perdido, lo he cogido yo"
"¿Y porqué no has cogido el tuyo?"
"Es que es muy grande y no cabe en la mochila"
No me digas...
Pd: Y a esto, niños y niñas, se le llama "estar casado"