A mi casa vienen los Reyes Majos. No Papá Noel, ni Santa Claus, ni nada porque mi madre, que se ha apuntado rápidamente a la moda de Halloween, de las fajitas, de la cebolla frita de Ikea, y que tiene una bandera republicana en casa (para cuando va de manifestación) insiste en que los Reyes Majos son "más españoles" que Santa Claus.
Y tanto: son tres para hacer el trabajo de uno, lo hacen dos semanas más tarde, y encima hay que darles de comer. ¡Más español no se puede ser!
Cuando éramos pequeños y vivíamos en el pueblo los Reyes Majos venían el día 5 de enero.
Nos mandaban a todos los niños a la cabalgata con instrucciones de reunirnos después en casa de los abuelos. Y cuando llegábamos a casa de los abuelos maternos, que tiene un portal muy bonito, nos encontrábamos todos los regalos amontonados en la escalera, y los adultos histéricos:
-¡Que han venido los Reyes! ¡Que han venido los Reyes!
Molaba mil.
Un año decidieron gastarnos una broma: en lugar de poner los regalos en las escaleras los escondieron detrás de las cortinas del salón, donde hay unos ventanales muy grandes. Por desgracia se les olvidó cerrar las contraventanas, y al pasar por la calle vimos todos los regalos allí apelotonados contra los cristales. Cuando entramos nos encontramos a los adultos de moco caído.
-Que no han venido los Reyes... Que no han venido los Reyes...
A los niños, que habíamos visto los regalos a través del cristal y los bultos a través de la cortina, se nos quedó una cara de pasmo que para qué.
¿Qué pasa? ¿Son tontos o se lo hacen?
Incapaces de decidir cuál de las posibilidades era más turbadora optamos por seguirles la corriente, por si eran peligrosos o algo.
-¿No han venido los Reyes?
GUIÑO-GUIÑO, CODAZO-CODAZO
-No...
-Vaya...
-¡Que sí, que los Reyes están detrás de la cortina!
SORPRESÓN.
-¡Jajaja, la cara que se os ha quedado, jajaja! ¡Pensabais que no había regalos, jajaja!
La historia les hizo tanta gracia que lo volvieron a repetir año tras año.
-¡Jajaja, la cara que se os ha quedado, jajaja! ¡Pensabais que no había regalos, jajaja! -repetían cada vez.
A ver que me explique.
Primero: incluso si el primer año te hubiera pillado de sorpresa, a partir del quinto año ya como que te lo hueles.
Segundo: algunos de los "niños" ya teníamos pelos en el piticlín.
Tercero: si vais a insistir con la broma año tras año al menos cerrad las p*t*s contraventanas, c*ñ*, que no es tan difícil.
Cuando nos mudamos a Madrid los Reyes Majos empezaron a venir a casa de los abuelos paternos. Se ve que el padrón les vende los datos, o que les informan de las actualizaciones o yo qué sé.
Pero en casa de los abuelos paternos había un problema: mi tía estaba separada.
Lo escribo así porque así es como lo decía mi abuela en esa época, "mi hija es que está... separada". Mi abuela también dice que los vecinos son de fuera o que alguien es de la otra acera. Esta forma de hablar tiene mucho mérito, sobre todo porque mi abuela es capaz de decirlo así, y a la vez a gritos.
Bien, pues como mi tía estaba separada mis primos tenían que dividir las vacaciones entre su padre y su madre, y no sabemos cómo lo hacían que siempre les tocaba pasar los reyes con su padre.
Entonces empezamos a dar los reyes en nochebuena. Pero entonces no sé por qué, mis primos empezaron a pasar la nochebuena con su padre también. Les gustaría más su pavo, digo yo.
Solo nos quedó la nochevieja, y como mis abuelos eran fieles a la política "aquí los Reyes Majos vienen cuando estemos todos o no vienen", y los Reyes Majos no se atrevían a desafiar a mi abuelo (menudo era) empezaron a venir en nochevieja, después de las uvas.
Bueno, a venir no, porque se ve que por convenio los Reyes Majos no trabajan en nochevieja, así que nos traían los regalos antes, con el nombre del destinatario en una pegatina, y los repartíamos nosotros mismos.
Como además daba la casualidad que el 1 de enero era el cumpleaños de mi abuelo todo quedaba como muy festivo.
Desde entonces los Reyes Majos han seguido no viniendo en nochevieja; se ve que la última reforma laboral no les afecta.Y este año me he plantado.
Todo empezó porque le pregunté a una compañera venezolana cuándo se daban los regalos en su casa.
-El 24 de diciembre, ¿y en la tuya?
-El 31 de diciembre.
-¿Y eso? ¿Es una costumbre española?
-Bueno... Si consideras "no hacer nunca nada todos a la vez" como una costumbre española...
Entonces fue cuando me di cuenta de que lo que estábamos haciendo era absurdo porque para empezar mis primos hace años que son mayores de edad y pasan las fiestas donde les sale del piticlín, y para terminar uno de ellos ni siquiera vive en Madrid, y mi abuelo murió hace años, y todos, lo que se dice todos, no estamos nunca.
Así que fui a mi madre:
-Madre, esto no puede seguir así, que Bebé-chan empieza a darse cuenta de las cosas y esto es muy confuso para un niño.
Y para un adulto. Y para cualquiera.
-Ya hija, pero es que yo no tengo la culpa de que tengamos este gobierno...
-Los Reyes Majos, mamá, me refiero a los Reyes Majos.
-Ah. ¿Cuándo los damos? ¿En nochevieja?
-Hombre, lo suyo sería que vinieran el día de Reyes.
-¡Pero es que en Reyes no estamos todos!
-¿No estáis?
-Anda, pues sí.
-Pues los damos en Reyes.
-Es que... ya hemos dicho que en nochevieja... y además...
-Que ya los tenéis y padre no es capaz de aguantar para darlos, ¿eh?
-Más o menos...
-Jo, es que me hacía ilusión que para Bebé-chan los Reyes vengan en reyes...
-Bueno, lo que podemos hacer es darlos en nochevieja, ¿vale? Lo que pasa es que los escondemos, y después de cenar decimos que han venido los Reyes y los sacamos. Pero en vez de repartirlos nosotros como estos años los escondemos, y cuando terminemos de cenar decimos que han venido los Reyes y los sacamos.
-Bueeeeno... ¿y dónde los escondemos?
-Pues no sé... ¡detrás de la cortina del salón!
Lo sabía.