La semana pasada me encontraba muy mal y no encontré las ganas de postear.
Disculpen las molestias.
Esta es la situación.
Estoy teniendo unas reglas muy malas, así que el médico me recomendó tomar la píldora anticonceptiva, una en concreto.
-Con esto ya verás como se te soluciona lo de las reglas.
Y tanto que se me solucionó: como que me dejó venir por completo.
Eso sí, me encontraba muy fatalmente. Y como todavía seguía con los vértigos y tal pues pensé en ir al médico y contárselo todo en plan "Sicilia, 1958. Una joven de abundantes pechos...".
Así que me dije pues mira, aprovechando que me he cogido el día porque los niños no tienen colegio pues me voy con ellos al médico y echamos allí la mañana tan ricamente, que seguramente nos están echando de menos ya.
Quizá no fue la mejor idea, porque mi médico es de esos que tienen en la puerta un cartel:
LA HORA DE LA CITA ES ORIENTATIVA.
El médico no va con atraso.
El atraso sería no dedicarle a cada paciente el tiempo que necesite.
Que es una cosa que nos parece muy bien cuando ya estamos en la consulta, pero cuando estamos una hora en la sala de espera con dos niños pequeños pues un poco menos, la verdad.
La naturaleza humana es así.
Cuando por fin entramos a la consulta los niños ya estaban que se subían por las paredes y yo en plan no, por las paredes no, que a saber cuándo las pintaron por última vez.
-Hola Lorz -me dijo el médico-. ¿Cómo estás?
-Bien, ¿y usted?
-...
-Lo he vuelto a hacer, ¿verdad?
-Cada vez. Cada puñetera vez...
-Bueno, pues ya que NO es una pregunta retórica, no estoy muy bien. Sigo con náuseas y vertigos. Y no me ha venido la regla.
-¿Desde hace cuánto?
-No sé, ¿en qué año estamos?
El médico miro a Nena-chan y Bebé-kun, que estaban intentando recolocar los cables del ordenador, y palideció ligeramente.
-Te voy a hacer un test de embarazo.
El médico me dio un vaso de plástico. Un vaso-vaso, de los de botellón. Y me dijo que hiciera pis en el vaso.
-Pero no aquí -aclaró-. En el baño que hay fuera.
Desde luego es que los médicos son de lo que no hay: cuando a ellos les conviene todo es desnudarse, pero cuando no, te bajas las bragas en mitad de la consulta y todo son aspavientos.
Salí a la sala de espera con los dos niños.
-Mamá tiene que entrar un momento al baño para hacer pipí. ¿Os quedáis aquí sentaditos portandoos súper bien?
-Sí -dijo Nena-chan.
-No -dijo Bebé-kun.
-Vale: tú aquí sentadita. Tú, conmigo.
Me metí en el baño con Bebé-kun. El cubículo era enano y bueno, ya sabéis cómo hacemos pis las mujeres en los baños públicos, sobre todo en invierno, ¿no? Pues añadid un vaso, un niño de dos años y la perspectiva de estar embarazada de otro. Y, a mitad de la meada, una niña empujando la puerta para entrar porque "no quiero estar aquí solita".
Salí del baño con el vaso en la mano.
-Mamá, ¿que hay en ese vaso?
-Pipí.
-¿De quién?
-Mío.
Nena-chan me miro como si pensara que su madre había tocado fondo, cosa que pensándolo bien probablemente fuera cierta. Ahora me pregunto si le hubiera parecido mejor que el pipí fuera de otro. Supongo que perdí para siempre la oportunidad de descubrirlo.
-Pero mamá, ¡los vasos no son para hacer pipí! ¡Eso es una guarrería muy gorda!
Para entonces ya nos miraba toda la concurrencia de viej...ancianas, y todavía faltaba lo peor: Bebé-kun descubrió que yo llevaba un vaso en la mano.
-QUERO ABUA -dijo, señalando el vaso.
-No es agua, lechoncillo. Es pipí.
-QUERO ABUA.
-No es agua.
-QUERO ABUA.
-Es. Pipí.
Mientras tanto Nena-chan estaba gozando del momento:
-¡MI MAMÁ HA HASIDO PIS EN UN VASOOOOOOOO!
Las viej... ancianas se reían sin disimulo y yo no paraba de mirar la puerta y el cartel de la puerta y de pensar que ojalá a mi médico le importara un poquito menos el bienestar de los pacientes y un poquito más el quitárselos de encima rapidito, cosa que en circunstancias normales jamás habría pensado pero es que estaba un poco estresada así sin motivo aparente.
Al final el médico nos llamó de nuevo a consulta.
Le entregué el vaso, para escándalo de Nena-chan, y metió dentro una varita blanca.
-Mamá, ¿por qué mete eso en tu pipí?
-Para mirar si vas a tener otro hermanito.
A Nena-chan se le iluminaron los ojitos porque claro, quiere mucho a Bebé-kun y eso pero es pequeño, y a ella lo que le gustaría es que le encargáramos un hermanito de su misma edad, o quizá un poco más mayor, puestos a pedir.
Pero el médico se volvió hacia nosotros con el predictor en ristre.
-Lo siento, Nena-chan, no vas a tener un hermanito.
-¿Cómo lo sabes?
-Por el pipí de tu mamá.
-¿Lo ha hasido mal?
Va a ser eso, sí.