26 octubre 2020

Los grupos de WhatsApp los carga el diablo (salvo que se los cargue antes la tieta, claro)

Lo voy a contar por aquí porque sé que las protagonistas entran de vez en cuando y así se ríen un poquito, que falta les hace.
La familia de ZaraJota tiene un grupo de WhatsApp en el que están todos. Pero todos, todos. Todos los descendientes de la llalli María, y sus parejas. 
El grupo es un despiporre de gente en el que lo mismo se habla catalán que castellano, que te mandan un audio para decirte que están en la UCI, que un meme indepe, que un vídeo de cumpleaños, que un selfie de la llalli saliendo de la peluquería.
El despiporre.
La única que no estaba en el grupo era mi suegra porque ella lo de los móviles y la tecnología lo lleva regular y además ella prefiere el fijo.
Lo que pasa es que como esta semana ha estado ingresada porque se le había metido un coronavirus en el ojo (ya está mejor y en casa, por suerte) su hija, mi cuñada, pensó: mira, como va a estar aburrida en el hospital la metemos en el grupo y que se entretenga.
Hasta aquí, bien. 
El problema es que al meterla en el grupo salió ese bonito mensaje que todos hemos visto alguna vez:


 Y claro, una de las tietas lo vio, una cosa llevó a la otra y acabó reportando el grupo con toda su familia dentro.
Lo típico que hace uno un martes por la mañana, vaya.
El caso es que al parecer cuando reportas un grupo, el grupo sigue (de momento) pero a ti te saca. 
Así que, de pronto, la tieta no veía el grupo. Y claro, pensó que se lo había cargado. 
Así que ni corta ni perezosa creó otro porque la tieta es mayor pero muy resolutiva, gracias por preguntar. 
El problema es que los demás teníamos de pronto dos grupos: uno sin la tieta, y otro en el que sólo había mensajes de la tieta diciendo algo así como: EL FIN DEL MUNDO SE ACERCA, EL GRUPO HA DESAPARECIDO.
No sé quién fue la mente pensante que consiguió desentrañar lo que había pasado pero mis dieces. 
El caso es que alguien le dijo: No te preocupes, tieta, que te volvemos a meter en el grupo.
Y la tieta: Pero cómo me vais a volver a meter en el grupo si me he cargao el grupo, collons.
Y los demás: A ver, no nos pongamos nerviosos, que aquí nadie se ha cargado nada. Lo único que tenemos que hacer es meterte otra vez en el grupo. A ver, ¿quién era el administrador?
Bien, os sorprenderá saber que el administrador era la tieta. 
Era. 
Porque claro, como había reportado el grupo (¡QUE ME LO HE CARGAO, COLLONS!) pues ya no.
Por suerte, Whatsapp es más listo que nosotros (visto lo visto, tampoco es mucho decir) y le había pasado el cargo de administrador a otra persona. 
Y esa persona era una de las sobrinetas, en concreto, mi cuñada. 
Y mi cuñada no es precisamente nativa digital, no sé si me explico.
Así que le decíamos: Oye, mete en el grupo a la tieta, que ahora la administradora eres tú.
Y la tieta: PERO CÓMO ME VA A METER EN EL GRUPO, SI ME LO HE CARGAO.
Y mi cuñada: QUE YO NO SOY ADMINISTRADORA DE NADA, QUE LO ESTOY MIRANDO Y NO SALE NADA, CÓMO VOY A SER YO ADMINISTRADORA. 
¿Os he dicho ya que todo esto era con mensajes de audio?
Pues sí, todo esto era con mensajes de audio.
Es al mandar ese último mensaje (de audio) cuando mi cuñada se dio cuenta de que cuando ella mandaba mensajes no aparecían con su nombre, sino con el nombre de su madre, y mandó un audio diciendo que yo soy yo y mi madre es mi madre pero cuando es mi madre soy yo y yo soy yo pero no aparezco por ningún lado. 
Os lo he resumido un poco, pero el audio era más o menos así y es una obra de arte que cuando manden otra sonda espacial espero que incluyan la grabación de mi cuñada haciendo el Hamlet porque de verdad es una maravilla. 
En ese momento el grupo se llena de audios de diferentes miembros de la familia diciendo: SI YO SOY YO Y TÚ ERES TÚ METE A LA TIETA EN EL GRUPO COÑO YA, intercalados con mensajes de la tieta de: PERO CÓMO ME VA A METER EN EL GRUPO SI ME LO HE CARGAO, COLLONS.
Mientras tanto, mi cuñada explica que como su móvil está fallando se ha quedado con el de su madre y se ve que no se le ocurrió cambiar la sim o cambiar la sesión de Whatsapp (he preferido no indagar en el tema porque mi salud mental tiene un límite).
Que lo mismo por eso no se veía como administradora del grupo, así como primera hipótesis.
Y mi cuñada: PERO QUÉ PASA QUE HABLO YO Y SALE MI MADRE.
Y la tieta: PUES NO TE ESTOY DICIENDO QUE ME HE CARGAO EL GRUPO.
Y los demás, cual coro griego: YO SOY YO, TÚ ERES TÚ, LA TIETA NO SE HA CARGADO EL GRUPO. 
Sólo lo ha reportado y está hasta el culo de vídeos indepes y lo mismo acabamos en la Audiencia Nacional, pero al menos como estaremos juntos no tendremos que enviarnos audios. 
Y yo: SERIE DE NETFLIX YA.
En el entretanto, caigo en la cuenta de que todo esto había empezado por meter a la suegri en el grupo. Pero su teléfono lo tiene su hija (¡¡¡QUE EL MENSAJE LO MANDO YO Y EN EL GRUPO SALE COMO QUE LO MANDA ELLA!!!), entonces, ¿qué teléfono se ha llevado la suegra al hospital?
Entonces ZaraJota acudió al rescate.
-¿Cómo que qué telefóno? ¡Pues el fijo, por supuesto!
Creo que prefiero no saber más. 


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Ya está  disponible en la librería La Sombra Vayamos por partes. Tercera parte.
Comprando las tres partes, un imán de regalo. 
Hasta agotar existencias. 
De imanes, que la mía ya está agotada. 




19 octubre 2020

Conversaciones casuales

Empiezo a tener dificultades para explicar a qué me dedico. 
Por desgracia para mí, Nena-chan no tiene dificultades en absoluto.
Hace un par de semanas, salimos del colegio y empezamos a subir la cuesta con unos amiguitos de Nena-chan y su papá, con el que yo no había coincidido nunca y dicho sea de paso, todavía tenía posibilidades de perecerle normal.
-¿Esta es tu mamá? -le preguntó el señor a Nena-chan.
-Sí. Escribe libros de zombis.
Por suerte (o no) entre la mascarilla, el griterío de los niños, el ruido del tráfico y que el señor es extranjero no lo acabó de entender bien del todo.
-¿Libros de samba?
Pensé que ese sería un magnífico momento para callarme y asentir.
Por desgracia, Nena-chan no pensó lo mismo.
-NOOOO... de zombis, ZOM-BIS, de los que matan gente y comen CEREBROS.
-¡NENA-CHAN!
-¿Qué? Si es verdad.
-¡También escribo más cosas!
Intenté explicarle al buen hombre que no sólo escribo libros de samba zombis, pero cuanto más explicaba más lo empeoraba, sobre todo porque luego me enteré de que el buen hombre es escritor pero de verdad, no como yo.
Cuando llegué a casa tuve una conversación muy seria con Nena-chan.
-¡No puedes decirle a la gente que escribo libros de zombis!
-Pero es que es verdad. 
-Ya sé que es verdad, pero si lo sueltas así a la primera de cambio y sin venir a cuento suena... como si estuviera loca de atar raro. Además, he escrito más cosas.
-¿Como el libro del #lorzfunding?
-...quizá sea mejor que dejemos eso fuera de las conversaciones casuales con desconocidos también.
-Entonces, ¿no puedo contar nada?
-Claro que sí, hago muchísimas cosas que puedes contar.
-¿En serio? ¿Cómo qué?
De pronto, toda mi vida pasó ante mis ojos. Bueno, no toda. Lo que pasó ante mis ojos fue Nena-chan explicando en clase su versión de algunas de las cosas a las que me dedico, segura de una reunión incómoda con los servicios sociales.
-Bueno, pues más cosas... o sea, ¿qué crees que hago todo el día tecleando en el ordenador?
-No sé, ¿mirar twitter?
Me tiene calada.


Editado a las 15:00 del mismo día.
A Dios pongo por testigo de que hoy, nada más salir del cole, Nena-le ha dicho a un amiguito que escribo libros.
-¿Ah, sí? ¿De qué? 
-De zo... -me mira, la miro-. De estupideces. 
Parece que vamos mejorando.



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No lo puedo evitar: me gusta más un crowdfunding que a un tonto un lápiz.



12 octubre 2020

El colecho pandemial



Lo primero es lo primero: es un placer informaros de que, después de un número sorprendentemente bajo de sesiones de depilación láser, ya no tengo pelos en el culo.
No lo digo yo, lo dice la esteticista. A mí me habría resultado difícil saberlo porque entre que yo no me lo veo y que mi marido no me lo mira mi culo se ha convertido en terra ignota desde hace tiempo. 
El problema aquí no son la falta de ganas sino el exceso de colecho, porque desde que empezó la pandemia todas nuestras noches son más o menos así:

21:30
Niños en su cama. ZaraJota y yo en nuestra cama.

22:00
Nene-kun aparece en la puerta de nuestra habitación.
-Mamiii...
-¿Qué pasa?
-No puedo dormir.
-[suspiro] ¿Por qué?
-Poque hay mucha luz.
-¿Cómo que hay mucha luz?
-Es que Nena-chan está llellendo.
-¿CÓMO QUE TODAVÍA ESTÁ LEYENDO? Dile a tu hermana que apague la luz DE INMEDIATO.

22:15
-Mamiii...
-¿Qué pasa?
-No puedo dormir.
-[suspiro] ¿Por qué?
-Poque está muy escuro y tengo miedo.
-Pues enciende el pingüino, anda. 
El pingüino es una luz de noche con música relajante que ayuda a los niños a dormir.
Presuntamente.

22:20
-Mamiii...
-¿Qué pasa?
-No encuentro el pigüino poque está muy escuro.
-Por el amor de... Enciende la luz de la habitación, activa el pingüino, apaga la luz de la habitación y por lo que más quieras, duérmete.

22:30
-NENA-CHAN, TE OIGO PASAR PÁGINAS DESDE AQUÍ, HAZ EL FAVOR DE NO LEER A OSCURAS.

22:35
-CUANDO TE HE DICHO QUE NO LEYERAS A OSCURAS NO ERA PARA QUE ENCENDIERAS LA LUZ. SUELTA EL DICHOSO LIBRO DE UNA VEZ.

22:45
-Mamiii...
-¿Qué pasa?
-El pigüino sapagado.
El pingüino se apaga automáticamente a la media hora porque sus fabricantes consideran que con media hora es suficiente para que los niños se duerman.
Está claro que los fabricantes no tienen hijos.
-Pues enciéndelo.
-Es que no lo encuentro porque está muy escuro.
-Por el amor de... enciende la luz. Encuentra el pingüino. Enciende el pingüino. Apaga la luz. Y DUÉRMETE DE UNA VEZ.

23:00
-Mamiii...
-¿Qué pasa?
-Es que no puedo dormir porque me molesta el pijama.
-...
-MUCHO. 
-Está bien. Quítate el pijama.
-Es que no puedo...
-Porque está muy oscuro. A ver, Nene-kun: enciende la luz, quítate el pijama, apaga la luz Y DUÉRMETE DE UNA PUÑETERA VEZ.

23:05
-QUE SUELTES EL LIBRO, NENA-CHAN, QUE TE VAS A QUEDAR CIEGA. 
-Pero...
-QUE TE HE DICHO UN MILLÓN DE VECES QUE TENEMOS DINERO O PARA DENTISTA O PARA OCULISTA, PERO PARA LAS DOS COSAS NO. 

23:15
-Mamiii, el pigüino sapagado...
-PORQUE ESTÁ CANSADO Y QUIERE P*T* DORMIR. COMO YO. 
-Pero...
-ENCIENDE LA LUZ, ENCIENDE EL PINGÜINO, APAGA LA LUZ Y DILE A TU HERMANA QUE COMO APROVECHE LA COYUNTURA PARA COGER OTRO LIBRO VOY PARA ALLÁ Y SE LO COME. 

23:30
-Mamiii...
-NI MAMI NI MOMO.

23:31
-Mamiii...
-¿Qué pasa?
-Que no puedo dormir.
-MIRA QUÉ CASUALIDAD: YO TAMPOCO.
-Es que tengo frío.
-A lo mejor podrías, no sé, PONERTE EL PIJAMA.
-Es que...
-No me lo digas: está muy oscuro.
-Sííí...
-POR TODO LO QUE SE MENEA: ENDIENDE LA LUZ, PONTE EL DICHOSO PIJAMA, APAGA LA LUZ Y DUÉRMETE DE UNA VEZ.

23:45
-Mamiii...
-EL PINGÜINO NO SE HA APAGADO: SE HA MUERTO. DE CANSANCIO PORQUE HABÍA UN NIÑO QUE NO LE DEJABA DORMIR. ¿ENTIENDES A DÓNDE QUIERO IR A PARAR?

00:01
-Mamiii...
Doy un respingo. Creo que he conseguido dormir durante al menos treinta segundos.
-¿Qué pasa ahora, por favor?´
-¿Puedo dormir lontiguito?
-Puedes quedarte aquí conmigo un ratito, pero luego te vas a tu cama.
Que da patadas dormido y eso.

00:02
Nene-kun dormido. En mi cama. 
Sospecho que me la ha vuelto a colar. 


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Quiero volver ya está disponible en la librería La Sombra.

















05 octubre 2020

La prueba


 
Pues he de decir que el miércoles pasado me levanté, preparé a los niños para el cole, me adecenté yo misma y cuando ya estaba para salir de casa me desplomé en plan no puedo con la vida.
ZaraJota me dio un par de toquecitos con el palo de la escoba, comprobó que respiraba y se fue al colegio a llevar a los niños, porque con lo que cuesta vestirlos y eso una vez que están preparados estos van al cole aunque se hunda la tierra. 
Lo que pasa es que una tiene conciencia social y esas cosas, y al poco me di cuenta de que quizá no era la mejor de las ideas.
"Creo que los niños no deberían ir al cole hoy", le escribí a ZaraJota, que ya estaba en la calle desafiando a los elementos.
Bueno, como estaba floja y usé el micro el mensaje era algo así:
"Cruz de los piños nado se rían las coles. Hoy", pero ZaraJota cogió a los niños y se dio la vuelta porque él es así y me lee el pensamiento. 
Acallada mi conciencia social, llamé a mi centro de salud y me contestaron a la primera, para que luego digan las lenguas maledicientes. Es verdad que me contestaron para decirme que mi médico no me podía atender, pero ese es un detalle sin importancia. Me dijeron que ya me llamarían y efectivamente, tan sólo seis horas después me llamó una señora muy amable.
-Te vas a venir mañana y te hacemos una PCR.
-Vale.
Para entonces yo ya tenía la conciencia social que echaba humo, porque justo el día de antes había estado:
  • En Motteau, con una amiga que, para más inri, acaba de tener un bebé.
  • En La Sombra, donde estuve firmando libros, moví un par de cajas y lamí el pomo de la puerta, como es mi costumbre.
  • En el gimnasio, donde, por cierto, también me mareé, pero lo achaqué a la cosa esa de hacer ejercicio, que a mí que me digan lo que quieran pero sano, sano, no me parece.
  • En la depilación láser, pero sólo para las piernas. Que a la hora de pillar el coronavirus daría igual, pero a la hora de salir en Telemadrid no es lo mismo que haber ido para que te depilen el ojete.
  • En la panadería, comprando el pan.
  • En el colegio, por supuesto, en la puerta de los pequeños y en la de los mayores, a la hora de la entrada y la de la salida. 
  • Con una mamá a la que le llevé una bolsa de ropa.
-Como tenga coronavirus -le dije a ZaraJota- van a aislar a medio Madrid por mi culpa.
-Espera -me dijo- que todavía tienes que llegar hasta el centro de salud.
Debido a circunstancias de la vida y a que somos unos pachorros, nuestro centro de salud está a unos tres kilómetros de casa.
-¿Qué hago? ¿Me voy en autobús?
-Mejor en autobús que en el metro, ¿no?
-Claro, no vaya a ser que coja el metro y me contagie...
Por suerte, al día siguiente estaba mejor y me fui andando, porque no hay nada mejor que una caminata de tres kilómetros cuando te encuentras lo bastante mal como para que tu médico piense que podrías tener coronavirus.
Llegué razonablemente compuesta y me hicieron la PCR en un momento. Un momento muy largo. Como de una hora o así. 
Sobre la PCR en sí misma sólo le voy a dar una estrella, porque a mí eso de que me penetren orificios así de pronto y sin unas flores o unos bombones antes por lo menos me parece súper frío. 
Al menos debo reconocer que los resultados fueron muy rápidos.
-Tu test es negativo -me dijo la enfermera apenas un par de horas después.
-¿Y puedo hacer un trabajo para recuperar o algo?
-...No. 
-Jo.
ZaraJota, en cambio, se puso muy contento. 
-¡Qué bien!
-Pues sí, los niños pueden volver al cole mañana.
-Es verdad... Oye, y si no era coronavirus, ¿qué tenías?
Espera, ¿en 2020 se pueden tener otras cosas?


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