23 agosto 2012

Baja de maternidad


Estoy demasiado gorda para seguir escribiendo.
Bueno, vale, no: si estar gordo fuera un impedimento para escribir, blogger se habría hundido la primera semana, los foros no existirían, y Juego de Tronos jamás se habría publicado. 
Lo que pasa es que mi embarazo se aproxima a su fin y cada vez me cuesta más a) sentarme delante del ordenador y b) concentrarme en lo que escribo. Hace días que pienso que debería darme a mí misma la baja por maternidad, y no me decidía... hasta el incidente de hoy.

Hoy he ido al médico de cabecera para ver si ya me había librado de la infección de orina. He salido de casa feliz como una perdiz, y cuando estaba de camino he empezado a tener contracciones, no de esas que no duelen (¡JA!) sino de las de verdad.
Y sí que duelen, sí.
He llegado al médico agarrándome la tripa porque tenía la impresión de que Bebé-chan se me iba a caer en cualquier momento, y he tenido tan mala suerte que me ha vuelto a dar otra contracción justo cuando me sentaba en la consulta.
-¿Qué te pasa? -me ha preguntado el médico.
-Tengo contracciones.
-¿Y te vienes AQUÍ?
-No, he venido porque tenía cita para otra cosa.
-¿Y vienes CON CONTRACCIONES?
-No, venía sin contracciones, me han dado de camino...
-...
-Que no lo he hecho aposta, jooo...
-Ya me imagino, mujer. Creo que deberías irte al hospital.
-No hace falta. Seguro que no es nada.
-Por tu cara no parece que no sea nada. 
-Seguro que se me pasa.
-Aún así, es mejor que vayas al hospital ahora mismo. Así nos quedamos tranquilos. 
-Que no...
El médico se ofreció a llamar a una ambulancia, a mi familia, a un taxi... Al final llegamos a un acuerdo: irme a casa, esperar media hora, y si las contracciones continuaban plantarme en urgencias.
Salí del médico y llamé a ZaraJota™.
-Que dice el médico que me vaya a urgencias.
-¿Y eso?
-Porque a lo mejor estoy de parto.
-¿Y ESO?
-Porque he tenido un par de contraccioncillas de nada.
-¿Le has explicado que son de esas de Braxton Higgs y que no pasa nada? 
-No creo que sean de esas,  duelen un po... ¡H*ST** P*T*! ¡M**RD* C*Ñ* J*D*R! ¡Otra!
-Vete al hospital AHORA. 
-¿Llamo a mi padre para que me lleve?
-¡AHORA! ¡He dicho AHORA!
-Vale, pero tú te quedas en el trabajo hasta que el médico nos diga si estoy de parto o no. 
-¡Si hombre!
-Imagina el cachondeo de tus compañeras mañana si resulta que es una falsa alarma.
-Yo me quedo en el trabajo y ya me llamas si eso. 
Estaba ya en el taxi cuando me dio otra contracción.
-¿Te encuentras mal? -preguntó el taxista-. Tienes mala cara. 
-No es nada, una contraccioncilla diminuta. 
-Esas cosas pasan, mujer, ¿de cuánto estás?
-De YA. 
De pronto al taxista empezó a acelerar como si le fuera la vida en ello. Se ve que llegaba tarde a alguna parte, el hombre. Pues si tenía que irse que no me hubiera cogido, ¿no?  Es que a los taxistas no hay quien los entienda. 
Llegué a la clínica en un tiempo récord y me fui a recepción. 
-Hola, ¿me puede ver un obstetra de urgencias, por favor?
-¿Qué te pasa?
-Mi médico de cabecera cree que puedo estar de parto.
-¿Y tú que sientes?
-Ahora mismo, mucha vergüenza. 
-¿Has roto aguas?
-No.
-¿Has tenido contracciones?
-Un par. 
-¿Y por qué crees que estás de parto?
-Yo no creo que... da igual, ¿podría verme el obstetra?
La recepcionista cogió el teléfono y llamó a la obstetra. 
-Oye, que tengo aquí una gordi que no sabe si está de parto. 
-Dicho así suena muy ridículo, ¿sabe?
-No te preocupes, si nunca has estado de parto no tienes por qué saber cómo es. Anda, pasa a consulta. 
Y pasé a consulta. 
-¿Qué te pasa? -preguntó el obstetra.
-Nada, el médico de cabecera me ha dicho que venga porque he tenido una infección de orina y hoy he tenido algunas contracciones y dice que es mejor que me revisen. 
El obstetra me miró por todas partes.
Bueno, mentira. Los obstetras sólo te miran por una parte. Es que sólo piensan en una cosa, los muy pervertidillos. 
-No estás de parto -me dijo después-. Todo está bien: la placenta bien, el bebé bien, el cuello de tu útero bien...
-¿No voy a ponerme de parto antes de tiempo?
-Por supuesto que no.
-Me quedo más tranquila. 
-Muy bien, pues entonces nos vemos la semana que viene.
-Vale. 
-Si es que llegas.
Bien, borra la parte de que me quedo más tranquila. 




Hasta aquí hemos llegado.  Volveré en cuanto Bebé-chan me lo permita;  espero seguir por twitter al menos hasta que la matrona arranque el móvil de mis temblorosas manos de parturienta. Las actualizaciones de twitter se pueden ver aunque no tengáis cuenta propia, como ha descubierto mi familia recientemente. 

M**rd* de listillos...
Y ya que estamos os animo a todos a participar en la porra con la fecha del feliz evento. Entre los acertantes sortearemos un sugus de piña que en cualquier caso me pienso comer yo, que si no nos van a salir más caros los sellos que el sugus, hombreyá. 





31/08/2012
¡Gracias a todos por los los twits, los comentarios y por participar en la porra!De momento Bebé-chan no quiere salir. 
Cada vez que voy al médico pasa lo mismo:
-A la semana que viene no llegas -me dice el médico. 
Bebé-chan se lo toma como un reto. 
-¿Que no llego? ¿Que no llego? ¡Y una m**rd* que no llego!
Y llega.
La tripa ha dejado de crecer hacia adelante y se está desplazando hacia abajo. Vista desde arriba, que es como yo la veo, cada vez hay menos, es como si me despreñara.Desgraciadamente mis tetas, que estaban sujetas por la bola como si de un wonderbra se tratara, han empezado a bajar a la par. 
P*t*`s traidoras...
También ha bajado el peso de Bebé-chan. Ahora es como si tuviera un meloncillo atascado entre las piernas. Ando como un vaquero y hago pis como una vaca. Al menos en cantidad. De la frecuencia prefiero no hablar, porque me dan ganas de ir otra vez.
Eh... vuelvo en un segundo. 




En fin, como dice mi madre, "todo son ventajas".
Al menos hace fresquito y ya no sudo como Jabba el Hut en una sauna. 
Seguiremos informando. 


11/09/2012
¡¡¡Inesperado giro de los acontecimientos!!!
Mi móvil ha muerto. 
El nuevo tardará una semana (pero... pero... ¿lo traen en camello o qué?) y mientras tanto tengo que usar uno que... no puedo... no puedo... venga, Lorz, tienes que ser fuerte... tengo que usar un móvil viejo que no tiene internet. 
Ya está, ya lo he dicho. 
Y ni siquiera puedo usarlo mucho porque... eh... no encuentro el cargador. Voy a salir a la caza de uno en cuando amanezca, aunque no creo que llegue muy lejos porque ahora mismo las contracciones son cada media hora o así y cuando me muevo se aceleran un montón. 
Para darle más emoción al asunto, supongo. 
En fin, que no tengo guasap, sólo puedo acceder a twitter desde el ordenador, no creo que me dejen meter el ordenador en el paritorio (si llega a darse el caso). Los médicos de hoy en día tienen unas manías rarísimas. Además, aunque me dejaran meterlo, ¡son capaces de no tener wi-fi! 
¿Os imagináis?
No sé como la raza humana ha sobrevivido tanto tiempo, con las mujeres pariendo en estas condiciones...

Resumiento: si alguien quiere contactar conmigo, mejor que contacte con Zarajota, que le a a salir más a cuenta. 

17/09/2012 Bebé-chan no quiere salir. 
Todos los días me hace un simulacro: durante dos o tres horas, empiezan las contracciones, primero cada diez minutos, luego cada cinco, cada tres... y cuando estoy a punto de coger la maleta y salir corriendo al hospital... ¡plaf! Se paran de golpe. 
Creo que me está vacilando. A veces incluso me da la impresión de que la oigo reírse,
-Jijiji...
El médico dice que eso es bueno, que significa que mi útero está "entrenando". A este paso cuando llegue le momento tendré un útero superguerrero y la niña va a salir disparada como de un cañón de feria. 
El viernes pasado batimos un récord: desde las ocho de la tarde hasta las dos de la mañana sin parar. Parecía que era la definitiva. Me fui al hospital llena de entusiasmo y nada más cruzar la puerta... nada. 
La matrona que me atendió en urgencias me dijo que era una falsa alarma. 
-No puedes venir a la primera contracción que tengas.
-¡Si llevo seis horas! 
-Porque aumentan al andar. Lo que tenías que haber hecho es meterte en la cama. 
-Son las dos de la mañana. ¿Dónde cree que estaba? 
Por la cara de la matrona, corriendo la San Silvestre Vallecana con el único fin de fastidiarle la noche, parece ser. 
Cuando me mandaron a casa, ligeramente humillada, pude oír la risa de Bebé-chan claramente: 
-¡¡¡MUA-JA-JA!!!
La he castigado una semana sin tele, pero como los bebés sólo ven los objetos a menos de 25 centímetros, no perciben los colores, y de todas maneras la programación es un asco, creo que le da bastante igual. 
En fin, quedan entre dos y cuatro días para salir de cuentas, según el médico al que le preguntes. 
Seguimos esperando...


17 agosto 2012

Las mujeres obedientes

Todo empezó con el obstetra, cuando estaba de tres meses.
-Ahora que has superado el primer trimestre -me dijo- puedes volver a tener relaciones sexuales otra vez. 
-¿Otra vez?
-Sí, todo va bien, no hay ningún riesgo, no hay motivo para que no vuelvas a tener relaciones. 
-No, no, no me ha entendido, ¿volver? ¿Tenía que haber parado en algún momento?
-Eh... sí. 
-Pues a buenas horas me lo dice.
-Eh... bueno... no creí necesario decirlo. Durante el primer trimestre la mayoría de las mujeres se encuentran mal y pierden el apetito sexual. 
Salí de la consulta con la sospecha de que me acababan de llamar guarrilla, pero esto no acabó ahí.

Más tarde empezamos con las clases de preparación al parto, que son como para escribir un libro aparte.
-La semana que viene -dijo la monitora- agradecería que no vinieran los futuros papás, porque vamos a hablar de un tema delicado y muchas señoras se sienten incómodas hablándolo delante de sus parejas. 
 La semana siguiente fui a clase acojonada. ¿De qué nos irá a hablar la buena mujer?
-Hoy -nos dijo-, vamos a dedicar la clase al masaje perineal. 
 El masaje perineal se hace para prevenir ciertas molestias durante y después del parto, cuyos detalles no voy a dar porque estoy desayunando. El masaje perineal, muy resumido, consiste en introducir uno o dos dedos en la vagina y hacer estiramientos de los músculos de la misma.
-Con el tripón casi no os vaís a llegar, es mejor que os lo haga vuestra pareja. 
A mí me dio la risa floja, porque conozco a ZaraJota™ y ya me veía venir en qué iba a acabar el masaje perineal si me lo hacía él.
Mis compañeras, al parecer, no compartían mi entusiasmo.
-¿Eso me lo tiene que hacer mi marido ahí
Por sus caras de espanto cualquier hubiera pensando que se habían quedado embarazadas usando una jeringuilla para rellenar pavos.
Después de aquello me volví a sentir un poco guarrilla.

La siguiente clase volvía a ser sin maridos.
-¿Habéis practicado el masaje?
A mí me volvió a dar la risa floja.
-Sí -contesté.
-¿Sola o con tu pareja? 
-Con mi pareja.
-¿Y que tal fue? 
Por decirlo suavemente, cuando tienes un marido joven y saludable que por algún extraño motivo te encuentra atractiva, no puedes decirle que te de un masaje en la vagina sin que se distraiga y acabe haciendo otras cosas.
-Eh... bueno... el resultado fue muy satisfactorio, aunque no creo que fuera el que tú querías.
Y me puse colorada. La monitora no parecía nada sorprendida.
-Sí, a algunas mujeres les sucede. 
Yo no sabía donde mirar, no tenía claro si con "algunas" se refería a las que lo hacían en pareja, a las jóvenes o saludables, o simplemente a las guarrillas.
-No te preocupes. El coito hace el mismo efecto que el masaje perineal, o incluso más, porque se hace más a gusto. 
 Mis compañeras volvían a estar ojipláticas.
-Pero... ¿es seguro tener relaciones durante el embarazo? 
Ahora la que estaba ojiplática era yo, porque para entonces estábamos más o menos de siete meses, y la pregunta implicaba que al menos alguna se los había pasado a dos velas.
-Siempre que os apetezca y el médico no os diga lo contrario, por supuesto. 
La monitora nos explicó entonces que el coito estimula la circulación sanguínea del feto, entrena al útero para las contracciones y además relaja mogollón. También nos dijo que según algunos estudios, las mujeres que mantienen una vida sexual activa hasta el final del embarazo tienen partos más rápidos y fáciles, se recuperan más rápido después, y sufren de menos depresión postparto.
Según esta monitora el sexo era la solución para casi todos las cosas que nos preocupaban del parto:
¿Se retrasa?
Sexo.
¿Tienes contracciones pero no con la frecuencia necesaria?
Sexo.
¿Tienes contracciones pero no dilatas?
Sexo.
Y así sucesivamente. La verdad es que me parecía muy raro que el sexo fuera parte de la solución cuando, para empezar, fue el sexo el que me metió en el problema, si no protesté fue porque me di cuenta de que en realidad esta teoría me convenía: ya tenía una excusa para seguir con la actividad sin sentirme una guarrilla.
No soy una guarrilla, no, no, no, yo lo que pasa es que le hago caso a la matrona porque soy muy obediente.
Mis compañeras no parecían muy convencidas, y creo que la monitora debió notarlo, porque terminó la clase con un:
-Y si no funciona, al menos que os quiten lo bailao.

Un par de días más tarde tuvimos clase con la matrona.
-Hoy vamos a hablar del parto. Decidme, ¿os preocupa? 
-No demasiado -dije-. Las mujeres de mi familia tienen fama de que más que parir los hijos se les caen.
-La facilidad para el parto no es hereditaria -dijo.
Desde mi punto de vista la matrona era un poco lerda. Se supone que las clases de preparación al parto están ahí para darnos tranquilidad y ánimo, no para preocuparnos más; si yo estoy tan feliz pensando que mi parto va a ser maravilloso, ¿para qué me quitas la ilusión, piltrafilla?
Aquel día no me sentí nada guarrilla; al menos no en el mismo sentido: más bien  me sentía un poco mierda.
Luego, cuando llegué a casa, empecé a darle vueltas.
Vale, la facilidad para el parto no es hereditaria...
Entonces, ¿porqué todo el mundo dice los mismo de mi abuela, mi madre, mi prima...?
Es mucha casualidad, ¿no?
Si el parto fácil no es hereditario, tiene que haber algo que tengan todas en común y que haya provocado esos partos fáciles.
 Esa noche, mientras, ejem, practicábamos el masaje perineal, se me encendió la bombilla, entre otras cosas.

Las mujeres que mantienen una vida sexual activa hasta el final del embarazo tienen partos más rápidos y fáciles...

había dicho la monitora.
¿Y si el secreto de las mujeres de mi familia es que son todas muy obedientes?
 Pero claro, no tenía forma de comprobarlo.

Más o menos por esas fechas empecé a tener contracciones a saco. Que sí, que sí, que son falsas contracciones de esas que no duelen (¡JA!)  y no significan nada, pero aún así en la siguiente visita el médico se lo comenté.
-No te preocupes, Lorz, es normal que tengas una o dos contracciones al día -me dijo.
-Es que no son una o dos. A veces tengo muchas y muy seguidas.
-Ya. Bueno, esto lo pueden provocar varios factores: deshidratación, golpes de calor, estrés... ¿has notado algo de esto? 
-No.
En realidad sí. Tenía mucha sed, pero bebía mucha agua. Hacía un calor espantoso, pero lo hacía todos los días, y no todos los días tenía contracciones. Y estaba estresada, sí, ¿y cuándo no?
-Otro factor desencadenante son las relaciones sexuales -continuó el médico.
Ostras...
Unos días más tarde iba de paseo con mi madre y me preguntó por las contracciones.
-Sí, todavía sigo teniendo...
-¿Lo has hablado con el médico? 
-Sí... bueno, al parecer puede ser porque ZaraJota™ y yo no paramos de darle al tema.
Mi madre empezó a reírse y se puso colorada.
-¿Que pasa?
-Nada, que cuando yo estaba embarazada tenía también un montón de contracciones. 

Comprobado: el parto fácil no se hereda, pero ser muy obediente, sí.





Pd: Como el karma es un h*j* de p*t* seguro que ahora tengo un parto larguísimo y espantoso, por lista.

14 agosto 2012

Lo del culo

-Tenemos que hacerte análisis otra vez -me dijo el obstetra cuando entré en el tercer trimestre del embarazo.
-¡Si ya me he hecho un montón! 
-Y ya que estamos te vamos a hacer un exudado vaginal. 
-¿Van a hacer que me sude el piticlín?
-Eh... no, no exactamente. Tú no te preocupes, cuando estés en la semana 35 te vienes una mañana y te lo hace la enfermera. 

Llegó la semana 35, y me fui una mañana a la consulta con un montón de volantes del médico. 
-Pasa a la otra sala que te hago los exudados -me dijo la enfermera después de sacarme sangre. 
-¿Los? ¿Más de uno? 
-Sí son dos: uno vaginal y otro rectal. 
Aquello no me sonó nada bien. Con esto del embarazo ya me he acostumbrado a que cualquier desconocido se tome libertades con mi vagina, y en la mayoría de los casos con mi madre y/o mi suegra y/o mi marido mirando. Esperaba que al menos mi recto pudiera conservar su dignidad.
Además, he leído lo bastante sobre extraterrestres como para que cualquier prueba médica que incluya al recto me haga sospechar que voy a acabar con un transmisor alien metido por el culo. 
-¿Y eso duele?
-El vaginal no duele nada. 
-¿Y el rectal?
-...
-Anda, anda, que tarde se me ha hecho... Será mejor que me vaya, y ya volveré otro día sí eso, ¿eh?
-No. Venga, quítate las braguitas y súbete a la camilla. Muy bien, ahora voy a introducir este bastoncillo por la vagina y frotarlo contra las paredes para tomar una muestra, ¿vale?
-¿Así, sin unas flores ni unas velitas ni un poco de magreo previo ni nada?
-Intenta relajarte. 
-¡Lo intento! ¡Para eso quiero las velitas!
-Ya está... ¿Ves cómo no ha sido nada?
-¿Ya me puedo ir?
-No ahora toca el exudado rectal. 
No voy a entrar en detalles, si queréis saber más volver a leer el trozo anterior cambiando "vagina" por "recto". El recto, por cierto, es el culo. Así que básicamente, un "exudado rectal" consiste en que te metan un palito por el culo y lo retuerzan. La verdad es que no duele tanto, es más la pérdida de dignidad y el escocimiento posterior. 
Cuando llegué a casa me llamó mi madre. 
-¿Que tal?
-¡Me han hecho un exudado rectal! 
-Anda ya, ¿y eso para qué? 
-Ni idea. 
-Desde luego, ya no saben como dar por culo...
Exactamente. 

10 agosto 2012

El momento Memento, parte IV

Previously in Lorz...
Otro hiper al que no puedo volver. 


¿Quién dijo que echaba de menos a las viej... ancianas?
 Salimos del hiper, pasamos por una cafetería para recuperar fuerzas, y después nos fuimos a la parada del autobús a esperar.
 -¿Cuánto falta? -pregunté a ZaraJota™

Línea: 34 
Destino: Cibeles 
Tiempo estimado: 9 minutos 

-No me j*d*s... 
Esperamos los nueve minutos mientras la parada se iba llenando de viej... ancianas, hasta que finalmente el autobús llegó... y pasó de largo sin parar.
-No puede ser, no puede ser, ¿seguro que ese era nuestro autobús? ¿No será que vienen dos seguidos?
-Voy a ver. 

 Línea: 34 
Destino: Cibeles 
Tiempo estimado: +20 minutos. 

-No puede ser...
Las viej... ancianas no estaban mucho más contentas.
-No tienen vergüenza. 
-Siempre estamos igual. 
-Cada vez ponen menos autobuses, pero para cobrar bien que se dan prisa. 
-Sí, y encima nos suben el billete. 
-La culpa es de los que roban. 
-Sí, de Zapatero. 
Esto es Zapatero que se levanta una buena mañana y dice, ¿qué hago hoy? Pues voy a hacer que el 34 se salte una parada, ya verás que risas.
-No, de Zapatero no: de todos. Todos son iguales. 
-Sí, sí, el de la barba también. 
El de la barba debe ser Rajoy. O puede que no. Aparentemente todavía no ha conseguido que la gente sea capaz de acordarse de su nombre. No se preocupe, señor Rajoy, de su madre si que nos acordamos.
-Y los peores, los catalanes. 
Así, en bloque, todos ellos, escondidos en sus masías con sus barretinas y conspirando secretamente para que el 34 llegue tarde. Miré a ZaraJota™, que había agachado la cabeza y empezaba a reírse por lo bajini.
Por favor no digas nada, le dije con las ondas esposa telepáticas.
No voy a decir nada, hay al menos una docena de viej... ancianas cabreadas, no quiero que me linchen, contestó telepáticamente.
-Esos son los peores, no hacen más que chupar del bote, y los madrileños a pagar. 
¡Malvados catalanes! ¡Venga a chupar del bote y ni ofrecen ni nada!
-Es que se creen que el dinero crece de debajo de las piedras, venga a pedir, venga a pedir... 
-Sí, vienen aquí a que se lo den todo... 
Ya no sabía si estaban hablando de Zapatero, de Rajoy, de los catalanes o de la reina de los mares.
-¡Y venga a tener hijos, venga a tener hijos!
Muy despacio me empecé a hacer una bolita, para protegerme la tripa en caso de que alguna viej... anciana intentara asesinar a mi bebé semicatalán no-nato.
-Esa es otra, que tienen hijos y espera que los mantengamos. 
 Yo creía que era al contrario, que teníamos hijos para que con el tiempo mantuvieran el sistema de pensiones por nosotros, aunque no tuve el valor de decirlo.
-Todos son iguales. 
 Resumiendo: Zapatero, Rajoy, los catalanes y los padres de familia estaban conspirando para que el 34 llegara tarde.
-Pues cuando llegue yo no pienso picar. 
-¡Eso, eso!
-Si el servicio es malo no tengo que pagarlo. 
-¡Eso, eso! 
-Así aprenderán. 
-¡Eso, eso! 
-Y si el conductor me dice algo, que llame al interventor, que le voy a decir cuatro frescas. 
-¡Eso, eso! 
ZaraJota™ y yo nos mirábamos de reojo. Sólo queríamos llegar a casa cuanto antes, y si teníamos que esperar a que viniera el autobús, la señora se amotinara, y viniera el interventor a poner paz no íbamos a llegar nunca a casa.
Vamos a morir aquí, le transmití por las ondas esposa.
 Sin duda alguna, contestó.
Veinte minutos de proclamas revolucionarias más tarde, llegó el autobús. ZaraJota™ y yo fuimos de los primeros en subir, nos fuimos al fondo, y miramos ansiosamente cómo se subían las viej... ancianas, en espera de que estallara el motín.
 Subieron dos o tres, y después le llegó el turno a la que decía que se iba a negar a pagar.
-Señora -le dijo el busero- no puede subir: ya llevo tres carros de la compra y el suyo sería el cuarto. Tendrá que esperar al siguiente. 
-Ah, vale, gracias. 
Y se bajó sin protestar.
Pues vaya chasco, jo.

04 agosto 2012

El momento Memento parte III

Previously in Lorz...
Mi suegra ha venido a verme unos días y ya no sé por dónde iba con la historia... Ah, sí...

Después de las contracciones y el encuentro interdimensional ZaraJota™ y yo pensamos que ya habíamos montado el número como para toda la semana y que nos podíamos arriesgar a salir a la calle sin mayor riesgo.
Errooooooor...
El sábado por la mañana nos fuimos al hiper más cercano a comprar comida para Arale-Chan. No estoy segura de si llegué a entrar en el hiper por mi propio pie. De pronto tenía calor y no veía nada y los oídos me hacían el mismo ruido que hacían las teles antiguas después de la carta de ajuste.
Oía a ZaraJota™ como si estuviera muy lejos.
-¡Ayuda! ¡Alguien! ¡Una silla o algo! 
Una chica con uniforme se le acercó.
-¿Y de dónde quieres que saque yo una silla?
Yo quería explicarle que detrás de la consigna hay un despacho y en el despacho hay dos sillas y un botiquín, pero no me salía la voz.
-¡Está embarazada y se va a caer al suelo! -gritaba ZaraJota™.
De alguna parte salió una silla, ZaraJota™ me dejó caer y empezó a abanicarme. En los últimos meses se ha vuelto un experto con el abanico, no veas el arte que tiene; a veces hasta me planteo comprarle una peineta.
Al rato empecé a darme cuenta de lo que había alrededor.
ZaraJota™ con el abanico...
Una dependienta con un puñado de caramelos...
El prosegur...
Media docena de viej...ancianas mirando...
Por suerte me encontraba demasiado mal para sentir vergüenza.
-Ya estoy bien, ya estoy bien.
-No estás bien, no hay más que ver la cara tan descompuesta que tienes -dijo el prosegur.
-Siempre tiene esa cara- explicó ZaraJota™. Ten maridos para esto.
-Yo voy a llamar al médico. 
Ese hiper es tan grande que tiene su propio médico en plantilla. Lo sé porque estuve trabajando en ese mismo hiper hace años, y el médico tuvo que remendarme más de una vez.
-No me coge el teléfono. 
He dicho que tienen un médico en plantilla, no que tenga que hacer nada útil.
-Voy a llamar al samur. 
-Ya estoy bien.
-Puede que tú estés bien -me dijo el prosegur-, pero, ¿y tu hijo?
¡¡¡CHA-CHA CHA CHAAAAAAAN!!!
El prosegur llamó al samur.
-Que ya vienen -y según lo estaba diciendo, apareció una pareja del samur por la puerta- ¡Ya están aquí!.
La pareja del samur pasó de largo.
-Eh! ¡Que es aquí! -gritó el prosegur, y salió corriendo detrás de ellos.
Al rato volvió, sólo.
-Que dicen que han venido a comprar, y que de todas formas no nos podrían atender porque no han recibido el aviso. 
Al parecer el samur no actúa sin aviso, así que si alguna vez vais a tener un infarto aseguraos de llamar con antelación, porque si no aunque te vean agonizando no hacen nada.
¿A que da mucha tranquilidad saberlo?
Seguimos esperando... yo ya me encontraba mejor, y estaba casi segura de que estaría bien del todo si en vez de estar en mitad del hiper en una silla con todo el mundo mirando estuviera en una cafetería bebiendo algo frío y zampándome una tapita o dos, pero el prosegur no me dejaba irme.
Entonces apareció el jefe del hiper, que no me reconoció, pero yo a él sí, porque era el mismo que había cuando yo trabajaba allí, y me ha debido firmar permisos de examen, cambios de turno y vacaciones como para aburrir a un tonto.
-¿Qué ha pasado?
-Una mujer embarazada, que se ha mareado. 
-Estoy delante, y estoy bien.
-He llamado al samur. 
-Lo único que necesito es comer algo...
-No podemos dejar que te levantes hasta estar seguros de que te encuentras bien. 
Me estaba empezando a encabronar de verdad.
Porque como ya he dicho, había trabajado en el este hiper antes.
Y porque una vez, años ha, me hice un corte en la pierna mientras trabajaba. Me dieron permiso para subir a la enfermería, a condición de que luego me quedara un rato más hasta terminar lo que estuviera haciendo. El médico me dio cuatro puntos, y me mandó de vuelta al trabajo, con las medias rotas y un zapato inundado de sangre, y encima tuve que quedarme media hora más para compensar el tiempo perdido.
-Sigues teniendo mala cara. ¿De cuánto estás?
-De siete meses.
-Ah, bueno, a esas alturas todas tenéis mala cara. 
-Gracias.
-Yo es que tengo tres hijos, ya sé cómo va esto. 
-Aix...
-Deberías inclinarte hacia un lado. 
-No voy a inclinarme a un lado, todavía soy capaz de caerme.
-Que sí, que sí, que las embarazadas tenéis una vena que se aprieta y os da mareos, pero te tumbas de lado y se te pasa. 
Bueno, más o menos. La vena cava la tenemos todos. Es verdad que durante el embarazo a veces recibe más presión de la que debe, la presión no deja pasar la sangre y eso provoca mareos, que se pasan enseguida si te tumbas sobre el costado izquierdo.
-Mi vena cava está bien, ha sido un mareo por el calor, sólo necesito desayunar.
-Que sí, que sí, que te inclines, ya verás que bien.
Así que allí estaba, en una silla en mitad del hiper, torcida como una vespa, rodeada de viej... ancianas mientras ZaraJota™ me abanicaba, cuando llegó la pareja del samur que sí había recibido el aviso.
La pareja del samur me tomó la tensión, el pulso y el pelo. Sobre todo me tomó el pelo, porque para entonces ya estaba perfectamente bien, y seguramente pensaron que era una loca histérica que les había llamado para nada.
-Todo está bien -me dijeron al final-. Lo único que necesitas es desayunar.
-Es lo que llevo diciendo una hora.
Me levanté, devolví la silla, di las gracias a todo el mundo y ya nos íbamos cuando volvió a aparecer el jefe.
-¿Dónde vas?
-A la cafetería.
-No, no puedes. 
Eso fue lo que me terminó de cabrear.
-¿Cómo que no puedo? ¿Que es esto, un secuestro? El samur dice que estoy bien y que sólo necesito desayunar. Estoy harta, tengo hambre, me voy a a ir a la cafetería y no me importa lo que me digáis.
-Está cerrada por reformas.  
Ya empezamos con la excusitas.



Continuará...