Previously in Lorz...
Esta ya es la última. Lo prometo.
Resulta que la seguridad social en la Comunidad de Madrid va por puntos, como las cartillas de los periódicos para conseguir el cojín de tu equipo de fútbol: hasta que no estuve seis veces en Urgencias por diferentes cólicos nefríticos no conseguí los puntos necesarios para que me hicieran una ecografía.
Dada la situación, además, me dieron cita urgente. Sí. Para un mes más tarde.
La cita urgente tocaba hoy.
Que te hagan una ecografía es más o menos como ir al ginecólogo pero con las braguitas puestas, lo que es de agradecer. Todo lo demás es igual: la camilla, el instrumental frío, una plasta peguntosa que no se quita ni con disolvente.
-Túmbate en la camilla y deja la tripa al aire -me dijo el médico.
Intenté subirme en la camilla pero me enredé en el papel que ponen para proteger y cuando intenté quitármelo tirando lo que cayó fue la falda.
Por suerte el médico estaba con el instrumental y pude recolocarme la falta sin que se diera cuenta, pillándome de paso el papel en el cintillo, pero eso no lo descubriría hasta más tarde.
Estaba ya tumbada en la camilla con la tripa al aire cuando el médico dejó de tocar botones y se volvió a mí.
-Así que has tenido un cólico nefrítico.
-Sí.
-¿Cuándo ha sido?
-El último, hace tres días.
-Ah... vale, entonces sí. Te sorprendería la gente que dice que ha tenido un cólico nefrítico y si les preguntas que cuándo te dicen "pues hará ya quince años".
-No, no, yo lo tengo un poco más reciente.
-Duele un poco, ¿eh?
¿Un poco?¿UN POCO? VOY A METERTE UNA CUCHARA PARA HELADOS POR EL C*L*, A VER SI "DUELE UN POCO".
Bueno, eso fue lo que pensé. Lo que dije fue:
-Sí, duele un poco.
-Bien, pues vamos a ver tu riñón.
El médico empezó a arrastrar instrumental frio y pegajoso por mi tripa, y luego giró la pantalla del ordenador.
-Mira, esto es tu riñón.
-Parece una mancha gris.
-Anda ya, ¿no te acuerdas de cuando dabas ciencias naturales en el cole? ¡Es clavadito a los dibujos!
-Mis libros eran en color, ¿sabe?
-Y mira, esto blanco del medio es grasa.
-Lo sabía: cualquier excusa es buena para llamarme gorda.
-No, mujer, todos los riñones tienen grasa. ¿Nunca has comido riñones al jerez?
-No...
-Pues la grasita de dentro es lo mejor.
-No lo sabía. Eh... ¿Hay alguna piedra?
-Aix, riñones, que manjar. Antes te los ponían en cualquier tasca por cuadro duros, ¿sabes?
-Verá, es que a mí me preocupaba mi piedra...
-Y ahora, como no te vayas a un restaurante de postín, ni los encuentras, ¡y encima te cubran un dineral!
-Sí, pero verá...
-Anda mira, aquí están tus piedras. Son poca cosa.
-¿De verdad?
-Como arenilla. Si te estuvieras comiendo el riñón, ni la notarías.
Creo que voy a morir aquí dentro.
Pd.: Conseguí salir. Pero no vuelvo a hacerme una ecografía ni aunque me abduzcan los extraterrestres.
28 julio 2011
21 julio 2011
Riñoncito strikes back 4
Previously in Lorz...
Estar embarazada es absurdo.
Salí del hospital igual que había entrado. Bueno, no: peor. Ahora parecía que podía estar embarazada, pero no me decían si sí o si no o si todo lo contrario.
La primera parada fue la farmacia.
-Jooooo, no puedo entrar -le dije a ZaraJota™.
-Si entras cada semana, incluso varias veces. Creo que si nos mudamos tendrán que despedir a una manceba.
-Es que me da vergüenza pedir el test de embarazo.
-De verdad, Lorz, no se si preguntarte por qué...
-¡Pues porque pensarán que estoy embarazada!
-No, como mucho pensarán que crees que estás embarazada.
-¡Seguro que me miran mal! ¡Seguro que piensan "mira, mira, otra de esas adolescentes que se van un finde a la sesión infantil de Kapital, se pillan un moco con calimocho y tripis, se tiran en el cuarto de baño al primero que se les acerca y agarran un bombo y un coctel de enfermedades de transmisión sexual"!
-No creo que te confundan con una adolescente.
-¿ME ESTÁS LLAMANDO VIEJA?
-Yo no...
-¡Pues quepas que puedo coger una enfermedad de transmisión sexual cuando quiera! ¡Incluso ahora mismo! ¡Eh, usted, señor!, ¿tiene un rato libre?
-Aix... ¿Entramos en la farmacia?
-Vale.
Entramos en la farmacia y nos acercamos al mostrador.
-¿Qué queréis?
-¡¡¡NADA!!! -dije, y salí corriendo sin parar de gritar y agitar los bracitos hasta que llegué a casa.
Al rato llegó ZaraJota™ con el test de embarazo en la mano.
-Que dice la farmaceútica que si vas a volver a hacer eso que avises, que le estaban tomando la tensión a una viej... anciana y le ha dado un subidón que casi se queda en el sitio.
-¡Las mantengo con mis impuestos! ¡Puedo hacer con ellas lo que quiera!
-Vale, sí, lo que tu digas... toma, hazte el test.
El test de embarazo es un cosa muy seria y no voy a hacer bromas sobre el tema.
Hice pis en el palito, y casi no tuve que esperar para ver el resultado negativo.
-No estoy embazarada-le dije a ZaraJota™.
-Pues claro que no. Llevo horas diciéndotelo.
-Jo.
Después de eso tuve que bajar de nuevo a la farmacia a comprar los medicamentos que me habían recetado en caso de que NO estuviera embazarada. Me acerqué al mostrador y le di los papeles a la manceba.
-Buscamina, augmentine, norfloxacino, metamizol... pero, ¿tú no estabas embarazada?
No sé de dónde habrá sacado esa absurda idea, la verdad.
Pd. Este iba a ser el final de la saga, pero hoy me he vuelto a pasar el día en urgencias así que no sé. Ya veremos.
Estar embarazada es absurdo.
Salí del hospital igual que había entrado. Bueno, no: peor. Ahora parecía que podía estar embarazada, pero no me decían si sí o si no o si todo lo contrario.
La primera parada fue la farmacia.
-Jooooo, no puedo entrar -le dije a ZaraJota™.
-Si entras cada semana, incluso varias veces. Creo que si nos mudamos tendrán que despedir a una manceba.
-Es que me da vergüenza pedir el test de embarazo.
-De verdad, Lorz, no se si preguntarte por qué...
-¡Pues porque pensarán que estoy embarazada!
-No, como mucho pensarán que crees que estás embarazada.
-¡Seguro que me miran mal! ¡Seguro que piensan "mira, mira, otra de esas adolescentes que se van un finde a la sesión infantil de Kapital, se pillan un moco con calimocho y tripis, se tiran en el cuarto de baño al primero que se les acerca y agarran un bombo y un coctel de enfermedades de transmisión sexual"!
-No creo que te confundan con una adolescente.
-¿ME ESTÁS LLAMANDO VIEJA?
-Yo no...
-¡Pues quepas que puedo coger una enfermedad de transmisión sexual cuando quiera! ¡Incluso ahora mismo! ¡Eh, usted, señor!, ¿tiene un rato libre?
-Aix... ¿Entramos en la farmacia?
-Vale.
Entramos en la farmacia y nos acercamos al mostrador.
-¿Qué queréis?
-¡¡¡NADA!!! -dije, y salí corriendo sin parar de gritar y agitar los bracitos hasta que llegué a casa.
Al rato llegó ZaraJota™ con el test de embarazo en la mano.
-Que dice la farmaceútica que si vas a volver a hacer eso que avises, que le estaban tomando la tensión a una viej... anciana y le ha dado un subidón que casi se queda en el sitio.
-¡Las mantengo con mis impuestos! ¡Puedo hacer con ellas lo que quiera!
-Vale, sí, lo que tu digas... toma, hazte el test.
El test de embarazo es un cosa muy seria y no voy a hacer bromas sobre el tema.
Hice pis en el palito, y casi no tuve que esperar para ver el resultado negativo.
-No estoy embazarada-le dije a ZaraJota™.
-Pues claro que no. Llevo horas diciéndotelo.
-Jo.
Después de eso tuve que bajar de nuevo a la farmacia a comprar los medicamentos que me habían recetado en caso de que NO estuviera embazarada. Me acerqué al mostrador y le di los papeles a la manceba.
-Buscamina, augmentine, norfloxacino, metamizol... pero, ¿tú no estabas embarazada?
No sé de dónde habrá sacado esa absurda idea, la verdad.
Pd. Este iba a ser el final de la saga, pero hoy me he vuelto a pasar el día en urgencias así que no sé. Ya veremos.
16 julio 2011
Riñoncito strikes back 3
Previously in Lorz...
Que país este. Te sacan la sangre en el trabajo, te saca la sangre hacienda... y cuando vas al hospital, ¿qué hacen? ¡Te sacan sangre!
Cuando acabaron "la extracción", como lo llaman para disimular, me volvieron a mandar a la sala de espera.
Y esperé...
Esperé...
Esperé...
Al final me llamaron por megafonía y volví a la consulta del médico, que estaba mirando mis análisis con mucha atención.
-Tienes una infección de caballo -dijo.
-Mira, ya no sé como decirlo: es imposible. No he estado cerca de un caballo en mi vida, y aunque lo hubiera estado no se me hubiera ocurrido hacer guarrerías con él, y aunque las hubiera hecho siempre uso protección.
Cuando entré en la pubertad mi madre me enseñó a ponerle preservativos a un plátano. Desde mi punto de vista se lo podía haber ahorrado: hasta ahora la vida nunca me ha puesto en la tesitura de tener que ponerle un preservativo a un plátano.
Además, madre, exactamente, ¿qué querías que hiciera después con el plátano?
No, mejor no me lo digas...
Al menos aquellas lecciones tuvieron una aplicación inesperada, porque una vez que conoces el uso básico de un preservativo lo puedes aplicar a otras cosas.
Resumiendo:
-Que no tengo una infección de caballo, jo.
-Eh... vale. Verás, el problema es que no te puedo mandar medicación estando embarazada.
-¿ESTOY EMBARAZADA?
-No lo sé.
-¿No lo dicen los análisis?
-No. No hemos hecho prueba de embarazo.
-Pe...pero... si todo el objetivo de los análisis era descartar un embarazo. De hecho, por eso estoy aquí. Es decir ¡llevo buscapina en el bolso y no me la he tomado porque quería que me viera un médico de verdad!
-Es que en urgencias no podemos pedir pruebas de embarazo.
Lorzconsejo: Si estás embarazada y tienes intención de llegar inconsciente a urgencias, hazte un tatuaje de "bebé a bordo" en la frente, porque si no no se van a enterar. Dado que es una situación muy difícil de prever, lo más recomendable es hacerse el tatuaje en cuando sepas que estás embarazada, para evitar percances. Además, como usuaria de metro te lo agradeceré muchísimo, porque a veces no me atrevo a ceder el asiento a las señoras con tripita por miedo a que no estén embarazadas sino gordas y me maten. Fin del lorzconsejo.
-Entonces, -pregunté-, ¿tengo que aguantar el dolor por si acaso estoy embarazada?
-No, no, eso sería absurdo. Lo que vas a hacer es irte a una farmacia, te compras un test de embarazo, haces el test, y, si estás embarazada te tomas un paracetamol, y si no lo estás te tomas una buscapina.
Y eso no es absurdo, ¿no?
Continuará...
Pd. El resultado fue negativo. Estropeo la sorpresa pero gano en salud mental.
Que país este. Te sacan la sangre en el trabajo, te saca la sangre hacienda... y cuando vas al hospital, ¿qué hacen? ¡Te sacan sangre!
Cuando acabaron "la extracción", como lo llaman para disimular, me volvieron a mandar a la sala de espera.
Y esperé...
Esperé...
Esperé...
Al final me llamaron por megafonía y volví a la consulta del médico, que estaba mirando mis análisis con mucha atención.
-Tienes una infección de caballo -dijo.
-Mira, ya no sé como decirlo: es imposible. No he estado cerca de un caballo en mi vida, y aunque lo hubiera estado no se me hubiera ocurrido hacer guarrerías con él, y aunque las hubiera hecho siempre uso protección.
Cuando entré en la pubertad mi madre me enseñó a ponerle preservativos a un plátano. Desde mi punto de vista se lo podía haber ahorrado: hasta ahora la vida nunca me ha puesto en la tesitura de tener que ponerle un preservativo a un plátano.
Además, madre, exactamente, ¿qué querías que hiciera después con el plátano?
No, mejor no me lo digas...
Al menos aquellas lecciones tuvieron una aplicación inesperada, porque una vez que conoces el uso básico de un preservativo lo puedes aplicar a otras cosas.
Resumiendo:
-Que no tengo una infección de caballo, jo.
-Eh... vale. Verás, el problema es que no te puedo mandar medicación estando embarazada.
-¿ESTOY EMBARAZADA?
-No lo sé.
-¿No lo dicen los análisis?
-No. No hemos hecho prueba de embarazo.
-Pe...pero... si todo el objetivo de los análisis era descartar un embarazo. De hecho, por eso estoy aquí. Es decir ¡llevo buscapina en el bolso y no me la he tomado porque quería que me viera un médico de verdad!
-Es que en urgencias no podemos pedir pruebas de embarazo.
Lorzconsejo: Si estás embarazada y tienes intención de llegar inconsciente a urgencias, hazte un tatuaje de "bebé a bordo" en la frente, porque si no no se van a enterar. Dado que es una situación muy difícil de prever, lo más recomendable es hacerse el tatuaje en cuando sepas que estás embarazada, para evitar percances. Además, como usuaria de metro te lo agradeceré muchísimo, porque a veces no me atrevo a ceder el asiento a las señoras con tripita por miedo a que no estén embarazadas sino gordas y me maten. Fin del lorzconsejo.
-Entonces, -pregunté-, ¿tengo que aguantar el dolor por si acaso estoy embarazada?
-No, no, eso sería absurdo. Lo que vas a hacer es irte a una farmacia, te compras un test de embarazo, haces el test, y, si estás embarazada te tomas un paracetamol, y si no lo estás te tomas una buscapina.
Y eso no es absurdo, ¿no?
Continuará...
Pd. El resultado fue negativo. Estropeo la sorpresa pero gano en salud mental.
11 julio 2011
Riñoncito strikes back 2
Previously in Lorz...
No puedo estar embarazada porque soy tonta perdida.
Volviendo a la consulta filtro, el médico me dio un tubito y me dijo que hiciera pis dentro.
-¡Pero no aquí! ¡Vete al baño! Señorquecruz... Cuando lo tengas lo llevas a la consulta 1.
Me fui al baño, llené el tubito y fui a entregarlo a la Consulta 1.
-¿Cómo te llamas?
-Lorz.
-Lorz... Lorz... pues no te tengo.
-Es que he pasado por el filtro hace menos de cinco minutos.
-Entonces no ha dado tiempo a que lleguen tus papeles.
-¿Puedo dejar aquí mi pis de todas maneras?
-No, no puedo admitirlo sin los papeles. Espera un ratito en la sala de espera y te llamo cuando estén, ¿vale?
Así fue como acabé en la sala de espera con un tubo de orina en una mano y un e-book en la otra. La gente me miraba, claro: ¡mi e-book es tan bonito!
Al rato me llamaron por megafonía y volví a la Consulta 1
-Ya puedes darme la orina -dijo la enfermera- y siéntate aquí que te voy a sacar sangre.
-¿Por qué?
-El médico ha pedido una analítica completa.
-Maldito traidor.
-No te preocupes, no duele nada y es sólo un poquito.
Admito que no dolió nada, pero no me sacaron sólo un poquito. Cuando la enfermera enchufó el cuarto bote me rebelé.
-Oiga, ¿cuánta sangre me va a sacar?
Que es mía, jo.
-No te quejes, cuando es una donación sacámos muchísima más.
Así me gusta: motivando a los donantes.
Continuará...
No puedo estar embarazada porque soy tonta perdida.
Volviendo a la consulta filtro, el médico me dio un tubito y me dijo que hiciera pis dentro.
-¡Pero no aquí! ¡Vete al baño! Señorquecruz... Cuando lo tengas lo llevas a la consulta 1.
Me fui al baño, llené el tubito y fui a entregarlo a la Consulta 1.
-¿Cómo te llamas?
-Lorz.
-Lorz... Lorz... pues no te tengo.
-Es que he pasado por el filtro hace menos de cinco minutos.
-Entonces no ha dado tiempo a que lleguen tus papeles.
-¿Puedo dejar aquí mi pis de todas maneras?
-No, no puedo admitirlo sin los papeles. Espera un ratito en la sala de espera y te llamo cuando estén, ¿vale?
Así fue como acabé en la sala de espera con un tubo de orina en una mano y un e-book en la otra. La gente me miraba, claro: ¡mi e-book es tan bonito!
Al rato me llamaron por megafonía y volví a la Consulta 1
-Ya puedes darme la orina -dijo la enfermera- y siéntate aquí que te voy a sacar sangre.
-¿Por qué?
-El médico ha pedido una analítica completa.
-Maldito traidor.
-No te preocupes, no duele nada y es sólo un poquito.
Admito que no dolió nada, pero no me sacaron sólo un poquito. Cuando la enfermera enchufó el cuarto bote me rebelé.
-Oiga, ¿cuánta sangre me va a sacar?
Que es mía, jo.
-No te quejes, cuando es una donación sacámos muchísima más.
Así me gusta: motivando a los donantes.
Continuará...
07 julio 2011
Riñoncito strikes back 1
Después de varias semanas de tregua, el lunes empezó a dolerme de nuevo el riñoncito. Bueno, más o menos. Tenía retortijones en la tripa, naúseas, y ganas de hacer popó.
-Ve al médico -me decían mis compañeras de trabajo.
Pero yo no quería, porque últimamente he tenido que faltar mucho al trabajo, porque cuando falto no cobro, porque no me gusta ser un porcentaje del absentismo laboral, y sobre todo porque con esos síntomas lo más seguro es que se tratara de que me había sentado mal la mayonesa del día anterior, y no quería que el médico pensara que soy una histérica y se riera de mí.
Entonces, después de comer, me metí en una de las "salas de pensar" para llamar por teléfono, me senté, y cuando quise volver a levantarme no me podía enderezar del todo, sino que iba como la Torre de Pisa, si la Torre de Pisa pudiera lamentarse y ponerse las manos en los riñones.
-Ve al médico AHORA -me dijeron mis compañeras de trabajo.
Me fui al médico, que me palpó por todas partes y me dijo la frase que más veces me han dicho en la vida:
-Toma este papel y vete al Hospital de la Paz.
-Mierda.
-No, mierda no, La Paz.
Para entonces me dolía tanto que no me podía sentar, ni tumbarme, ni andar, sólo podía estar de pie, inclinada hacia delante, con la mano en los riñones, como si fuera a cantar una saeta. Sólo de pensar en el traqueteo del metro me ponía muy malita. Eché un vistazo a mi monedero y me aventuré a coger un taxi.
-A La Paz, por favor.
-¿Vas a ver a alguien? -preguntó el taxista.
-Sí, a un médico.
Los taxistas a veces preguntan unas tonterías...
Cuando casi estábamos llegando me llamó ZaraJota™ .
-¿Que tal estás?
-Fatal, encima con el traqueteo del taxi me están dando unas ganas de potar que no veas.
-¡Señorita ya hemos llegado!-interrumpió el taxista.
-Que va, si estamos superlejos.
-No, no, sólo tiene que cruzar la carretera de Burgos, atravesar la m-30 y andar un par de manzanas.
-¿No me puede acercar más?
-¡Si estamos cerquísima!
-Es que no me apetece andar, tengo muchas naúseas y...
-¡HE DICHO QUE YA ESTAMOS!
Jo. Veinte minutos de caminata más tarde, llegué a urgencias, y me atendieron muy rápido (ZaraJota™ dice que es porque tengo la tarjeta de Socio VIP). En menos de cinco minutos estaba en la consulta filtro. Y ahí es cuando la cagué. Figuradamente.
-¿Existe la posibilidad de que estés embarazada?
-Sí -contesté.
Más tarde, ZaraJota™ me echó la bronca.
-¿Cómo se te ocurre decir que sí?
-Porque preguntó si existía la posibilidad. Si hubiera dicho "estás embarazada" o "es probable que estés embarazada" habría dicho que no, pero preguntó "si era posible", y posible es, ¿no? soy una mujer sana, saludable y en edad fértil.
-¡LO QUE ERES ES TONTA PERDIDA!
-Eso tampoco lo preguntó, ves. Si lo hubiera preguntado se lo habría dicho.
Continuará...
-Ve al médico -me decían mis compañeras de trabajo.
Pero yo no quería, porque últimamente he tenido que faltar mucho al trabajo, porque cuando falto no cobro, porque no me gusta ser un porcentaje del absentismo laboral, y sobre todo porque con esos síntomas lo más seguro es que se tratara de que me había sentado mal la mayonesa del día anterior, y no quería que el médico pensara que soy una histérica y se riera de mí.
Entonces, después de comer, me metí en una de las "salas de pensar" para llamar por teléfono, me senté, y cuando quise volver a levantarme no me podía enderezar del todo, sino que iba como la Torre de Pisa, si la Torre de Pisa pudiera lamentarse y ponerse las manos en los riñones.
-Ve al médico AHORA -me dijeron mis compañeras de trabajo.
Me fui al médico, que me palpó por todas partes y me dijo la frase que más veces me han dicho en la vida:
-Toma este papel y vete al Hospital de la Paz.
-Mierda.
-No, mierda no, La Paz.
Para entonces me dolía tanto que no me podía sentar, ni tumbarme, ni andar, sólo podía estar de pie, inclinada hacia delante, con la mano en los riñones, como si fuera a cantar una saeta. Sólo de pensar en el traqueteo del metro me ponía muy malita. Eché un vistazo a mi monedero y me aventuré a coger un taxi.
-A La Paz, por favor.
-¿Vas a ver a alguien? -preguntó el taxista.
-Sí, a un médico.
Los taxistas a veces preguntan unas tonterías...
Cuando casi estábamos llegando me llamó ZaraJota™ .
-¿Que tal estás?
-Fatal, encima con el traqueteo del taxi me están dando unas ganas de potar que no veas.
-¡Señorita ya hemos llegado!-interrumpió el taxista.
-Que va, si estamos superlejos.
-No, no, sólo tiene que cruzar la carretera de Burgos, atravesar la m-30 y andar un par de manzanas.
-¿No me puede acercar más?
-¡Si estamos cerquísima!
-Es que no me apetece andar, tengo muchas naúseas y...
-¡HE DICHO QUE YA ESTAMOS!
Jo. Veinte minutos de caminata más tarde, llegué a urgencias, y me atendieron muy rápido (ZaraJota™ dice que es porque tengo la tarjeta de Socio VIP). En menos de cinco minutos estaba en la consulta filtro. Y ahí es cuando la cagué. Figuradamente.
-¿Existe la posibilidad de que estés embarazada?
-Sí -contesté.
Más tarde, ZaraJota™ me echó la bronca.
-¿Cómo se te ocurre decir que sí?
-Porque preguntó si existía la posibilidad. Si hubiera dicho "estás embarazada" o "es probable que estés embarazada" habría dicho que no, pero preguntó "si era posible", y posible es, ¿no? soy una mujer sana, saludable y en edad fértil.
-¡LO QUE ERES ES TONTA PERDIDA!
-Eso tampoco lo preguntó, ves. Si lo hubiera preguntado se lo habría dicho.
Continuará...
01 julio 2011
La voz de mi conciencia
El viernes pasado ZaraJota™ se fue de viaje al extranjero.
Al principio me dio mucha pena que se fuera, porque tener un marido es muy práctico: mata bichos, abre botes de mayonesa y alcanza los estantes altos.
Pero mientras volvía a casa en metro me di cuenta de que era mi primer fin de semana sola en casa en cuatro años, y dejó de darme pena de pronto.
-¡Voy a pasarme todo el fin de semana leyendo novelas de highlanders y comiendo helado! -exclamé.
-Lo que usted quiera, señorita, pero si vuelve a gritar llamo a seguridad -dijo uno de los pasajeros. Jo, la gente es superborde.
Esa misma noche empecé mi novela de highlanders, me enganché, me dieron las tres de la mañana leyendo, y cuando me quise ir a dormir toda la casa estaba oscura y silenciosa.
Me metí en la cama, y los minutos pasaron... y no me podía dormir. Al final tuve que levantarme e irme a la habitación de Arale-chan.
-Rata-chan, creo que hay un monstruo debajo de mi cama.
-No te preocupes, si te conoce en lo más mínimo no se atreverá a salir.
-Creo que quiere matarme.
-Si no me dejas dormir yo también querré.
-¿No se supone que eres un animal nocturno?
-¿No se supone que eres un animal inteligente?
Cabizbaja, volví a la cama y me tapé la cabeza con las sábanas, porque todo el mundo sabe que los monstruos salvajes y asesinos con las patas llenas de garras y la boca llena de dientes no son capaces de atravesar una sábana de algodón.
A la mañana siguiente me levanté sin ganar de leer novelas de highlanders.
En cambio, mientras desayunaba llegué a la conclusión de que era totalmente necesario e indispensable que cambiara los muebles de salón de sitio, tarea que calculaba que me llevaría aproximadamente media hora.
Doce horas más tarde seguía colocando dvds, libros y figuritas de Picolo, me dolía la espalda, me picaban los ojos, y estaba tan cansada que no me quedaban ganas ni de comer helado.
En estas, recibí varios mensajes de "oh, pobrecita, estarás sóla en casa triste y aburrida, podíamos quedar".
Agradecida y emocionada por el interés de mis amigos, les envié una respuesta que expresaba mis sentimientos:
"mi no hablo su idiomo, tú equivocar persona"
Esa noche estaba tan cansada que no podía dormir, y para hacer un poco de sueño abrí un rato mi novela de highlanders.
A la mañana siguiente, después de desincrustarme el e-book de la espalda, me levanté, fui al baño a empolvarme la nariz, y una vez allí me di cuenta de que tenía plancha pendiente.
Estuve toda la mañana planchando, luego estudié un rato, y cuando llegó la tarde me di cuenta de que me había pasado todo el fin de semana trabajando en casa en lugar de leyendo helado y comiendo novelas de highlanders, o lo que fuera que hubiera planeado al principio.
-Se acabó. Voy a hacerme palomitas, ponerme algo fresquito de beber, y tirarme en el sofá a leer mi novela.
-No lo hagas. ZaraJota™ se enfadará -dijo la voz de mi conciencia, o sea, la rata.
-ZaraJota™ no tiene por qué enterarse.
-Acuérdate de lo que pasó la última vez -insistió la muy petarda.
-¡Por una vez que quemé un microondas me pusieron matamicroondas!
-Han sido tres veces.
-Que te la pique un pollo.
-A ti otro, y el perrito piloto.
Metí las palomitas en el microondas, lo programé siguiendo cuidadosamente las instrucciones y me fui a leer mi novela de highlanders.
Al rato me empezó a llegar un tufillo a quemado.
-Mierdaaaaaa...
-Te lo dije.
Abrí el microondas, saqué las palomitas churrascadas y humeantes, y las metí en una bolsa para impedir que saliera más humo y se atufara todo.
La bolsa de plástico se derritió.
Intenté meterla en otra, que sufrió el mismo destino, y de paso me quemé un didet.
Toda la cocina olía a palomitas quemadas, a plástico quemado y a carne quemada.
Abrí todas las ventanas para que ventilara, con el resultado de la lógica expansión del humo y el tufo al resto de las habitaciones y de paso, al patio de vecinos.
-¿No huele como a quemado? -oí decir a un vecino.
-Yo no huelo nada -le contestó la mujer-, pero me están entrando unas ganas de comer palomitas...
Todo olía a palomitas quemadas: los muebles, la ropa recién planchada la comida, mi pelo, el pelo de la rata...
-Espero que hayas aprendido la lección -dijo Arale-chan.
-Sí: las novelas de highlanders son malas
Al principio me dio mucha pena que se fuera, porque tener un marido es muy práctico: mata bichos, abre botes de mayonesa y alcanza los estantes altos.
Pero mientras volvía a casa en metro me di cuenta de que era mi primer fin de semana sola en casa en cuatro años, y dejó de darme pena de pronto.
-¡Voy a pasarme todo el fin de semana leyendo novelas de highlanders y comiendo helado! -exclamé.
-Lo que usted quiera, señorita, pero si vuelve a gritar llamo a seguridad -dijo uno de los pasajeros. Jo, la gente es superborde.
Esa misma noche empecé mi novela de highlanders, me enganché, me dieron las tres de la mañana leyendo, y cuando me quise ir a dormir toda la casa estaba oscura y silenciosa.
Me metí en la cama, y los minutos pasaron... y no me podía dormir. Al final tuve que levantarme e irme a la habitación de Arale-chan.
-Rata-chan, creo que hay un monstruo debajo de mi cama.
-No te preocupes, si te conoce en lo más mínimo no se atreverá a salir.
-Creo que quiere matarme.
-Si no me dejas dormir yo también querré.
-¿No se supone que eres un animal nocturno?
-¿No se supone que eres un animal inteligente?
Cabizbaja, volví a la cama y me tapé la cabeza con las sábanas, porque todo el mundo sabe que los monstruos salvajes y asesinos con las patas llenas de garras y la boca llena de dientes no son capaces de atravesar una sábana de algodón.
A la mañana siguiente me levanté sin ganar de leer novelas de highlanders.
En cambio, mientras desayunaba llegué a la conclusión de que era totalmente necesario e indispensable que cambiara los muebles de salón de sitio, tarea que calculaba que me llevaría aproximadamente media hora.
Doce horas más tarde seguía colocando dvds, libros y figuritas de Picolo, me dolía la espalda, me picaban los ojos, y estaba tan cansada que no me quedaban ganas ni de comer helado.
En estas, recibí varios mensajes de "oh, pobrecita, estarás sóla en casa triste y aburrida, podíamos quedar".
Agradecida y emocionada por el interés de mis amigos, les envié una respuesta que expresaba mis sentimientos:
"mi no hablo su idiomo, tú equivocar persona"
Esa noche estaba tan cansada que no podía dormir, y para hacer un poco de sueño abrí un rato mi novela de highlanders.
A la mañana siguiente, después de desincrustarme el e-book de la espalda, me levanté, fui al baño a empolvarme la nariz, y una vez allí me di cuenta de que tenía plancha pendiente.
Estuve toda la mañana planchando, luego estudié un rato, y cuando llegó la tarde me di cuenta de que me había pasado todo el fin de semana trabajando en casa en lugar de leyendo helado y comiendo novelas de highlanders, o lo que fuera que hubiera planeado al principio.
-Se acabó. Voy a hacerme palomitas, ponerme algo fresquito de beber, y tirarme en el sofá a leer mi novela.
-No lo hagas. ZaraJota™ se enfadará -dijo la voz de mi conciencia, o sea, la rata.
-ZaraJota™ no tiene por qué enterarse.
-Acuérdate de lo que pasó la última vez -insistió la muy petarda.
-¡Por una vez que quemé un microondas me pusieron matamicroondas!
-Han sido tres veces.
-Que te la pique un pollo.
-A ti otro, y el perrito piloto.
Metí las palomitas en el microondas, lo programé siguiendo cuidadosamente las instrucciones y me fui a leer mi novela de highlanders.
Al rato me empezó a llegar un tufillo a quemado.
-Mierdaaaaaa...
-Te lo dije.
Abrí el microondas, saqué las palomitas churrascadas y humeantes, y las metí en una bolsa para impedir que saliera más humo y se atufara todo.
La bolsa de plástico se derritió.
Intenté meterla en otra, que sufrió el mismo destino, y de paso me quemé un didet.
Toda la cocina olía a palomitas quemadas, a plástico quemado y a carne quemada.
Abrí todas las ventanas para que ventilara, con el resultado de la lógica expansión del humo y el tufo al resto de las habitaciones y de paso, al patio de vecinos.
-¿No huele como a quemado? -oí decir a un vecino.
-Yo no huelo nada -le contestó la mujer-, pero me están entrando unas ganas de comer palomitas...
Todo olía a palomitas quemadas: los muebles, la ropa recién planchada la comida, mi pelo, el pelo de la rata...
-Espero que hayas aprendido la lección -dijo Arale-chan.
-Sí: las novelas de highlanders son malas
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