16 octubre 2023
Pipí wars
02 octubre 2023
La vuelta al cole
Septiembre siempre es un mes loquísimo.
Están los cumpleaños (el del niño, el de la niña, el mío); está la vuelta al cole; está el cambio de tiempo y el cambio de armario; está descubrir que los niños han crecido durante el verano y la del año anterior no les sirve y "cambio de armario" requiere "compra de armario"; están las reuniones con los nuevos tutores; están la recogida de los libros (bendito plan Accede); está reunir todo el material (maldito Lamela amarillo); está el trabajo, claro, y el otro trabajo; está el último Verkami y claro, como vi que me sobraba tiempo, me metí a organizar la TacitaCon.
Entonces fue cuando el gato empezó a hacerse pis fuera del cagadero. En una esquinita, justo al lado del cagadero. Pero fuera. Todas las mañanas. Todas. Las. Putas. Mañanas.
El primer día pensamos que le había dado un apretón y no le había dado tiempo, así que limpié el pis, recogí la cocina, preparé las meriendas de los niños, les recordé amablemente a gritos unas cincuenta veces que se pusieran los zapatos, cogieran las meriendas, los llevé al colegio, me fui a comprar material escolar o a recoger los libros o a comprar un pantalón de chándal o a preparar cajas para la TacitaCon, hice la comida, recogí a los niños, llevé a la nena a inglés, llevé los niños a casa, estuve toda la tarde trabajando y no le di más importancia.
El segundo día pensamos que se nos había quedado la puerta de la terraza cerrada sin darnos cuenta, así que limpié el pis, recogí la cocina, preparé las meriendas de los niños, les recordé amablemente a gritos unas cincuenta veces que se pusieran los zapatos, cogieran las meriendas, los llevé al colegio, me fui a comprar material escolar o a recoger los libros o a comprar un pantalón de chándal o a preparar cajas para la TacitaCon, hice la comida, recogí a los niños, llevé a la nena a inglés, llevé los niños a casa, estuve toda la tarde trabajando y no le di más importancia.
El tercer día pensamos que a lo mejor nos habíamos despistado y tenía el arenero sucio, así que limpié el pis, recogí la cocina, preparé las meriendas de los niños, les recordé amablemente a gritos unas cincuenta veces que se pusieran los zapatos, cogieran las meriendas, los llevé al colegio, me fui a comprar material escolar o a recoger los libros o a comprar un pantalón de chándal o a preparar cajas para la TacitaCon, hice la comida, recogí a los niños, llevé a la nena a inglés, llevé los niños a casa, estuve toda la tarde trabajando y no le di más importancia.
El cuarto día pensamos que a lo mejor era una forma de llamar nuestra atención porque con el cambio de rutina septembrino le estábamos poniendo la comida un poco más tarde de lo normal, así que limpié el pis, recogí la cocina, preparé las meriendas de los niños, les recordé amablemente a gritos unas cincuenta veces que se pusieran los zapatos, cogieran las meriendas, los llevé al colegio, me fui a comprar material escolar o a recoger los libros o a comprar un pantalón de chándal o a preparar cajas para la TacitaCon, hice la comida, recogí a los niños, llevé a la nena a inglés, llevé los niños a casa, estuve toda la tarde trabajando y no le di más importancia.
Dos semanas más tarde ya no sabía qué pensar. El puto bicho se había pis todos las mañanas, exactamente en el mismo sitio, exactamente a la misma hora, cuando el resto del día usaba el cagadero sin el menor problema. La puerta de la terraza estaba abierta toda la noche, el cagadero estaba limpio, le poníamos la comida a primerísima hora y aún así se seguía haciendo pis en la esquinita de la terraza. Y luego, nos avisaba para que lo limpiáramos. Y yo lo limpiaba. Y luego recogía la cocina, preparaba las meriendas de los niños, les recordaba amablemente a gritos unas cincuenta veces que se pusieran los zapatos, cogieran las meriendas, los llevaba al colegio, me iba a comprar material escolar o a recoger los libros o a comprar un pantalón de chándal o a preparar cajas para la TacitaCon, hacía la comida, recogía a los niños, llevaba a la nena a inglés, llevaba los niños a casa, estaba toda la tarde trabajando y me comía la cabeza pensando en qué coño le podía pasar al gato.
Hasta que lo busqué por internet.
Ya, ya. Que parezco nueva.
"Si su gato empieza a hacerse pis fuera de su arenero, puede deberse a que se encuentra estresado", decía la página web.
ESTRESADO. Que el gato estaba estresado. EL GATO.
O sea.
-Que dice internet -le dice a ZaraJota- que a lo mejor se mea fuera por estrés.
-¿Por estrés? ¿Nuestro gato?
-Sí, bueno, a lo mejor la procesión va por dentro.