No sé de dónde sacó la idea, pero Nena-chan me dijo que quería ir conmigo a la "mani-fiesta-acción" del 8 de marzo.
Yo era reticente.
No es que fuera su primera mani-fiesta-acción y la anterior había ido muy bien.
Por otra parte, la anterior la había organizado el colegio y todo había sido muy niño-friendly.
–Y además ahora la niña ya sabe leer –me recordó una compañera de trabajo, provocándome un microinfarto instantáneo solo de pensar en la niña llegando al colegio el lunes y
gritando según qué cosas.*
Lo que pasa es que la niña insistió, insistió, insistió e insistió y... ¿lo digo o no lo digo? En el trabajo de una "amiga mía", ya sabéis, algunas compañerAs intentaron presionar para que las demás no hicieran huelga porque, en fin, un año está muy bien por hacer la gracia, pero seguir insistiendo año tras año cuando las mujeres ya han alcanzado la igualdad con los hombres es un poco como de rencorosas.
Sin comentarios.**
Y como a mi amiga le gusta llevar la contraria, pues hizo huelga total, aunque inicialmente tenía pensado teletrabajar (para quedarse con los niños y que las maestras pudieran hacer huelga) y rendir como cualquier otro día o más.
En fin.
Que me desvío del tema.
Pues nada, le colgué a la nena un cartel con su nombre y mi teléfono, recogimos a mi madre, que se apunta a un bombardeo, y nos fuimos a la mani-fiesta-acción.
La cosa empezó mal porque aunque la mani era a las 19, a las 17 ya era imposible subirse a los autobuses y el tráfico estaba cortado porque había una marea morada por la calle. Mi plan era unirme a las
Mujeres del Libro, pero fue imposible dar con ellas, así que mi madre, la nena y yo nos fuimos por libre.
Nena-chan estaba encantada de la vida. Unas chicas le dieron un globo MORADO y la abuela le trajo un bocadillo DE CHORIZO y nos lo comimos en mitad de LA CALLE y además cantamos "Un bote, dos botes, nosequé el que no vote" y todo el mundo SALTABA.
Pero no sé muy bien cómo acabamos al lado de un sindicato de muy izquierdas. Eran señoras de mediana edad y pensé que estábamos a salvo de consignas peligrosas.
Pero no.
–¡¡¡MADRID SERÁ / LA TUMBA DEL MACHISMO!!!
–Mamá, ¿qué es una tumba?
–El sitio donde se entierra a la gente cuando... eh... se muere y tal.
–¡¡¡ESTAMOS HASTA EL CULO / DE TANTO MACHIRULO!!!
–Mamá, ¿qué es un machirulo?
–Eh...
–¡¡¡LA TALLA TREINTA Y OCHO / ME OPRIME EL CHOCHO!!!
–Mamá, ¿qué es la talla treinta y ocho?
Llegado ese punto mi madre decidió cambiar bruscamente de tema.
–Lorz, ¿has hecho una foto para la Tita del Puerto?
Que ya me dirás tú para qué necesita la Tita del Puerto una foto al azar del 8-m, pero bueno, en ese momento cualquier distracción me parecía una idea estupenda.
–Anda, pues no.
Saqué el móvil y me puse a hacer fotos y así estaba cuando de reojo vi a una niña con el mismo abrigo rojo que Nena-chan pasar por delante de mí y perderse entre la multitud a mi izquierda.
Levanté la vista del móvil y le pregunté a mi madre:
–¿Dónde está Nena-chan?
–Contigo, ¿no?
–¿No está contigo?
–No.
–MIERDA, MIERDA, MIERDA, MIERDA.
En fin. Si habéis visto las noticias seguramente sabéis que a esa mani apenas fue gente: solo la justa para llenar de lado a lado las calles desde la estación de Atocha hasta Cibeles y luego desde Cibeles hasta plaza de España. Y a Nena-chan se la había tragado la multitud.
Empecé a llamarla a gritos mientras apartaba a la gente a empujones, corriendo hacia donde creía que podía estar.
–¡NENA-CHAN! ¡NENA-CHAN!
Nena-chan se volvió hacia mí tan tranquila y me contestó:
–¿Qué?
–¿Dónde vas?
Nena-chan se miró la mano. Estaba cogida de una señora.
–Creía que era la mano de la abuela.***
–¡Pero Nena-chan! ¿Cómo has podido pensar que era la mano de la abuela?
A mi madre le faltan varios trozos de la mano y os aseguro que cuando le das la mano SE NOTA. Pero es que además las manos de la abuela tienen una característica única: al otro lado del brazo suelen llevar pegada a la abuela. No a otra señora al azar que nos hemos encontrado por ahí. A la abuela.
–No sé.
La niña soltó a la señora, la señora se perdió entre la multitud y la nena y yo volvimos con mi madre.
El resto de la mani-fiesta-acción transcurrió sin incidentes reseñables y al final de la noche la niña declaró que aquel había sido el mejor día DE TODA SU VIDA.
Seis años, tienen.
Por mi parte, cuando llegué a casa todavía me temblaban las patas por aquello de haber perdido a la niña en mitad de una manifestación multitudinaria y tal.
–Qué mal lo he pasado –le dije a ZaraJota–. Lo único en lo que pensaba era en que tendría que decirle a la policía que había perdido a la niña por estar mirando el móvil y seguro que me miraban mal.
–¿Y no se te ocurrió pensar en cómo te miraría yo?
Desde luego es que no falla: es entrar en escena un tío y ya tiene que hacerse el protagonista.
* Unos días antes nos enteramos de que la niña había contado a sus amiguitos que iba a ir a una mani-fiesta-acción para odiar a los hombres. El bocinazo que se llevó todavía retumba.
** El mismo día de la manifestación, alguien envió al WhatsApp de padres un enlace para pedir que se prohibiera la manifestación, porque era "cristofóvica" [sic] y porque las feministas no son más que pobres mujeres manipuladas por los políticos. Una vez más, sin comentarios.
*** La niña creía que tenía cogida la mano de la abuela, pero la señora en cuestión también tenía los ovarios de plomo. O sea, ¿no se había dado cuenta de que llevaba una niña pegada? ¿Creía que estaba haciendo la conga o qué?