Previously in Lorz...
En el aeropuerto ya para las vacaciones de agosto.
Si no tenéis niños pequeños es probable que no sepáis que para los viajes se recomienda llevar 6 pañales por cada niño y día porque el pañal se debe cambiar cada 3-4 horas, tanto si está sucio como si no.
Siguiendo esta lógica, y teniendo en cuenta que a Bebé-kun le cuesta hacer caca, para nuestro primer día en Eurodisney puse cuatro pañales en la mochila, y uno en el culete del niño.
5 pañales para 12 horas.
ZaraJota y Nena-chan se fueron a montarse en cosas (#cosas) y Bebé-kun y yo nos quedamos paseando por Fantasyland, hasta que Bebé-kun descubrió los bancos.
Los bancos de Fantasyland tienen una altura estupenda para ser un niño de 19 meses al que le gusta Subirse y Bajarse de Sitios Una y Otra Vez.
Se subía.
-¡BIEEEEEN! -se aplaudía un poco a sí mismo.
Se bajaba.
-¡BIEEEEEN! -se aplaudía un poco a sí mismo.
Se volvía a subir...
Bueno, lo vais pillando.
Cuando vi que el nene lo tenía todo controlado me senté en un ladito del banco y me relajé.
Ay. Me dije. Qué bonito es esto. Y qué relajante. Y qué limpio está todo, no se ve ni un papel en el suelo. Y... bueno... la verdad es que para lo limpio que está huele un poco como a caca. A caca recién hecha, además. Calentita.
-Bebé-kun, ¿te has hecho caca?
-TÍ. ¡BIEEEEEN!
Nos fuimos al baño y le cambié el pañal. Para cuando salimos ya casi era su hora de comer y Bebé-kun estaba entrando en masa crítica, así que hice una cosa de la que avergüenzo ligeramente.
-Hoy nos vamos a tomar el tarrito a temperatura ambiente, ¿vale?
-¡VALE! ¡BIEEEEEN! -y se aplaudió un poquito, para animarse un poco, digo yo, aunque realmente no era para tanto, vaya, que era puré de calabacín y estábamos a 30 °C; además el aceite de palma conserva el calor estupendamente.
El mejunje aquel le sentó muy bien, tanto que se sentó al sol y se relajó. Mucho. Hasta rebosar el pañal o así.
Me lo llevé al baño y le cambié el pañal, con tan mala suerte que se me cayó uno al lavabo y lo tuve que tirar.
Solo nos quedaba otro pañal limpio, pero con suerte y un poco de contención igual podíamos aguantar hasta que fuéramos al hotel a dormir la siesta.
Salí del baño y me encontré a ZaraJota y Nena-chan, que venían haciendo eses después de montarse en Dumbo en innumerables ocasiones (2).
-Ay, qué bien me vienes -le dije a ZaraJota-. Coge al niño, que voy a hacer pis.
Cuando salí del baño, otra vez, ZaraJota tenía esa expresión de "acabo de hacer algo responsable" que he aprendido a temer.
-Le he cambiado el pañal al niño.
La espalda me hizo esa cosa que dice Stephen King que le pasa a la gente que tiene mucho miedo.
-¿Se había hecho caca?
-No, es que he pensado que ya llevaba mucho rato con ese.
-¡NOOOOOOOOOO!
-Por cierto, no quedan pañales.
Lloré un poco, pero en bajito, por miedo a que Walt Disney en persona viniera a devolverme la felicidad.
Y luego, me rehice.
A ver.
Son las tres y tenemos que ir a comer o perderemos la reserva.
Bebé-kun solo tiene el pañal que lleva puesto.
Por otra parte hoy ha hecho mucha caca.
Sin duda podemos aguantar hasta después de comer con el pañal que le acabamos de poner, ¿verdad?
Y así nos fuimos a comer con toda mi familia al Auberge du Cendrillon, que para el que no lo sepa es el restaurante donde están todas las princesas, y pasan a saludarte mientras comes, y es muy bonito todo y la gente llora, pero yo no porque tengo dignidad, o la tenía hasta que se nos acercó Blancanieves y Nena-chan la abrazó y a tomar viento la dignidad porque me eché a llorar porque la niña ha tenido etapa Frozen y etapa Rapunzel y etapa Trolls, pero la primera y a la que siempre volvemos es a Blancanieves.
(Aunque por supuesto cuando Blancanieves le preguntó cuál era su princesa favorita, Nena-chan contestó "no lo sabo" y me entraron ganas de lanzarle un zapato)
Acababa de irse Blancanieves y estábamos todos los adultos mirando al techo para hacer como que no llorábamos cuando mi madre dijo:
-Qué bonito es todo, desde luego, cuidan cada detalle. Lo que no me explico es lo mal que huele de vez en cuando.
-Pues yo no he notado nada -dije, y de pronto me llegó un aroma familiar.
Le di a ZaraJota una patada para llamar su atención y luego le dije telepáticamente: "Tenemos un problema".
”¿Has vuelto a tragarte el tenedor por accidente?"
"Dos problemas. Tu hijo se ha hecho caca"
"¿ESE OLOR SALE DE BEBÉ-KUN?"
"¡No grites! Disimula. A ver si aguantamos hasta que hayamos comido"
"¿Con esta peste?"
"Me lo voy a quedar en brazos para que no lo esparza, a ver si nadie se da cuenta"
Y lo cogí en brazos. Pero entonces mi madre dijo:
-Ay, Bebé-kun, así no dejas comer a mamá. Anda, ven conmigo...
No llevaba ni tres segundos con el niño en brazos cuando empezó a olisquearlo.
-Lorz -me dijo-, ¡este niño huele muy mal!
Desde luego es que hay que ver cómo somos: diez minutos con la realeza y ya le empezamos a arrugar la nariz a los pobres.
Continuará...