29 agosto 2008

Viaje a Londres, fin

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Como a la ida usamos el teletransporte, a la vuelta cogimos el avión.


Lo primero que hice al pisar suelo español fue llamar al Hombre Malo para preguntarle por mi cobaya.
El Hombre Malo me tranquilizó rápidamente.
-No te preocupes por Arale-Chan, la hemos cuidado perfectamente y está muy feliz.
-¿De verdad?
-Sí, ¡si hasta canta!-¿Canta? ¿Cómo que canta?
-Sí, hace un sonidito.
Bien, ha llegado el momento de hacer una aclaración: cuando traje a Arale-Chan a casa visité todas las páginas web sobre cobayas que existen para informarme.
Hay cientos, a cual más horrorosa, por cierto.
Pues en ninguna de ellas se menciona que las cobayas canten, así que las declaraciones de su tutor legal temporal me preocuparon un poco.
-¿Qué tipo de sonidito?
-Algo así como "piyú-piyú".
-Es el ruido que hace cuando tiene hambre.
-¡Pues lo hace continuamente!No sé por qué eso no me tranquiliza demasiado






PD: El Hombre Malo y sus compañeros de piso han cuidado a Arale-Chan tan bien que no se quería venir conmigo.
Cabrones.
Estooooo... quiero decir... ¡gracias a todos por tomaros tantas molestias!

27 agosto 2008

Viaje a Londres, parte 7

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Londres es como el mercadillo de mi pueblo y yo soy un puto
lunni.



Cuando ya me había acostumbrado a los extranjeros llegó el momento de volver a casa.
Yo pensaba que los ingleses nos dejarían irnos, porque la gente habitualmente me da muchas facilidades para que me vaya de los sitios, pero resultó que en esto son tan raros como en lo demás.
Para empezar calculamos un poco mal la hora y llegamos al aeropuerto unas tres horas antes de lo previsto, así que no nos dejaron embarcar porque parece ser que el avión todavía no estaba preparado.
Nos tiramos en el suelo, y entonces llegaron unos señores de uniforme con un perrito.
El secuestro de perritos debe ser muy común, porque todos los señores llevaban metralleta, y cuando el perrito se acercaba a alguien todos corrían en esa dirección.
A pesar de todo me hubiera gustado que el perrito se acercara, y le propuse a ZaraJota sacer una galleta para ver si venía, pero me dijo que como se me ocurriera tratar de atraer la atención del perro del cualquier forma o manera saldría corriendo y no le volvería a ver en la vida.
Es lo bonito que tiene la vida en común, está llena de sorpresas: hasta ese momento yo no tenía ni idea de que a ZaraJota le dieran miedo los perros.
Cuando por fin nos dijeron que bueno, que vale ("good, it cost") que podíamos pasar, fuimos al mostrador con los billetes. No queríamos embarcar nada, pero cuando vieron la maleta nos dijeron que no la podíamos meter como equipaje de mano porque ya llevábamos otro bulto como equipaje de mano: mi bolso.
Traté de explicarle a la señorita que eso no era equipaje de mano, que era un bolso, y que además yo nunca lo llevo en la mano, sino en bandolera, pero la pobre no me entendió, así que tuvimos que facturar la maleta.
Yo creía que con eso ya estaba todo hecho, pero resulta que para entrar al avión hay que pasar unas pruebas, como en un concurso.
Primero tienes que enseñar todos tus líquidos.
Segundo tienes que pasar tu equipaje-de-mano-que-en-realidad-es-de-bandolera por un escaner.
Tercero tienes que pasar tu cuerpo humano por un detector.
Si esta prueba la haces mal te dejan recuperar puntos cacheándote.
Cuarto tienes que recuperar tus cosas, que salen por una cinta transportadora tan rodeada de señores con metralleta que tienes que dar saltitos para ver si de verdad son tus cosas o no.
Y cuando crees que ya lo has pasado todo, tuerces a la izquiera en un pasillo y te encuentras agazapado otro escaner, y te dicen que te quites los zapatos.
-Jo -le dije a ZaraJota-, si son superbonitos.
-Es por si llevas algo peligroso dentro -me explicó.
Pues a ver:
Llevo cuatro días en un hotel con baño compartido, así que las duchas han sido, por decirlo de alguna forma, someras.
Me dejé la crema para la cosa purulenta y asquerosa en Madrid (Spain), y si no tengo crema a mano para ponérmela después no puedo usar jabón.
La ropa limpia se me mezcló con la sucia el segundo día, y como todos mis calcetines son iguales no tengo ni idea de si me he estado poniendo siempre los mismos.
Llevo desde las ocho de la mañana pateando Londres (Guayó Miní) con un calor bastante impropio de un país extranjero.
¿Que si llevo algo peligroso en mis zapatos?
¡Pues claro que sí: una peste que echa de espaldas!
Traté de explicarle a ZaraJota que si me quitaba los zapatos nos iban a detener por masacre indiscriminada en aeropuerto, pero ZaraJota le quitó importancia.
-No te preocupes, nadie va a notar nada.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque detrás nuestra vienen 30 adolescentes y ya han empezado a desabrocharse los cordones.
Creo que ha llegado el momento de despedirme de mis seres queridos.

25 agosto 2008

La tarta de los torpes

Hoy es mi cumple.

japi birzdey tu mi
japi birzdey tu mi

Para celebrarlo voy a invitaros a todos a tarta...
eso sí, la vais a tener que hacer vosotros.

Se siente.

El que no esté de acuerdo que se queje a Sheena, por recomendarme el blog de Cocina para impostores.
¿Es que a estas alturas no te has dado cuenta de que es mejor no darme ideas? ¿Eh? ¿Eh? ¿EEEEEEH?
En fin.

Es una receta muy fácil (¡hasta yo puedo hacerla!).


Sark la llama "la tarta de los torpes". Bueno, mejor dicho la llamaba, porque mi madre lleva toda la vida haciéndola y en cuanto lea la opinión del susodicho al respecto ES HOMBRE MUERTO.

Para hacer la tarta de los torpes necesitas:

Un molde desmoldable, o como se llame el artefacto de tortura ese. El mío lo compré en un todoacién y me va estupendamente; además en los todoacienes sólo tienen de un tamaño y así no hay dudas. También se puede hacer sin molde, pero eso ya es de nota.

Un litro de leche. La leche es muy eficaz contra venenos suaves.

Galletas maría de las de toda la vida. Así a ojo un paquete redondo.

Flan para hacer. La mejor marca es Potax, y que conste que no llevo comisión (aunque admito ofertas). En un paquete vienen seis sobres, pero sólo vamos a necesitar dos.

Cuatro cucharadas de azúcar.

Cuatro cucharadas de colacao.
Mmmmm... cola-cao.

Mantequilla.

¿Lo tenemos todo?

Pues claro que no.
He mirado las estadísticas de visitas de mi blog y sé que me estais leyendo todos desde el trabajo.
¿Es que no teneis vergüenza?
¡Así va este país, así!
Bueno, apuntad para luego.

1. Ponemos aproximadamente dos cucharadas de mantequilla en un vaso, y lo metemos en el micro para que se derrita. Para ello es INDISPENSABLE poner la tapita transparente que todos tenemos en casa y que nunca hemos sabido para que sirve. Pues para que cuando abras el micro la mantequilla derretida esté en el vaso en lugar de por todas partes, para eso.

2. Embadurnar el interior del molde con la mantequilla. No os voy a engañar: la mantequilla derretida quema. Casi mejor esperar a que se enfríe un poquito.

3. Forrar el interior del molde con galletas. Mientras hacemos el resto la mantequilla se enfriará y se convertirá en una especie de cemento que mantendrá las galletas pegadas (opus galieticium).

4. Ponemos a calentar dos medios litros de leche. Cada medio litro en un recipiente diferente, claro, si no habría dicho "poner a calentar un litro de leche". A una perolita le echamos cuatro cucharadas de azúcar y a otra cuatro cucharadas de colacao y removemos hasta que parezca un anuncio deBenetton.

5. Echamos un poco de leche en un vaso y otro poco de leche en otro vaso.

6. Echamos en casa vaso un sobre de flan para hacer y removemos hasta que se disuelva. El resultado es leche amarilla.

7. Cuando la leche que hemos puesto a calentar empiece a hacer amagos de fuga echamos el contenido del vaso. Uno en cada recipiente, se entiende. O no. Yo ya me estoy liando, casi hubiera sido mejor llamarlos "vaso 1" y "vaso 2".

8. Removemos (sí los dos a la vez) hasta que empiece a espesar y retiramos del fuego.

9. Ahora empieza lo complicado. Tenemos flan amarillo y flan marrón. Huele tan bien que estás generando babilla a toda velocidad, pero NO PUEDES COMÉRTELO. Lo que vas a hacer es cubrir el fondo del molde con una capa de flan amarillo.
Es muy importante.
NUNCA empieces por el marrón.
Generaciones de cocineras han hecho esta tarta, y SIEMPRE HAN EMPEZADO POR EL AMARILLO.
Nadie sabe lo que podría ocurrir si empiezas con el marrón...
Lo mismo que si mi madre no hace lentejas un lunes, probablemente.

10. Capita galletas.

11. Capita flan marrón.

12. Capita galletas.

13. Capita flan amarillo.

14. Capita galletas.

15. Capita flan marrón...

Y así sucesivamente hasta que se acabe el flan.

Rematamos con una capita de galletas, y metemos en la nevera. Lo ideal es hacerlo el día antes de comerlo, porque se transforma en una masa compacta muy fácil de cortar. Si no, cuenta con que tiene que estar al menos un par de horas en la nevera.

Cuando llegue el momento sólo hay que desmoldar y ¡TA-CHÁN!

Vuestra propia tarta de los torpes.
¡Comeosla a mi salud!

19 agosto 2008

Viaje a Londres, parte 6

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El príncipe Guillermo no existe. Hay que joderse.


Después de un disgusto como ese sólo hay una forma de recuperarse: ir de compras.
Y si eres más raro que un piojo verde el mejor lugar para ir de compras es el mercado de Candem, que es como el Rastro de Madrid pero más bonito, más limpio y más ordenado.
Vaya, que se parece al Rastro de Madrid lo que un huevo a una castaña.
Un huevo de gallina, claro, porque un huevo de persona si que se da un aire a una castaña.
Es decir, si has bebido suficiente.

Aquí destapé la verdad sobre otra de las grandes mentiras que se cuentan sobre Londres, a saber: en realidad en Londres no hay muchos españoles. Lo que pasa es que gritan más que el resto de las nacionalidades juntas.
Además los españoles en Londres sufren un extraño proceso metamórfico y se transforman todos en andaluces de pronto.
De verdad.
Es escalofriante.
Yo ya iba andaluza de casa, así que me quedé tal cual, pero no le quitaba ojo a ZaraJota por si se ponía a cantar "Sevilla tiene un color especial".
El resultado sonoro es que si vas a Candem y cierras los ojos es como estar en el mercadillo de mi pueblo, pero con olor a kebab. Bien pensado, quizá había que poner un kebab en el mercadillo de mi pueblo, llamarlo "The Candem Experience" y cobrar entrada.


La culpa es del pehcaíto frito que te dan.
Después fuimos a una cosa que se llama Londonai, se escribe London Eye y es una noria grande.
Muy grande.
Supergrande.
Una de las consecuencias más trágicas de medir metro y medio es que las alturas me dan miedo, y más si se trata de encaramarse a una frágil estructura de metal dentro de lo que parecía una bola de plástico para hámsters gigantes.

Coñoooo. ..
Intenté explicárselo a ZaraJota razonadamente:
-¡Y UNA MIERDAAAA! ¡QUE YO NO ME SUBO AHÍ NI AUNQUE REPARTAN CARAMELOS!
-Lorz, para ya, que estás montando el número.
-¡ME LA PELA!
-Mira, esa niña no tiene miedo.-¡PORQUE ES EXTRANJERA Y ESTÚPIDA!
Al final no tuve que subir, porque había tanta gente que me subieron en vilo, y una vez arriba no me quedó más remedio que resignarme.
-¡NO QUIERO MORIIIIIIIIIR! ¡POR LO QUE MÁS QUIERAS PARA ESTE PUTO CHISME QUE ME QUIERO BAJAAAAAAAAAAAR!
Cuando por fin escap... salimos del Londonai eran las siete de la tarde y todo estaba cerrado.
Pero todo-todo.
Además yo estaba muy cansada de gritar por mi vida y ZaraJota de sentir vergüenza ajena, así que nos fuimos a dormir.
Debían ser la ocho de la tarde cuando nos metimos en la cama.
-Jo -le dije a Zarajota- me siento como un puto lunni.

14 agosto 2008

Viaje a Londres, parte 5 (lo del culo, jijiji)

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ZaraJota y Lorz se han teletransportado a Londres y han descubierto que en el hotel hay menos cuartos de baño de los que corresponde.


Lo primero que fuimos a ver después de dejar las maletas en el hotel fue Buckingham.
Resulta que cuando está la reina dentro no te dejan entrar, pero por si acaso le pregunté al guardia de la puerta.

Tuve que gritar mucho, por cierto.

-Esquiusmi -le grité al guardia-, güer is príncipe Guillermo.
Bien, no os lo vais a creer: el guardia NUNCA había oído hablar del príncipe Guillermo.
NUNCA.
Es difícil asumirlo, lo sé, pero en el fondo lo sabía desde el principio: en realidad el principe Guillermo no existe. Los ingleses se lo inventaron porque les dió rabia que nuestro príncipe fuera más guapo que el suyo.
Que fuerte...
Fui rápidamente a contárselo a ZaraJota, pero no pareció impresionado en absoluto.
-¿Has probado a preguntar por el prince William?
-Pues claro que no, a mí el prins Güilian me da igual. ¡A quién quiero lamer es al príncipe Guillermo!
Últimamente ZaraJota llora mucho.
Debe ser por la crisis de los 30.

12 agosto 2008

Viaje a Londres, parte 4

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¡ZaraJota y Lorz se han teletransportado a Londres!


La verdad sea dicha, lo del teletransporte no está tan bien como parece, porque no te deja en el propio Londres sino en una cosa que se llama Gatgüic, y luego hay que coger el tren.
Al principio mola, porque el tren está lleno de indígenas ingleses y eso, pero pasados diez minutos a los indígenas les empezó a mosquear que les señalara y me riera, y ZaraJota me dijo que o paraba o se bajaba en la próxima estación y me dejaba sola con todos los indígenas cabreaos, así que tuve que parar y empecé a aburrirme un güevo.
Lo único que me animaba era que el destino era la estación de King Cross, ¡y podría ver el andén 9 y 3/4, de dónde sale el expreso a Hogwarts!



Todavía no la han terminado.
Pero cuando llegamos King Cross estaba en obras, y no pudimos entrar, y yo me enfurruñé porque ZaraJota no me dejó preguntar si ahora que el tren no podía salir habían puesto un servicio alternativo de autobuses.
Las cosas no mejoraron al llegar al hotel.
ZaraJota estuvo hablando raro con la recepcionista y luego se volvió para hablar conmigo.
-Lorz -dijo con su tono de no-voy-a-rebajarme-a-su-nivel-, ¿es posible que en la página web donde hiciste la reserva pusiera algo como "shared bathroom"?-Sí, lo ponía por todas partes: "shared bathroom, 1 bathroom/4 bedrooms".
-¿Y no te pareció raro?
-Sí, un poco... Pero pensé que mira que bien, un cuarto de baño aprobado por todas las audiencias y encima si coges 4 habitaciónes te regalan un cuarto de baño.
Varios tranquilizantes más tarde ZaraJota me explicó que en la habitación no había cuarto de baño, que estaba en el pasillo, y que tendríamos que compartirlo con los huéspedes de otras tres habitaciones.
-Jo -le dije-, pues deberían avisarte cuando haces la reserva.

07 agosto 2008

Viaje a Londres, parte 3

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ZaraJota y Lorz lo han conseguido: ¡se van de vacaciones a Londres!

El día del viaje el despertador sonó a las cinco de la mañana.
-Joooooo... no quiero levantarmeeeeeeeee...
-¿Quieres ir a Londres o no? -me dijo ZaraJota.
-Sí, pero más tarde. A las 12 o así.
-Fuiste tú la que compró los billetes.
-¡Ponía hora de llegada las 10!
-Por última vez: con hora de llegada no se refiere a la hora a la que hay que llegar al aeropuerto.Pues no lo entiendo.
El taxi pasó a recogernos a las 5:30, y de camino al aeropuerto al taxista le sonó el movil y lo cogió sin el manos libres ni nada. Yo quise darle una colleja porque hablar por teléfono mientras se conduce está muy mal, pero ZaraJota me dijo que si quería que nos matáramos o qué y empezó a repetir "que viajecito me espera, que viajecito me espera" mientras se balanceaba adelante y atrás. Debe ser algún tipo de adivinanza catalana o algo.
Llegamos al aeropuerto a las 5:40 y el avión no salía hasta las 7:30, así que le propuse a ZaraJota volver a casa y dormir un ratito, pero no quiso.
Aguafiestas.
En vez de eso hicimos una cola larguísima para facturar porque en nuestro mismo avión iban un montón de adolescentes japoneses. Al principio pensé jo, como mola, pero luego me di cuenta de que ninguno tenía superpoderes, ni mascotas molonas, ni nada, y empecé a aburrirme mogollón.
Al menos el vuelo fue rápido: estaba el capitán dándonos la bienvenida y al minuto siguiente estaba ZaraJota zarandeándome y gritando que me despertara de una puñetera vez, que ya estábamos en Londres.
Le pregunté si nos habíamos teletransportado y soltó una lagrimita.
Me lo tomaré como un sí.

05 agosto 2008

Viaje a Londres, parte 2

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ZaraJota y Lorz planean irse de vacaciones a Londres.
¿Conseguirán nuestros héroes su propósito?

Ya no somos niños.
Somos adultos.
Adultos serios y con responsabilidades.
Bueno, al menos una responsabilidad:

"Dame de comer zorra estúpida"Teóricamente Arale-Chan puede aguantar solita en casa unos cuantos días, siempre que tenga comida y agua suficiente.
El problema que tiene es que para ella la comida NUNCA es suficiente.
Digna hija de sus padres, la jodía...
La primera idea fue dejarla con mis padres. Mi madre estaba entusiasmada. El problema era el gato, por si trataba de comérselo... Es decir, por si Arale-Chan trataba de comérselo.
La segunda opción fue Sark.
Pensé que se iba a negar, pero parecía entusiasmado.
-No te precupes por nada -me dijo-. Cuidaré de tu comida de emergencia como si fuera mía.-¡¡¡No es comida de emergencia!!!
-Cierto. Nadie nos obliga a esperar a que haya una emergencia para comérnosla.-¡¡¡No puedes comerte a mi cobaya!!!
-Claro que no. Antes habría que cocinarla.
No sé por qué, pero me dio la impresión de que con Sark no iba a estar a salvo.
Mi última opción era el Hombre Malo.
Sí, estaba desesperada.
El Hombre Malo aceptó cuidar de la cobaya, y sobornamos a sus compañeros de piso con salmorejo para que no se quejaran.
Llevamos al bicho al piso...
Bien.
Explicamos al Hombre Malo los cuidados que necesita...
"Tú ponle comida a troche y moche y ella es feliz".El Hombre Malo cogió en brazos al bicho...
"Que mona que es".
Y entonces vino la pregunta:
-¿Le gusta que la lancen al techo?No volveré a verla, lo sé.

01 agosto 2008

Independence Day, un año después

Interrumpimos (otra vez) la programación habitual para anunciar que...

Si hacemos caso de la fecha que pone en el contrato de alquiler del piso, hoy hace un año desde que me fui a vivir con ZaraJota.
La verdad es que todo fue bastante rápido.
Llevábamos unas semanas buscando piso y todo lo que había era demasiado pequeño, demasiado subterráneo o demasiado caro, por lo que decidimos esperar unos meses más a ver si pasado el verano había más suerte.
La decisión no fue muy firme: los dos seguimos mirando, cada uno por su lado, y un día ZaraJota™ me llamó y me dijo que había encontrado lo que buscábamos: bonito, céntrico, y de precio asequible, ya que la propietaria, en un alarde de xenofobia sin precedentes, estaba dispuesta a prescindir del aval si los inquilinos eran españoles de pura cepa.
Al día siguiente fui a ver el piso y me encantó. Hermano Pequeño, más sensato, hizo varias fotos para verlas con calma en casa, pero yo nada más ver el armario empecé a gritar "¡ME LO QUEDO! ¡ME LO QUEDO!" a la de la agencia, que seguramente a partir de entonces además de certificado de nacimiento pide también uno de salud mental.
El problema era que el piso no tenía muebles, y nosotros tampoco.
Tampoco teníamos tiempo: ZaraJota™ tenía que dejar su piso compartido en unos días, y se negó a dormir sobre papeles de periódico hasta que consiguiéramos una cama.
Haciendo un pequeño esfuerzo entre los dos conseguimos ahorrar para una cama, un par de sillas y arreos de cocina.
Mis padres nos llevaron a IKEA un día, y nos pasamos unas cuantas horas con el metro y la calculadora, pensando en qué cabía, qué nos podíamos permitir, y discutiendo con mi padre, que se había empeñado en que nos podíamos permitir un colchón mejor, y mi madre, que cada cinco minutos preguntaba si podíamos ir ya a comernos un perrito caliente.
Que cruz, que cruz...
Yo empezaba a pensar que íbamos a dormir en cajas de cartón al fin y al cabo, pero de pronto mi padre se debió acordar del refrán que dice "a enemigo que huye, puente de plata".
Vaya, que nos pagaron todos los muebles.
Jo.
Si lo hubiera sabido los habría escogido de los caros, aunque ahora que lo pienso a lo mejor por eso no lo dijo hasta el último momento, el muy pedorro.
Lo demás vino rodado.
Towsend, Sheena y los malvados húngaros nos ayudaron con la mudanza.
La hermana de ZaraJota empezó a comportarse de pronto como si amueblara una casa de muñecas, acumulando electrodomésticos. A la madre de ZaraJota le dio por las toallas y la ropa de cama. Mi abuela financió la tele, mis tías el microondas (varios microondas, de hecho), y Florecilla del Campo un sofá, y mucha más gente puso su granito de arena para que ZaraJota y yo viviéramos felices y comiéramos perdices, y como no estoy segura de que les diera las gracias a todos en su momento porque lo de la mudanza fue un poco estresante lo hago ahora:
No puedo hablar por ZaraJota, porque vete a saber lo que piensa, con lo raro que es, pero yo soy supermegafeliz, y sin todo el apoyo y la ayuda y el aguante y la paciencia y las horas interminables al teléfono no habría sido posible.
Así que gracias, muchísimas gracias a todos.




Pd: Espero que no haya ningún diabético leyendo esto porque entra en coma seguro.