En el cole de mis hijos, los niños "mayores", con autorización de sus padres, pueden conseguir una tarjeta roja que les permite salir solos del colegio para ir a casa, sin necesidad de que los padres vayan a recogerlos.
Mis hijos tienen la suerte de que su madre puede ir a recogerlos todos los días, pero claro, lo que mola es ser mayor y salir del cole enseñando la tarjeta roja al conserje, así que mis hijos lo que quieren es tener la tarjeta roja y caminar por la calle en libertad.
Se lo estaba comentando un día al padre de Amiga-chan, a la que también llevan y traen, y nos dijo:
-Pues nosotros a veces vamos con los walkies; ellos van delante y yo les voy diciendo "a la izquierda, a la derecha", y así se piensan que van solos, pero yo voy tranquilo porque no los pierdo de vista.
Y pensé: uy, qué idea más buena.
ZaraJota desenterró los walkies, los cargamos, y al siguiente lunes nos fuimos con ellos al colegio: los niños unos metros adelantados con uno, y yo a una distancia prudencial con otro.
Y nos fue muy bien.
Hasta que salimos a la calle.
-Rojo 1 a Rojo 2, ¿me recibes? Cambio.
-¡Te recibo!
-¡Cambio! Cambio.
-Jajajaja, ¿por qué dices "cambio" dos veces?
-¡Hay que decir "cambio" cuanto terminas de hablar? Cambio.
-Vale, cambio, cambio.
-¡Solo una vez! Cambio.
-Ah, vale.
-¡Que digas "cambio"! Cambio.
-Pero mamááá, ¿lo tengo que decir dos veces o no?
-¡Que digas "cambio" cada vez que acabes lo que tengas que decir! ¡Una sola vez! ¡Cambio!
-Jooo, es que cada vez me dices una cosa, mamá, es que primero dices que diga cambio, luego que lo diga dos, veces, luego que solo una, luego que dos veces otra vez, mamá, ponte de acuerdooo!
-Señor dame fuerzas...
Fue más o menos entonces cuando empezamos a oír voces. Bueno, una voz.
-QUE ME DICE EL CLIENTE QUE PREGUNTES EN RECEPCIÓN, CAMBIO.
-¿Qué has dicho, mamá?
-Yo no he dicho nada, cambio.
-¿ME OYES, VEINTINUEVE?
-Que sí, que has dicho algo de una recepción.
-Pero desde cuándo yo soy un señor, vamos a ver.
-Entonces, ¿no tenemos que preguntar en recepción, mami?
-¿Pero qué recepción? ¡Cambio!
-Lo que tú has dicho, mamá. Cambio.
-No, no tenéis que preguntar nada en recepción. Cambio.
-CENTRALITA, POR FAVOR, ¿TENGO QUE PREGUNTAR EN RECEPCIÓN O NO?, CAMBIO.
-VEINTINUEVE, PREGUNTE EN RECEPCIÓN, CAMBIO.
-¿Y nosotros, mami? ¿Tenemos que preguntar en recepción?
-QUE NO TENÉIS QUE PREGUNTAR EN RECEPCIÓN, CAMBIO.
-Entonces, mami, si antes has dicho que preguntáramos en recepción y ahora que no tenemos que preguntar en recepción, ¿podemos decir que ha habido un... cambio? Cambio.
-Que yo no he dicho nada... cambio.
-VEINTINUEVE, PARECE QUE TENEMOS ALGUNA INTERFERENCIA. VAMOS A CAMBIAR A LA FRECUENCIA CINCO, ¿ME RECIBES? PASAMOS A FRECUENCIA CINCO.
-Mami, ¿cómo se cambia de frecuencia?
-¿Para qué queréis cambiar la frecuencia ahora?, cambio.
-Porque lo ha dicho la voz del señor.
-POR FAVOR, VEINTINUEVE, CONFÍRMAME QUE PASAMOS A LA FRECUENCIA CINCO.
-¿Ves, mami?
-¡¡¡Nosotros no cambiamos de frecuencia, porque si ellos se van a la cinco y nosotros nos vamos a la cinco volvemos a estar todos juntos, para eso nos quedamos todos en la que estamos y no tengo que quitarme el guante para darle al botoncito, que estamos a tres bajo cero!!! ¡¡¡Cambio!!!
-CENTRALITA, RECIBIDO, PASAMOS A LA TRES, CAMBIO.
-VEINTINUEVE, POR FAVOR, PASA A LA CINCO, CAMBIO.
-¿Nosotros también, mami?
-¡Que digas "cambio"!
-Vale, cambio.
-¡Que no cambies, cambio!
-Pero mamiii, ¡si tu cambias y nosotros no cambiamos perdemos la conexión contigo!
Me pregunto si eso sería tan grave ahora mismo.
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Dos novedades:
Un cuentito breve, solo en digital:
La niña de los lirios, ambientado en la Andalucía rural de los ochenta.
Y por fin vuelve
Crónicas Funestas en papel, de momento en Lektu y pronto en librerías.