El fisio me dice que es porque tengo "trapecios" y yo le digo que me viene de familia porque mi bisabuelo trabajaba en un circo.
-¿De verdad? ¿Y qué hacía?
-Tocaba el clarinete en la orquesta.
-Ah.
He tenido la conversación del circo como medio millón de veces y todo el mundo se decepciona cuando digo lo del clarinete. ¿Qué esperaban que hiciera? ¿Tragar sables? ¿Vosotros sabéis lo indigestos que son? Y no quiero ni pensar en la hora de ir al baño.
Aunque, bien pensado, a lo mejor es así como se fabrican los cuchillos de postre.
Superado el chasco, el fisio me dijo que me mandaría por mail unos ejercicios para ponerme mejor.
En la siguiente sesión me preguntó si había hecho los ejercicios.
-¿Hacer? ¡Te entendí que me pondría mejor cuando me los mandaras!
-¡Y los hicieras!
-¡Nadie dijo nada de hacer!
-¡Estaba implícito!
-Claro, claro, qué casualidad que ahora hay un testigo sorpresa...
El caso es que no sé por qué no estoy mejorando tan rápido como esperaba.
Y luego están los niños.
Ahora que hace calor, Bebé-kun ha decidido que la ropa es de cobardes, y tengo que vestirlo por la fuerza todas las mañanas, que de verdad a veces pienso cómo es posible que haya gente que secuestre niños, si a veces necesitamos tres adultos para ponerle a Bebé-kun un calcetín.
Desgraciadamente, por las mañanas en casa solo hay un adulto.
Más desgraciadamente aún, ese adulto soy yo.
Mientras tanto Nena-chan ha decidido que hacerme caso es de cobardes, y simplemente hace lo que le da la gana.
Eso, o empieza a mostrar síntomas de TDA.
Que le viene de familia, como lo de tener trapecio.
Nena-chan hace cosas como:
- Ponerse los dos calcetines en el mismo pie, "porque no me he dado cuenta".
- Ponerse la ropa encima del pijama, "porque no me he dado cuenta".
- Quitarse el pijama, y volverse a poner el pijama sin braguitas, "porque no me he dado cuenta".
- Quitarse el pijama, vestirse perfectamente, e irse al cole sin braguitas, "porque no me he dado cuenta". (De la impresión que te llevas cuando la niña sale del colegio sin bragas ya hablamos otro día).
- Quedarse dentro del ascensor "porque se me olvida salir".
- No subirse al autobús "porque no me he dado cuenta de que estaba ahí". POR EL AMOR DE DIOS QUE ES UN AUTOBÚS DOBLE CÓMO C*J*N*S PUEDE NO DARSE CUENTA DE QUE ESTÁ AHÍ SI ADEMÁS LA LLEVO COGIDA DE LA MANO ES QUE DE VERDAD NO ME LO EXPLICO.
En fin.
A lo mejor estáis pensando que quizá debería yo estar más pendiente de ella. Seguramente sí. Pero todas estas cosas se producen MIENTRAS yo le voy recordando que se ponga los calcetines (uno en cada pie), que se quite el pijama, que POR DIOS BENDITO, hagas lo que hagas, ponte bragas.
En fin.
Prepararlos para el colegio, y encima con este dolor de espalda, es
A veces les digo que los voy a vender a un circo.
Otra veces pienso que es mejor que la que se vaya con el circo soy yo.
No sé tocar el clarinete pero al menos tengo trapecios.
A veces pierdo los nervios y les meto el clásico bocinazo™ que ya sé yo que no hay que gritarles a los niños, pero mira, tampoco hay que llegar tarde al colegio y no se puede tener todo en la vida.
Total, que hace unos días nos cruzamos con una de las vecinas en el descansillo, una señora mayor que lleva toda la vida en el edificio.
-Ay, qué grandes están -me dice-, si parece que fue ayer cuando estabas con la tripa.
-A mí no me parece ayer -le dije, puede que llorando interiormente un poquito.
-Te dan mucha guerra, ¿eh?
-[Llorando interiomente] No.
Entonces la vecina se volvió a los niños.
-Anda, anda, menudos pillines. A ver, ¿quién es el que baja todas las mañanas las escaleras gritando?
A lo cual los dos pequeños traidores contestaron al unísono:
-Mamá.
Ya está, es definitivo, me voy al circo.
¡El colegio terminó y ahora solo tenemos que hacer equilibrios con los horarios las ubicaciones de tres campamentos urbanos diferentes!
¿No es genial la conciliación?
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