Soy una persona a la que le pasan cosas.
Yo suelo decir que me pasan cosas porque hago cosas. Es decir, que si tu vida es perfectamente normal es difícil que te pasen cosas que se salgan de lo normal. Pero claro, luego voy a poner la lavadora, que es algo así como lo más normal del mundo, me resbalo con una minúscula gotita de agua, me quedo suspendida en el aire mientras toda la ropa sucia que llevaba en brazos flota a mi alrededor, y acabo con el culo encajado en el cesto de la ropa sucia, que revienta bajo mi abundancia, y entonces ZaraJota me dice: "A ver si lo que no es normal eres tú".
Yo suelo decir que me pasan cosas porque hago cosas. Es decir, que si tu vida es perfectamente normal es difícil que te pasen cosas que se salgan de lo normal. Pero claro, luego voy a poner la lavadora, que es algo así como lo más normal del mundo, me resbalo con una minúscula gotita de agua, me quedo suspendida en el aire mientras toda la ropa sucia que llevaba en brazos flota a mi alrededor, y acabo con el culo encajado en el cesto de la ropa sucia, que revienta bajo mi abundancia, y entonces ZaraJota me dice: "A ver si lo que no es normal eres tú".
Me lo dice con cariño, eh. Que si no fuera por mi se aburriría muchísimo y además él no sabe cocinar así que más le vale aguantarse con lo que hay si quiere comer caliente.
Bueno, todo esto viene porque una vez fui a una bar, que es también una de las cosas más normales en esta nuestra capital del reino, tierra de la libertad y del mejor agua del mundo, que digo yo que si el agua es tan buena por qué tanto empeño en beber cerveza, pero bueno.
El bar se llama La Maripepa y lleva ahí toda la vida pero se ve que cerró en algún momento y luego reabrió o yo qué sé, las cosas de bares siempre me han parecido muy complicadas.
El caso es que una tarde de sábado fui a un bar, que es una de las cosas más normales del mundo, pero como no bebo cerveza fui a una feria de fanzines. Ahí a lo mejor lo de la normalidad se va un poco a tomar viento, las cosas como son.
Estaba yo con mis libritos en la feria de fanzines del sótano, y de pronto una señora cuya identidad no mencionaré para proteger su anonimato me dijo:
-Tenemos una propuesta que hacerte.
Yo no estoy muy acostumbrada a salir pero no hay que ser muy listo para darse cuenta de que semejante frase, dicha en el sótano de un bar, no puede augurar nada bueno. O sea, que soy una mujer casada y eso.
-No te preocupes que no es nada malo.
Pues vaya. Debo estar perdiendo mi atractivo. Pero bueno, mejor, porque a mí rechazar impetuosos pretendientes se me da fatal, por eso llevo doce años casada con ZaraJota.
Pensé que la persona anónima iba a proponerme que le vigilara el puesto mientras ella se iba al baño o subía a la barra a por cervezas, o que me iba a pedir que le cambiara la silla porque otra cosa no, pero tengo un don para fichar y apropiarme de la silla más cómoda que haya en varios kilómetros a la redonda.
-Claro, lo que sea.
Menos lo de la silla, eh. Que te acabo de conocer.
-Pues nada, que te íbamos a proponer que nos escribieras un libro.
En esos tiempos lejanos (enero 2022) todavía llevábamos mascarilla, cosa que agradezco infinitamente porque me quedé con la boca abierta.
-¿Que qué?
-Que nos escribas un libro.
-¿Yo?
-Sí, tú-tú. No Lorzagirl. Tú con tu nombre.
Me quedé un poco de pasta boniato porque bueno, Lorzagirl ha escrito algunos libros, pero no es como si fueran libros de verdad, o sea, los publica FoscaNetworks. Y la otra... bueno, la otra no ha escrito ninguno. O sea, ¿a quién le importa lo que escriba la otra?
Y encima un libro por encargo para que lo publique una editorial así como las de verdad.
Me pareció una locura.
Así que dije que sí, claro. porque una cosa es tener miedo y otra muy distinta tener cabeza.
Y así es como hemos llegado a esta terrible situación en la que el día 28 de septiembre, Lorzagirl y la otra presentan un libro en la librería La Fabulosa de Madrid.
Es un libro muy bonito que me ha ayudado a reconciliar las dos partes de mí misma, así que solo por eso estoy contenta. Si además venís a verme, más contenta todavía. ¡Os espero!