31 diciembre 2017
La cocina del infierno. Epílogo: el horno al fin
25 diciembre 2017
Los festivales del colegio
18 diciembre 2017
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11 diciembre 2017
Diente por diente, 3 y ya
Olvidad el chupito. Pasemos a inyectarnos morfina directamente.
Bueno, sigo sin poder contestar a los comentarios, así que os cuento:
el problema de que se piquen los dientes de leche es que pueden pasarle la caries a los dientes definitivos, aunque no hayan salido todavía. Y esto pasa porque los dientes definitivos están por ahí, escondidos, lo que bien pensado da mucho repelús.
Además, los dientes de Bebé-kun se estaban llenando de caries a toda velocidad, tanto que el primer dentista que lo vio nos dijo que los molares "tenían caries pero podían esperar", y el tercero que había que hacer los molares cuanto antes, y aunque no nos hubieran dicho nada, en cuestión de días los dientes delanteros estaban desapareciendo.
Estábamos muy agobiados. Y un poco hartos.
Jo, que una caries no es un problema TAN grave.
¿Cómo podía complicarse todo tanto?
¿Por qué Bebé-kun se pasa la vida de médico en médico, si realmente nunca ha tenido nada serio?
¿Seré yo? Por supuesto que soy yo. ¿Lo estaré haciendo mal? Por supuesto que lo estoy haciendo todo mal. ¿Dudé en algún momento del embarazo de si lo quería y este es mi castigo? Obviamente. Pero, ¿por qué tiene que sufrir el niño? Para que la culpa me corroa. Como la caries. Ay, ay... ¡la caries de Bebé-kun es una metáfora!
Así estaba yo, más al borde de la locura de lo que ya es habitual, cuando llegó Patch, que es como una navaja suiza (ocupa poco y sirve para todo) y nos recomendó una clínica (donde nos atendieron fenomenal, aunque al final no se ocuparon de Bebé-kun. Uy, spoilers).
El único problema que tiene es que está en Valdemoro y como sabéis no tenemos coche, así que bueno, en realidad el problema lo tenemos nosotros por vivir la vida al límite y haber hecho del metro nuestro único dios.
-No pasa nada -le dije a ZaraJota-. He hackeado la web de la empresa donde trabaja mi padre y he conseguido descargarme sus horarios.
-¿No hubiera sido más fácil, no sé, eh, así como teoría loca, preguntárselo a él directamente?
-No creas que no lo he intentado.
----Flashback----
-Padre, ¿trabajas el próximo martes?
-¿El martes? Espera, ¿en qué cae? ¿Doce? ¿Trece? No, el trece es jueves. Entonces el próximo martes cae en jueves... ¿O era miércoles? A ver: si el martes cae es miércoles, es que estamos en Bélgica...
----Flashforward----
-Entiendo. ¿Y si le preguntas directamente si te puede dejar el coche?
-Peor.
----Flashback----
04 diciembre 2017
Diente por diente, 2
Chupito.
En la clínica nos dijeron que sí, que claro, pero que necesitábamos un volante de nuestro pediatra.
El pediatra se negó.
-Este niño no tiene caries.
-¿Y ese agujero negro y enorme que se abre en la muela como el vórtice hacia el abismo qué es?
-Un portal interdimensional.
-Ya.
-¿Pero no ves lo feliz que está? -nos dijo la pediatra por enésima vez en la vida de Bebé-kun-. Si un niño está contento es que está sano.
Claro, porque todo el mundo sabe que los niños con cáncer o enfermedades crónicas no se ríen nunca, sino que están todo el día amoinados para que se les note bien y dar pena.
-Bueno, ¿nos puede dar el volante para la clínica y nos aseguramos?
-No. Pero si vas a mostrador y pides cita para el dentista yo no te lo puedo impedir.
Pedimos cita.
Dos semanas más tarde llegué al dentista y me senté en la sala de espera, y Bebé-kun me vio sentada y lo interpretó como una batseñal para enchufarse a la teta.
El dentista salió para llamarnos, me vio con la teta al viento y se le puso esa mueca de tetofóbico que las madres lactantes vemos tanto.
No es pudor. No es asco. Es un "le voy a decir a esta cuatro verdades que se va a enterar".
El dentista inspeccionó a Bebé-kun sin mucho interés.
-Pues sí, tiene alguna caries.
-Ya.
-Eso es porque le das el pecho.
-¿Perdón?
-A partir del año no se les puede dar el pecho porque les provoca caries.
Además es así, automático: como le des teta a las 00:01 del día de su primer cumpleaños ya está j*d*d* para siempre.
-¿PERDÓN?
-La leche materna tiene mucha azúcar, por eso es mejor quitársela cuanto antes.
Claro. Claaaro.
-¿Y qué podemos hacer?
-A mí no me pregunte, yo aquí no atiendo estos casos.
-¿Y no me puede al menos hacer un informe, una nota, lo que sea, para el pediatra? ¿Diciendo que SÍ tiene caries?
-Te puedo dar el nombre de un colutorio con flúor apuntado en un post-it.
-Tendrá que valer.
Salí y llamé a la clínica.
-Pues es que si no tienes una nota del pediatra no te podemos atender.
-¡Es que el pediatra se niega!
-¿Y el especialista que lo lleva?
-¿Que le lleva el qué?
-La discapacidad.
-Eh... mi hijo no tiene ninguna discapacidad.
-Ah, es que aquí tratamos a niños con discapacidad.
-Pero... Ha sido mi dentista el que me mandó aquí... Hemos hablado por teléfono media docena de veces... Llevo un mes intentando conseguir el volante del pediatra...
-Tendría que habernos dicho antes que el niño no tiene ninguna discapacidad.
Cómo no se me habrá ocurrido a mí.
27 noviembre 2017
Diente por diente, 1
Sobre todo a mí: es el único rato que paso cerca de Bebé-kun sin que se me enganche a la ubre.
No es que no lo intente, lo que pasa es que mi bañador deportivo se me queda un poco repegao y no consigue bajármelo.
Bueno, alguna vez lo ha conseguido, pero como no llevo gafas no lo veo y me da igual.
A lo que iba.
Estaba en la piscina sujetando a Bebé-kun por los deditos para que flotara libremente envuelto en unas treinta toneladas de porexpán y de pronto se me escurrió, entró en pánico, empezó a aletear y me soltó, presuntamente sin querer, una bofetada que me dejó tonta.
Más tonta.
Le debió parecer la monda y empezó a reírse con toda la boca abierta, y entonces dije uy, me parece que este niño tiene una caries, y ya os podéis imaginar cómo sería aquello si lo vi sin gafas ni nada aunque tengo seis dioptrías y a medio metro no le distinguía ni la cara.
Entonces nos fuimos al dentista.
A uno privado, obviamente, porque como es lógico en el siglo XXI la salud dental depende de que te la puedas pagar.
(Otro día hablamos de las gafas.)
El dentista le echó un vistazo a la boca de Bebé-kun.
Un vistazo rápido.
Muy rápido.
Y eso que Bebé-kun en cuanto lo sujetamos de pies y manos entre tres adultos empezó a cooperar por completo.
-Pues sí, tiene caries -nos dijo el dentista.
-¿Muchas?
-No, mujer, muchas no. Una en cada diente, nada más.
-¿QUEEEEEE?
-Tiene incluso en los molares que le acaban de salir, es fascinante...
-¿Y por qué puede ser?
-Bueno, esto es lo que pasa cuando se abusa del biberón.
-¿Perdone usted?
-La leche artificial contiene muchos azúcares que favorecen la caries. La leche materna, en cambio...
-El niño ha tenido lactancia materna exclusiva.
Exclusivamente j*d*d*, por concretar más.
-Uy, pues eso sí que es raro. ¿Ha tenido algún problema digestivo?
"Algún", dice...
-Sí.
-Pues puede ser que no esté absorbiendo bien el calcio.
Le lancé a #bebekun una mirada furibunda.
"Mira, nene", le dije mentalmente, "si vas a estar enganchado a la teta full power lo mínimo que puedes hacer, LO MÍNIMO, es absorber como dios manda".
Pero a Bebé-kun la mirada furibunda le dio exactamente igual.
-¿Y qué podemos hacer?
-Pues habría que empastar, lo que pasa es que aquí no lo podemos hacer porque habría que anestesiar y no podemos porque no llega al peso.
Bueno, yo tampoco llego al último estante de la cocina y me anestesian sin problemas.
20 noviembre 2017
Atención, noticias breves
#Cosas buenas, de las que se leen.
Sin zombis.
13 noviembre 2017
El ratoncito Pérez
Mientras tanto y para esta historia, solo necesitáis saber que el dentista le echó un vistazo a la boca de Nena-chan y nos dijo:
-A esta niña se le mueven los dientes.
Lo que no se le mueva a esta niña, pensé, porque la nena nos ha salido un poco inquieta y hasta dormida da saltos en la cama, y yo no tengo nada en contra de los saltos en la cama, pero es que duerme en la litera de arriba y cualquier día se va a estampar contra el techo, y lo acabamos de pintar.
-Mira -insistió el dentista.
Y le dio un meneo a los incisivos inferiores que aquello se bamboleaba como palmera agitada por el viento.
-¡ARG!
-No se preocupe -me dijo el dentista, que es que no me conoce todavía-. Esto va para largo. Seis meses o un año, calculo.
Exactamente dos semanas más tarde llegué a casa y Nena-chan se me echó encima.
-¡Miramamásemehacaídoundientemiramamámiramamá!
Y abrió la boca y, cierto es, donde antes había un diente, ahora había un hueco.
-Ay, ay, ¿cómo te lo has hecho? -le pregunté, porque las cosas como son: desde que empezó el colegio hemos tenido labio partido (dos veces), ceja partida (una), lengua hinchada (una), ojos morados (he perdido la cuenta, el último esa misma semana, con derrame incluido), arañazos y moratones (ni siquiera empecé la cuenta, porque para qué), y una piedra en nariz (no preguntéis), que de verdad a veces pienso que en ese colegio la enfermera está porque tiene que estar, pero el hielo solo lo hacen por mi hija.
-Se he me ha caído solo.
-¿Después de darte un trompazo con...?
-Con la mesa, pero el diente no se me ha caído por eso.
Lentamente la verdad penetró en mi cerebro: a Nena-chan se le ha caído un diente por causas naturales.
Se me escapó una lagrimita.
¿Cómo era posible?
En lo que a mí respecta, le salieron prácticamente ayer (¿o eso era a Bebé-kun?). No le han durado nada: debe ser por la obsolescencia programada.
Nena-chan me dio el diente envuelto en una servilleta de papel y yo flipé infinito porque no lo hubiera perdido, teniendo en cuenta que todos los días pierde las gomas para el pelo y las lleva atadas a la cabeza.
Pero claro, si pierdes la goma no pasa nada mientras que el diente lo necesitas para...
-¡Vamos a ponerlo debajo de la almohada para que venga el ratoncito Pérez!
Restos humanos en la cama y un ratón corriendo por la casa mientras dormimos: para que luego digan que la maternidad no es emocionante.
Le busqué a Nena-chan una cajita, metimos el diente dentro y luego la cajita en la funda de la almohada, en la esquina superior derecha, que es un dato que se me quedó grabado sin razón aparente, no es porque pensara utilizarlo luego para nada ni nada de eso, ¿eh? Que vosotros sois mucho de sospechar.
Y después nos metimos en la cama: Nena-chan en la litera de arriba y yo en la de abajo.*
A los cinco minutos Nena-chan estaba durmiendo a pierna suelta.
Qué manera de roncar, oigan.
Ni esperar despierta al ratoncito Pérez ni leches.
Mientras tanto, yo no conseguía conciliar el sueño. No paraba de pensar en el ratón. La litera de abajo está a ras de suelo para que Bebé-kun no se esmorre en el hipotético caso de que algún día se decida a dormir ahí, pero tiene el inconveniente de ser muy ratón friendly, creo.
La verdad es que no tengo mucha experiencia con ratones.
Cuando vivíamos en el pueblo, el gato solía cazar ratones y traérmelos a la cama. Siempre pensé que era porque me quería mucho (cada uno se consuela como puede), pero luego leí en algún lado que cuando un gato hace eso es porque te considera débil y te está enseñando a cazar para que aprendas a valerte por ti mismo.
Encima de guarro, hijoputa, el gato.
Luego me acordé de que tenía otra experiencia con ratones en abundancia: una vez una señora ratona en estado de buena esperanza se hizo el nido en uno de los colchones del cortijo.
Era un colchón de gomaespuma y no se usaba mucho, las cosas como son.
La buena ratona debía estar a sus anchas. Lo que pasa es que entonces a la abuela se le ocurrió que era buen momento para poner en práctica esa bonita costumbre doméstica de darle la vuelta al colchón para que no coja forma, que digo yo que qué más le daría, si alguna forma hay que tener y allí no dormía nunca nadie.
Total, que le dice a mi padre que le ayude a darle la vuelta al colchón y de pronto empezaron a salir ratones por todas partes, y empezaron a correr por todas partes, y nosotras empezamos a correr por todas partes también, y mi padre empezó a decirnos pero qué hacéis, estaros quietas que los vais a pisar y yo con la sangre me mareo.
Resumiendo: se lió parda. O mejor dicho, se lió gris. Gris ratón.
En la litera de abajo, yo no paraba de pensar en la ratona que hizo el nido y en el ratoncito Pérez entrando en casa y lo cerca que estaba yo del suelo y no es que sea aprensiva ni nada pero así como a media noche me abracé a un zapato y tomé la firme resolución de estamparlo contra lo primero que viera moverse cerca de mí, y de quedarme despierta toda la noche si hacía falta.
No pegué ojo.**
No hubo movimiento en toda la noche, pero, al amanecer, empecé a oír ruidos en la litera de arriba.
Crujiditos.
Agarré el zapato con más fuerza y esperé.
-Mamá -oí al poco-, hay algo debajo de mi almohada.
Pues si es gris, blandito y peludo no cuentes conmigo para mirar.
*ZaraJota y yo llevamos un mes durmiendo en camas separadas, incluso en habitaciones separadas: él con Bebé-kun y yo con Nena-chan. Si se os ocurre una forma mejor de destetar al lechoncillo de mi hijo soy toda oídos.
**Por una vez voy a reconocer que todo esto es mentira: en realidad no podía dormir porque estaba emocionadísima y no quería perderme el momento en que Nena-chan descubriera el regalito que el ratoncito Pérez le había puesto debajo de la almohada.
06 noviembre 2017
Villamatojo
Pues nada, que este verano estaba en el pueblo y en una de esas noches en las que el puro cansancio no me dejaba dormir me volví toda loca y escribí un cuento.
Sí, del tirón.
Sí, en una sola noche.
Sí, me había dado mucho el sol en la cabeza.
Y ya que lo tenía y no sabía qué hacer con él lo subí a Amazon en formato ebook.
No, no está en otras plataformas.
No, no voy a hacer versión impresa.
No, esto no le ha quitado tiempo a la segunda parte del #Lorzfunding porque cuando lo escribí no tenía ordenador a mano y dejadme que os diga, sin relación con lo anterior, que escribir con boli sobre papel higiénico no es tan fácil como podría parecer.
Se llama Villamatojo, y no es ni de reírse ni de pasarlo bien ni nada, sino de mucho sufrir y de perder la fe en la raza humana y eso.
Además hay zombis aunque dentro del cuento no los llaman así porque lo de zombi suena muy glamuroso y en plena Extremadura como que no me pegaba.
Lo mejor que puedo decir de él es que al menos es breve y si os animáis a leerlo no sufriréis mucho tiempo.
Eso y que a mi madre le ha gustado, aunque también es cierto que se dio un golpe en la cabeza cuando era pequeña y desde entonces no ha vuelto a ser la misma.
Pues eso, que avisados estáis.
El primito nuevo
Bueno, en realidad resobrino, porque no es hijo de ninguno de mis hermanos, no os preocupéis.
Ni llaméis a Control de Plagas.
Lo que pasa es que a falta de familiares más cercanos, un resobrino hace la misma ilusión... o más.
Por lo del Control de Plagas y eso.
En cuanto recibí la noticia corrí a contárselo a Nena-chan, que está muy necesitada de niños a su alrededor.
-¡Mira, Nena-chan! ¡Un primito!
-¿Qué primito es ese?
-Uno nuevo.
-¿Y cuántos años tiene?
-Eh... ninguno.
Nena-chan respiró aliviada. En primaria el estatus se define por la edad, y un niño con cero años no supone ningún tipo de competencia para una niña de cinco.
-Ah. ¿Y cuándo es su cumpleaños?
No vaya a ser que se ponga a cumplir años ahora locamente y le tome delantera, ¿eh? Que las nuevas generaciones vienen pisando fuerte.
-Pues... bueno, hoy.
-Entonces, ¿ya tiene un año?
-Eh... no, eso no funciona exactamente así...
-¿Entonces cuántos cumple?
-Ninguno, porque ha nacido hoy.
-¡Entonces es su cumpleaños!
Si lo sé no se lo digo, pensé después de que la conversación acabara en berrinche porque al parecer no me entero NUNCA de NADA.
Al día siguiente, de camino al colegio, nos encontramos con varias de sus amiguitas, y a Nena-chan le faltó tiempo para contar la noticia.
-¡Tengo un primo NUEVO!
-¿Y cuántos años tiene?
No vaya a venir ahora un primo de seis años y nos hunda la jerarquía.
-No lo sé -contestó Nena-chan-. Acaba de nacer y todavía no le he podido preguntar.
30 octubre 2017
Halloween 2017
23 octubre 2017
El cumpleaños
Aquello era como la Boda Roja, solo que con nocilla.
A mí los cumpleaños de los niños me cuestan mucho, por eso de tener que relacionarme con gente y tal. Pero como tengo una venita masoquista cojo al niño correspondiente y voy a todos.
Luego normalmente me lo paso bien y eso porque al final correr detrás de un niño para quitarle la caca une mucho.
Esta vez además me alegré de haber ido porque pude observar a Bebé-kun en su habitat natural, rodeado de otros miembros de su especie, y con total libertad para comportarse como le diera en gana.
Mis observaciones:
1. Una vez que les quitas los zapatos, Bebé-kun es tan alto como cualquier de sus amiguitos. Bien por ahí.
2. En lo que respecta al ancho, abulta aproximadamente la mitad. Y diréis "bien por él", y yo también lo digo. Lo que pasa es que los niños de dos años tienen tendencia a correr sin dirección determinada hasta que chocan con algo, y cuando ese algo es Bebé-kun tiende a salir malparado. Intenté solucionarlo con una faja casera de papel de burbuja y celo y me quedó muy bien, pero al parecer con el plástico se suda más y se consigue un efecto adelgazante. Probé entonces con dos cartones de huevos, atados con cintas por arriba y por los lados al estilo de los chalecos salvavidas. Al ponérselos debajo de la camiseta, Bebé-kun parecía un jugador de rugby en pequeñito. No obstante, creo que habría sido mejor sacar los huevos antes de ponérselo.
3. Cuando está con sus amiguitos, Bebé-kun (y los otros niños) sigue ciegamente las instrucciones de cualquier adulto con uniforme que se dirija a ellos.
-A sentar -decía la monitora.
Y los niños se sentaban.
-A merendar -decía la monitora.
Y los niños merendaban.
Yo estaba extasiada mirándolos, y después de darle muchas vueltas al tema llegué a la conclusión más lógica: que le echan drogas al agua. Por eso aproveché un descuido de la monitora para beberme un vaso de agua y experimentar con sus efectos, aunque me temo que la dosis fue muy pequeña, porque no noté nada; así que me tomé otro y nada; así que me tomé otro y nada; así que me tomé otro y nada; así que me tomé otro y nada; y cuando ya llevaba treinta o cuarenta vasos me entraron unas ganas locas de hacer pis.
¡Ajá!
-Sé lo que estáis haciendo -le dije acusadoramente a una de las monitoras.
4.. No está tan claro que yo sea la peor madre del planeta. Las otras mamás también están convencidas de ser las peores madres del planeta, aunque a mí no me lo parecieron en absoluto.
Quizá debamos organizar un campeonato mundial para decidir la cuestión de una vez por todas.
5. Bebé-kun es súper popular.
-¿Este es Bebé-kun? -me decían las mamás-. Mi nene habla todo el rato de él.
Bebé-kun JAMÁS nos habla de sus compañeros de clase; de hecho cuando le preguntas qué ha hecho en el cole, se encoje de hombros y contesta "CON LA SEÑO". Se ve que en eso la adolescencia le ha llegado antes de tiempo.
Al final me di cuenta de que las otras mamás esperaban una afirmación similar por mi parte, así que a la enésima que me lo dijo, le contesté:
-Y el tuyo, ¿cuál es?
-Otroniño-chan.
-Aaah.
-¿Bebé-kun habla de él?
-No.
La mamá parecía decepcionada.
-Bueno, es que Bebé-kun casi no habla todavía.
Momento que Bebé-kun escogió para decir.:
-MIRA, MAMÁ, ME CAÍO. ABÚBAME. TENO PUPA. ERO SANA SANA.
-Bueno -le dije a la otra mamá-, en casa lo tenemos amordazado casi todo el rato.
16 octubre 2017
La fiesta de jubilación
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09 octubre 2017
La camisa
-Oye, ZaraJota, ¿sabes qué camisa te vas a poner para la boda?
ZaraJota tenía muchas camisas, pero en los últimos, digamos, cinco años, han ido sufriendo "accidentes" con diferentes fluidos corporales humanos y pereciendo.
-Sí, sí.
-¿La tienes preparada?
-Sí.
-¿Seguro?
-Qué sí, Lorz, que sí.
Una semana antes de la boda.
-ZaraJota, saca la camisa que te vas a poner para la boda, que ya que estás planchando le doy un repasito.
-No, si ya está planchada.
-¿Seguro?
-Sí, sí. ¿Es que no te fías de mí o qué?
Un día antes de la boda.
-ZaraJota, ¿has preparado la camisa?
-Sí.
-¿Y está bien?
-Sí.
-A ver qué yo la vea... Tiene un moco pegado.
-Es la moda ahora.
-...
-Eso ha debido ser Nena-chan.
-Hombre, solo faltaría que hubieras sido tú.
Doce horas antes de la boda.
Tendiendo la camisa.
Dos horas antes de la boda.
-ZaraJota, ¿has planchado la camisa?
-¿His plinchidi li cimisi? ¿His plinchidi li cimisi?
Una hora antes de la boda.
Planchando la camisa.
Mal.
Quince minutos antes de la boda.
-Lorz...
-Mira, me da igual: ponte la p*t* camisa de una p*t* vez como p*t* esté. C*ñ*.
-Es que los pantalones se me caen y no encuentro el cinturón.
-¡Te dije que lo prepararas todo hace una semana!
-No, solo me dijiste que preparara la camisa.
Ahora será culpa mía.
02 octubre 2017
Un mes con HBO
Y luego pensé, bueno, pues me lo voy a gastar en suscribirme a HBO.
Más o menos.
Porque mi madre me había dado el dinero en efectivo y HBO se paga con tarjeta y además el primer mes es gratis y para cuando pasó el primer mes ya me había gastado en libros así que qué más da.
Lo que pasa es que quiero hacerme escritora de verdad y he leído una entrada de facebook que dice que poner personajes secundarios añade profundidad a la trama, que digo yo que más que profundidad lo que añadirá será cantidad, pero bueno, que tampoco voy a ir yo de que sé más que facebook, y además alguna excusa le tenía que poner a ZaraJota.
Resumiendo: que me apunté a HBO, y luego me puse a buscar la app en la tele, pero no aparecía por ninguna parte y tuve que recurrir a una medida desesperada, o lo que es lo mismo, preguntarle a Sark, porque todo el mundo dice que sabe mucho de tele y además es prácticamente la única persona del mundo que todavía me contesta los whatsapp, probablemente porque se los suelo mandar de madrugada y siempre le pillo desprevenido.
-No hay app para las teles samsung -me dijo.
Entonces me acordé de que al principio de los tiempos de Netflix me pasó lo mismo, y me pude conectar a través de la play.
Pero eso fue ANTES.
Porque ahora no sé qué pasa, que cada vez que enciendo la play se empieza a reproducir Frozen automáticamente, tanto si está el disco dentro como si no. De hecho no hace falta ni tener la tele encendida: en cuando Nena-chan dice "Quiero ver..." la película se reproduce sola.
Es que ya se la sabe de memoria.
En esta ocasión, por si acaso, optamos por sacar el disco. Al principio nos costó, pero una vez que le apliqué KH7, un martillo hidráulico y un lanzallamas salió sin mayor problema.
Entonces descubrí que hace algo así como mil años quitamos el cable de la play porque total, solo la usábamos para ver Frozen, para qué tener un cable por ahí colgando.
-No te preocupes -me dijo ZaraJota-creo que sé dónde está.
-¿Ah, sí? ¿Dónde?
-En una de las cajas de detrás del sofá.
-¿Hay CAJAS detrás del sofá?
-Sí, todas las que no hemos abierto desde la mudanza.
-¿Y sabes en cuál está el cable?
-Uy, ni idea.
Varias cajas más tarde, ZaraJota consiguió conectar la play a internet.
-M**r* -dijo.
-¿Qué pasa?
-Que hay que actualizarla.
-Anda ya. ¿Eso no se actualiza solo?
-¿Para qué se va a actualizar, si solo la usamos para ver Frozen?
-Pues también es verdad. Pues nada, actualiza, actualiza.
Un par de horas más tarde la play terminó de actualizarse y le pidió a ZaraJota una contraseña.
-M**rd*.
-¿Qué pasa ahora?
-Que no me acuerdo de la contraseña de la play.
-¿Has probado con "Frozen"?
-Estoy bastante seguro de que no usé "Frozen" como contraseña.
-Tú prueba.
-¡Anda, funciona!
-Pues claro que funciona. Este cacharro tiene el síndrome de Estocolmo.
-Lorz, ahora tienes que poner la contraseña de HBO.
-...
-Has creado la cuenta hace menos de media hora.
-... ¿algo con "culo"?
No os voy a decir la contraseña porque la uso mucho, pero efectivamente era algo con culo.
Es lo bueno de conocerme de toda la vida, que ya me veo venir.
Entonces me pidió la contraseña del control parental.
-Lorz, ¿has puesto control parental?
-Sí.
-¡Si los niños no saben poner la smart tv!
-Bueno, por si algún día viene mi hermano.
-¡Que tu hermano tiene cerca de cuarenta años, por el amor de dios!
-¡Bueno, pues a mi casa que no venga a ver guarrerías!
-Vale, mantengamos la calma. ¿Te acuerdas de la clave?
-¿Asterisco, asterisco, asterisco, asterisco?*
Una vez más os ahorraré los detalles porque ZaraJota se pone muy tenso cuando me río de él en público, porque es un intolerante que no respeta mi libertad de expresión aunque yo tenga razón y él no.
En fin, ya que solo habíamos tardado dos o tres horas en entrar a HBO y los niños estaban con los abuelos, pensamos estrenar la plataforma viendo Juego de tronos, una serie que llevábamos sin vez desde aproximadamente 2014 y que retomamos en 2017 sin mayor dificultad, que lo mismo es para plantearse si no han estado mareando la perdiz más de la cuenta en estos tres años.
Primer problema (aparte de los anteriores): queremos ver la serie en inglés porque somos de esos.**
También queremos subtítulos para poder indignarnos cuando la traducción está mal.
Ya os he dicho que somos de esos.
La aplicación tenía subtítulos en castellano pero no dejaba seleccionarlos, lo que está muy bien pensado para las personas sordas: si quieren ver películas que aprendan idiomas, que todo se les va en poner peguitas.
Pusimos los subtítulos en inglés. O eso creemos. Porque los subtítulos era muy pequeños. Muy, muy, pequeños. En plan así de pequeños. Y además eran blancos, una gran elección en una serie que transcurre así como el 50% en la nieve.
Y cuando ya pensaba que no podía ir a peor, se ponen a cantar y de pronto... ¡aparecen los subtítulos en castellano! ¡ENCIMA de los subtítulos en inglés! ¡Y no coinciden en absoluto con lo que están diciendo!**
Ahora bien, el auténtico problema llegó cuando nos quisimos ir a dormir, porque nos habían dicho que HBO no recuerda dónde te has quedado.***
Obviamente nosotros somos incapaces de recordarlo, y tuvimos que buscar otras soluciones,
Lo primero que se nos ocurrió fue dejar la tele encendida toda la noche, lo que pasa es que tenemos programada para que se apague cuando lleve dos horas seguidas sin tocar ningún botón del mando, y no lo sabemos quitar.
Por supuesto solo había una solución lógica: ponernos el despertador cada hora y cincuenta y nueve minutos para levantarnos y tocar un botón del mando. Por el lado positivo, así como a media noche nos dimos cuenta de que no hacía falta que nos levantáramos, porque desde la cama podíamos apuntar el mando al espejo del baño y se reflejaba hasta la tele. Por el lado negativo, como el botón que estábamos apretando era el del volumen al final la tele estaba tan alta que apenas podíamos dormir entre alarma y alarma.
A la mañana siguiente estábamos hechos polvo, y encima todo nuestro esfuerzo no había servido de nada porque nos teníamos que ir a trabajar, y necesitábamos que alguien le diera al botón en nuestra ausencia.
Por suerte nos acordamos que nuestra vecina trabaja en turno de noche, y ¿para qué están los vecinos si no es para ayudarse?
Pues se ve que para otra cosa.
A la vecina le molestó mucho que la despertáramos para, cito textualmente, "semejante estupidez". También dijo algo que no entendí muy bien, aunque me pareció entender que no estaba muy impresionada por nuestro nivel intelectual. Con todo, aceptó ayudarnos a cambio de que le prometiéramos no volver a dirigirle la palabra nunca más en la vida.
Aceptamos. Total, seguro que se muda enseguida.
Es que los vecinos no nos duran mucho, no sé por qué.
Y bueno, casi mejor, porque menuda irresponsable, la tía: cuando volví a casa, la tele estaba apagada.
Llamé a la vecina, indignada.
-¡NO LE HAS DADO AL BOTÓN!
-Lo sé, lo siento, es que me han llamado del hospital porque mi madre...
"¡Mi midri, mi midri!". Desde luego es que la gente no tiene claras sus prioridades.
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* Era 1234.
**En realidad es porque cuando los niños están despiertos es imposible oír nada, y cuando están dormidos quitamos directamente todo el sonido, por si acaso. Gracias a esto cada día estamos más sensibilizados hacia las dificultades de las personas sordas.
*** Esto me pasó en todas las series que vi, incluido en Girls, donde al menos dos protagonistas son cantantes y la letra de las canciones es importante para la trama.
**** Suele recordarlo, pero no siempre. Por ejemplo, si hoy ves medio capítulo 1, mañana recordará que estabas ahí y podrás ver la segunda mitad del 1 y el 2 completo. Cuando pasado intentes ver el 3, se empeñará en que te quedaste a mitad del 1 y tendrás que ir manualmente. Otras veces, por el contrario, recuerda el último capítulo completo que hayas visto, pero no el que te hayas dejado a medias. Y cuando se siente realmente gracioso, recuerda el capítulo que te dejaste a medias, pero no lo reanuda en el mismo punto, sino quince minutos antes, diez minutos después o donde le parezca. Aparte la aplicación tiene otros problemillas como que no permite descargar nada, así que es imposible ver nada sin conexión a internet (adiós a ver series en el transporte público) y aunque estés conectado a la red de casa, los capítulos tardan mucho en iniciarse, se quedan colgados continuamente, y de vez en cuando decide que ya has visto mucho tele por hoy y te echa. Os sorprenderá saber que me di de baja antes de completar el mes de prueba.
25 septiembre 2017
Vacaciones en el pueblo, 4 y ya, que estaréis deseando saber si nos cambian el horno; nosotros también
El cochino jabalín.
Pues veréis.
Cada vez que mis niños corrían por la calle, o saltaban en la venera, o chapoteaban en la fuente, o recorrían a pie el kilómetro y pico hasta la piscina, o, simplemente, flotaban piscina arriba, piscina abajo, siempre había un amable viej... anciano nativo que, mirándolos con una sonrisa de oreja a oreja, decía:
-¡Qué bien se lo están pasado! ¡Esta noche van a caer rendidos!
El problema, creo, es que me lo decían a mí, y los niños no se daban por enterados, y cuando llegaba la noche estaban tan frescos.
Pero yo no.
Y una noche, después de parque, piscina, venera, todo ello intercalado con mucho subir piso arriba y piso abajo, Bebé-kun no se dormía, y no se dormía, y no se dormía, y no se dormía, y no se dormía, y no se dormía y de pronto ¡plof! se durmió.
Y entonces unos niños pasaron por debajo de mi ventana gritando algo así como "marcoasensio", sea lo que sea eso.
Bebé-kun abrió un ojo y lo volvió a cerrar.
Vale, no pasa nada.
Las calles son estrechas y retumban mucho y la gente pasa hablando alto sin darse cuenta, pero ha sido un momento y ya está.
Y entonces otra vez:
-¡MARCOASENSIO! ¡MARCOASENSIO! ¡MARCOASENSIO!
Los niños estaban dando carreras alrededor de la manzana y gritando "marcoasensio" a todo pulmón a las mil de la noche así, porque sí, y cada vez que pasaban Bebé-kun abría el ojillo y se removía, y, la verdad, por mí como si se ponía a bailar la macarena, pero es que solo se duerme con la teta en la boca, y aquella noche ya tenía la "nita" en carne viva y no podía más.
La decimocuarta vez que pasaron gritando por debajo de mi ventana, Bebé-kun se despertó y, sorpresa, pidió teta.
Así que a la decimoquinta vuelta me asomé a la ventana y les dije a los niños muy amablemente que se fueran a gritar a su p*t* casa.
Puede, PUEDE, que en ese momento llevara una teta al viento y pelos de loca.
Lo único que puedo deciros con seguridad es que los marcoasensios desaparecieron como si les persiguiera una loca asesina, que no era el caso, porque a mí lo de matar me da como mucha pereza, y además llevaba un camisón blanco que luego se lava fatal.
Me volví a la habitación muy satisfecha de mi victoria, pero apenas me había dado tiempo a tuitearlo cuando ya tenía a los niños otra vez.
Solo que esta vez no daban vueltas, sino que se quedaban directamente debajo de mi ventana en plan serenata.
-¡MARCOASENSIO! ¡MARCOASENSIO! ¡MARCOASENSIO!
La p*t*...
En cuanto oyeron que subía la persiana salieron revoleados, pero poco. Se pararon nada más doblar la esquina. JUSTO DELANTE DE MI OTRA VENTANA. Porque, por un extraño fenómeno de la naturaleza, cuando una casa hace esquina lo normal es que las dos paredes que se tocan le pertenezcan. Pero se ve que dios o te da pulmones para gritar o cerebro para pensar, y en este caso estaba claro lo que había tocado en el reparto.
Total, que se pusieron delante de la ventana de mi cocina a maquinar un plan.
-Contamos hasta diez, y cuando yo diga YA salimos todos corriendo y volvemos a gritar fuerte, ¿vale?
Estuve muy tentada de asomarme por la ventana de la cocina y decir "vale", pero es que lo mismo les daba por infartar y encima la culpa me la iba a cargar yo.
Es ese momento me planteé varias vías de actuación:
-Escupir. Idea rechazada porque eran muchos y no me iba a cundir.
-Llenar el orinal con fluidos corporales y vaciarselo encima. Idea rechazada porque no me apetecía hacer pipí.
-Usar la pistola de agua de Nena-chan para lanzarles tomate frito. Esta era la idea que más me tentaba porque iban todos de blanco y tonos pastel. Por otra parte, me daba un poco de miedo manchar las paredes de la casa de enfrente.
Al final opté por lo que me pareció más sensato. Los dejé dar un par de vueltas alrededor de la casa, y cuando ya se estaban envalentonando abrí de pronto la puerta y se encontraron conmigo de morros.
(Inciso: ya me había guardado la teta)
-¡Tú, tú, y tú! ¡Quiero hablar con vuestra madre AHORA MISMO! -les dije.
-¿Para qué?
-¡Para intercambiar recetas, no te j*d*! ¿A vosotros os parecen horas para estar gritando por la calle? ¡En esta casa vive un bebé! ¡En esa, un anciano al que acaban de operar del corazón! ¡Y en esa otra... -lo único que recordaba de los otros vecinos es que de su casa salía un olor como a incienso, no sé si me explico-, en esa otra...!
El marcoasensio nº 1 aprovechó que yo estaba perdiendo carrerilla.
-¡Esto es el colmo! -me dijo, indignadísimo. Y se fue corriendo.
Me senté en el escalón de la entrada a esperar que volvieran. Hacía fresquito y olía a incienso y se estaba muy bien. Además, la calle hace como un embudo, y podía oír a los marcoasensios hablar con su madre.
-Mamá, ¡una señora gorda nos está diciendo COSAS!
Jopé, pensé, pues sí que les ha cundido el camino, les ha dado tiempo a hablar con otra persona y todo.
-¿Qué señora ni qué señora? -les contestó la madre-. Anda, iros a jugar a la calle y dejadme un rato tranquila.
Me da a mí que esto no va a funcionar.
* * *
Al día siguiente, cuando Nena-chan y Bebé-kun estaban jugando en la venera, aparecieron los marcoasensios e intentaron arrinconarlos, pensando, al parecer, que la media docena de adultos de alrededor no iba a hacer nada al respecto.
A saber de que experiencia vital propia habían sacado semejante conclusión.
Total, que les planté cara.
-Vosotros sois los que estabais gritando anoche, ¿no?
Los marcoasensios se quedaron callados, mirándose entre ellos, hasta que uno dice:
-Yo no, fueron este, este, y este.
De verdad, qué familia más encantadora.
* * *
Esa tarde, al fin, dí con la madre.
.¿Son tuyos los niños que gritaban ayer?
-No, los míos estuvieron todo el día en casa, no salieron a la calle hasta que empezó el partido del Madrid.
Ajá...
* * *
Cuando le conté la historia a mi padre le quitó importancia.
-Cuando el alcalde era pequeño también se venía a hacer gamberradas a nuestra casa, es prácticamente una tradición local.
Pues ya les podía dar por la castración ritual o algo.
Fin
18 septiembre 2017
Vacaciones en el pueblo, 3
La gente, que es muy guarra.
A los cuatro días o así de estar en el pueblo ZaraJota dijo que se iba a por tabaco y ya no lo volvimos a ver, que no es que me importe, es que se llevó el coche y en ese pueblo es todo cuesta arriba.
Casualmente, el mismo día que ZaraJota se fue apareció Hermano Mediano, que como especialista en el Camino de Santiago y en el contrabando de latas de fabada Asturiana a China tiene soluciones para todo.
-Conozco una ruta facilísima para ir andando a la piscina.
-¿Con los niños?
-Sí, sí, es facilísima.
-Vale. ¿Me llevo el carrito?
-Sí, sin problema.
-¿De verdad? Puedo llevar al niño en la mochila.
-De verdad, es totalmente niño-friendly, podemos ir con el carrito.
Y eso hicimos.
Al principio todo fue bien: el camino era un poco tosco, pero transitable, corría el agua, había moras, vimos caballos y vaquitas...
Hasta que de pronto, no sé ni cómo, estábamos en mitad del las zarzas, trepando por un pedregal, yo con Bebé-kun en brazos, Hermano Mediano con el carrito a cuestas, y Nena-chan tan pichi porque su tío le había prestado un palo de senderismo ROSA.
Ojalá me hubieran prestado a mí media docena.
Con todo, íbamos considerablemente felices.
-Mira, Nena-chan, ¡esto es una AVENTURA! -le dije.
-¡Sí!
-¡Vamos por el bosque!
-¡Como Caperusita!
-Sí... y escucha un momento... oigo pasitos... creo que... ¡nos sigue un conejito!
-¡Como el de Alisia en el País de Ramavillas!
-¿Rama...? Vale, sí, como el de Alicia, ¿lo oyes?
-Sí, ¡está supercerca!
-No grites, ¿vale? Que lo vas a asustar. Vamos a hablar bajito a ver si se acerca...
Mientras tanto, Hermano Mediano no decía nada. Pensé que se estaba concentrando en orientarse con las estrellas o en buscar agua potable o a punto de reventar o yo qué sé.
No comentó nada del conejo hasta que no llegamos a la dichosa piscina y los niños estuvieron chapoteando alegremente en el agua.
-Lorz, ¿te acuerdas del conejo que has oído antes?
-Sí.
-Pues era un jabalí.
Definitivamente esa no es la versión de Alicia que yo recuerdo.
¿Continuará?
11 septiembre 2017
Vacaciones en el pueblo, 2
Tengo pipí.
Resulta que mientras en mi pueblo nos encontramos un charco y lloramos porque nunca habíamos visto tanta agua junta, en el pueblo al que habíamos ido de vacaciones había tanta agua que corría por la calle.
"Venera", lo llaman.
Tienen tanta agua que en vez de piscina municipal lo que han hecho es acortar con redes un trozo de río y hala, que corra el agua sucia pabajo, qué cloro ni qué cloro...
Eso tiene sus desventajas.
La temperatura del agua es ideal para criogenizar espermatozoides, por ejemplo.
Bebé-kun estaba encantado: se ve que en verano la leche le apetece fresquita.
Menos mal.
Porque por esos días andaba estreñido (para variar) y comía poquísimo, se debía notar molestias en la tripita o algo. De hecho, a veces decía "CACA" y se ponía en cuclillas, pero al poco se levantaba ('¡YA-TÁ!") y el pañal seguía limpito, pobrecito mío.
Por eso cuando se puso en cuclillas en el borde de la piscina y luego gritó "¡YA-TÁ!" no me preocupé demasiado.
Lo que pasa es que luego se metió en la piscina y el agua se enturbió a su alrededor.
"Será de haber estado jugando con la arena", pensé.
Pero después de haberlo remojado bien seguía enturbiando el agua a su alrededor así que al final reuní valor, eché un vistazo al pañal y tuve que admitir que no era arena sino Bebé-kun... infusionando.
Lo tumbé en una toalla y le quité el pañal.
Oh. Dios. Mío.
Aquello era... bueno. Imaginad que tenéis una dieta tan variada como la de un adulto. Un adulto que lleve una semana comiendo platos combinados. Y que haya pasado esa misma semana sin... liberar carga. Y que cuando por fin se haya decidido a hacer bum-bum, haya remojado la... sustancia durante un buen rato.
Resumo: de pronto Bebé-kun estaba retozando en un charco marrón.
Aquello no tenía solución. Envolvimos al niño en una toalla y nos fuimos a casa a bañarlo.
-Venga, Nena-chan, cuando acabe tu hermanito te vamos a bañar a ti también.
-¡Si ya me he bañado en la pichina!
-Ya, pero el agua de la piscina no es limpia-limpia.
-¿Porque la gente hace sus cosas en el agua?
Sí, sí. La gente.
¿Continuará?
04 septiembre 2017
Vacaciones en el pueblo, 1
Mi abuelo tenía una casa en la playa, y la vendió para comprarse una casa en ruinas en mitad de ninguna parte.
Me dan escalofríos solo de pensarlo. Por eso intento no pensarlo. De hecho, por eso intento no pensar en nada, no vaya a ser que acabe pensando en lo que no debo por accidente. ¿Me seguís? Pues mal hecho. Seguir gente es acoso. Acoso malo, acoso malo. Creo que me he pasado comiendo lacasitos.
Después de la obra no teníamos ni presupuesto ni energías para irnos de vacaciones, hasta que mi abuela dijo oye, que la casa del pueblo está ahí para quien quiera, y pensamos oye, pues lo mismo queremos, y la abuela dijo uy, uy, pues es que yo en agosto tengo muchas cosas que hacer en Madrid, así que ir vosotros ya si eso.
Y eso hicimos.
Antes de nada creo que es necesario recordaros que somos unos locos de esos que no tienen coche sino que van en transporte público a todos lados, por lo que nuestros hijos no están acostumbrados a montar en coche y no entienden el concepto ese de estar atados en una silla durante una hora, y ya no digamos dos.
La respuesta de Nena-chan me dejó ojiplática perdida, y solo se me ocurrió decirle a ZaraJota que parara en la primera gasolinera que viera para cerrar bien la puerta.
ZaraJota paró.
-¿Dónde estamos? -le pregunté.
-A 30 kilómetros de Madrid.
-No vamos a llegar en la p*t* vida.
Cerramos la puerta, arrancamos de nuevo, nos reincorporamos a la autovía y entonces...
-Mamá, tengo pipí.
-¡Si has hecho antes de salir!
-No.
-¿No te hemos dicho que hagas pipí antes de salir?
-No.
J*d*r, j*d*r, j*d*r, me van a quitar el p*t* carnet de madre...
-¿Y no puedes aguantar un poquito?
-Nooooo... me se saleeeeee...
Volvimos a parar en una gasolinera. Otra vez. Por segunda vez en una hora. Por segunda ven en cincuenta kilómetros.
Nena-chan hizo pipí. Y también hice pipí, porque sospechaba que a ZaraJota no le haría gracia parar una tercera vez.
Y después nos subimos al coche y nos reincorporamos a la autovía, otra vez.
Apenas habían pasado cinco minutos cuando...
-Mamá, tengo sed.
-Toma, agua.
-...
-¿Qué pasa? ¿Creías que me ibas a pillar? ¿Creías que tendríamos que parar otra vez? ¡Pues estabas muy equivocada! ¡MUAJAJAJA!
-Mesacaído la botella debajo de tu asiento.
-Pues te aguantas. Me da igual. No vamos a parar más. Solo tenemos quince días de vacaciones y no me gustaría pasarlos en el coche. ¿Entendido?
-...
-¿ENTENDIDO?
-Mamá...
-¿QUÉ?
-Has dispiertado al hermanito.
-¡BUAAAAAAAAAA!
La madre que parió a la...
Tres horas y media para doscientos kilómetros de autovía.
-¿Cómo es que habéis tardado tanto? -me preguntó mi padre-. ¿Habéis pillado atasco?
Pues mira, se podría decir así.
¿Continuará?
Pd: Sé que estáis preocupados por mi horno. Todavía no hemos conseguido contactar con el instalador. Seguiremos informando.
26 agosto 2017
Que no cumple uno...
La culpa de todo la tiene la seño de #Bebekun, que amaestró al niño para que cuando alguien gritara "Enri" él respondiera "¿QUÉ?".
Entonces se me ocurrió enseñarle que si alguien decía "uno, dos..." él tenía que gritar con todas sus fuerzas "¡TRES!".
Pronto se volvió plenamente autónomo y empezó a gritar por su cuenta "TATETÍ... ¡TEEEES! ¡BEEEEEEN!". Y después se aplaudía, porque no tiene ni idea de lo que dice, pero la autoestima la tiene estupenda.
Entonces pensé que podía enseñarle a responder "¡uno!" y levantar el índice cuando le preguntaban "¿Cuántos añitos tienes?".
A las viejas del autobús las volvía locas, así que todos los días repetíamos el número.
-¡Enri...!
-¿QUÉ?
-¿Cuántos añitos tienes?
-¡UBO!
-Uno, dos y...
-¡TEEEES! ¡BEEEEEEN! [autoaplauso]
Todo iba bien hasta que me di cuenta de que Bebekun estaba a punto de cumplir dos años.
Así, de casualidad.
No es que haya estado contando los días para destetarlo ni nada parecido.
El número se nos quedaba anticuado, así que le dije:
-Oye, Bebe-kun, este domingo vas a cumplir dos añitos, así que a partir de ahora cuando alguien te pregunte cuántos añitos tienes, tienes que contestar "DOS" y levantar dos deditos, así, ¿vale?
-VALE.
-Yo digo "¿cuántos añitos tienes?" y tú dices "DOS", ¿entendido?
-TÍ.
-Muy bien, probemos: hola guapo, ¿cuántos añitos tienes?
-¡UNO!
-¡Nooooo! ¡Dos!
-¡Y TEEEES! ¡BEEEEEEN!
Ahora me diréis que me lo he buscado yo solita.
21 agosto 2017
La cocina del infierno, parte 10 y ya que estaréis hartos
En agosto, frío en el rostro. Porque lo que es calor, tal y como está el horno, poquito.
Además de pintar, intercambiar las habitaciones, modificar la instalación eléctrica y de fontanería de la cocina y poner muebles de cocina pensamos que, por si nos aburríamos, también podíamos poner un aparato de filtrado de aire muy chulo que además quita humedades y que es lo más en la vida.
El técnico nos dijo que tendría que hacer un agujero en la pared para que entrara el aire y eso.
-Pero a ver -le dije-. ¿Un agujero muy grande?
-No, no, pequeño.
-Ah, vale.
Al día siguiente ZaraJota me mandó un whatsapp.
"Tengo una noticia buena y una mala"
"¿La buena es que has comprado helado y la mala es que es de turrón?"
"No. La buena es que ya está aquí el técnico y ha empezado a trabajar"
"Chachi. ¿Y la mala?"
"..."
Pues menos mal que el agujero era pequeño, que si llega a ser grande nos hunde el edificio.
Fin.
14 agosto 2017
La cocina del infierno, parte 9
Al que madruga dios lo deja tirado en Puerta de Toledo con una niña inconsciente y sin haber desayunado.
Entretanto, en el maravilloso mundo de la cocina, nos habían dicho que los muebles tardarían veinte días, así que en cuanto el electricista terminó pensamos, oye, pues este finde pintamos la cocina.
Mandé a ZaraJota a comprar la pintura con Nena-chan porque lo que es yo por las tardes bastante tengo con dar teta.
-¿Cuánta pintura compro? -me preguntó.
-No sé, dile al señor de la tienda, que seguro que sabe.
Y tanto que sabe, el de la tienda, porque ZaraJota volvió con un bote de cincuenta litros de pintura.
-¿Pero dónde vas con eso?
-A pintar la cocina.
-¿La nuestra y la de cuántos más?
-No sé, es que no quería quedarme corto.
-Ay, ay... bueno, pues ya que estamos pintamos el piso, que hace por lo menos un año que no lo pintamos entero y me están entrando como picores...
Y entonces se me ocurrió que ya que teníamos que vaciar las habitaciones al completo, podíamos aprovechar y hacer un cambio: que los nenes se quedaran con la habitación grande, y nosotros con la pequeña.
-Total, nosotros solo usamos el dormitorio para dormir, y la mitad de noches ni siquiera eso.
Así que vaciamos los dos dormitorios al completo (algunos muebles hubo que desmontarlos) y los amontonamos en el salón durante un par de días, aunque ahora mismo no me acuerdo de por qué, no tiene ningún sentido que no los colocáramos de inmediato, aunque por otra parte nos pega mogollón.
Pues debía ser algo así como un lunes a las seis de la tarde y teníamos el salón como el nido de un hámster cuando nos llamaron los de los muebles de cocina.
-Que mañana a las nueve de la mañana vamos a hacer la instalación.
-¿QUE QUÉ?
-Mañana, a las nueve de la mañana...
-¡Nos dijeron veinte días!
-¡Sí! Qué suerte, ¿eh?
-¡Y son las seis de la tarde! ¡No podemos pedirnos el día libre así, a estas horas y de un día para el otro! ¿No puede ser pasado?
-Uf, imposible... si no es hoy no puede ser ya hasta agosto.
-¡Pero si es cuatro de julio!
-Ya le digo, el próximo hueco en la agenda del instalador es en agosto.
-Bueno, adelante, ya nos apañaremos.
Empezamos a vaciar los muebles de la (ex) cocina a toda prisa, metiendo las cosas en bolsas de cualquier manera y amontonándolas sobre los muebles acumulados en el salón como buenamente podíamos porque total, el Apocalipsis había llegado y qué más daba ya todo.
-Bueno, Lorz -me decía ZaraJota, que a veces parece hasta sensato-, es una paliza, pero ya mañana terminamos con todo, y se acabó.
Y yo le decía sí, sí, muy bien todo, Apocalipsis.
Pero ZaraJota tenía razón: al día siguiente nos trajeron la cocina, y esa misma noche el ayuntamiento recogió los muebles viejos, y el fin de semana colocamos el resto, y cuando por fin estuvo todo en su sitio estrenamos la cocina a lo grande, haciendo pizza.
Vale, no tan a lo grande. Después la obra teníamos el presupuesto un poco perjudicado.
Encendí el horno y esperé pacientemente a que precalentara.
Vale, no, no esperé.
Porque no tengo paciencia y porque nada más encenderlo empezó a oler a quemado.
-¡Lorz! -gritó ZaraJota. Por costumbre, más que nada.
-¡Que esta vez no he sido yo! ¡Que no he hecho nada!
-¿Y por qué huele a quemado?
-¡Yocosé de la vida!
Apagamos el horno y lo inspeccionamos cuidadosamente.
Bueno, en realidad ZaraJota lo inspeccionó cuidadosamente mientras yo gritaba y corría en círculos a su alrededor agitando los bracitos.
Que hay que explicarlo todo.
-Vale -dijo al final- hay una pegatina de plástico que tenemos que quitar antes de encenderlo, pero no puedo quitarla, voy a tener que desmontarlo.
-¡Mi horno! ¡Mi precioso horno!
-Es solo sacarlo de ahí, Lorz...
ZaraJota es que se cree muy listo solo porque hizo la instalación de toda la cocina anterior. Y del baño. Y sabe programar el vídeo.
En el caso de que alguien tenga todavía uno.
Sacó el horno con mucho cuidado y se quedó pasmado mirándolo.
-¿Qué pasa? -le pregunté, porque tenemos las tareas de casa divididas y normalmente la que se pasma soy yo.
-Mira.
-¡H*s*t** p*t*! ¿Lo has roto?
-¡No! Estaba así cuando lo he sacado.
-¿Así?
-Así.
-Ay, ay, mi horno presuntamente nuevo.
-No te preocupes, voy a llamar a ver qué me dicen.
ZaraJota llamó al instalador y le dijo que el horno estaba roto.
-Pues yo no he notado nada raro, pero bueno, si quiere se lo cambio.
-Hombre, pues sí.
-Vale, pues la semana que viene lo tiene.
Pero la semana siguiente no lo tuvimos, así que volvimos a reclamar, y nos dijeron que sí, que sí, que la semana siguiente lo tendríamos, pero no lo tuvimos, así que la semana siguiente lo volvimos a reclamar, y así hasta que de pronto había pasado un mes y seguíamos con el horno así.
(Bueno, así no, lo volvimos a colocar en su sitio, pero la chapa seguía igual).
Así que al final ZaraJota dijo que a la m**rd* todo, que nos íbamos a la tienda a montar un pollo, y yo me puse muy contenta hasta que me explicó que era una forma de hablar y que no había ningún pollo implicado, y yo le dije que vale, que me daba igual que fuera otro animal, que yo no soy especista de esos, y entonces ZaraJota me dijo que mejor iba yo sola a la tienda, porque la mejor defensa es un buen ataque y yo soy un arma de destrucción mental masiva.
Total que me planté en la tienda y me la encontré cerrada y con un cartel en la puerta.
CERRADO POR VACACIONES
DURANTE EL MES DE AGOSTO
Ahora entiendo por qué el instalador tenía un hueco en su agenda.
Continuará...