05 enero 2018

El servicio prime de los Reyes Magos

Voy a contar otra vez la historia de las gafas de la piscina, que tengo a la chiquilla entusiasmada con el tema.


Este curso, cuando apuntamos a Nena-chan a la piscina, se empeñó en que quería unas gafas de bucear.
-Pero vamos a ver, petardilla: si no metéis la cabeza debajo del agua.
-¡Pues lo otros niños tienen!
Que no era por no comprarle las gafas, era solo porque ya llevamos bastantes trastos a la piscina, porque estamos en el mismo horario la niña, el niño y yo, y cada vez que nos ven entrar por la puerta nos preguntan si vamos a mudarnos para siempre o a pasar el invierno aprovechando que tienen la calefacción fuertecita.
Además, por esa época lo único que hacía Nena-chan en clase era forrarse con porexpán (dos manguitos, una tablita en el culete, otra en las manos... que entre eso y el gorro y los escarpines yo no sé si la chiquilla llegaba realmente a tocar el agua) y chapotear llevando bolitas de colores de un lado para el otro.
-Bueno, pues vamos a hacer una cosa: lo anotamos en la carta a los Reyes Magos.
Sí, en septiembre.
Porque estamos mu locos y ya en septiembre pusimos un papel detrás de la puerta para ir apuntando cosas que nos hacían falta pero no urgentemente, de forma que se las podíamos pedir a los Reyes.
(La lista incluía cosas como trapos de cocina, una alfombrilla para la ducha, tuppers o imanes de nevera, que los Reyes han ido recopilando durante los últimos meses. Lo digo más que nada porque luego subo fotos de los regalos debajo del árbol y siempre hay quién me dice que son muchos. Pues es que no veas lo que lucen los trapos de cocina cuando los empaquetas uno por uno, jo).
A la niña le pareció muy bien, y apuntó en la lista "gafas para la piscina" con mucha alegría, seguramente porque sabe que si las compro yo me voy a las más baratas mientras que los Reyes tienen tarjeta black y se pueden permitir algo más lustroso.
El problema es que después de unas clases de adaptación el monitor decidió que los niños ya estaban listos para quitarse la media tonelada de corcho y nadar libremente.
De pronto.
En plan: estoy recogiendo pelotitas de colores con manguitos de colores y de pronto estoy tirándome de cabeza y haciendo largos en la piscina olímpica a pecho descubierto.
Y claro a Nena-chan, que nació para princhecha del guisante, se le pusieron los ojos como los testículos de un alien. Verdes. Purulentos. Palpitantes.
Ay... Voy a adelantar el tema gafas, me dije. De hecho, lo adelanté tanto que las pedí por internet en plan urgente.
Al día siguiente apareció el mensajero, a las ocho de la mañana, con tanto tino que nos estábamos poniendo los abrigos para salir de casa.
-Mamá, ¿qué es eso? -me preguntó Nena-chan cuando vio el paquete.
-Las gafas para la piscina.
-Pero mamá, se las habíamos pidido a los Reyes.
M**rd*, m**rd*, m**rd*... Estaba tan agobiada con los abrigos, las mochilas y llegar tarde que no me había acordado de que las gafas estaban apuntadas para los Reyes Magos.
-Bueno -improvisé-, lo que pasa es que los Reyes Magos se han dado cuenta de que te hacen falta ya y por eso te las han mandado con un mensajero urgente.
-¿DE VERDAD?
-Claro. Los Reyes Magos lo saben TODO.
Nena-chan estaba alucinada.
Tan alucinada que se lo contó a todo el mundo que se cruzó por la calle. Y a los viajeros en el bus. Y a las seños de la guarde de Bebé-kun.
Bendita inocencia, me dije.
Pero cuando llegamos a su colegio la emoción dejó paso a la inquietud.
-Oye -le dijo a una de sus amiguitas-, los Reyes Magos de verdad lo ven todo. Todo TODO.
Verás si al final vamos a tener que devolver las gafas por incumplimiento de contrato...

2 comentarios:

Genín dijo...

jajaja Se ve que los reyes han hecho un trato prime con Amazón para las cosas urgentes...jajaja
Besos y salud

dintel dijo...

Los Reyes no pueden permitir que a nadie se les pongan los ojos como "los testículos de un alien".
Voy a tener que sacudir mucho la cabeza para que se me vaya la imagen de la mente.