Decíamos
Cabrones.
Este año, con el fin de no confundir a Bebé-chan, intenté mover el reparto de regalos al día de Reyes, pero no hubo forma y tuve que recurrir al Plan B.
-¿Y si alguien se disfraza de Rey Majo? -le propuse a mi madre.
-¿Quién?
-Hermano Pequeño. Ya le he preguntado y está de acuerdo.
-¿De verdad?
-Más o menos.
>>>>¡Flashback!
-Oye, Hermano Pequeño, ¿quieres ver lo que puedo hacer con tres agujas de punto, un soplete y tus testículos?
-Eh... no especialmente.
-¡PUES YA TE ESTÁS PONIENDO EL DISFRAZ Y LA BARBA, Y RAPIDITO, QUE ES NAVIDAD Y ME PONGO MUY NERVIOSA!
¡Flashback back!<<<<
Hermano Pequeño, salvando sus testículos.
-¿Y cómo lo hacemos? -preguntó mi madre.
Por suerte yo ya lo tenía todo pensado porque veréis, a mi familia hay que darle todo masticadito. No porque sean tontos, que va: es que si no se lo das todo hecho van y opinan. Y se entusiasman. Y cuando te quieres dar cuenta estás alquilando un helicóptero para que el Rey Majo se tire en paracaídas, pero como hablan todos a la vez y nadie escucha el Rey Majo acaba saltando con una sombrillita de cóctel en vez del paracaídas y se pega un guarrazo, y en vez de repartir regalos acabamos todos en urgencias, mientras mi madre repite lo tontos que son sus hijos. Y todo así.
Pues eso, que tenía un plan:
1.-Mi madre distraería a la concurrencia con los canapés.
2.-Hermano Pequeño se escabulliría discretamente para disfrazarse con la ayuda de la Tita del Puerto.
3.-Cuando estuviera listo, la Tita del Puerto cerraría discretamente la puerta del salón,.
4.-El Rey Majo, también conocido como Hermano In Disguise saldría discretamente de casa.
5.-El Rey Majo llamaría al timbre.
6.-Bebé-chan y yo iríamos a abrir la puerta, para ¡TA-CHAN! encontrarnos allí al Rey Majo.
7.-El Rey Majo distraería discretamente a Bebé-chan en la puerta.
8.-El resto de la familia metería discretamente los regalos en el salón.
9.-Cuando todo estuviera listo el Rey Majo cogería a Bebé-chan en brazos e iría al salón.
Para asegurarme de que todo el mundo sabía lo que tenía que hacer mandé las instrucciones por escrito al grupo de whatsapp que tengo con mis padres y hermanos, al grupo que tengo con mi madre y mi tía, al grupo que tengo solo con mis hermanos, a cada uno de manera individual y luego a todos los contactos del móvil, por si acaso.
Esto me recuerda que tengo que cambiar de dentista.
Las únicas a las que no avisé fue a Latita y la abuela, por aquello de que alguien se sorprendiera de verdad, pero por lo demás hasta los peces radiactivos del Manzanares lo sabían.
¿Qué podía fallar?
Ejem...
Para empezar la concurrencia cayó sobre los canapés como una plaga de langosta y en menos de cinco minutos había arrasado.
-Creo que deberías ir a cambiarte -le dije a Hermano Pequeño así, discretamente.
Hermano Pequeño fue a cambiarse, pero no encontraba el disfraz, así que empezó a correr por toda la casa agitando los bracitos mientras gritaba:
-¿Dónde está la Tita del Puerto? ¡NECESITO A LA TITA DEL PUERTO!
Así, discretamente.
Cuando la localizó se encerraron en una habitación para vestirse. El problema es que Hermano Pequeño ya se había metido en el papel, y en lugar de vestirse se quedó tieso mientras la Tita del Puerto le ponía el disfraz como el que viste a un torero.
Tardaron siglos, y al final fui a ver qué pasaba.
-Ya casi estamos -dijo la Tita del Puerto.
-Vale, pues ahora cuando termines cierras la puerta del salón.
-¿Y si preguntan por qué cierro?
-Pues les dices que vas a fumar.
-Es que ahora no me apetece fumar.
-No hace falta que fumes, solo que cierres la puerta.
-Bueno, yo cierro la puerta, me fumo un piti, y luego...
-¡Nada de piti! ¡Nada de piti! Ya cierro la puerta yo.
Pero cuando fui a cerrar la puerta descubrí que mi padre tenía algo que hacer urgentemente en la cocina. No me acuerdo qué era, algo sumamente importante como estar por medio en el momento más inoportuno. Prácticamente tuve que arrastrarle de vuelta al salón, y entonces llegó la Tita del Puerto y cerró la puerta... quedándose en el lado de fuera.
La Tita del Puerto reaccionó rápidamente: abrió la puerta y la volvió a cerrar, esta vez con ella dentro.
Muy discreto todo.
Y entonces nos sentamos y esperamos.
Y esperamos.
Y esperamos.
Y esperamos.
-¿No tendría -pregunté- que sonar un timbre?
-Uy, mierda.
La Tita del Puerto se levantó, abrió la puerta del salón, salió del salón, cerró la puerta del salón, abrió la puerta de la calle, gritó "que llames al timbre", cerró, volvió al salón, cerró la puerta y se sentó como si fuera lo más normal del mundo.
Discretísimo.
Para entonces Latita y la abuela, sin motivo aparente, habían empezado a sospechar algo.
-No sé que estáis tramando -anunció Latita- pero disimuláis de puta pena.
Por suerte entonces sonó el timbre.
-UY, UY, ¿QUIÉN SERÁ? -vale, ser actriz no es lo mío- VAMOS, BEBÉ-CHAN, VAMOS A ABRIR.
Y fuimos y abrimos la puerta y nos encontramos a Hermano Pequeño descalzo y a oscuras.
-Su Alteza Real no lleva zapatos -le dije.
-No me jodas ahora... quiero decir... ¿HAY AQUÍ UNA NIÑA QUE SE LLAMA BEBÉ-CHAN?
Lo de actuar tampoco es lo suyo.
A todo esto Bebé-chan...
Veréis, Bebé-chan tiene una forma muy especial de mirar, que en general llamamos la mirada "te tengo a prueba", pero que también podría llamarse mirada de "te perdono la vida", "no me simpatizas", "tu mera existencia es un insulto a la vida" y otras variantes. Bebé-chan tiene esa mirada en su repertorio desde que nació: a veces cuando le daba el pecho me sentía como una vaca en un koljós.
Pues cuando Bebé-chan vio al Rey Majo primero le echó esa mirada. Entonces el Rey Majo intentó ganársela con halagos.
-ME HA DICHO TU MAMÁ QUE HAS SIDO MUY BUENA.
Y la mirada de Bebé-chan evolucionó a un "no engañas a nadie, mamarracho".
-¿QUIERES QUE TE COJA EN BRAZOS PARA QUE NOS HAGAN UNA FOTO?
En la foto, la mirada de Bebé-chan es de "he perdido la fe en toda la raza humana y si no lloro es porque tengo más dignidad que tú".
Entonces el resto de la familia decidió salir en comandita a ver qué estaba pasando.
Muy discretamente.
-¡UN REY MAJO! ¡UN REY MAJO! ¡QUE FUERTE, HA VENIDO UN REY MAJO!
Con el revuelo y los gritos parecía que Bebé-chan empezaba a reconciliarse con la idea de estar en la calle sentada en el regazo de un tipo descalzo vestido de mamarracho, así que nos decidimos a entrar al salón, donde estaba mi abuela esperando.
-Mirad, mirad quién ha venido -anunciamos.
-Anda, si es Hermano Pequeño disfrazado.
Así, discretamente.
15 comentarios:
jajajaja Menos mal que Bebé Chan es una beba y no se da cuenta de los GRANDES detalles, eso espero...jajaja
Besos y salud
Doy gracias de que en mi pueblo de mala muerte te pasan los reyes por casa (son los jóvenes del pueblo disfrazados, hacen carrozas y todo los jodíos) porque sino ya me veo el día que tenga críos obligando a alguien a disfrazarse y las opciones son un poco jodidas xD
Pobres Reyes Majos, con el camello averiado, han tenido que venir andando desde oriente y ha quemado los zapatos...
Me encanta como escribes y como cuentas las historias, de verdad. Me parto :)
Me parece a mi que un buen regalo para Bebe-Chan va a ser un fideicomiso para que se pueda pagar el psicoanalista cuando sea mayor...
Muy bueno!!!! No se si me gusta más esta que la de la biblioteca y los 7 niveles de control!!!
Besos
Yo es que muero con tus posts XDDD
¿Un club de fans para la mirada de Bebé-Chan no hay? XD
Muá.
Jajajaja. Calculado todo al milímetro, como tiene que ser... Besotes.
Tienes una familia que no te la mereces...¿has pensando darte en adopción a otra más "colaboracionista"? jajaja
Me parto! Eres genial! Por cierto, si te sirve de consuelo, mi nena tenía "esa" misma mirada, la has descrito al detalle. A veces a mi madre le daba miedito.... Pero con los años se fue dulcificando!
Felices Reyes!
Curiosa anécdota y curioso blog! me a encantado, soy nueva por aquí, te sigo y nos vamos viendo!
Un saludo
http://quilosfuera.blogspot.com.es/
Me encantan los niños con esa mirada (cuando no me la echan a mí, claro). Se te ha colado el nombre de Bebe-chan, te lo digo por si fue un despiste.
Jajajaja...!! Una auténtica representación teatral... Pero a tu niña va a ser difícil poder engañarla mucho tiempo más, es demasiado observadora e inteligente. Siempre me he preguntado por qué tenemos que mentir a los niños para que tengan una ilusión. La realidad por sí sola no es suficiente por lo que se ve. Un abrazo Lorz!
jajaja!!! Tómatelo como un aprendizaje aprovechando que todavía es bebé. El año que viene, mejor ;-)
Te invito a la cabalgata de Reyes Majos de mi pueblo... además de caramelos muy ricos tiran juguetitos y balones en plan suicida y después incluso les dan un regalo a cada niño menor de 10 años.
Eso si, los reyes majos de mi pueblo vienen el día 6 de madrugada y por ser mi invitada te cederemos el honor de beberte la leche y comerte los mantecaos que les hayamos puesto en la escalera... este año me ha tocado a mí y no veas lo mal que sienta un vaso de leche con omega 3 a las ocho de la mañana con las legañas puestas...
Besotes!!!
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