24 julio 2025

Veinte años de lorzedad 24

El 31 de julio de 2025 este blog cumplirá 20 años en activo.

Lo celebramos recordando las mejores entradas.


01 septiembre 2010

La boda de mi mejor amigo

La culpa de todo la tiene la mierda de película de los pingüinos.

ZaraJota™ me dijo que iríamos todos juntos a verla, pero cuando llegué al cine sólo estaba él.
Jo.
Hasta entonces no habíamos hablado mucho. Bueno, en realidad sólo había hablado con él una vez... ¡para suplicarle que dejara de cantar!
Pensé en inventarme algo para irme, pero me apetecía ver la dichosa película. Y además, ¿qué puede salir mal cuando te rodean pingüinos que cantan?
No me había equivocado tanto con una película desde que dije "cucarachas que cantan, ¿qué puede salir mal?"

ZaraJota™ no dijo ni una palabra en toda la tarde, aparte de "¿quieres palomitas?" o "¿de verdad tienes que ir al baño otra vez?". Yo no paraba de hablar y me sentía cada vez más estúpida, si es que eso es posible. La película no ayudaba nada. Y la personalidad de ZaraJota™, todo sea dicho, tampoco.
A la salida del cine le dije que tenía cosas que hacer y salí corriendo, sin parar de gritar y agitar los brazos hasta que llegué a casa.
En cuanto entré le dije a Hermano Pequeño que no volvería a quedarme a solas con ZaraJota™ por nada en el mundo.
Veintisiete días más tarde, de pronto y sin aviso previo, una dramática cadena de acontecimientos me hizo cambiar de opinión.
Seis meses más y estábamos viviendo juntos.

Cuatro años más tarde, tres de ellos de convivencia, creo que estoy un poco enamorada.
No enamorada en plan oh, le adoro, es perfecto y maravilloso.
Es más bien algo como:
Le conozco.
Conozco sus muchas virtudes, que son más de las que él cree, y cada día doy gracias por tener a alguien tan maravilloso a mi lado.
Conozco sus escasos, diminutos defectos, y aunque a veces proteste los aprecio tanto como sus virtudes, porque son parte de lo que él es.
Conozco la rutina de vivir con él, y sé que es de todo menos rutinaria, porque hace que cada día sea especial, diferente, único, un tesoro para disfrutar minuto a minuto.
Conozco su forma de mirarme y de tocarme, y lo que despierta en mí cada vez que lo hace.
Conozco cómo me hace sentir y lo que siento por él.
Conozco el deseo, la necesidad, de hacerle feliz, porque si no lo es, yo tampoco puedo serlo.
Y por todo ello le adoro como adoran las tribus primitivas al sol, porque eso es lo que representa él para mí: la luz alrededor de la cual giro, extasiada, maravillada, incrédula y un poco loca.

Puede que me equivoque, y puede que salga mal, porque en esta vida todo es posible, pero desde la primera vez que me miró con los ojos derretidos no he parado de sentir que quiero pasar toda la vida con este chico raro que me llena la casa de muñequitos, se come las lentejas en bocadillo, y que canta fatal pero no le importa.

A veces incluso parece que él siente algo parecido.

Por eso, y aunque creo que el matrimonio es un instrumento creado por una sociedad falocéntrica para dominar la capacidad reproductora de la mujer y reprimir su libertad, voy a casarme con él en un futuro cercano...

... concretamente, este sábado.


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