30 diciembre 2016

Nochevieja 2017

Ya que dicen que pisar m**rd* trae buena suerte, os traigo una gran noticia: estamos dando nuestros últimos pasos sobre 2016. 

Y por si eso no fuera suficiente, a continuación os ofrezco una reciente anécdota, que me he permitido poner en verso para sumarme al espíritu festivo de estas fechas (también le he puesto música, lo que pasa es que me he levantado un poco afónica hoy). 

Al vecino se le rompió 
la bajante de fecales
que es el tubo que evacua
el agua sucia del váter. 
[Resumiendo mucho]

El agua salió y salió
mucho tiempo y el hueco
del ascensor inundó
con mucha caca. 
[MUCHA caca]

Muy pegadito al ascensor
hay un local comunitario 
alquilado a un asador
que ruste pollos. 
[Y cochinillo por encargo]

Y quiso la suerte 
que el horno del asador
estuviera pegado 
al hueco del ascensor. 
[Lleno de caca]

Y si calientas líquidos
se tienden a evaporar
y el aire caliente
se tiende a elevar. 
[Eso me han dicho]

Y el hueco del ascensor 
es una chimenea natural 
que ayuda al aire a subir
y el olor evacuar. 
[Jaja, "caca", "evacuar". ¿Lo pilláis?]

Salvo que una vez que sube
todo el aire
solo hay una salida 
que sea viable. 
[Pausa dramática]

Las ventanas del último piso 
que resulta ser mi casa 
y desde hace muchos días
huele horriblemente a caca. 
[Aquí me vendría bien un coro griego que repitiera "huele a caca"]

Ay, ay, mi casa huele a caca. 
[Mucha caca]
Ay, ay, mi casa huele a caca. 
[MUCHA caca]

Por suerte tengo hijos
y estoy acostumbrada
a toda clase de olores 
y de sustancias. 
[Y he tenido piojos hace poco. No es como si pudiera criticar la higiene de los demás]

Pero espero con ansia
que llegue el día
en que el seguro repare
la dichosa avería. 
[De hecho la avería ya está reparada, es una licencia poética]

Mientras tanto os deseo
feliz 2017
y si no es feliz 
siempre nos queda el siguiente. 
[Chan]






De vez en cuando me entran unas ganas como de mudarme...

24 diciembre 2016

El gorro de papá noel

2016 ha sido mucho mas largo que otros años, y diciembre de 2016 ha durado por lo menos dos meses. Tirando por lo bajo.
Hemos pasado un mes de correr y correr y correr y correr que al final lo único que pensaba era por favor, por favor, que llegue ya el último día de colegio, que después seguiré corriendo igual pero con una cantidad considerablemente menor de peso encima. 
Pero al final todo llega. Estábamos saliendo de casa (tarde) para el último día de cole y mientras echaba la llave me permití sentirme aliviada. 
Ya está, lo conseguimos, me dije. 
Entonces oí la vocecita de Nena-chan, así como a la altura de mi culo. 
-Mamá...
-Espera un momento, amorcilla, que estoy comprobando una y otra vez que he cerrado la puerta. ¿He cerrado la puerta? Creo que sí. Pero a lo mejor fue ayer. Debería comprobar si la he cerrado. Sí, estaba cerrada. Claro, que a lo mejor al abrir para comprobar si estaba cerrada la he dejado abierta, quizá debería...
-¡MAMÁ!
-¿Qué, Nena-chan?
-Me ha disido la seño que tengo que llevar un gorro rojo. 
-¿Cuándo?
-Hoy, al cole. 
-¿AHORA?
-No, me lo disió ayer. 
-¡Nena-chan! ¡Eso me lo tienes que decir antes!
-¡Te lo he disido ANTES!
-¿Cuándo?
-Hase un momento -ojos en blanco-. ¿Ya se tá olvidao?
-Pero en el boletín de navidad no ponía nada. 
-Me lo ha disido la seño.
-Y ayer estuve con el ampa y no me disie... dijeron nada. 
-Me. Lo. Ha. Di. Si. Do. La. Se. Ño. 
-¡La semana pasada estuve con la seño y no me dijo nada! 
-¡QUE ME LO HA DISIDO! 
Vale, Lorz, no pierdas la calma. A lo mejor perdió ese boletín, no sería la primera vez. A lo mejor las del ampa creían que ya lo sabías, y por eso no lo comentaron. A lo mejor la seño lo decidió después de nuestra reunión y por eso no me dijo nada. A lo mejor me lo dijeron todos una y otra vez y lo que pasa es que soy como Bruce Willis en el Sexto Sentido. ¿Calva? ¡No, lo otro! ¡Lo de que solo oigo lo que quiero oír! No puede ser, no puede ser, no puede ser... CREO QUE ME HE MUERTO Y ESTO ES UN SUEÑO DE RESINES. 
Vale, Lorz, no pierdas la calma. 
¿Qué hora es?
8:35. Genial, vamos tarde. 
¿Da tiempo a buscar el gorro?
No. 
¿Realmente sería tan grave si la niña fuera al cole sin el gorro? 
No. Bueno, aparte de que seguramente ARRUINE por completo su INFANCIA y le quede un TRAUMA de por vida. Nada (ojos mentales en blanco) IMPORTANTE. 
Abrí de nuevo la puerta (¿ves? estaba cerrada, pero claro, ahora la he abierto, así que...), entré en la casa con los dos niños a rastras, los bolsos, mochilas, abrigos y me puse a revolver en el armario como una loca. "Como", ¿eh? Que yo no estoy loca. No podéis demostrarlo. Todavía. 
Encontré el p*t* gorro de papá noel, se lo incrusté a la niña, salimos corriendo de casa, cerré la puerta, nos metimos en el ascensor, salí a ver si había cerrado la puerta, me metí en el ascensor, salí a ver si había cerrado la puerta, me metí en el ascensor, salí a ver si había cerrado la puerta...
-¡MAMÁ! 
Vale, ya paro. 
La niña, el gorro rojo y yo conseguimos dejar a Bebé-kun y su bolsa en la guardería, subirnos a un autobús y llegar a la puerta del colegio incluso cinco minutos antes de que abrieran las puertas. 
Es lo que tiene ser una agonías. 
Ya más tranquila, miré alrededor y no pude evitar apercibirme de que Nena-chan era la única niña que llevaba el gorro rojo. 
-Nena-chan, ¿seguro que había que traer un gorro rojo? -le dije. 
-Sí, me lo ha disido la seño. 
-¿Estás segura? ¿No será una mentirijilla?
Nena-chan se lo pensó. 
-Bueno, alomojó era una broma, jaja. 
Jajaja, pues alomojó me da un infarto. 




¡Felices fiestas!


11 diciembre 2016

Liados

No tengo palabras para disculparme por esto.
Nena-chan, Bebé-kun, no os preocupéis: ya estamos ahorrando para cuando necesitéis un psiquiatra.





30 noviembre 2016

La abuela tragó

-Nena-chan, ¿quieres que le demos una sorpresa a papá?
-No especialmente, pero bueno, vale.
-Pues te voy a enseñar una canción y se la cantas, ¿vale?
-Vale.
-Dice: Vamos con afán.
-...
-Venga, repite conmigo: vamos con afán...
-Vamos corasón.
-Todos a la vez...
-Toros otra ves.
-A buscar con ahínco...
-A buscar con ahínco.
-¿En serio? ¿Justo esa la dices bien? Bueno: La bola dragón.
-La abuela tragó.
-¡Genial! Ahora la repetimos hasta que te la aprendas.

Media hora más tarde...
-¡Estupendo, Nena-chan! ¡Ya te la sabes muy bien! Ahora, del tirón.
-Vale: Pinpón es un muñeeeeco
de trapo y de cartón
¡de cartón!
se lava la cariiiiiiita...
-Pero... ¡esa no es la que hemos ensayado!
-Ya, pero esta me la sé del tirón.
Visto así, adelante.

25 noviembre 2016

Atención...

noticias breves
aquí viene
mister quitanieves...

No, espera, no era eso.

Dada la creciente demanda, estamos pensando en imprimir más libros del #Lorzfunding. 

Si alguien está interesado en conseguir uno que se ponga en contacto con lorzagirl@gmail.com

Gracias por vuestra colaboración.

Editado 26/11/2016
A ver, a ver, que estoy recibiendo mensajes muy raros.
Lo que vamos a imprimir es EL MISMO libro del #Lorzfunding, a.k.a. 'Vayamos por partes, primera parte'.
La segunda parte no está lista todavía.

23 noviembre 2016

El copipeis


Esto lo publiqué originalmente en facebook, porque pensé que era demasiado serio para un aquí, y después descubrí que hay gente que no tiene/no usa facebook (¡el fin de la civilización occidental tal y cómo la conocemos!) y que querían leerlo también (¿por qué? ¿POR QUÉ?). 
Además esta semana estoy bastante saturada de actividades y me viene fenomenal hacer un copipeis, para qué nos vamos a engañar. 




Hola, soy Lorz y vengo aquí a indignarme. 
[Adelante, Lorz. Para eso están las redes sociales, Lorz, ¿no lo sabías?] 
Debido a Lo Que Le Pasa a #Bebekun, o, mejor dicho, debido a Que No Tenemos Ni Puta Idea De Lo Que Le Pasa a #Bebekun, estoy leyendo todo lo que cae en mis manos sobre pediatría, pedagogía, psicología y zombis (por variar) y de vez en cuando me estoy encontrando con artículos de presuntos expertos que recomiendan a las mamás, nunca a los papás, que dediquen menos tiempo a las labores domésticas y más tiempo a estar con los niños. 
Ajá. 
Menos mal que nos lo dicen, porque a mí solita jamás se me hubiera ocurrido pensar que el problema de los niños actuales es que a las mujeres nos gusta mucho fregar. Pues nada, soltamos la fregona y solucionado, ¿no?
Por desgracia los expertos se olvidan de algún detalle sin importancia como que los niños necesitan MUCHO estar con sus padres, sí, pero también necesitan otras cosas. 
Necesitan, por ejemplo, comer sano. Para tener siempre en casa frutas y verduras frescas hay que ir a la compra al menos un par de veces por semana. Para convertirlas en una cena saludable se necesita tiempo. Después hay que recoger la mesa y fregar los platos, manías tontas que tiene una. 
Los niños también, al menos cuando salen a la calle, necesitan ropa relativamente limpia. Como mínimo, que no tenga costras de vómito seco (ni húmedo). Sorprendentemente la ropa no se mete sola en la lavadora, no se tiende sola ni se dobla o plancha sola. 
Por último, los niños necesitan un entorno mínimamente higiénico. No hablo de asepsia total; es bien sabido que un poco de mierda es buenísima para el sistema inmunológico. Pero un poco. De vez en cuando, aunque solo sea porque los vecinos se quejan del olor, hay que barrer, fregar y sacar la basura. 
Y aunque en mi casa todas las labores domésticas se hacen en familia, los expertos no consideran que esto sea "tiempo de calidad", y por tanto no cuenta. 
Vayaaaa...
Hay otra cosa que los expertos parecen olvidar: muchas mujeres dedican una parte considerable de su tiempo a trabajar fuera de casa. Bastante más tiempo, incluso, del que dedican a las dichosas tareas domésticas.
Sorprendente pero cierto. 
Y lo hacen, en muchos casos, porque hay una cosa que los niños también necesitan en cantidades industriales: dinero.
No porque vivamos en una sociedad consumista en la que primemos los objetos materiales sobre las relaciones personales, y hay que ver los niños de hoy que tienen de todo y no aprecian nada, no como en mis tiempos que no teníamos nada y éramos mucho más felices (¿en serio? ¿de verdad los niños eran más felices en una época en la que estaba bien visto pegarles?). No estoy hablando de juguetes, videojuegos o ropa de marca. Me refiero a cosas que los niños necesitan DE VERDAD como un techo sobre sus cabezas, calefacción en invierno, frutas y verduras frescas, gafas, visitas al dentista, medicamentos o libros. Si además tienes un niño con necesidades especiales puede que tengas que cubrirlas: me refiero a cosas tan triviales como las mil extraescolares de los niños con TDAH, los productos de higiene específicos para pieles atópicas, los productos sin gluten para celíacos... por no meterme en casos más dramáticos. 
A los presuntos expertos les costará creerlo, pero las mamás somos capaces de tener en cuenta TODAS las necesidades de nuestros hijos CONTINUAMENTE y A LA VEZ, y priorizar la más urgente en cada momento. A veces eso significa que nos pasamos toda la tarde jugando y luego cenamos cualquier porquería precocinada, pero eso no siempre es posible, y al día siguiente tocará ir al mercado, comprar verduras y hacer algo decente para cenar. 
Las mamás somos generales en campaña: estamos en guerra contra el tiempo. No necesitamos que ningún experto de a treinta euros la columna nos diga que tenemos que estar más con nuestros hijos: lo sabemos. Si no lo hacemos es porque humanamente no podemos, y ya nos sentimos lo bastante culpables sin su ayuda, gracias. 
Señores expertos, háganle un favor a la raza humana: en vez de dedicar sus revistas, webs, boletines y blogs para regodearse en su superioridad moral y decirnos a las madres que lo estamos haciendo mal, úsenlos para pedir a los gobiernos políticas de conciliación; que la seguridad social cubra gafas, dentista o cremas; que se subvencionen los libros de texto; o que se cubran las necesidades especiales de todos los niños, porque todos las tienen, en mayor o menor medida. 
Esto SÍ sería una gran ayuda. 
Para sentirnos culpables, se lo aseguro, no necesitamos ninguna.

15 noviembre 2016

Space Invaders, III

Previously in Lorz...
Los piojos han llegado a la cabeza de Nena-chan por generación espontánea. 


Como dijo alguien en los comentarios, lo difícil no es erradicar los piojos de la cabeza, sino evitar que vuelvan.
Lavamos a 60° cualquier cosa que hubiera estado en contacto con nuestras cabezas, incluyendo:

-Almohadas, cojines, fundas de sofás y butacas, nuestra única alfombra, sábanas y toallas.

-Todos los peluches, las marionetas y la ropa de los muñecos de plástico.

-Los disfraces, los gorros y todos mis pañuelos y bufandas, porque habíamos estado jugando a disfrazarnos justo ese fin de semana (también es mala suerte...).

Y, por supuesto, toda la ropa.

Lo que no se podía lavar lo congelamos, lo que no se podía congelar lo metimos en bolsas de basura quince días (la niña nos preguntaba continuamente por qué su habitación estaba llena de basura) y los peines y accesorios del pelo los tiramos directamente.

Nos despiojábamos todos, todos los días. Cada mañana mandaba a una Nena-chan totalmente piojo-free al colegio y cada tarde le sacaba nuevos inquilinos. Se debían autoengendrar espontáneamente, porque si algo me ha quedado claro del capítulo anterior es que Nena-chan era la única niña del universo con piojos.
Volvía a lavar la ropa, el abrigo y la mochila.
Cada día.
Durante dos semanas.
La lavadora no daba abasto, nuestro tendedero es pequeño y no paraba de llover. Teníamos bolsas de basura con ropa sucia por toda la casa, así que de vez en cuando ZaraJota se iba a una lavandería con un saco y un montón de monedas.
¿Os vais haciendo cargo de la situación?
Pues cuando pensábamos que ya no podíamos más, un día salió el sol y la ropa empezó a secarse y de pronto ZaraJota y yo nos encontramos solos en casa, solos sin niños solos y sin necesidad de lavar, tender, planchar u ordenar durante aproximadamente una hora.
Nos miramos.
-Oye -me dijo ZaraJota-, ¿cuánto tiempo hace que no... mantenemos una conversación?
-Un mes, dos semanas, tres días y seis horas, pero ¿quién los cuenta?
-Quizá podamos conversar ahora. Si es rapidito y no divagamos demasiado...
-Claro, claro, nada de divagar.

Voy a hacer un inciso para aclarar que, lamentablemente, esto ocurrió exactamente así. Ya me gustaría a mí estar inventándomelo. 

Iniciamos la conversación a un ritmo estupendo y antes de darnos cuenta se convirtió en un debate animadísimo, réplica va, contrarréplica viene, y en una de estas de pronto VI UN PIOJO CORRETEANDO POR EL PECHO MUSCULOSO Y PELUDO DE ZARAJOTA.
LO VI CLARAMENTE A PESAR DE QUE TENGO SEIS P*T*S DIOPTRÍAS Y EN ESE MOMENTO NO LLEVABA GAFAS. ASÍ DE GRANDE ERA EL P*T* PIOJO.
Pero, jo, ¡llevábamos tanto tiempo sin conversar! ¡Y estaba resultando una conversación MUY interesante! ZaraJota, desde luego, parecía estar, digamos, disfrutando del intercambio de opiniones, y no me parecía educado interrumpir. Además, no había forma de saber cuándo podríamos hablar otra vez. Y estábamos REALMENTE necesitados de conversación.
Por eso en vez de avisar a ZaraJota agarré el piojo entre el pulgar y el índice, lo crují a conciencia y seguí como si no hubiera pasado nada.
El problema era que sí había pasado. Ahora tenía un piojo (fenecido) en la mano y no sabía qué hacer con él. Mantuve la mano en alto mientras pensaba a la desesperada. ¿Lo dejo caer? De eso nada, que acabamos de barrer el suelo. ¿Lo pego en la almohada? Total, vamos a tener que lavarla otra vez de todas formas. Pero, ¿y si sigue vivo y vuelve mientras acabamos la conversación? ¡Son muy rápidos estos bichos! Será mejor que lo deje en la mano... la mantendré en alto por si acaso... que ZaraJota no sospeche nada, no vaya a perder la concentración...
-Lorz...
...quizá si canto unas sevillanas...
-Lorz...
...no le parezca tan raro que esté con el brazo en alto mientras hablamos...
-¡LORZ!
-¿Qué?
-¿Qué te pasa? Pareces distraída.
-Nada, que tengo un piojo en la mano, pero no te preocupes, podemos seguir charlando.
-Pe-pero... ¡Yo no puedo concentrarme si estás pensando en el piojo!
Claaaro, ahora será culpa del piojo.

Epílogo.
Estábamos haciendo balance de la situación y sintiéndonos bastante miserables cuando me acordé de lo que me había contado otra mamá del cole.
-Podía ser peor -le dije a ZaraJota para animarlo-. A esta mamá se le ha estropeado la lavadora y lleva una semana sin.
-Ahora que lo dices, ¿has notado que la lavadora está haciendo un ruido muy raro?
Mierdaaaaaa...



(Gracias Mamá en Bulgaria por acuñar el término "piojus interruptus", que se adapta perfectamente a nuestra situación)


12 noviembre 2016

Space Invaders,II

Previously in Lorz...
Piojos everywhere. 

Una vez estuvimos todos convenientemente desparasitados y/o rapados al cero apliqué el protocolo habitual en cualquier tipo de epidemia: avisé a todas las personas que habían tenido contacto con nosotros en los últimos quince días, informando debidamente de la gravedad de la situación pero sin caer en alarmismos.

"¡TENEMOS PIOJOOOOOOOS! 
¡TENEMOS PIOJOOOOOOOOOS! 
¡TÚ PUEDES SER EL SIGUIENTEEEEEE! ¡CONFIESA TUS PECADOS Y PREPÁRATE PARA MORIIIIIIR!", le envié a todos mis contactos de whatsapp.
Y luego, para que no cundiera el pánico,

Pero, aunque resulte difícil creer, no tengo un grupo de whatsapp de madres, así que a la mañana siguiente, cuando fui a llevar a Nena-chan al colegio, aproveché para avisar a las otras mamás de que se había producido un... avistamiento. 
La respuesta fue unánime y clamorosa: 
-Mi hija no tiene piojos. 
Suspiré. 
-No digo que tu hija tenga piojos, digo que Nena-chan ha tenido piojos. 
-Pues mi hija no se los ha pegado. 
-No digo que tu hija se los haya pegado. Digo que Nena-chan ha tenido pijos y se los ha podido pegar A TU HIJA. 
-Mi hija no tiene. 
-No digo que tenga, digo que la mires, por si acaso. 
-Mira tú a la tuya, que es la que tiene. 
-Nena-chan ya no tiene, la hemos llevado a una clínica y...
-Sí, sí, mucha clínica, mucha clínica pero bien que tiene piojos. ¿Es que no la miras o qué?
Llegado a ese punto, y ante la posibilidad de iniciar una matanza en la puerta del colegio, me di la vuelta y me fui. 
La madre que las parió a todas. 
Pero como en el fondo soy digna hija de mi madre, o sea, una optimista de la vida, enseguida le vi el lado positivo, por ejemplo, por fin entendía qué pasó en los 80:
-Oye tron, que tengo sida. 
-Pues yo no te lo he pegado. 
-No digo que me lo hayas pegado, te digo que lo mismo te lo he pegado yo a ti
-Yo no tengo sida. 
-No digo que tengas, digo que te mires por si acaso
-Mírate , que eres el que tiene. 
-¡Ya lo sé que tengo! ¡Por eso te lo digo! ¡Porque llevamos seis meses dándole sin preservativo!
-¿Y por qué voy a ponerme yo preservativo? ¡Póntelo , que eres el que tiene sida! 

En fin, al menos yo había hecho todo lo que hay que hacer en estos casos: aislar al paciente, proceder a la descontaminación, comunicarlo a todas las personas que hubieran estado en contacto... 
Solo me quedaba un último paso... 

Continuará...













05 noviembre 2016

Space Invaders I

Las autoridades sanitarias advierten que está entrada puede provocar picores.

-Mamá, ¿me cuentas un cuento de autobús?
-Claro, Nena-chan, pero espera un momento que tienes una cosita en el pelo... uy, otra... debe ser de los árboles del parque, está todo lleno de porquería en suspensión... otro... qué raro, parece que se mueve... ¿esto no estará vivo? Parecen bichitos... sí, son bichitos, Nena-chan, tienes un montón de bichitos en la cabeza... qué cosa más rara, bichit... JODER, JODER, JODER, ¿ESTO NO SERÁN PIOJOS?
Nada más pronunciar la palabra "piojos" el resto de los viajeros dio un paso atrás y se hizo un vacío a nuestro alrededor. Qué considerados, pensé, nos dejan intimidad.
-Mamá, ¿me cuentas el cuento o no?
-Espera un momento, amorcilla, que mamá está traumándose.
Bien, me dije, la niña está plagada de piojos.
Mantengamos la calma.
¿Qué puedo hacer?
Hacerme la loca y llevar a la niña al colegio de todas formas. Total, seguramente los cogió allí. Además, ya debe llevar días yendo con piojos sin que yo me diera cuenta.
PERO ES QUE YA ME HE DADO CUENTA.
Bueno, nadie tiene por qué saberlo.
PERO ES LE CORREN POR LA PUTA FRENTE SEGÚN HABLO.
No estás hablando, es un monólogo interior.
¿Y POR QUÉ NOS MIRA TODO EL MUNDO?
Porque ellos también ven a los piojos correr.
A QUE LLORO.
Vale, la niña no podía ir al colegio.
Llamé a la casa de mis padres.
-Hola, ¿os podéis quedar con la nena hoy?
-¡Claro!
-¡Genial! Es que tiene piojos.
-ESTÁ USTED HABLANDO CON EL CONTESTADOR AUTOMÁTICO DE TUS PADRES. NOS HEMOS IDO PARA NO VOLVER. NO NOS BUSQUES, JAMÁS NOS ENCONTRARÁS...
Jo, me parece súper mal que se hayan ido justo ahora, en mitad de la conversación, pero bueno, supongo que también tienen derecho a hacer sus propios planes. Casi mejor, así no corremos el riesgo de que se los pegue, con la costumbre que tiene de dormirse en la cama de la abuela, qué mal, si en casa ya no colecha, bueno, es verdad que a veces sí, según le da, por ejemplo ESTA NOCHE HA DORMIDO EN MI CAMA.
Joderjoderjoderjoderjoder....

Hay cuatro experiencias que convierten una vida pssseeee en una vida plena:
1. Plantar un árbol (hecho)
2. Escribir un libro (hecho)
3. Tener un hijo (hecho x 2)
4. Llamar a la oficina y decir que hoy no puedes ir a trabajar porque tienes piojos (matadme)

Y si yo tenía...
Cogí el teléfono otra vez.
- Hola, soy la mamá de Bebé-kun. Acabo de descubrir que su hermana tiene piojos. ¿Podéis mirar si el nene también tiene?
-A veeeeer... ¡AAAAAAARGH! ¡Tiene, tiene!
Joderjoderjoderjoderjoder...
Le prometí a la seño que iría a buscar al niño lo antes posible y colgué.
Tenía que hacer una última llamada.
-Hola, ZaraJota... estooo...  ¿tú has notado que últimamente te pique la cabeza?
-Pues ahora que lo dices sí, ¿por qué?
-...
-MIERDA.
No, hombre, precisamente mierda no.

28 octubre 2016

Halloween 2016

Había una vez una bruja
que se llamaba Tocomojo.
Estaba detrás de un matojo,
puso los pies en remojo,
le entró agua en un ojo
y se le puso muy rojo.
-¡Buaaaaa! -gritó Tocomojo.
Pasaba por allí un gorgojo,
y aunque era cojo
y un poco flojo
le dio pena Tocomojo.
Y le dijo:
-¿Que te pasa, Tocomojo?
-¡Que estaba detrás de un matojo,
he puesto los pies en remojo,
me ha entrado agua en el ojo
y se me ha puesto muy rojo!
Y le respondió el gorgojo:
-¡No llores, Tocomojo,
que yo te soplo en el ojo!
¡Fffffffffffiiii!
Y así fue como el gorgojo
ayudó a Tocomojo
a que no le picara el ojo.
-Gracias -dijo Tocomojo-
por soplarme en el ojo
con tanto arrojo,
¡no está mal para ser cojo
y un poco flojo,
gorgojo!



Este cuento ha sido un éxito instantáneo; tanto, que ya han hecho la película:











27 octubre 2016

Los cuentos del autobús

Esto ya lo he contado en twitter; fologüers, os lo podéis saltar.

Íbamos un día Nena-chan y yo en el autobús camino del colegio cuando la niña puso cara de estar maquinando y me hice pis del susto. 
-Mamá, ¿me cuentas un cuento de autobús? -me dijo. 
-Claro. Había una vez... 
-No lo hases bien. Déjame a mí. 

Había una ves un mostro mu malo mu malo mu malo, que le gustaba comer NIÑOS y NIÑAS. 
Un día le disió la mamá suya: "¡Mostro, vete a buscar NIÑOS y NIÑAS para comer!".
Y el mostro disió "vale" y se fue. Y el mostro buscó un NIÑO y una NIÑA y un PAPÁ y una MAMÁ y un ABUELO y una ABUELA y se los llevó a su mamá. 
"Mira lo que he traído", le disió a su mamá. Y su mamá los cosinó y se los comieron todos juntos. 

Fin. 

¿Ves cómo se hase, mamá? Ahora cuenta tú uno. 
-Vale. 

Había una vez un monstruo que no se comía la fruta que su mamá le ponía para el recreo. 

Qué monstruo tan malo, ¿verdad, Nena-chan?

Un día su mamá le dijo: "Tienes que comer fruta, porque los NIÑOS y las NIÑAS son muy correosos, y la fruta te ayudará a hacer la digestión". 
El monstruo le hizo caso a su mamá, y se tomó una naranja después de comerse a un NIÑO y a una NIÑA, y después hizo caca estupendamente. 

Fin. 

¿Te ha gustado?
-No. 

Pero Nena-chan cree en las segundas oportunidades, y al día siguiente me volvió a pedir un cuento de autobús. 
-No, que luego te ríes de mí. 
-Jooooo... porfiiiii...
-Vale. 

Había una vez una niña que se llamaba Campurriana de Todos los Santos y de Dios es Cristo...

-Jajaja, mamá, ¡cuánta tontería tienes encima! 

Tendré mucha tontería encima, pero al día siguiente volvió a pedirme otro cuento de autobús. 
-Pero que sea de una princhesa que se llame Almudena -se ve que Nena-chan ya no quería correr ningún riesgo. 
-Vale. 

Había una vez una princesa que se llamaba Almudena. Un día, todas sus amigas princesas se presentaron por sorpresa a hacerle una visita. 
-Uy, que sorpresa -dijo Almudena-. ¿Queréis merendar?
-¡Sí, sí! 
-Pues a ver qué tengo en la alacena... Tengo chuches, pasteles y zanahorias. ¿Qué preferís?

Nena-chan, ¿qué crees que querían merendar las princesas?
-Zanahorias -contestó Nena-chan poniendo los ojos en blanco. 

-¡Zanahorias! -gritaron las princesas. 
Y se comieron todas las zanahorias para merendar. ¡No dejaron ni una sola! 

-Mamá, ¿se las comieron todas?
-Todas, todas, Nena-chan. No dejaron ni una. 
-Entonses yo miriendo los pasteles.
Si lo sé no digo nada. 


22 octubre 2016

Las vacaciones del horror, 8 y ya

Previously in Lorz...
Eze era el penurtimo capítulo, y ara er úrtimo, shiquillooo.


Las vacaciones en El Puerto nos sentaron muy bien a todos... al menos estadísticamente hablando. Es decir, que a mí me sentaron muy bien y a los niños le sentaron muy bien y la Tita del Puerto dice que le sentaron muy bien, pero lleva en rehabilitación desde entonces. Aunque por otra parte técnicamente ella no estaba de vacaciones, así que no sé de qué se queja, jo, es que aquí tiene que opinar todo el mundo o qué.
El caso es que después de todo el trajín con los niños para arriba y para abajo llegué a Madrid con aproximadamente doscientos kilos de ropa sucia y absolutamente agotada.
Agotada yo, no la ropa. ¿La ropa se agota? Supongo que sí, ¿no? Cuando no queda más en las tiendas y tal. 
-Menos mal que ahora tenemos unos días para descansar antes de que empiece el colegio de verdad -le dije a ZaraJota.
-El colegio empieza esta semana.
-¿QUE QUÉ?
-El jueves.
-Ayayayayayayay...
Es una verdad universalmente conocida que el último sábado antes de que empiece el curso es el Día Internacional de Equipar a los Niños Para el Cole.
No importa que tu hijo sea el último de dieciséis primos y que hasta los piojos los vaya a llevar de segunda mano: el último sábado de vacaciones toca preparar esos libros que en cualquier caso no van ni a tocar hasta octubre; y la ropa de invierno, abrigo incluido, aunque todavía queden dos semanas de verano y Madrid siga por encima de los 30º.
Y esto es así por una razón muy sencilla: de no hacerlo, sería el fin del universo. Y punto.
De hecho, conozco varios casos de madres que han intentado comprar un abrigo infantil en, digamos, diciembre, y han sido abucheadas en plaza del pueblo al grito de "¡Haberlo comprao en septiembre, so loca!" mientras les tiraban higos, con lo que manchan los higos y lo mal que sale la mancha después.
Aunque si dejas la mancha de higo, pasado un tiempo se transforma en mancha de breva. 
Pero ZaraJota era optimista.
-Está haciendo un tiempo estupendo, seguro que nos podemos apañar una semana más.
Y acto seguido bajaron las temperaturas.
No os acordaréis porque os hablo de la primera semana de septiembre y después de eso hemos tenido otro mes de calor, pero de verdad refrescó muchísimo.
Por suerte a Nena-chan le valía la ropa del año anterior y estaba toda a mano porque, ejem, todavía no había encontrado el momento de guardarla para el verano.
Lo sé, soy lo peor. 
Pero a Bebé-kun no le valía nada del año anterior porque, bueno, solo tiene un año. No hay mucho más anterior. Saqué la ropita de Nena-chan, pero... eh... digamos que Nena-chan era... ¿cómo decirlo? Ligeramente más robusta.
Tres papadas. Cuando Nena-chan era Bebé-chan tenía tres papadas, una sobre la otra. Y el resto del cuerpo estaba en proporción. 
Por el contrario Bebé-kun es más del estilo... ¿cómo lo definiría yo...?, con menos carne que el tobillo de un canario. Es tan delgado que esta navidad no necesito la botella de anís del mono: puedo acompañar los villancicos rascándole las costillas.
Pero, al mismo tiempo, es cinco centímetros más alto que su hermana a la misma edad, así que los pantalones que le estaban bien de ancho le quedaban cortos, y los que le quedaban bien de largo había que atárselos a la cintura con una cuerda.
O con un cinturón. Lo que pasa es que con un cinturón da menos pena y no puede vender cerillas. 
En cualquier caso daba igual, porque toda la ropa olía a guardado y había que lavarla antes de ponérsela, y la lavadora ya estaba a pleno rendimiento con todo lo que habíamos traído de la playa, y además mi tendedero es muy pequeños y, y, y...
El apocalipsis. El fruto apocalipsis. 
El primer día de cole le puse a Bebé-kun los últimos pantalones decentes limpios y acto seguido se los manchó. Entonces tuve que recurrir a una medida desesperada:
le puse un pijama.
Ya está, ya lo he dicho. 
Pero, esperad, que hay más:
Llevé al nano a la guardería y cuando le estaba quitando la chaqueta vi que tenía un ENORME agujero ENORME en mitad de la camiseta del pijama.
ENORME.
AGUJERO.
ENORME.

Me dio tanta vergüenza que solté al niño y salí corriendo y agitando los bracitos y entonces oí que me llamaban y vi que me había vuelto a equivocar y había dejado al niño en la panadería y lo recogí y esta vez sí lo llevé a la guarde y lo lancé por la ventana y salí corriendo otra vez y todo sin parar de agitar los bracitos así que me imagino que llevaba al niño agarrado con los dientes, tipo gatito.
En cuanto llegué al trabajo llamé a ZaraJota.
-¿Puedes recoger tú hoy a Bebé-kun?
-¿Qué has hecho esta vez?
-Nada, nada, es que tengo mucho trabajo y voy a salir tarde.
-A mí no me engañas. Quiero un justificante del trabajo. Uno de verdad, no como el último.
-¡Era de verdad!
-¡Estaba escrito con ketchup en una servilleta del vips!
-¿Y...?
Al final ZaraJota accedió a recoger al niño. Para ser más exactos, me escondí dentro de un contenedor de vidrio hasta que llegó la hora de recoger al niño y a ZaraJota no le quedó más remedio que ir.
Cuando llegué a casa, me encontré una bolsa de ropa perfectamente limpia, doblada y de la talla de Bebé-kun.
-¿Y esto? -le pregunté a ZaraJota.
-Nos la ha dado la seño de la guardería.
-Anda, ¿y eso?
-No sé, Lorz, a lo mejor es porque has llevado al niño a la guarde con un pijama roto.
Pues mira, sí, es una posibilidad.



Fin


Pd1: Bebé-kun ya tiene ropa... y un par de tirantes.
Pd2: Por favor decidme que no soy la única a la que le pasan estas cosas. POR FAVOR.


 

16 octubre 2016

Las vacaciones del horror, 7

Nena-chan anda por aquí pulsando botones al azar, por lo que es altamente probable que estés leyendo un borrador sin terminar que la nena haya publicado porque ella lo vale.


Previously in Lorz...
Apuesto a que vuestras propias vacaciones no se os hacen tan largas.

Bueno. Pues aparte de todo lo anterior, nos pasaron más cosas.
Por ejemplo, durante un tiempo tuve un segundo trabajo. Que era muy temporal y muy a mi rollo y muy a mi gusto, no es que me queje. Fue divertido mientras duró.
También escribí medio libro, que he depositado cuidadosamente en mi pila de libros medio escritos, que ya es bastante más grande que la pila de libros totalmente escritos, formada actualmente por un único título.
Empezamos a grabar un corto, que sigue en producción, con fecha estimada de fin de rodaje verano 2017 y estreno estimado en septiembre de 2017 (o no).
Durante aproximadamente diez días no tuvimos ni vacaciones ni guardería ni campamento y los niños se quedaron por la mañana con los abuelos, con todos los ires y venires que eso implica.
En algún momento Nena-chan se puso enferma, con anginas, y pasó días y días con mucha fiebre y dolor en "la boca de atrás".
Y todo así.
Para finales de agosto yo me sentía tan cansada y tan deprimida que cuando vi en el calendario que tenía apuntados cuatro días más de vacaciones, ya para principios de septiembre, me eché a llorar.
-Tengo cuatro días de vacaciones y me voy a la playa -le anuncié a ZaraJota.
-Te recuerdo que esos días te los pediste para la adaptación de los niños.
Mierdaaaaaaaa... la adaptación. No me acordaba: en la guarde no empiezan con la jornada completa desde el primer día, sino que el primer día van una hora, el siguiente dos, y así se supone que la vuelta al cole es menos traumática, aunque no queda claro menos traumática para quién.
Medité el asunto cuidadosamente durante al menos diez segundos.
-Nena-chan ya está más que adaptada -le dije a ZaraJota-, y Bebé-kun no va a adaptarse hagamos lo que hagamos.
Y acto seguido cogí a los niños y salí corriendo y agitando los bracitos.
Sin pensarlo dos veces, me autoinvité a la casa de la Tita del Puerto nos ofreció amablemente su casa.
Solo puso una condición: que yo no hiciera el viaje sola con los niños, o, por lo menos, que solicitara el servicio Atendo de Renfe, ya que iba yo sola con las dos criaturas, el carrito y todo el equipaje.
Admito que me daba una pereza terrible tener que interactuar con otros seres humanos a las ocho de la mañana, y que incluso pensé en decirle que lo había solicitado, pero al final me pudo el cansancio vital y lo solicité de verdad.
A fin de cuentas, ni siquiera yo estoy tan loca como para despreciar un poquito de ayuda.
La cosa fue así:
Pedimos un taxi que nos recogió en la puerta de casa y que nos soltó en Atocha, despidiéndose con la frase "la oficina de Atendo está nada más pasar la puerta, no tiene pérdida".
Efectivamente la oficina estaba nada más pasar la puerta, pero estaba cerrada, y habían puesto un aviso de "hay otra en el invernadero, gracias".
Los niños, el carrito, la maleta y yo bajamos hasta el invernadero, que total, son solo tres pisos. Después recorrimos el invernadero hasta dar con Información, y después, siguiendo las indicaciones, la oficina de Atendo.
Y una vez allí nos dijeron que esperáramos "a ver si hay alguien disponible".
Nos sentamos y esperamos, y esperamos, y esperamos, y esperamos y cuando nuestro alvia empezó a embarcar y yo estaba empezando a plantearme que estaba haciendo el gilimonguer apareció mi atendo particular.
-A ver, ¿quién ha solicitado ayuda para un carrito de bebé?
-¡Yo! ¡Yo!
-Bueno, pues le informo: nosotros solo estamos autorizados a subir el carrito de bebé, así que usted tendrá que empujarlo hasta el andén.
En ese momento el carrito iba vacío, y yo llevaba a Bebé-kun colgado, a Nena-chan en una mano y la maleta en la otra, y no veía cómo narices iba a empujar el carrito hasta el tren.
-Estooo...
-Lo que sí puedo hacer es llevarle la maleta.
El suspiro de alivio se debió oír en la estación orbital B-345.
Quedaban unos veinte minutos para que saliera el alvia, así que el señor atendo agarró la maleta y salió disparado mientras yo le seguía a duras penas con el carro y los dos niños, escuchando los alegres apelativos que nos dirigía el resto de viajeros mientras nos colábamos sucesivamente en el control de equipajes, de billetes y la cola para el ascensor.
Cuando compré los billetes puse mucho cuidado en elegir los asientos cerca de una puerta, pero cuando llegamos a la puerta en cuestión había un amogollonamiento de gente, así que entramos por la otra, el señor atendo me colocó el carrito debajo de un asiento, los equipajes en el portaequipajes y me dijo:
-Sus asientos son justo los del otro extremos. Adiós.
-¡Un momento! ¡Un momento! He pedido atendo también para el destino, ¿vendrán a buscarme o cómo?
-Uf, ni idea, pero yo no me fiaría mucho, porque depende de la disponibilidad, y en las estaciones pequeñas solo suele haber una persona; con que solicite el servicio un solo viajero más ya no podrán atenderte.
Y sonriendo ante tan alegre perspectiva se bajó del tren.
Efectivamente, los asientos estaban en el otro extremo del vagón.
Fui allí y acomodé a los niños, y entonces empecé a pensar, que lo mismo fue ese mi error, no digo yo que no, que había muchas posibilidades de que al llegar no hubiera nadie para ayudarme, y que seguramente los niños ya estarían nerviosos, y que todo el equipaje estaba en la otra punta...
-Cántale los cinco lobitos al hermanito lo más alto que puedas -le dije a Nena-chan-, que mamá viene ahora mismo.
Dejé a los niños solos y fui a por el equipaje con la cantinela de los cinco lobitos de fondo, pero en cuanto me perdieron de vista los niños dejaron de cantar y empezaron a llorar.
-¡Estoy aquí! ¡Ya voy! ¡CIN-CO LO-BI-TOOOOOOOOS...! -les empecé a berrear mientras intentaba sacar el carrito de debajo del asiento, en la otra punta del vagón. Lo saqué y lo arrastré hasta nuestro lado, y lo metí debajo del asiento-. Voy a por la maleta, ¿vale? Vuelvo enseguida.
-¡Nooooooooooo! ¡No te vayas!
-Mira, la tablet.
Con Nena-chan neutralizada, me fui de nuevo a por la maleta, pero de alguna forma Bebé-kun había conseguido bajarse del asiento, y venía hacia mí gateando por el pasillo.
-¡¡¡NOOOOOO!!! ¡¡¡QUE LA MOQUETA ESTÁ MU GUARRAAAAAA!!!
Cogí al niño en brazos. Cogí la maleta. Volví a nuestro sitio y coloqué al niño en el portaequipajes y la maleta en el asiento. O al revés, yo que sé.
-¡¡¡BUAAAAAAA!!!
Volví a coger al niño, me fui al otro lado del vagón, recogí el bolso cambiador, volví a nuestro sitio. El alvia todavía no había arrancado y yo ya estaba hecha polvo.
-Ahora mamá descansa un poquito, ¿vale?
-Vale -dijo automáticamente Nena-chan, enfrascada en la tablet.
-¿Teta-tetita? -dijo Bebé-kun.
Suspiré.
-Teta-tetita.
A partir de ahí todo fue a mejor, incluso nos apañamos para ir a la cafetería y hacer pis. No en la cafetería. O sea, fuimos a la cafetería y después, en otro momento y lugar (probablemente en el baño, aunque tampoco podría jurarlo), hicimos pis.
Cuando por fin llegamos a nuestro destino me encontré en la tesitura de no saber qué c*ñ* hacer.
¿Vendrían a ayudarme?
¿No vendrían?
¿Y si venían y me decían que solo estaban para bajar el carro?
¿Y si no venían y el alvia seguía su camino y acabábamos en San Fernando, o peor, en Jerez?
Ante la duda, saqué el carrito, lo desplegué, subí a un niño, le colgué un bolso. Arrastré el carrito, a la niña y la maleta hasta la puerta.
-Ahora mamá va a bajar al hermanito, pero enseguida volverá a por ti. ¿Me esperas aquí?
-¡¡¡NOOOOOOO!!! ¡¡¡NO ME DEJES CHOOOOOOOLAAAAAAA!!!
-Vuelvo a por ti enseguida, ¿vale? ¡¡¡CINCO LOBIIIIIITOOOOOS...!
Bajé a Bebé-kun al andén y volví al tren a por Nena-chan, pero pensé que era muy peligroso dejarla sola en el andén mientras volvía a por la maleta, así que bajé primero la maleta.
-¡¡¡BUAAAAAAA!!! ¡¡¡NOOOOOO!!! ¡¡¡MAMÁ!!! ¡¡¡NO ME DEJES CHOLA OTRA VEEEEZ!!!
-¡¡¡...TIENE LA LOOOOOO-BAAAAA!!!
Bajé a Nena-chan justo cuando el alvia cerraba las puertas. Calmé a Nena-chan. Calmé a Bebé-kun. Reorganicé a los niños y al equipaje para llevarlo todo usando un número limitado de manos (dos). Me arrastré penosamente por el andén con todo el conjunto. Y cuando ya iba a entrar a la estación, se me acercó un señor atendo.
Despacito, ¿eh? Que hacía mucho calor y tal.
-¿Zeñora? ¿Uhté había zolizitao ayuda palleváh er shiquillooo?
-Zí, zí... ¿qué c*ñ* estoy haciendo? Sí, sí.
-¿Y por qué no zahperao a que yo llegaraaaa?
Porque ehtaría ya en Zan Fernando, shiquillooo.




Continuará...







Disclaimer: Nada más lejos de mi intención insinuar que los andaluces son vagos, flojos o huancohones. Me limito a contar lo que pasó. A la vuelta me pasó exactamente lo contrario: en El Puerto nos atendieron (jijiji, ¿lo pilláis?) perfectamente mientras que en Madrid no se presentó nadie a ayudarnos. La vida es "azí".

08 octubre 2016

Las vacaciones del horror, 6

Previously in Lorz...
This olla is on fireeeeee!!!

Un día me fui al ambulatorio a ver los resultados de las pruebas de Bebé-kun y ya no estaba su pediatra ni el pediatra suplente sino otro (¿el suplente del suplente? voy a tener que empezar a ponerles códigos de barras).
-El niño está bajo de hierro -me dijo-. ¿Sabes lo que significa eso?
-Que es inmune a los poderes de Magneto.
-No. Significa que no es celiaco -o celíaco. Todavía no he decidido si quiero decirlo con acento o no. CeliAAAAAco. CeLÍÍÍÍÍÍÍÍaco... No sé, no lo acabo de ver-. A este niño lo que le pasa es que le das mucha teta.
-¿Per-do-naaa?
-Te lo explico. El hierro es lo único que la leche materna no es capaz de suministrar, luego si está bajo de hierro, el problema es que le estás dando demasiada teta.
En este momento tendría que haber dicho otra vez
-¿Per-do-naaa?
Pero en vez de eso dije
-Ya, es que no le gusta la leche normal.
Siendo "normal" un polvo con aroma a vainilla fabricado a partir de presunta leche de vaca. De cualquier vaca. Lo mismo es una vaca que ni conocemos ni nada, vete a saber.
-No, no, no. Leche no. Lo que tiene que hacer es comer. Y claro, como le das el pecho no come.
-Sí come.
-Aquí tengo una anotación que dice que no come, y luego pide pecho cada dos horas.
-Porque A VECES se tira días sin comer. Por el estreñimiento.
El niño tiene dificultades para evacuar. Y, por decirlo finamente, la capacidad de almacenamiento de un cuerpo tan pequeño es muy limitada.
-Claro, no come porque le das mucho pecho. Y luego que si no engorda.
-A veces no come y ENTONCES le doy mucho pecho. Pero el verdadero problema es que otras veces come perfectamente y ADEMÁS sigue pidiendo pecho y A PESAR DE ESO no hace peso.
-Por que no deberías darle el pecho.
-¡Que si no le doy el pecho se me muere!
-Pues entonces lo que tienes que hacer es darle PRIMERO de comer y DESPUÉS ofrecerle el pecho.
-¡QUE ESO ES LO QUE HAGOOOO!
-¡PUES AQUÍ PONE QUE LE DAS EL PECHO CADA DOS HORAAAAAS!
-A ver. El niño va a la guardería de 9 a 17. En ese tiempo, hace tres comidas completas. Sin teta. Nada de teta. ¡NO HAY TETA! Para ser justos, las cuidadoras SÍ tienen tetas. Pero no las comparten, así que es como si no las tuvieran. Y en cuanto yo llego se me aferra, y pide teta. Y la vuelve a pedir cada dos horas. Día y noche. Desde hace seis meses. Y aún así no hace peso.
-Claro, porque la teta no le nutre...
El asombroso caso de la teta light.
-... y además le quita las ganas de comer...
No como tener atravesado un ñordo de dos semanas, que eso abre el apetito de toda la vida.
-...lo que tienes que hacer es darle leche de fórmula...
Una vez más tenía que haberle dicho
-¿Per-do-naaa?
Así que la leche materna le llena y le quita el apetito, y la leche de fórmula no. Será de fórmula multiplícate por cero y divídete por dos...
Pero antes de que pudiera protestar, el pediatra dijo:
-...justo aquí tengo unos folletos de una marca buenísima...
Ajá. Qué casualidad, ¿eh?, que alguien, de forma totalmente desinteresada, le hubiera dado al pediatra esos folletos, y que el pediatra a su vez, y también de forma totalmente desinteresada, pudiera recomendarme esa marca a mí cómo la única solución a lo que sea que le esté pasando a Bebé-kun, que no lo tenemos claro.
Menuda suerte la mía.
Me sentía tan agradecida por ese regalo del destino que le dije que sí a todo y me fui.
Por la noche llamé a mi madre.
-¿Qué te ha dicho el pediatra? -preguntó.
-Que tengo que destetar al niño porque tiene los niveles de hierro bajos.
-Menuda tontería. Eso le viene de familia. Tu hermano, por ejemplo, ha tenido anemia toda su vida.
Uy, uy, que me da que voy a tener que destetarlo también.





Advertencia legal: si padece usted anemia o alguna otra carencia de hierro es posible que esté siendo amamantado inadvertidamente. 
Si usted NO solicitó el mencionado servicio, o SÍ lo solicitó pero desea cancelar su suscripción, envíe un correo a lorzagirl@gmail.com
indicando claramente en el asunto "soy un mamón y no lo sabía". 






Pd: Como sé que os gustan los finales felices, pasados unos días volví al pediatra suplente del suplente del suplente del suplente del suplente del suplen... ¿me he pasado con los suplentes? y me dijo que había cambiado de opinión.
-¿Y eso?
-Es que me he leído el expediente.
Ah, sí, a veces eso ayuda.

28 septiembre 2016

Las vacaciones del horror, 5

Previously in Lorz...
This girl is on fireeeeee! 


No estoy segura de estar contando las cosas en el orden correcto...
El caso es que volvimos a Madrid. Todavía me quedaba una semana de vacaciones y decidí que las iba a disfrutar a tope.
Así que me levanté temprano, hice la comida, cogí a los niños y me fui a hacienda.
Más o menos. Cuando llegué a la calle pensé que no sabía si había cerrado la puerta, que no me acordaba, creía que sí, pero no estaba segura al 100%, ¿y si no la había cerrado?
Volví a subir con los dos niños y todo, pero no pasa nada porque lo hago todos los días.
Estoy mal de la cabeza, ya lo sé.
Cuando llegué a la calle por segunda vez pensé que no sabía si después de hacer la comida había apagado el fuego, que no me acordaba, creía que sí pero no estaba segura al 100%, ¿y si no lo había apagado?
Pero esta vez fui firme.
Lorz, me dije, no puedes ser tan insegura. Que pareces g*l*p*ll*s, subiendo y bajando tres veces para cada salida. Seguro que has apagado el fuego, igual que habías cerrado la puerta y creías que no... Un momento, he comprobado que había cerrado la puerta la primera vez, pero ¿y  si cuando la he abierto para comprobar que estaba cerrada me la he dejado abierta? Quizá debería subir y...
¡LORZ! Retiro lo que de que pareces g*l*p*ll*s. ERES g*l*p*ll*s.
Ni se te ocurra volver a subir.
Y deja de hablar sola, que la gente te está mirando.
Está bien, haré lo que me dice la voz de mi cabeza para demostrarle a los vecinos que no estoy loca...
Me fui a hacienda.
-Hola, es que soy trabajadora por cuenta ajena a tiempo completo, y me ha salido un trabajo extra, y lo quiero todo superlegal, y que cómo lo hago.
-Me parece muy bien, señora, pero yo soy el bedel.
Uy, mierda.
Me fui a la ventanilla.
-Hola, es que soy trabajadora por cuenta ajena a tiempo completo, y me ha salido un trabajo extra, y lo quiero todo superlegal, y que cómo lo hago.
-Tienes que darte de alta como autónoma. 
-¡Pero va a a ser un trabajo superpuntual, y voy a cobrar poquísimo! ¡Probablemente incluso menos que lo que vaya a pagar de autónomos!
-Ya, no te merece la pena. Lo mejor es que no lo hagas.
-Eh... pero... es que yo he leído que si es puntual y vas a cobrar menos que con el salario mínimo interprofesional y además ya estás cotizando todo lo que tienes que cotizar a la seguridad social, pues que no tengo que darme de alta como autónomo.
El funcionario puso los ojos en blanco.
-No sabes lo harto que estoy de forocoches.
-Eh... no lo he leído en forocoches.
Vaya, ni siquiera tengo cuenta en forocoches. No está demostrado, al menos.
-Mira, si vas a cobrar poco lo mejor es que no lo hagas porque no te va a compensar.
Ahí, animando al emprendedor.
Me fui bastante disgustada, porque jo, si los propios funcionarios tienen esta actitud, no me extraña que la gente trabaje en negro. Y como mucha gente curra en negro, el resto tenemos que compensar pagando más impuestos, y hay gente que no puede pagar tanto y curra en negro, y se va haciendo una bola gorda, gorda, gordaaaaa...
Iba pensando en esto cuando me metí en el ascensor con los niños colgados y me llegó un olor a chamusquina.
Ay.
AY.
Pensé mientras el ascensor subía lentamente los cuatro pisos.
El descansillo del cuarto estaba lleno de humo.
SÚPER AY.
Y cuando abrí la puerta de casa había MÁS humo.
Y cuando miré la olla...
cuando miré la olla...


lo que yo decía, trabajando en negro.






Pd: Milagrosamente, lo único que resultó dañado fue la olla, que acabó en la basura. Tuvimos que comer, cenar y dormir fuera de casa. Ha pasado más de un mes y la cocina sigue oliendo a quemado.



Continuará...

20 septiembre 2016

Las vacaciones del horror, 4

Previously in Lorz...
La mancha de mora con mora se quita. 

Resumiendo mucho, fuimos de Madrid a Salou en transporte público con dos niños (uno de ellos permanentemente enganchado al pecho), un carrito de bebé, una maleta, una mochila y un bolso.
Resumiendo nada, fuimos de Madrid a Sants en ave; de Sants a Paral-lel, de Paral-lel a la Trinidad y de la Trinidad a Sants en metro; de Sants a la estación de trenes de Tarragona en cercanías; de la estación de trenes de Tarragona a la estación de autobuses de Tarragona andando; y de la estación de autobuses de Tarragona a Salou en autobús con dos niños (uno de ellos permanentemente enganchado al pecho), un carrito de bebé, una maleta, una mochila y un bolso.
Tardamos tres días.
Cuando por fin llegamos al camping y vi las tres piscinas suspiré muy hondo muy hondo muy hondo y me relajé.
Quizá me pasé relajándome, porque acto seguido me vino el periodo.
-¡Me c*g*nt* lo que se menea! Pues yo no me quedo sin piscina, con lo que nos ha costado llegar hasta aquí.
Y me puse un tampón.
Y los tampones me dan alergia.
Y puede que con la hinchazón se quedara atascado, y puede que me costara sacarlo y puede que me hiciera todavía más daño en el proceso.
No voy a entrar en detalles. Además, Alicia Keys lo cuenta mejor que yo.

Total.
Cuando volvimos al bungalow me hice una bolita (de fuego) en la cama mientras ZaraJota preparaba a los niños para dormir. Entonces apareció Nena-chan.
-Mamá, papá ha rompido el sofá.
-No lo ha rompi... roto. Lo ha abierto.
-¿Para romperlo?
-No, no. Es así.
-¿Y por qué tenemos un sofá rompido?
-Es un sofá cama. Se abre para dormir. Verás que bien vas a dormir esta noche ahí.
-¡Yo no quiero dormir en un sofá rompidooooo!
-¡Si es muy chulo! Ven, vamos a llamar a la abuela.
A ver si me dice qué puedo hacer con mi angustia interior.
-¿Para disirle que papá ha rompido el sofá?
O no.
Al día siguiente me encontraba muy mal.
Fui incapaz de ponerme otro tampón. Ahora que lo pienso, quizá fue mala idea intentarlo.
Acompañé a ZaraJota y a los niños a la piscina con la idea de quedarme en una tumbona hecha una bolita (de fuego). Pero de camino me empecé a marear y empecé a sentir una necesidad imperiosa.
Volvimos al bungalow corriendo.
Bueno, corriendo, lo que se dice corriendo... Yo volví a gatas, mientras ZaraJota se arrastraba con los dos niños y todos los arreos de la piscina.
Llegué a tiempo al baño (¡bieeeeen!).
-Quédate en la cama -me dijo ZaraJota cuando salí-, yo me llevo a los niños a la piscina para que descanses.
Y se fue.
Acababa de salir cuando vi su móvil encima de la mesa y pensé que era mejor que se lo llevara, por si me ponía peor y tenía que llamarle.
Cogí el móvil y grité "¡ZaraJotaaaa!". Y poté en el sofá.
Bueno, no fue exactamente así. El bungalow era muy pequeño. Poté sobre las paredes, el suelo, la cocina, la mesa Y el sofá. Pero así mayormente, en el sofá.
Ay.
Limpiar aquello fue una odisea, sobre todo porque yo seguía... interesante.
Tardé casi toda la mañana, pero al final lo conseguí; todo limpio y seco, menos el sofá: tuve que desmontarlo entero para limpiarlo, y dejé las piezas desperdigadas para que de secaran.
Acababa de meterme por fin en la cama para hacerme una bolita (de fuego) cuando oí de nuevo la vocecita de Nena-chan, muy cerca de mi oreja.
-Mamá, ¿por qué has rompido el sofá?


Continuará...

14 septiembre 2016

Las vacaciones del horror, 3

Previously in Lorz...
Con un seis y un cuatro.


Los resultados de las pruebas de Bebé-kun iban a tardar un par de semanas, y pensamos que en vez de esperar en Madrid como unos tontos pálidos podíamos esperar en la playa como unos tontos morenos. 
Queríamos ir a un camping en El Puerto de Santa María, así que como es lógico acabamos en Salou. Y de paso, hicimos una paradita en Barcelona, en casa suegra. 
Estábamos una tarde allí viendo una de esas joyas para cinéfilos de las que ponen en antena 3 después del telediario cuando se nos ocurrió subir al castillo de Torre Baró, así, un sábado de agosto a las cuatro de la tarde, lo normal. ←Primera señal del Apocalipsis. 
-En autobús no se tarda nada -me aseguró ZaraJota.
Preparamos a los niños (niño, niña, carrito, bolso, merienda...) y salimos, pero cuando llegamos a la parada del autobús descubrimos que acaba de pasar y que el siguiente tardaría más de media hora. 
Mucho criticar las frecuencias de Madrid, pero en Barcelona también tienen tela, ¿eh?
ZaraJota miró el horario de autobuses, miró el termómetro, nos miró a los niños y a mí, torrándonos, y dijo:
-Pues la verdad es que andando tampoco es tanto... según google maps es poco más de un kilómetro.
-Bueno, pues vamos andando. ←Segunda señal del Apocalipsis.
Lo que a ZaraJota y a google maps se les olvidó mencionar es que es poco más de un kilómetro CUESTA ARRIBA.
De hecho, el trayecto es tan cuesta arriba que en algunos tramos hay escaleras mecánicas.
QUE ESTABAN PARADAS.
-Es que a los niños les gusta jugar a darle al botón de freno -nos explicó una vecina, mientras yo me replanteaba mi postura sobre el maltrato infantil. Mucho.
Subíamos casi a gatas, y en cada esquina preguntábamos a los lugareños.
-¿Por aquí vamos bien para el castillo de Torre Baró?
-Pero... ¿vais andando?
-Sí.
-Pues no vais bien, no. De la cabeza por lo menos no vais bien en absoluto.
A mitad de camino Nena-chan dijo que no podía más.
-No pasa nada -le dije-, tú te subes en el carrito y mamá lleva al hermanito en la mochila. ←Tercera señal del Apocalipsis.
A partir de ese punto ZaraJota tuvo que empujar el carrito con el peso añadido de Nena-chan, mientras que yo tuve que cargar con el peso añadido de Bebé-kun que además ya que tenía mis tetas a mano me bajó la camiseta y se enchufó a la barra libre allí mismo.
Cinco de la tarde. Agosto. Barcelona. Subiendo una cuesta. Con un niño colgado. Dando tenta.
-Tengo mucha sed... -le dije a ZaraJota-, y no he traído agua para mí.
-No pasa nada -me contestó-, al lado del castillo hay un bar.
Por supuesto, cuando llegamos arriba el bar estaba cerrado. ←Cuarta señal del Apocalipsis.
-¿Cómo iba yo a saber que estaba cerrado? -protestó ZaraJota, intuyendo mi ansia asesina por como le miraba. Bueno, por eso y porque me había puesto a afilar un palo.
-Tienes razón. ¿Cómo ibas a saberlo? Ojalá el ser humano hubiera inventado algún aparatito mágico de bolsillo en el que se pudiera consultar todo tipo de información...
-¡Que no es culpa mía que google maps no sepa lo que es una cuestaaaa!
Lo que nos salvó de la destrucción mutua asegurada fue que empezó a llover. ←Quinta señal del Apocalipsis.
Por supuesto no llevábamos paraguas, pero eso era lo de menos: con la lluvia empezó a oler a tierra mojada, primero, y a moras, después.
-Por aquí hay moras... -dije, olisqueando.
Cuando era pequeña mis padres nos facturaban un mes enterito a Blanes con mis abuelos, y justo detrás de su casa había muchísimas zarzamoras que para finales de agosto se ponían a reventar de moras.
Jo, me encantan las moras.
Pensé que a nena-chan le haría tanta ilusión como a mí, así que todavía con el niño colgado y la teta al viento salí disparada hacia la primera zarzamora que vi, y con gran riesgo de mi vida (y la de bebé-kun) conseguí coger una triste mora, más dura que una piedra.
-Mira, nena-chan, una mora.
-¿Como la de Peppa Pig?
-Eh... sí. ¿Quieres comértela?
-No, no se puede comer. Las moras son para hacer pasteles.
-... ¿perdona?
-Peppa no se come las moras. Las coge y las lleva a Granny Pig, y Granny Pig hace un pastel. ¿Le llevamos la mora a mi abuela para que haga un pastel?
Dudé un momento. Por una parte, la idea de ver a la abuela intentando hacer un pastel con una simple mora tenía su gracia. Por otra, no me apetecía hacer todo el camino de vuelta con la mora, cada vez más chuchurría, en la mano.
-No, ¿vale? Si tú no la quieres se la come mamá.
Y me metí la mora en la boca.
-¿No deberías lavarla antes? -terció ZaraJota, que como es de ciudad es un poco tiquismiquis.
-Hombre, es una triste mora. No es como si me fuera a dar cagalera ni nada de eso, ¿verdad? ←El Apocalipsis ha llegado. 


continuará...

06 septiembre 2016

Las vacaciones del horror, 2

Previously in Lorz...
Bebé-kun es un intolerante.


-Lo primero que tenemos que hacer -dijo el pediatra suplente- es averiguar si el niño es celíaco. Te voy a dar un volante para que le hagan análisis de orina y sangre.
-¿Y no sería más fácil si le preguntáramos directamente?
-Tiene once meses.
-"No soy celíaco". ¿Ves? Dice que no es celíaco.
-El niño no ha dicho nada. Has sido tú poniendo vocecitas.
Jo. Siempre me pillan. No sé cómo lo hacen, deben tener telepatía o algo.
-¡Pero soy su representante legal y puedo hablar en su nombre!
-A ver, ¿sabes cómo se recoge la orina de un bebé?
-Pues si tienes suerte, con un pañal. Si no, con la fregona.
-Eh... no.
-Pues entonces llevo cuatro años haciéndolo mal.
-Mira, te voy a dar una bolsita -dijo el pediatra, y me dio esto:

 -Uy, qué bonita.
-Tienes que lavarte muy bien las manos, sacarla de ahí con mucho cuidado e introducir los genitales del niño por el agujero con más cuidado aún...
-¿Este agujero?


-Sí, Lorz, ese agujero...
-¿Y esto amarillo qué es?
-Es una pegatina. 
-Parece un marco. Como para un retrato o así.
-Pues es una pegatina. Cuando hayas metido los genitales del niño por el agujero CON MUCHO CUIDADO LORZ QUE TE ESTÁS VENTILANDO EL PRESUPUESTO DE URGENCIAS TÚ SOLA, le pegas esa pegatina a la piel para que el pipí no se salga.
-Ajá. 
-Lorz, ¿me estás prestando atención?
-Claro, claro...


Continuará...


30 agosto 2016

Las vacaciones del horror, 1

Parecía que estaba todo controlado y que nos podríamos ir de vacaciones cuando...
eh...
no sé cómo decir esto suavemente...
mejor lo suelto y ya está...
pues veréis, a Bebé-kun empezó a salirle sangre por el culete.
-¡Nooooooo! -exclamé-. ¡Ahora noooo! ¡Esto se hace en periodo lectivo, para que yo pueda darme importancia delante de las otras mamás! ¡Deja de sangrar ahora mismo!
Pero Bebé-kun siguió ahí, a lo suyo. Los niños es que son muy egoístas.
Llamé a ZaraJota y echamos un piedra-papel-tijeras mental para decidir quién se iba al hospital con el nene y quién se quedaba en casa con la nena.
-Tú vas al hospital -dijo ZaraJota después de unos segundos de furiosa batalla.
-¿Eso es que he ganado o que he perdido?
-No estoy seguro -dijo ZaraJota, mirando de reojo la tele con Word Party a todo volumen, el suelo prácticamente cubierto de juguetes y churretes de zumo y la niña hiperactiva saltando en el sofá.
Me fui a urgencias. Por supuesto, de camino (y son CINCO frutos minutos, el hospital está literalmente al final de la calle) el niño no solo dejó de sangrar, sino que empezó a reírse más feliz que una perdiz. Para cuando llegamos a la sala de espera estaba haciendo los cinco lobitos y cantando teee-ta tetiiita, teee-ta tetiiita... Yo empecé a pensar en autolesionarme, al menos que pareciera que teníamos algún motivo razonable para estar allí. Y tuve MUCHO tiempo para pensar, ¿eh?, porque resultó que solo había un pediatra de guardia y se había ido a atender a una mujer de parto, que digo yo que si no podía atendernos a nosotros antes y que esperara la parturienta, que a fin de cuentas estaba tumbada y le daba igual, pero bueno.
En fin. Porque en el fondo os tengo así como cariño, os voy a ahorrar lo que pasó en el hospital y voy a ir directa a la "revisión en una semana con su pediatra habitual".
Pues para empezar, su pediatra habitual no estaba, y casi me alegré porque no me acaba de convencer*.
El pediatra suplente me vio entrar con los dos niños y se echó las manos en la cabeza.
-Pero, pero... ¡esta niña está fatal! ¿No se ha dado cuenta usted de que está llena de eccema?
-Eh... sí, pero su pediatra dice que no es nada y ya se le pasará.
-Pero mujer, ¿cómo se le va a pasar solo...? Y eso son picaduras que se han enquistado por no tratarlas.
-Es que el pediatra dijo que no las tocáramos, que se irían solas.
-... y esto es costra lactea! ¡TODAVÍA tiene costra lactea!
-El pediatra...**
-Bueno, toma: esto para el eccema, esto para las picaduras, esto para la costra, esto para renunciar a la custodia de la niña a favor de los servicios sociales...
-Estooo... Gracias, gracias, pero yo venía por el nene.
El pediatra suplente me miró mal.
-Desnúdelo que lo voy a pesar.
-¡Está bajo de peso! -le dije, mecánicamente. Cada vez que acudimos a consulta el pediatra lo pesa, y cada vez que lo pesa me dice que está bajo de peso, y al final me ha creado un condicionamiento y cada vez que veo una báscula tengo que decir "¡está bajo de peso!" o reviento. Hace meses que el mercado me ha prohibido la entrada, no digo más.
-A ver, ¿qué es bajo de peso, según tú...? ¡UUUUUH! ¡ESTE NIÑO ESTÁ BAJO DE PESOOO!
-Ya.
-A ver el expediente... Pero, pero, ¿usted no había notado nada?
-Claro que sí, ¿por qué cree que lleva los pantalones grapados al pañal? ¡Porque veo que se le caen! Pero su pediatra dice que la felicidad no se mide en kilos, sino en sonrisas.***
-¡Una cosa es que no haya que obsesionarse, y otra que no se observe la evolución!
-¡SI YO OBSERVO! ¡PERO LUEGO NADIE ME HACE CASO! ¡NI EL PEDIATRA, NI LA MATRONA, NI LA ASESORA DE LACTANCIA NI MARÍA LA CANTAORA!
Entonces el pediatra suplente empezó a preguntarme cosas, y a hacer una cosa rarísima. Mientras yo hablaba, no se puso a teclear en el ordenador y a decir "ajaaaaa" a intervalos regulares. En vez de eso se quedó mirándome y asintiendo. Era como... no sé... como si me escuchara a mí de verdad, en vez de oír solo las cosas que confirmaran sus ideas previas. Y cuando acabé, no me dijo que no importara, ni que las madres somos todas unas locas, ni hizo ningún comentario sobre si doy el pecho o no o cómo o cuánto, ni le quitó importancia a lo que le acababa de contar.
En vez de eso me dijo lo que yo llevo repitiendo ya ocho meses: a este niño le pasa algo. Seguramente no es ni grave ni malo ni importante, pero algo le pasa.
-Vamos a hacerle pruebas -me -dijo-, pero tiene toda la pinta de ser celíaco.
-No, no -le dije-. Es Virgo, como su hermana y como yo.
ZaraJota es Acuario. Si sois aficionados a la astrología, ya habréis deducido que su vida es un fruto infierno.
-Me refiero a que es intolerante al gluten.****
No lo pude evitar, se me saltaron los lagrimones del disgusto. Así que yo aquí como una idiota explicándole que los niños pueden tener dos papás o dos mamás, que la belleza está en el interior, y que todos somos iguales hasta que abrimos la boca y metemos la pata, intentando educarle en la diversidad y el respeto... ¡y va el niño y se me hace intolerante de todas formas!




Continuará....







* En teoría en la comunidad de Madrid hay libre elección de médicos, así que una vez intentamos cambiarnos. Obsérvese el "intentamos". En el ambulatorio nos dijeron que sí, incluso nos pegaron la pegatina nueva detrás de la tarjeta. Pero la primera vez que  intentamos pedir cita, descubrimos que el cambio no se había autorizado porque "el médico de nuestra elección" (no habíamos elegido ninguno, solo pedimos que NO fuera el que teníamos) ya tenía demasiados pacientes. La carta informándonos la recibimos meses después. Seguimos con el mismo pediatra.
**¿Veis por qué no me gusta nuestro pediatra habitual?
***Sonreír engorda, no hay más que verme a mí.
****La versión seria del asunto, aquí. (solo para amigos de FaceBook, me temo).

27 agosto 2016

¡Feliz cumpleaños, Bebé-kun!

Me gusta que te frotes los ojitos para despertarte, como si el sueño fuera algo que te ha caído encima.

Me gusta cómo me sonríes cuando me despiertas, como si verme abrir los ojos fuera lo mejor que te hubiera pasado en la vida.

Me gusta que me trepes por encima, para un lado y para el otro. Me hace sentir un poco tobogán.

Me gusta que te subas a mi regazo y des saltitos para que juegue contigo.

Me gusta  que te eches para atrás, pidiéndome que te ponga boca abajo, y esa sonrisa bobalicona que te sale de lo más hondo.

Me gusta verte gatear por toda la casa, riéndote de tu propia velocidad.

Me gusta cómo juegas a perseguir a tu hermana, y te tronchas de la risa cuando la oyes reír.

Me gustan todas tus palabritas. "Teta" fue la primera. Después vino "Paaa-pa", que no es papá, sino el nombre de tu hermana. Luego, "aba", para el agua, "tetaa", para galleta, y finalmente mamá. Tu padre todavía está esperando que digas "papá". Que se joda. Sin presiones, ¿eh? Tú a tu ritmo.

Me gusta tu sonrisa de felicidad cuando respondemos a tus intentos de comunicarte. "¿Ta?", sí, hijo, ta.

Me gusta cómo saludas y te aplaudes a ti mismo, y cómo a veces te haces un lío entre ambas cosas y te metes unas tortas de impresión.

Me gusta cuando tus ojitos se iluminan porque reconoces las canciones que has oído una y otra vez desde que estabas en la tripa.

Me gusta cómo te enfrentas a la comida con resignación. El pediatra dice que quizá seas celiaco, o algo peor. Sea lo que sea, eres mi héroe.

Me gusta cómo has renunciado a chupetes, tetinas y leche artificial así, por principios, y no ha habido forma de convencerte de lo contrario.

Me gusta que mires la teta con adoración, y la tomes entre tus manitas como si de un porrón se tratase.

Me gusta cómo te dejas caer sobre mí con la boca abierta, confiando en que el pezón encontrará mágicamente su lugar.

Me gustan tus siestas bobas, y cómo pareces dormirte contra tu voluntad, como si te rindieras.

Me gustan tu cabecita pedrazas, tus orejitas élficas, tu sonrisa lalo y tus patitas drogueras (yo me entiendo). Y me da la risa porque me acuerdo del Primo Guapo: "¡No a los niños Mr Potato! ¡Di no a los niños hechos con piezas de otras personas!".

Me gustan tus cuatro dientecillos afilados, y ese quinto que no se decide a salir, por más que mordisqueas tu dedo índice no hay manera.

Me gustan tus ojitos bellos de canica.

Me gusta que intentes levantarte poniéndote a cuatro patas y bamboleando el culete. Te falta pulir algunos detalles, pero ya estás en el buen camino.

Me gusta que entres al autobús saludando, esperando que te digan lo guapo que eres.

Me gusta que en cuanto me descuido te bajas solo de la cama, o te subes a la mesilla de noche de tu padre para encender la lámpara. (Pero no lo hagas más, ¿quieres? Que te la vas a pegar)

Me gusta que lleves juguetes al azar hasta la nevera e intentes que se queden pegados a la puerta como los imanes, y tu carita de frustración cuando no lo consigues.

Me gusta verte sacar y meter cosas de cajas, da igual que sean pinzas, legos, bragas o boniatos.

Me gusta la adoración que sientes por tu hermana, que es mutua y espero que dure. Me gusta cómo la buscas con la mirada, cómo la llamas, "Paa-pa", cómo le echas los bracitos y le acaricias el pelo. Me gusta cuando os quedáis dormidos (en mi cama y ocupándola toda, por supuesto) y os abrazáis en sueños.

Me gusta tu recién descubierto amor por las patatas fritas, pero que nadie se entere.

Me gustan tus pequeños triunfos.

Me gustas tú.


18 agosto 2016

Star Trek: más allá

Como mañana se estrena en España Star Trek: más allá, creo que ha llegado el momento de hacer mi reseña.

OJO CUIDAO QUE HAY SPOILERS

Fui a verla con mucha emoción porque el guion es parcialmente de Simon Pegg, que es muy fan de la serie desde niño. Y, desde luego, se nota, porque parece escrita por un niño de 12 años.
Donde más se nota es en Uhura, que no llega a pisar el puesto de mando en toda la película, y que parece estar ahí solo como novia de... y porque siempre hace falta alguien para que el malo (sin motivo aparente), le cuente su maléfico plan. Su papel se diluye tanto, pero tanto tanto, que su mayor aportación a la trama OJO AQUÍ SPOILER GORDO es llevar encima, sin saberlo, el equivalente vulcano a un chip de perro. Que encima es radiactivo y para qué se lo vamos a contar, con lo contenta que está ella, ya se sabe, a las tías les mola la bisutería.
En su lugar aparece una Tía Que Da Patadas. No hay ningún motivo razonable para que sepa dar patadas, no aporta nada especial a la trama, tiene la personalidad de un zapato, pero las Tías Que Dan Patadas molan y debería haber una por película. Por lo menos.
Ya que estamos con los personajes femeninos, en esta película hay otro que merece mención (aparte de Señora Madura que Muestra Sutilmente al Héroe su Verdadero Camino) porque es un bonito homenaje a todas esas mujeres que arriesgan su vida transportando contrabando escondido en su vagina.
El resto del elenco hace lo que puede con un guion que recuerda muchísimo a Moffat (¡sin Tardis, sin destornillador y en tan solo una hora!): muchos golpes de efecto, y el resto ya si tal. Hay hasta hologramas y juegos de espejos. Si hubieran matado definitivamente a algún protagonista seis veces hasta podría pasar por un Doctor Who.
Bueno. Cuando digo el resto del elenco me refiero a los principales, porque la Enterprise parece estar llena de gente cuya única función es correr de un lado para el otro para hacer bulto (de hecho SUPERSPOILER al final de la película descubres que toda la tripulación se compone de tan solo cuarenta personas).
Sí, el guión es tirando a malillo. Tan malillo que el punto de partida es que la Enterprise llega por fin al último confín del universo. Está tan lejos que han tardado tres años y medio en llegar... pero la familia de uno de los tripulantes parece haber llegado allí sin ningún problema (¡timey wimey!), incluida una niña de corta edad que, bueno, obviamente es adoptada, pero la debieron adoptar por amazon porque si no no me lo explico...
El montaje también es un poco peculiar. Su mejor momento es cuando Kirk se las apaña para cambiarse de modelito de arriba a abajo mientras su cápsula se estrella. Eso sí: le queda monísimo.
Con todo, lo que más me ha molestado de la película es el recurso emocional fácil. Que Sulu sea SPOILEEEEEEER gay es un detalle bonito. Que cada vez que se cae un edificio estén su pareja e hija amazon basic debajo porque Sulu es gay mirad os hemos dicho ya que es gay porque es gay y tiene una hija y es gay porque apoyamos los derechos de los gays y necesitamos desesperadamente que está película le guste a alguien y a los gays también es un poco cansino. Enseñar la imagen de la tripulación original otra vez es marrullero.  Y la idea de Spock de SPOILER dejar el servicio para, literalmente, contribuir a la reproducción de la especie es inclasificable (tengo que dejar de trabajar para irme a zumbar vulcanas, nadie ha sufrido tanto desde que Neo tuvo que decidir si se acostaba con Monica Bellucci para salvar el mundo... y por ciento, ¿alguien le ha preguntado a las vulcanas lo que opinan del plan?) te acaba dando bastante igual (anda, vete, so cansino).
No sé si lo he dejado bastante claro, pero no me ha gustado nada. Creo que es de las peores películas de Star Trek que he visto, y eso que ZaraJota me obligó a ver la de las ballenas.
Pero, PERO, os recomiendo que vayáis a verla.
Por aquello de mal de muchos...

03 agosto 2016

La boda de la hermana de Ana ¿1?

Nena-chan fue a su primera boda antes de cumplir los tres años.
Y claro, no sabía lo que era eso.
-Una boda -le expliqué-, es un invento de la sociedad falocéntrica patriarcal heteronormativa para apropiarse de la capacidad reproductiva de la mujer, que sus vientres estériles envidian secretamente.
-...
-La tía Scarlett, que se va a vestir de princesa.
"Princhesa" sí era un concepto con el que estaba familiarizada. A fin de cuentas, todas las chicas somos un poco princhesas por dentro, salvo cuando llevamos vestido largo, que lo somos por fuera.
Casi un año más tarde, es decir, el fin de semana pasado, nos fuimos a otra boda.
-Vamos a ver a una princesa -le dije a Nena-chan.
-¿A dónde?
-A su castillo.
Bienaventurados sean los cielos por inventar las bodas medievales.
-Y esa princesa, ¿tiene papá y mamá?
Nena-chan ha visto las suficientes películas de Disney como para empezar a sospechar que los papás y mamás de las princesas tienen una esperanza de vida ligeramente inferior a la media.
-Claro que sí, un papá y una mamá. Y también una hermana.
-¿Y cómo se llama la hermana suya?
-Ana.
-¡¿COMO LA DE FROZEN?!
-Claro, es que verás: todas las hermanas del mundo tienen que llamarse Ana. Es la ley. Así siempre puedes decir "mi hermana Ana" y rima.
-¡Lorz! -dijo entonces ZaraJota. Es que me quiere tanto que a veces no puede evitar gritar mi nombre.
Mientras tanto la niña estaba procesando la información.
-"Mi hermana Ana" -dijo-. Pero yo tengo un hermano.
Creo que ha llegado el momento de cambiar de tema.


¿Continuará?
Ni idea.
Estoy recibiendo presiones tanto para que sí como para que no...
Depende de si consigo poner tierra de por medio.

29 julio 2016

Star Trek Beyond

-¿Sabes que van a hacer un preestreno de Star Trek para fans? -me dijo un día ZaraJota, con esa carita manga que se le pone cuando algo le hace ilusión.
-Ah, qué bien. Ojalá pudiéramos ir.
-Ehhh... bueno, el caso es que he pedido acreditación de prensa.
-¿Sí? Pero seguro que hay tortas para eso...
-Bueno, el caso es que me la han dado. -Yo estaba flipando. Está claro que hoy en día acreditan a cualquier idiota-. De hecho, me han dado dos. Podrías venir tú también -lo que yo decía: a cualquier idiota-. Pero claro, no puedes porque tienes que quedarte en casa con los niños.
-¿Peeeeerdonaaaaa?
-Es a las 10 de la noche. Ya sabes que a esas horas Bebé-kun siempre pide teta.
-¿Y por qué no te quedas tú?
-Eh... Yo no puedo... Ya sabes... Dar teta. Porque soy un hombre y eso.
-Claaaaaro y dar teta es cosa de mujeres.
Maldito machista opresor falocéntrico de tetas inútiles...
-Bueno, a lo mejor podemos cuadrar horarios y dejarlo con alguien. ¿Crees que tu madre querrá quedarse con los dos niños?
Llamé a mi madre.
-Madre, ¿podrías quedarte una tarde con los niñ...?
No había acabado de hablar cuando oí un portazo al otro lado del teléfono. Acto seguido, alguien empezó a dar hachazos en mi puerta hasta que la echó abajo. En el dintel, rodeada de serrín en suspensión y con un hacha en la mano, estaba mi madre. Tiró el hacha, cogió a los dos niños en brazos y salió corriendo.
-¡Hoy no! ¡La semana que viene! -le grité por el hueco de la escalera mientras ella bajaba a tal velocidad que era apenas un bulto borroso.
Volví a casa.
-Que dice mi madre que a ella no le importa quedarse con los niños -le dije a ZaraJota-. Devolverlos, ya no sé. Pero lo que es quedárselos, sin problema.
Nos miramos con la boca abierta: no nos lo podíamos creer. Íbamos a ir al cine juntos, los dos solos, sin los niños.
-No recuerdo la última vez que fuimos solos a algún lado.
-Yo sí -fue dijo ZaraJota: fue el 25 de agosto del año pasado. Tus padres se quedaron con la niña, y nosotros nos fuimos al hospital porque habías roto aguas.
Planazooo...
Pensamos que ya que estábamos podíamos irnos a cenar también. Volví a llamar a mi madre.
-ESTE ES EL CONTESTADOR AUTOMÁTICO DE TU MADRE -respondió- NO SÉ DE QUÉ NIÑOS ME HABLAS. AQUÍ NO HAY NINGÚN NIÑO.
-Abuela, ¿es mi mamá?
-NO ES TU MAMÁ. PARA QUE FUERA TU MAMÁ TENDRÍAS QUE ESTAR AQUÍ. Y NO ESTÁS.
Colgué.
-A mi madre no le importa -le dije a ZaraJota-. Y puede que después del cine necesitemos una orden judicial...
Cuando salimos a la calle nos sentíamos rarísimos.
Yo no sabía que hacer con los brazos.
Jo, pensé. Qué mal. Me tenía que haber traído el carrito, aunque fuera vacío.
ZaraJota no paraba de palparse el cuerpo y mirar alrededor, como si no se acordara de si había perdido el móvil o se lo había debajo en casa.
Intentamos darnos la mano un par de veces, pero no resultó.
-Es que yo así, una mano limpia, no sé, me da como cosa -le dije-. ¿No puedes, yo qué sé... lamértela un rato y después estrujar unos monchitos?
Cuando llegamos a cenar fue peor.
ZaraJota tardó unos tres segundos en terminarse su cena.
-¿Cómo lo has hecho?
-No te lo vas a creer, pero se come mucho más rápido cuando tienes las dos manos libres.
-¿En serio?
-Sí. Incluso he usado esas cositas brillantes que nos ponen siempre.
-¿Los cubiertos?
-¡Eso!
Yo lo intenté también, pero no podía. La comida se me caía todo el rato.
-Parece que estuvieras teniendo un ataque epiléptico -me dijo ZaraJota.
-Creo que mi cuerpo está tan acostumbrado a compensar el movimiento de un niño saltándome por encima que ahora no es capaz de parar. Además, la comida no me está gustando nada: la hamburguesa está caliente, el pan está tierno, la mayonesa no tiene esa costrita naranja que le sale a la nuestra, y no hay absolutamente nada flotando en mi vaso.
-Si quieres podemos pedir en la cocina un saco de patatas y lo coges en brazos hasta que la comida esté a tu gusto.
-No me parece bien que compares a tu hijo con un saco de patatas, con lo pequeño que es. Una garrafa de agua, quizá...
Pero lo peor de lo peor de lo peor fue el cine.
Llegamos, nos sentamos, y apagaron la luz.
-¿Y ahora qué?
-Ahora vemos la película.
-Ya, ¿y qué más?
-¿Qué más quieres, Lorz?
-Pues no sé, aprovechar el rato y coser un botón, planchar...
-Intenta ver la película, ¿quieres?
Jo, y yo quería. Lo que pasa es que no paraba de pensar en que ojalá me hubiera llevado algunos calcetines para doblar. Además como normalmente solo veo cosas mientras doy el pecho, ahora cada vez que me siento y miro una pantalla me pican los pezones. Y estaba todo el rato en tensión, esperando el tradicional "¡MAMAAAAA! ¿ME LIMPIAS EL CULETE QUE HE HASIDO CACAAAAAA?", que al final me planteé seguir a alguien que fuera al baño y ofrecerme a limpiarle el culete, pero ZaraJota me dijo que no lo hiciera y que si era tonta o qué, que para mí que una cosa no tiene nada que ver con la otra y no entiendo la pregunta.
Para rematar, la película no me gustó nada. Nada de nada. Pero no era capaz de decir exactamente por qué, las dos anteriores me gustaron mucho.
-Qué raro se me ha hecho, -dijo ZaraJota al salir-, ver una película sin los niños parloteando alrededor.
Uy. Uy, uy. A ver si el problema es que esta vez estaba escuchando los diálogos...



Pd. Cuando los astros se alinean y tenéis un ratito a solas con el/la churri, ¿sois capaces de hablar de algo que no sean los niños? ¿de qué?