29 julio 2019

Mi abuela y el calippo

Pues cuando la casa estuvo compuesta invité a cenar a toda mi familia, que aceptó estoicamente a venirse uno de los días más calurosos de este verano, a sabiendas de que no tengo aire acondicionado y de que les iba a poner pizza en platos de plástico, pero es que mi familia es así, inasequible al desaliento.
Total que se comieron las pizzas y después les saqué helado por aquello de bajar la temperatura corporal. Ahí me había estirado mogollón y había comprado unos magnum premium golden whatevers para los adultos y un surtido de polos para los niños, que realmente a mí me da igual lo que se coma cada uno, lo que pasa es que me daba la impresión de que a los niños el salted caramel magnum premium golden whatever no les iba a emocionar demasiado.
El caso es que solté los helados, me fui a la cocina y cuando volví mi abuela se estaba comiendo un minicalippo de cola y partiéndose el culo, y lo siento por usar esta expresión que es muy poco respetuosa para una abuela, pero que conste que ella empezó.
Que se hubiera comido el salted caramel magnum premium golden whatever, que era lo que tenía que hacer.
Como decía, mi abuela estaba comiéndose el minicalippo de cola y riéndose como una loca, que se había puesto colorada y todo, y eso es mucho decir de la persona a la que su marido esposó al cabecero de cama y luego perdió las llaves y tuvo que salir a pedir una sierra a los vecinos. En un cuartel. En los años cincuenta. No sé si me explico.
Por otra parte también es cierto que ella había pedido una clara para beber y, como la fanta de limón estaba caliente, le habíamos acabado poniendo la cerveza tal cual, apostando a que con el calor que hacía lo más seguro es que se bebiera la cerveza fresquita y no se diera ni cuenta.
Viendo las risas que se traía, parece que acertamos.
–Niña, ¿qué es esto? –me preguntó.
–Es un calippo de toda la vida, abuela.
–Uy, yo nunca había visto esto. ¡Verás cuando se lo cuente a mis amigas!
Mi abuela tiene un grupo de amigas. Iba a decir de su edad pero la verdad es que ella es la más viej...anciana, para qué nos vamos a engañar. Mi abuela y sus amigas se van a merendar o quedan en el parque y se sientan en el banco a darle a la sin hueso en plan Sálvame Deluxe pero con más pastill... olvidadlo, no he dicho nada.
–Si llego a saber que te haría tan feliz te habría comprado tres cajas...
–Mujer, ¿cómo no me va a hacer feliz? Es una cosita alargada, que la coges entre las mano y sube y sube y sube, y entonces te la metes en la boca, ¡jajajajaja! ¡Verás cuando se lo cuente a mis amigas!
Bien pensado, quizá lo mejor habría sido que mi abuela no descubriera los calippos jamás. Vaya, que si ha podido vivir sin ellos 85 años seguramente es que no los necesitaba.
–Ay, abuela...
–¿Y dónde dices que se compra esto?
–Pues en los supermercados, no sé... En los quioscos de helado de la calle también.
–¿En los quioscos?
–Sí.
–¡Me voy a llevar a mis amigas a comer calippos al parque!
Verás como al final me las detienen por escándalo púbico.

22 julio 2019

Los sin techo, epílogo

¿Pensabais que se acababa ya?


Pues todavía no estábamos instalados en la casa nueva cuando nos convocaron a la primera reunión de vecinos y allí me fui yo, que es que me va la marcha.
Voy a intentar reconstruir los hechos como buenamente pueda, ordenadamente y con colorines, a ver si puedo daros una idea aproximada de lo que ocurrió.
–Buenas tardes a todos, iniciamos esta reunión de vecinos con el punto número uno, que es el listado de morosos.
–¡ESO, ESO!
–Como ya sabéis, los del piso 1 no pagan la comunidad desde la operación policial contra el narcopiso.
–¿Perdón? –esta soy yo.
–¿Y no les podemos denunciar?
–A ver, por poder... pero están en la cárcel por una operación antidroga a gran escala, no creo yo que la deuda con nuestra comunidad sea la primera de sus preocupaciones.
–Ya.
–Siguiente. Los del piso 2 no pagan porque son okupas. 
–¿Perdón? –sigo siendo yo.
–¡Pero si siempre han pagado sin problemas!
–Ya, lo que pasa es que como el propietario les intentó desalojar pues dijeron que entonces pasaban de pagar la comunidad, claro. 
–Claro.
–Y el dueño dice que mientras el piso esté okupado pues que no paga.
–Claro.
–Otro. El piso 3...
–¡Presente!
–El piso 3 no paga hasta que no se arregle el problema de la arqueta.
–¡Exacto!
–Pero el problema de la arqueta no se podía resolver porque había que acceder por el piso 1 y los del narcopiso no nos dejaban entrar.
–¡Pero los del narcopiso ya no están!
–Claro, y entonces entró un fontanero, y nos dio presupuesto, pero como no ha habido reunión de vecinos hasta ahora no lo hemos podido aprobar.
–¿Y a qué estamos esperando?
–A acabar con el listado de morosos.
–Ah.
–Los del piso 4...
–¡Presente!
–...no pagan hasta que no se arregle el problema del muro que se desplomó el año pasado.
–¿PERDÓN?
–¿Y por qué no se arregla?
–Pues porque cuando votamos si se arreglaba el piso 3 votó en contra.
–¡Porque primero hay que arreglar lo de la arqueta!
–Pero lo de la arqueta no se podía arreglar porque los del narcopiso no nos dejaban entrar.
–¡PERO LOS DEL NARCOPISO YA NO ESTÁN!
–¡YA LO SABEMOS! ¡EL FONTANERO ESTUVO Y NOS DIO PRESUPUESTO! ¡PERO TODAVÍA NO ESTÁ APROBADO! 
–¿Y A QUÉ ESTAMOS ESPERANDO?
–A ACABAR CON EL LISTADO DE MOROSOS. 
–¡PUES HASTA QUE NO SE ARREGLE LO DE LA ARQUETA YO NO VOTO A FAVOR DE ARREGLAR EL MURO!
–¡PUES HASTA QUE NO SE ARREGLE EL MURO YO NO VOTO A FAVOR DE ARREGLAR LA ARQUETA!
–¿Y si todos votamos a favor de todo?
–Bueno, vale.
–Venga.
–Los del piso 5... anda los del piso 5 no están... Bueno, mejor. Los del piso 5 no pagan hasta que no se arregle el problema de la fachada.
–¿PERDÓN?
–¿Qué le pasa a la fachada?
–Eso, eso, ¿qué le pasa?
–Nada, no se sí habéis notado que cuando rozas la fachadas aunque sea así con el dedillo los ladrillos se caen a trozos.
–aire, necesito aire...
–Anda, pues ahora que lo dices sí...
–Pues nada, que a los del piso 5 se ve que les están saliendo humedades por eso y claro, hasta que no lo arreglemos...
–¿Pero de verdad es culpa de la comunidad?
–El caso es que averiguarlo cuesta más o menos lo mismo que repararlo.
–¡Pues arreglémoslo también!
–Eso, arreglémoslo todo.
–Habrá que subir la comunidad.
–¡Pues la subimos!
–¡Venga!
–A ver, ¿cuánto la subimos?
–Espera, que calculo los gastos...
–¡No te olvides de contar también con los extintores!
–¿Qué le pasa a los extintores?
–Pues que no hay.
–Anda, pues ahora que lo dices...
–Pero había, ¿no? ¿Qué les ha pasado?
–Nada, que el verano anterior, cuando se incendió la escalera... uy, la nueva está muy pálida.
–¿Estás bien, bonita?
–donde me he metidooooo... dónde me he metidoooooo...
–¿Te estamos asustando?
–Pobrecilla...
–Pero mujer, no te preocupes, si esta es una comunidad muy tranquila... Llevamos aquí toda la vida, nos conocemos muy bien, somos como una familia...
–Sí, no te asustes, somos todos del barrio de siempre.
–Bueno, en el piso 6 hay negros. ¡Pero siempre saludan al entrar!
Visto lo visto, lo sorprendente es que se atrevan a entrar.

15 julio 2019

Los sin techo, 12 y ya

Previously in Lorz...
Que se ocupe mi yo del futuro

ZaraJota y yo, con la ayuda de un par de chavales que nos envió la agencia, tardamos tres días en sacar las posesiones del antiguo propietario. 
Tres días. 
Luego tocó pintar, limpiar, traerse las cosas del trastero y colocarlas, comprar los muebles y los electrodomésticos que nos faltaban, en fin, os hacéis una idea. 
Y cuando por fin estaba todo terminado, llamé a la agencia. 
–Hola, es que hace un mes nos dijisteis que nos ibais a tramitar el alta del gas y seguimos sin gas, y es que llevamos tres meses en la casa de mis padres, ¿sabes? Y yo a mis padres los aprecio como si fueran de la familia, pero si te digo la verdad los aprecio mucho más cuando solo los veo una vez a la semana. 
–Entiendo.
–Entonces, ¿qué? ¿Cómo va lo del gas?
–Bueno, pues íbamos a ponernos con eso justo ahora.
–Mira, déjalo, ya nos ocupamos nosotros si eso.
ZaraJota se enganchó al teléfono y después de hablar solo veinte o treinta veces con la compañía del gas y la compañía suministradora del gas (¡¡¡que no son lo mismo!!!) consiguió por fin desenredar el caos administrativo y que viniera un técnico a revisarnos la instalación.
La visita empezó bien porque nada más ver el calentador al técnico le entró la risa. 
–Señora, ¿de qué año es esto?
–¿Por qué? ¿Está mal?
–No, no, seguro que es perfectamente adecuado para la normativa de la época. Ya sabe, cuando vivía Franco. Lo que pasa es que esa normativa cambió cuando España entró en la Comunidad Económica Europea.
–Bueno, tampoco hace tanto de eso, ¿no?
–La CEE ya ni siquiera existe, señora.
–...
–El manual de instrucciones está en latín. 
–...
–Detrás del calentador me he encontrado una inscripción en sumerio. Dice que el calentador ya era viejo para entonces.
–...
–Cuando lo instalaron el fuego no se había inventado todavía, señora. La gente los tomó por locos. "¡BRUJA, BRUJA!", les gritaban por la calle.
–¿Intenta decirme que hay que cambiarlo?
–Sí. 
–Al menos es solo el calentador, ¿eh?
–Sí, solo el calentador y toda la instalación de gas. Y probablemente la cocina.
–Ah. ¿Y lo puede cambiar así en plan como hoy?
Al técnico le volvió a entrar la risa, lo que pasa es que para entonces yo ya estaba como resabiá y no me lo tomé como una buena señal.
–No.
Caca. 
Por suerte yo... ¿cómo decirlo? Yo... YO SOY DE PUEBLO. 
Ya está, ya lo he dicho. 
Y como soy de pueblo yo... yo... ¡NO NECESITO DUCHARME!
Es broma. 
Lo que no necesito es una ducha. Ni una cocina. Ni una casa. De hecho, puedo sobrevivir en la jungla con un palillo de dientes y un chicle. Siempre y cuando tenga internet, claro. 
El que me ha salido como más blandito es ZaraJota, que de verdad yo no sé para qué hizo la mili si ni se hizo un tatuaje, ni aprendió a jugar al mus ni se acostumbró a ducharse con agua fría ni nada.
Lo que pasa es que yo estaba hasta el potorro de estar en casa de mis padres porque, como he dicho, yo los aprecio mucho pero francamente, hay un límite al zumo de naranja recién exprimido que puede beber una persona. Por no hablar de lo de dormir en una cama de ochenta, en habitaciones separadas, cada uno con un niño, claro. TRES PUÑETEROS MESES. 
Así que nos mudamos, ¡con dos c*j*n*s! Y cada mañana, antes de irme a trabajar, me calentaba tres litros de agua en el microondas (si la calientas al máximo y luego la mezclas con fría, tres litros dan hasta para lavarse el pelo), y luego por la noche repetía el proceso para que se duchara ZaraJota. Y de vez en cuando hasta bañábamos a los niños. Y aprendimos a cocinar usando solo el horno (es chachi). Y colocamos todas las cajas (para ser sinceros, todavía quedan tres). Y no faltamos a ni una extraescolar. Ni al trabajo. Y encima los niños sacaron unas notas estupendas. 
Porque así somos nosotros: NOS VENIMOS ARRIBA EN EL CAOS. 
Y un día, por fin, nos instalaron un calentador de última generación y un técnico superamable nos dio suministro de gas. 
En cuanto se fue me metí en el baño para darme una ducha calentita. Que estábamos como a treinta y cinco grados, pero ahora que por fin tenía calentador pensaba usarlo aunque se me cayera la piel a tiras. Estaba yo tan ricamente debajo del agua calentita cuando de pronto el agua calentita se acabó y empezó a salir agua fría en plan si se choca con el Titanic me lo desgracia. 
–¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!
El calentador estaba fallando. Llamé al técnico, el técnico vino, lo revisó y determinó:
–Es que tiene un sistema de seguridad para detectar que el extractor de humos funciona correctamente y evitar accidentes; es un sistema de última generación tan sensible que detecta hasta la más mínima alteración en el sistema de evacuación de gases residuales.
–¿Perdón?
–Que el calentador no funciona cuando le da el viento de cara.
¿Sabéis lo que os digo? Que esto con Franco no pasaba. 

Fin. 


08 julio 2019

Los sin techo, 11

Previously...
¿A quién vas a llamar?


Hace unos meses, yo diría que en febrero o así, Maiko tuiteó algo como: "Shiquillo-oh, apuntarse-e a ehto del Ignite, que eh mu grassio-so".
Bueno, puede que no fuera exactamente así, pero como no encuentro el tuit exacto pues me lo invento y ya está.
El caso es que mandé un mail a la cosa esa y ZaraJota, que es como de pensar mucho, me advirtió:
–Mira, Lorz, piénsate muy bien lo que haces, que esto va de hablar en público y ya sabes que tú y lo de hablar en público como que no.
–No pasa nada –le contesté–. Ya lo resolverá mi yo del futuro.
–Tú verás, pero luego no me vengas con quejas.
Bien.
Os presento a mi yo del futuro.
Bueno, en realidad ahora es mi yo del pasado, lo que pasa es que el día del Ignite era mi yo del presente.
¿Se entiende?
Aprovecho la ocasión para presentaros también las cajas del futuro, en las que presuntamente había ropa limpia para cambiarme.

Presuntamente también andaba por ahí la plancha, por si la ropa no estaba planchada como por arte de magia cuando saliera de la caja:

Os presento también a mi rotulación del futuro, porque mi yo del pasado pensó que averiguar qué había dentro de cada caja sería... ¿lo adivináis? Un problema para mi yo del futuro. 
Y ya que estamos con las presentaciones, os presento a mi mano del futuro, que mi yo del futuro se desgració abriendo una caja del futuro. 
Obsérvense mis uñas del futuro con restos de color naranja mandarina número seis incrustados.

Y no por último menos importante, os presento mi charla Ignite del futuro. 




Bien pensado, el tema de hablar en público quizá fuera lo de menos.

Continuará...

01 julio 2019

Los sin techo, 10

Previously in Lorz...
Entrevistamos a la nueva promesa del fútbol, Diego Armando Maradona.

Pues ZaraJota se fue a trabajar porque es un cobarde.
Así que allí estaba yo, tan tranquila, mirando el caos y sufriendo microinfartos recurrentes cuando llamaron al timbre.
¡Mi primera visita en la casa nueva!
Abrí la puerta superemocionada y me encontré a una viej... anciana con su cardadito y todo.
–Hola, soy la vecina de abajo.
–Hola –dije, mientras pensaba que qué maravilla de edificio, que los vecinos venían a darte la bienvenida y todo según llegabas.
–Que vengo a decirte que hacéis mucho ruido todas las noches.
–¿Perdón?
–Que hacéis mucho ruido todas las noches. Y a mí no me gusta quejarme, lo que pasa es mi madre está enferma, mi marido madruga, mi nieto tiene el sueño ligero, mi hámster...
–¡Señora, señora! Voy a pedirle que se detenga justo ahí. El piso lleva diez años vacío. La señora que vivía aquí murió en una residencia hace muchísimo tiempo. Yo me lo acabo de comprar en plan hoy mismo y acabo de cruzar la puerta, ¿ve? Todavía tengo las llaves en la mano, no les he puesto ni el llavero.
–Ah.
–...
–Bueno, pues nada, encantada de conocerte.
La señora se fue y yo, todavía en shock, llamé a ZaraJota.
–Oye, que ha venido a vernos la vecina de abajo.
–¿Y qué quería?
–Avisarnos de que en la casa hay fantasmas, creo.

Continuará...