24 junio 2019

Los sin techo, 9

Parece que esta mañana ha habido algún problema técnico: por favor, que no cunda el pánico.
Y si cunde que sea  en dirección a la panadería, que se me ha olvidado comprar el pan. 
  

Previously in Lorz...
Tal y como le dijimos al de la agencia. 

Cuando por fin conseguimos entrar en nuestro piso recién comprado era de día y sin embargo llovía. 
Y, por supuesto, todas las cosas del antiguo propietario (excepto el sofá, los muebles del dormitorio, la lavadora y la nevera).
Seguían allí. 
De verdad. 
Este es el aspecto que tenía el piso cuando llegamos: 

La entrada. La planta es de plástico. Lo otro, también. 

El salón. Donde, por supuesto, faltaba el sofá. El mueble bar, para mi desgracia, estaba vacío. 


El futuro dormitorio de Nene-kun. Con orla incluida para que no tengamos ni que pagar la universidad.


Aspiradora de mano y mesa con lámpara integrada pero poco porque se caía.

El futuro dormitorio de Nena-chan. Lo del fondo parece ser aquello en tiempos llamado "televisión de tubo".

Mi futuro despacho. 

El dormitorio principal. Sin los muebles, claro. 

En la mayoría de las habitaciones no había luz.
No teníamos gas... y por supuesto la cocina era de gas. 
La mitad de las llaves de paso goteaban / no se abrían / no se cerraban /ambas. 
ZaraJota y yo miramos aquel estropicio con total control sobre nosotros mismos, es decir, que se nos caían unos lagrimones como puños. 
–Todo mal, todo mal... –decía yo por lo bajini mientras recogía periódicos del suelo. 
Por suerte ZaraJota es un optimista de la vida. 
–No, Lorz, todo mal no. Mira: a Maradona parece irle perfectamente. 



Continuará...

PD: Para los ansiosos, fotos del antes y el después.

17 junio 2019

Los sin techo, 8

Previously in Lorz...
¿Voy a seguir con esta saga hasta que termine de pagar mi hipoteca a cuarenta y cinco años? 
Yo digo SÍ.

Para entonces llevábamos ya dos meses en la casa de mis padres y a mí se me estaba agotando la paciencia: mi padre se levantaba contento por la mañana, mi madre se dedicaba a cebarnos por las noches, y entre los dos no nos dejaban hacer una sola tarea doméstica ni pagar una triste cebolla (a veces comprábamos el pan, pero así como quien no quiere la cosa).
Horrible, era horrible. 
Así que cuando el de la agencia me llamó para preguntar por qué se estaba retrasando el tema de la hipoteca, simplemente le contesté que el de la financiera no quería dárnosla hasta que le pagáramos sus honorarios por adelantado y en billetes pequeños y sin marcar.
El de la agencia, que no iba a cobrar sus honorarios hasta que se consumara la venta, no se lo tomó demasiado bien y algo debió de hacer porque en media hora teníamos la tasación por mail, qué cosas, sin tener que desplazarnos a por ella con un maletín lleno de billetes pequeños y sin marcar...
–Bueno, pues ya está todo listo –nos dijo el de la agencia poco después–. Por cierto, me ha dicho el propietario que va a vaciar el piso y que me digáis si queréis quedaros con algo antes de que lo mande todo a Villarratón.
ZaraJota y yo habíamos vendido prácticamente todos nuestros muebles por Gualapop, después de comprar la casa nos íbamos a quedar prácticamente sin ahorros y además somos muy aficionados a frotar cosas con lejía, así que ni nos lo pensamos:
–Queremos el sofá, los muebles del dormitorio (excepto los colchones), la lavadora y la nevera.
–Perfecto –dijo el de la agencia–. Pues le digo al propietario que se lleve todo menos eso.
Con la firma a la vuelta de la esquina, por fin pude dedicarme a una de las cosas que más me gustan en la vida: organizar tareas por prioridades, calcular tiempos y agendarlas en una tablita con muchos colorines.
Lo sé, tengo un problema.
Bueno, en realidad, dos.
Porque cuando llegó el día de la firma y nosotros llegamos a la notaría y el vendedor llegó a la notaría pasó lo que tenía que pasar: que los de la agencia no llegaron. Otra vez.
Así que ZaraJota y yo nos pusimos a charlar con el vendedor de lo normal en estos casos, que si mira cómo llueve, que si la llave de paso está en el baño, que si intenta no fumar cerca del calentador, que si no te preocupes que ya me he llevado el sofá, los muebles del dormitorio (excepto los colchones), la lavadora y la nevera... espera, ¿QUÉ?
–Que ya me he llevado el sofá, los muebles del dormitorio (excepto los colchones), la lavadora y la nevera.
–¡Pero eso era justamente lo que nos queríamos quedar!
–Imposible, le dije al de la agencia que eso me lo llevaba a la casa del pueblo...
–Bueno, qué le vamos a hacer –le dijimos ZaraJota y yo mientras calculando mentalmente cuánto nos iba a costar comprar todo aquello.
Pista: mucho.
El vendedor nos vio cariacontecidos y se ve que quiso animarnos.
O algo.
–Pero no os preocupéis –nos dijo–: todo lo demás lo he dejado en la casa, tal y como le pedisteis al de la agencia.
Mira, yo me rindo ya.

Continuará...

10 junio 2019

Los sin techo, 7

Previously en Lorz...
En trocitos.

Voy a ponerme un poco seria.

El mercado inmobiliario en Madrid es una cosa alucinante, pero el mercado hipotecario en general es una cosa más alucinante aún.
A ver si me explico.

Primero, cuando compras el piso no pagas solo el piso: también tienes que pagar una serie de gastos muy bestias. El notario, el seguro de la casa (y a veces también de vida), papeleos, yo qué sé. Si quieres comprar un piso de 100.000 (si es que lo encuentras, claro), debes calcular que necesitas al menos otros 20.000 euros más para los papeleos.
Segundo, apenas ningún banco te concede el 100% de la hipoteca; la mayoría se quedan en el 80%, y eso si cumples requisitos tan locos como tener un trabajo indefinido con sueldo decente a jornada completa, preferiblemente dos. Eso significa que para comprar un piso de 100.000 euros (suerte encontrando uno) necesitas, de entrada, 20.000 euros para darlos de entrada y otros 20.000 para afrontar los gastos.
No me pongáis caras. Hoy en día, ¿quién no tiene un contrato indefinido con sueldo decente a jornada completa, preferiblemente dos y 40.000 eurillos sueltos?
Me parto yo sola...
Entonces, ¿cómo hace la gente para comprarse casas?
Bueno, pues hay gente que realmente tiene dinero.
Creo.
O sea, por una mera cuestión estadística, alguno habrá.
El resto... bueno, es resto puede recurrir a una inmobiliaria.
Con la mala fama que tienen, ¿por qué creéis que sobreviven? Porque entre sus servicios ofrecen contacto con una financiera que a su vez tiene contacto con un banco y te puede conseguir la financiación de la vivienda al 100%, a veces incluso con los gastos incluidos.
La única pega es que tanto la inmobiliaria como la financiera se llevan comisión (por un piso de 100.000 euros, unos 6.000 euros cada una; la inmobiliaria, aparte, le cobra una comisión similar al vendedor del piso) que, por suerte, también te financiará el banco, o encima tendrás que pagarla a tocateja.
Si esto no es un negocio redondo, que venga dios y lo vea.*
Después de vender nuestro piso y de vivir by the face en casa de mis padres durante tres meses, que es que no nos dejaban ni pagar el pan y encima nos compraban croasanes todos los días nosotros teníamos un pellizquito que apenas llegaba para cubrir los gastos, así que necesitábamos que nos concedieran una hipoteca al 100%.
Y eso implica necesariamente pasar por el aro de la inmobiliaria y su financiera "independiente" correspondiente. Y por supuesto, pagarles una pasta a ambas por sus presuntos servicios.
Al principio estábamos muy contentos.
El de la financiera nos citó en la oficina y nos dijo:
–Bueno, por vuestra situación yo creo que puedo conseguiros el 100% en casi cualquier banco. Desde luego, seguro que os lo dan en Tal y Pascual. Pero yo creo que quienes os darían mejores condiciones son Pepinillos en Vinagre. ¿Qué os parece?
–Muy bien, muy bien.
Pepinillos en Vinagre es el banco en el que solemos meter nuestros ahorrillos, así que nos parecía fenomenal.
–La única pega es que tardan en concederla un poco más que los otros, porque no se conforman con lo que les contamos sino que estudian si de verdad sois solventes.
–Espera, ¿me estás diciendo que el resto hacen la vista gorda con los clientes que les mandáis?
–Jajaja, no, mujer, qué cosas tienes. Lo que digo es que MIRA, UN ELEFANTE VOLANDO.
–¡Hola, Dumboooooo! Ay, lo que lloré con tu película, la madre que te trajo...
–Lo único que tenemos que hacer es asegurarnos de que el tasador que va sea colega mío para que dé el precio de tasación que nos conviene.
–Espera, ¿estás insinuando que el tasador?
–No, lo que digo es que el tasador HOLA, DUMBOOOOOO.
–¡Holaaaaaaaa! Yo es que me parto con Dumbo.
Bueno, pues nada.
La financiera nos pidió dinero para enviar a un tasador y nosotros se lo dimos y el tasador fue a la casa a tasar y ahí quedó la cosa.
Mientras tanto el de la financiera nos dijo que si queríamos la hipoteca con Pepinillo en Vinagre que mejor que hiciéramos el papeleo nosotros, ya si eso, así que ZaraJota se encargó de ir haciendo todas las gestiones.
Poco a poco. Dolorosamente poco a poco. En eso tengo que reconocer que el de la financiera fue honrado: las hipotecas de Pepinillos en Vinagre no destacan por la velocidad con la que las conceden.
Finalmente Pepinillos en Vinagre nos dijo que la hipoteca estaba lista a falta únicamente de la dichosa tasación. Y nosotros se la pedimos a los de la financiera. Y el de la financiera nos dijo algo así como "MIRA, MIRA, UN ELEFANTE VOLANDO".
Pero ZaraJota no se dejaba distraer tan fácilmente como yo.
–Oigausté, quiero mi tasación y la quiero rait nau.
–Bueno, pues pásate esta tarde por la oficina y te la doy.
–Pero si el tasador os la han mandado por mail, me la reenvías y..
–MIRA, MIRA, ES DUMBO, EL ASOMBROSO ELEFANTE VOLADOR.
ZaraJota fue a la oficina a recoger la dichosa tasación, pero no se lo iban a poner tan fácil.
La cosa fue más o menos así:
–Hola, vengo a recoger mi tasación.
–Uy, sí, aquí la tengo. Lo que pasa es que no te la puedo dar si no me pagas mi comisión por adelantado.
–¿Perdón?
–Preferiblemente en efectivo.
–¿CÓMO?
–Y no te voy a dar factura, claro.
Esto me pasa a mí y me da un ataque de risa que acaban llamando al SAMUR para que me recoloque la mandíbula. Lo que pasa es que ZaraJota es así como más meditado. Además, ZaraJota se había estudiado el contrato en el que ponía que la comisión
a) estaba condicionada a la concesión de la hipoteca (que todavía no estaba concedida, precisamente, porque no nos habían dado la tasación)
b) debía entregarse en el momento de firmar la hipoteca (esa hipoteca que todavía no nos habían concedido porque, bueno, ya sabéis)
y
c) ni de c*ñ* iba a pagar 6.000 euros en efectivo y sin factura.
Así que ZaraJota respiró hondo e hizo lo único que podía hacer.
–MIRA, MIRA –le dijo al de la financiera–: UN ELEFANTE VOLADOR.

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Pd: Llamé a los de la agencia y les dije que toda la operación estaba parada porque al de la financiera no le salía de ahí darnos la tasación. En menos de media hora teníamos el PDF y unas disculpas. 
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*Por si alguien está pensando "bueno, pues alquila", diré que bueno, ya me gustaría. Los precios de los alquileres en Madrid están así. En muchos casos piden, como para hacerte una hipoteca, contrato indefinido con sueldo decente a jornada completa, varios meses de aval aparte de la fianza y además se revisan cada año para ajustarlos a los precios del mercado. Eso, contando con que encuentres un piso decente. Que alguno hay: mis padres llevan veinte años de alquiler y tan felices... de momento. 
Así que la cosa está así: necesitas tener dinero para pedir un préstamo, o necesitas tener dinero para pagar un alquiler abusivo, o te quedas en la casa de tus padres porque los jóvenes de hoy en día son todos unos vagos, ya se sabe, o compartes piso y desde luego es que los jóvenes de hoy en día no quieren tener hijos porque son unos egoístas que van a lo suyo. 

03 junio 2019

Los sin techo, 6

Previously in Lorz...
Que nos quedamos sin casa.

La agencia nos había dicho que se encargaría de todo el papeleo posterior a la venta, que es mucho y muy diverso, pero una vez firmada la venta del piso (a la que llegaron por los pelos) nos dijeron que bueno, que ya lo hiciéramos nosotros si eso, que seguro que lo hacíamos fenomenal.
Ciertamente, lo hicimos fenomenal y sin romper ningún papel importante en un millón de trocitos, que es una cosa que da como mucha alegría.
Lo que también nos daba mucha alegría es que de pronto éramos riquísimos. Éramos unos sin techo, teníamos que dormir en la casa de mis padres compartiendo con los niños camas de ochenta y no sabíamos cuándo volveríamos a tener casa propia, pero la cuenta del banco daba alegría verla.
Aún así, empezamos con la búsqueda de piso.
Estuvimos mirando en varios portales de internet pero la verdad, con nuestros horarios y miles de actividades era simplemente imposible concertar citas, así que cometimos un error táctico: la agencia nos dijo que podía ayudarnos a buscar piso, y nosotros aceptamos.
Así que un día nos sentaron en un despacho y, os aseguro que esto fue exactamente así, nos enseñaron páginas de Idealista impresas.
–Pero que coñ...
–Este tiene sesenta metros, baño reformado... –nos iban leyendo directamente de la fotocopia.
–Sí, sí, si ya lo hemos visto nosotros. Ya sabes, en internet y eso.
–Entonces, ¿os gusta?
–Mucho.
–Pues nada, toma la fotocopia y llama para concertar cita.
–¿Perdón?
–Que concertéis cita con la agencia que lo lleva y vayáis a verlo.
–Pe-pero... ¿esto no lo ibais a hacer vosotros?
–No.
"ZaraJota –le dije telepáticamente–, hemos perdido una hora de nuestra vida para que nos enseñen fotocopias de pisos que ya hemos visto por internet"
"Míralo por el lado positivo –me contestó–. Al menos estas fotocopias no están hechas trocitos"

Continuará...