30 mayo 2016

No lo limpies, planta patatas

Yo no soy ninguna obsesa de la limpieza, lo que pasa es que ZaraJota cree que sí porque él es un guarro recio hombretón que durante el servicio militar se acostumbró a vivir en condiciones extremas; por ejemplo, a veces les daban sanjacobos para cenar y no había mayonesa.
A mí, de verdad, la limpieza no me importa tanto.
De hecho, últimamente me estoy relajando mucho. Los cristales, por ejemplo. El único cristal que limpiamos habitualmente es el espejo del lavabo, y solo porque mi madre entra al baño cada vez que viene a casa (probablemente para ver si tengo limpio el espejo). En cuanto al resto... como tenemos mosquitera en todas las ventanas ya estamos acostumbrados a ver la calle borrosa, ¿para qué los vamos a limpiar? Además, los rayos ultravioleta son muy peligrosos: lo de nuestros cristales no es roña, es protección solar. 
Otra cosa en la que me he relajado mucho es en el tema de las sábanas: antes las cambiábamos una vez por semana. Ahora, solo cuando los niños tienen algún "accidente", cosa que ocurre dos o tres veces por semana, a veces incluso todas las noches y a veces varias veces en una misma noche hasta que ya no quedan sábanas limpias y entonces nos vamos al sofá y vuelve a ocurrir otro accidente y acabamos los cuatro durmiendo en el cesto del pan a menudo. Vale, quizá en el tema de las sábanas no me he relajado tanto como parece. 
Con las toallas también me había relajado, pero ahora Nena-chan insiste en lavarse la cara "ella chola", un sistema de limpieza que consiste en dejar correr el grifo durante media hora, quejarse de que es absolutamente imposible lavarse la cara porque el agua está demasiado fría/caliente, regular la temperatura durante otra media hora, meter un dedito bajo el agua, y rozarlo levemente contra la cara, para después frotársela a conciencia con la toalla, que invariablemente queda hecha un cromo: tiesa, peguntosa y a todo color. Así que la relajación me ha durado poco porque lo mismo estoy loca, pero cuando me lavo la cara espero que quede más limpia que antes, no al contrario. 
En fin entre las sábanas, las toallas y la ropa de los niños la pobre lavadora no da abasto, así que con mi ropa he aprendido a considerar las costras de mocos, babas o galleta no como manchas, sino como souvenirs. Mira, esto es de cuando Nena-chan se ha abrazado a mis rodillas. Mira, esto es de cuando Bebé-kun me ha potado en el escote para poder seguir comiendo. Mira, esto no sé lo que es, parece galleta... Los souvenirs no se borran, ¿no? De hecho, no: si no se ponen en remojo, los souvenirs NO se borran.  
En fin. 
Con lo que sí me he relajado muy mucho es con la limpieza del suelo. No es que no limpiemos, no. Es que hemos racionalizado la limpieza, y ahora solo barremos y/o fregamos después de analizar cuidadosamente el estado del suelo: 

1-Pelusas
Las pelusas son buenas, las pelusas son tus amigas, las pelusas también tiene derecho a vivir. ¿No te da pena quitarlas?

2-Crujiente
Dios inventó las migas para que siempre puedas saber, de oídas, por dónde andan los niños. ¿Por qué limpias las migas? ¿Te crees mejor que dios o qué?

3-Peguntoso
Enhorabuena: los restos de zumo, leche, yogur o chuches han creado una película adherente en el suelo que impide que tus hijos se resbalen. ¿Deberías fregarlo? Por supuesto que no: no es mugre, es prevención de riesgos domésticos. 

4-Mullido
¿Cada vez que se cae un juguete al suelo sufres por la vecina de abajo? Tu suelo no tiene la suficiente roña. Un suelo empieza a estar sucio de verdad cuando los pinipones aterrizan sobre un blando colchón de porquería. ¿Deberíamos plantearnos fregar? No. Piensa en la vecina de abajo, piensa en su bienestar.


5-Patatal
Francamente, quizá deberíamos plantearnos fregar, pero los huertos urbanos están TAAAAAAAAN de moda...




...
¿En vuestra casa se limpia o qué? ¿Por qué las otras casas siempre parecen impolutas? ¿Es que vuestros hijos no comen galletas? ¿Es que no usan la funda del sofá de pañuelo? ¿De dónde sacáis el fruto tiempo para limpiar los cristales? ¿De verdad hay gente que limpia los marcos de las puertas por encima? 

22 mayo 2016

El crujimiento

Todo empezó porque me dolía la espalda.
Pensé que sería por la boba, que aunque os sorprenda no soy yo, sino una mochila.
Entonces pedí una manduca, que aunque os sorprenda no es comida, sino otra mochila.
Jo, ser madre es superconfuso.
Pensaba que cambiando de mochila dejaría de dolerme la espalda, pero no: un día me tumbé en la cama para echarme la siesta y cuando los niños me despertaron (unos diez segundos más tarde o así) ya no me pude levantar y llamé a ZaraJota y le dije oyetú, trae la escoba, a ver si me puedes levantar haciendo palanca, y el me dijo que vale, y acto seguido trajo la escoba y empezó a darme escobazos y yo le preguntaba que si seguro que era así como se hacía palanca y él me decía que sí, que lo había visto en una película.
En fin.
El caso es que al día siguiente dejé a ZaraJota al cuidado de Nena-chan (la escoba la escondí, por si acaso) y me fui al médico con Bebé-kun colgado, porque el pequeño petardillo nos ha salido un poco dependiente y
a) solo quiere estar conmigo
b) pide teta cada diez minutos o así.
Total, que fui al ambulatorio y después de esperar tan solo dos o tres horas de pie con el niño en brazos me hicieron entrar en la consulta.
-Hola, Lorz -me dijo el médico-, ¿cómo estás?
-Muy bien, gracias. ¿Y usted? ¿Su familia bien?
-Que por qué has venido.
-Ah, eso. Me duele la espalda.
-Entiendo. ¿Dónde te duele?
-Pues... no sé. En todas partes: en casa, en el trabajo, en el metro...
-...
-... en el supermercado, en el cine, en el parque...
-...
-... aquí en la consulta también, por supuesto...
-Que en qué parte de la espalda te duele, Lorz.
Jo, los médicos de hoy en día es que se expresan fatal.
-Por los doquieres, de arriba para abajo.
-¿Has levantado algún peso últimamente? -preguntó, mirando de reojo a Bebé-kun. Es que es un niño guapísimo.
-No.
-Ajá. Y este niño, ¿cuánto pesa exactamente?
Entonces me di cuenta de a dónde quería ir a parar.
-Ay... Siete kilos... Lo sé, lo sé, sé que es poquísimo... El pediatra dice que no importa pero yo lo he mirado en internet, ¿sabe usted? Y siete kilos para un niño de nueve meses es muy poco, muy poco.¿Y qué le hago yo, si el niño solo quiere teta y teta y teta y teta? Y pan. Y teta. Ay, estoy desesperada... ¿Qué hago, señor, QUÉ? ¡Estoy dispuesta a lo que sea pero por favor SALVE A MI NIÑO!
-Lorz, estoy seguro de que el niño está bien.
-¿Sí?
Jo, ¿entonces por qué me pregunta cuánto pesa? ¿Me está vacilando o qué?
-Seguro que sí. Lo que intento decirte es, a ver, ¿lo tienes siempre en brazos?
-¡Por supuesto que no!
O sea, a veces va a la guardería.
-Bueno, pues tienes lumbalgia. Así que el los próximos días intenta no levantar mucho peso, ¿vale?
-Vale.
Y cuando iba a salir, todavía con el nene en brazos, el médico me llamó de nuevo.
-Lorz, el niño pesa siete kilos.
-Pero habíamos quedado en que está bien, ¿no?
Desde luego a los médicos de hoy en día no hay quién los entienda.

14 mayo 2016

La siesta de los sábados

-Mamá, ¿qué hases en la cama?
-Voy a dormir la siesta.
-¡Jaja! ¡Nooooo! ¡De día no se duerme!
¿Y de noche sí? ¿Desde cuándo?
-Hoy mamá está un poco cansada y quiere descansar un poquito ahora que el hermanito está dormido.
¡Diez minutos! ¡Cinco! ¡Un minuto. ¡Dejando un ojo abierto! ¡Lo que sea!
-¡Yo también quiero descansar con mamá!
-Espera, espera, deja de saltar en la cama... Mira, mamá descansa SOLITA diez minutos y luego descansa contigo. ¿Vale?
-¿Y elemanito?
-Ehhh...
El hermanito vive perpetuamente aferrado al pecho de mamá. Científicos de todo el mundo han intentado despegarlo de ahí, de momento sin éxito.
-Yo quiero dormir la siesta con mamá y elemanito.
-Ay... Venga, ven.
-¡BIEEEEN!
-¡Shhhhh! No despiertes al hermanito.
-Yo no lo dipieto, ¿a que no lo dipieto? ¿A que no? ¿Eh? ¿A que no lo dipieto yo al manito poque no lo dipieto?
-¡NO! ¡NO LO DIPIETAS!
-¡BUAAAAAAA!
-Mamá, has dipietado a elemanito.
-¿Es que no podéis dejarme dormir diez minutitos de nada?
-Es que no estás durmiendo, mamá.
-Pero QUIERO.
-Pos yo quiero jubar con mamá y elemanito.
-Vale, ¿jugamos a que tú te escondes una hora y mamá no te busca?
-No. Jubamos a que mamá es un cocorilo y nos come a elemanito y a mí pero yo le pego con un palo.
-Eh... ¿Y si te vas a ver Mulan con papá?
-Vale. ¡PAPA! ¡AMOS A VER MULAN TELEEEEEEE!
-¡BUAAAAAA!
-Lorz, ¿tú le has dicho a Nena-chan que puede ver la tele?
-Sí.
-Vale, pues le pongo Mulan. Tú intenta dormir.
-PAPAAAAAAAAA QUERO MULAAAAAAN
-Ay dios, ya va...
-¡Ya empieza! ¿Qué es eso?
-El emperador.
-¿Y por qué lleva un cubo en cabesa?
-Es su gorro.
-¿El gorro es un cubo?
-No.
-¿Y poqué se pone cubo en cabesa? Los cubos no se ponen en cabesa. ¿A que no se ponen los cubos en cabesa, eh, papá, a que no se ponen los cubos en cabesa?
-¡QUE NO ES UN CUBO!
-¡BUAAAAAAAA!
-¿ES QUE NO HAY FORMA DE DORMIR EN ESTA CASA?
-No rites, mamá, que vas a dipiertar a elemanito.
No me digas.

07 mayo 2016

Tiran más dos tetas...

Hace tres años.

-¡Corre, ZaraJota, ven!
-¿Qué pasa? ¿Has vuelto a pillarte la lengua con la puerta del microondas?
-No, hoy todavía no. ¡Bebé-chan ha dicho "mamá"!
-¡MA! !MA! ¡MA! ¡MA!
-¿Ves?
-¿Seguro? Parece que dice "más"...
-Dice "mamá". Si hasta me mira cuando lo dice.
-¡MA! !MA! ¡MA! ¡MA!
-Porque tienes la papilla en la mano.
-¡Me está echando los bracitos!
-¡MA! !MA! ¡MA! ¡MA!
-Quiere quitarte la cuchara.
-Tonterías. Lo que pas... ¡ME HA QUITADO LA CUCHARA!


Hoy.
-¡Corre, ZaraJota, ven!
-¿Qué pasa? ¿Has vuelto a tragarte las pinzas de freír pescado?
-No, hoy todavía no. Es Bebé-kun, está diciendo "papá".
-¡TETA! ¡TETA! ¡TETA!
-Está pidiendo teta.
-Que va. Lo que pasa es que "teta" y "papá" suenan muy parecido.
-¡TETA! ¡TETA! ¡TETA!
-Si tiene la vista fija en tu escote.
-¡De eso nada!
-¡TETA! ¡TETA! ¡TETA!
-Está intentando levantarte la camiseta.
-¡Levantar la camiseta es "papá" en lenguaje de signos!


*

Bebé-kun solo quiere teta.
Bueno, solo no. Ya come una amplia variedad de cosas que van desde la verdura hasta las pelusillas que se va encontrando. Y luego pide teta. Cada dos horas. Durante una hora cada vez. Teta y más teta. Y solo le valen las mías: por algún motivo inexplicable, el musculoso (y peludo) pecho de ZaraJota no le sirve.
Y yo estoy hasta el piticlín de la teta. 
Ya está, ya lo he dicho.
Que no puedo más. Que hay mañanas que antes de irme a trabajar ya le he dado dos tomas, y tardes en las que le doy otras dos antes de la cena. ¡Y cenamos a las ocho! ¡Y después de cenar pide teta otra vez!
A ver, que yo soy muy prolactancia. Que yo no digo de destetarlo del todo, solo un poquito. Lo justo para que pueda ir al baño de vez en cuando.
He consultado mi problema con varias asesoras de lactancia y todas me dicen lo mismo:
-La OMS recomienda la lactancia materna EX-CLU-SI-VA hasta el año. 
Bueno, la OMS también recomendó que nos limpiáramos los mocos en el codo para sobrevivir a la gripe A, así que lo mismo hay que tomarse lo que diga con un poquitín de perspectiva.
-Los niños no están preparados para digerir alimentos hasta que les salen los dientes.
A una de mis retías le nació un niño con todos los dientes. Por el mismo razonamiento, ya estaba listo para comerse un whopper, ¿no?
-¿A que tu hijo se estriñe? Eso es porque le das alimentación complementaria y su cuerpo no está preparado para digerirla.
Bebé-kun tiene problemas de estreñimiento desde que nació, supongo que porque ya sabía que con cuatro meses le iba a dar papilla. Su hermana, en cambio, apenas los ha tenido, supongo que porque todavía no se ha dado cuenta que la desteté a los ocho meses.
-Las papillas de cereales son muy malas porque llevan gluten.
Y el gluten es malo per se, en su propia esencia, sea cual sea, porque no tenemos claro ni qué es...
-El gluten es un invento de la industria alimentaria para vender más.
O algo así. Cada vez que empiezo a oír hablar de lo malísimo que es el gluten desconecto.
-Y provoca muchas enfermedades. Algunos niños se ponen muy malitos.
Sobre todo los que son alérgicos o intolerantes al gluten, aunque seguramente sea casualidad.

Después de oír lo mismo una y otra vez empezaba a pensar que ciertas personas (que no todas, que las hay muy serias, muy formadas y muy competentes) se han aprendido una retahíla de clichés y se han autodenominado asesoras de lactancia solo para mangonear a las otras mamás a su antojo.
Y mis sospechas se confirmaron hace unos días.
Estaba en un curso (no relacionado con la lactancia) y Bebé-kun empezó a llorar.
-Venga, que mamá te va a dar ya la papi -le dije.
Y la del curso saltó rápidamente.
-¿Ya le das papilla?
-Sí.
-Pues no deberías, ¿sabes?
-Ya. Eso he oido.
-Yo es que además de esto soy asesora de lactancia.
Con un título de Yo Sé Más Que Tú acreditado por la universidad de Oxford, sin duda.
-Ay, no.
-¿Sabías que la OMS recomienda la lactancia materna EX-CLU-SI-VA hasta el año?
De verdad, a veces me pregunto si la carrera se Asesora de Lactancia Materna tiene una asignatura solo para aprender a decir "EX-CLU-SI-VA" correctamente.
-Ya. Pero es que el niño va a la guardería porque yo tengo que trabajar.
-¿Y? ¿Para qué tienes la hora de lactancia?
-Para salir una hora antes y que el nene no esté mil horas en la guarde, tan pequeñito.
-Bueno, pero es que la hora de lactancia no está para que tú salgas antes, está para que des el pecho.
Por supuesto. En el mágico reino de la piruleta.
-Es imposible, tardo media hora solo en llegar, por no hablar de que no tengo forma de adivinar a qué hora va a querer comer.
Imaginaros el panorama: al niño llora, la seño me avisa de que tiene hambre, dejo cualquier cosa que esté haciendo, cojo el metro, media hora de trayecto, llego, me saco una teta y me voy, con la teta al aire, porque en media hora tengo que estar de vuelta y es justo lo que tarda el metro... practiquísimo.
-Pues entonces lo que tienes que hacer es pedir que te pongan una sala de lactancia en el trabajo.
-¿Que QUÉ?
-La ley te ampara.
Da la casualidad de que mi curro es niño friendly al 100%, pero todos los trabajos no son como el mío.
Creo.
Yo misma he tenido trabajos que no se parecían nada al que tengo ahora. Si cuando estaba en el súper hubiera pedido una sala de lactancia, seguramente me habrían mandado a lactar a mi casa, con carácter permanente.
-Pero -le dije-, entiendes que eso es imposible, ¿verdad?
-Imposible no. Lo que pasa es que hay gente muy tonta que en lugar de exigir sus derechos traga y traga. Y como son mayoría, las que DE VERDAD nos preocupamos por nuestros hijos nos tenemos que aguantar. Y luego pasa lo que pasa, que vienen las alergias, por culpa de la gente como tú.
Al final va a resultar que el gluten soy yo.









Pd: sin ser yo asesora de lactancia con un título de Yo Sé Más Que Tú acreditado por la universidad de Oxford, tengo la teoría de que la leche materna solo alimenta si la madre la ofrece voluntariamente, a gusto, de buen grado y con amor. 

01 mayo 2016

Ser madre es...

Hacer tus necesidades con un libro de colorear en las rodillas porque Nena-chan quiere TÚ PINTA ARA.

Acostarte, no poder dormir por tener los pies fríos, estar demasiado cansada para ir a por calcetines, y quedarte sin dormir.

Mentir a toda tu familia durante tres días para asegurarte de que eres la primera en abrazar a tu bebé.

Recibir ocho pinchazos de epidural, que no te haga efecto, y que lo único que te preocupe mientras te cosen es marearte y que se te caiga el niño.

Ir de boda y que no te importe no beber porque estás absolutamente agilipollada con lo guapos que son tus hijos.

Meterte en un ave durante tres horas con una niña de tres años, un niño de una semana, media docena de maletas y un flotador para sentarte.

Ver una sonrisa en una contracción involuntaria de los músculos faciales.

Llorar de impotencia porque de pronto el colegio te deja sin extraescolares y parece que no podrás volver a trabajar.

Odiar los conflictos y decidirte a plantar batalla porque tus hijos así lo necesitan.

Renunciar a una casa más grande, a un coche o a las escapadas a Londres para ver musicales, y convencer a tu marido de que lo realmente necesitáis es pillar ambos la reducción de jornada para Disfrutar De Los Niños.

Explicarle a #nenachan que Rachel es la hija de Letigó para que te deje ver Glee.

Que te parezca perfectamente razonable rodear el árbol de navidad con una muralla.

Vivir con el corazón fuera del cuerpo. (No recuerdo dónde lo leí, ¿os suena?)

Esterilizar biberones sabiendo que el niño se bebe el agua de la bañera en la que previamente ha meado, y que de todas maneras no se los va a tomar porque los odia.

No soportar que nadie le diga a tus hijos Lo Que Son, porque te estás dejando la vida para que lo descubran ellos mismos.

Que te convaliden medicina. (No lo digo yo, lo dice Bulma Salgueiro)

Ir al dentista con alegría porque ahí te dejan sentarte media hora.

Oír "mira, mamá, estoy volando" y hacerte pis encima de la impresión.

Ver esta foto y pensar que lleva el fular de porteo mal puesto.
  


Que los reyes magos vayan a tu casa cuando les dices, no cuando quieran.


Levantarte un 1 de enero antes de que empiece el concierto de Brandenburgo.

Que para ir al cine a la sesión de doce (de la mañana, por supuesto) tengas que levantarte a las seis de la mañana; preparar dos mudas completas para cada niño, además del gorrito por si hace calor y la rebequita por si hace frío, pañales, toallitas, cremita por si se irrita el culete, el orinal portátil para la nena, algo para picar por si le entra hambre, agua por si le entra sed, zumo por si ve los refrescos y se pone muy pesada, pañuelos de papel, dos pinipones (el segundo para cuando se pierda el primero), dos sonajeros (el segundo para cuando se caiga el primero), un mordedor, la mantita y media docena de baberos; salir de casa tarde y cargada como una mula; llegar al cine a la carrera; hacer equilibrios con los niños y las mochilas porque, por supuesto, la nena quiere palomitas; tolerar que miren mal por entrar a la sala con dos niños pequeños, cuando sabes perfectamente que los frikis que van de sobrados molestan mucho más que tú; estar dispuesta a salir en cuando los nenes hagan el más mínimo ruido; y aún pensar que merece la pena por ver la cara de la niña cuando se enciende la pantalla.

Ir por la calle, que un vendedor te pregunte si tienes un minuto y reírte hasta que te duela la tripa.

Que un hijo se ponga enfermo y tengas que hacer media docena de llamadas para comunicarlo.

Saber que la ropa con vómito hay que lavarla dos veces para eliminar completamente los tropezones.

Tardar un mes en darte cuenta de que te han vendido las zapatillas disparejas.

Hincharse de orgullo porque la gente te para por la calle para babear mirando a Bebé-kun, y ver cómo se quedan boquiabiertos al reparar en Nena-chan. (Estoy pensando en sacarlos a la calle con una bolsa de papel en la cabeza, para evitar tanta interacción social).

Llevar tanta impedimenta infantil que no te das cuenta de que te has dejado el bolso en casa hasta que llegas al metro.

Descubrir que no eres un ser humano, porque ninguno aguanta tantos días seguidos sin dormir.

Preguntarte con desesperación "¿es que todo tengo que hacerlo yo?" y descubrir que la respuesta es siempre "sí".

Y que aunque a veces protestes, te enfades o llores de pura impotencia, en el fondo te guste.



Bonus track.
-Mira, mamá, te he hecho un guegalo con la ticha de inglés.
-Gracias, es muy bonito.
-Y por detrás he hecho un dibujo.
-Anda, ¿soy yo?
-No, soy yo.
-Y esos brazos tan largos, ¿son para abrazar a mamá?
-Claro que no.
Ah, pues nada.