29 junio 2016

Children friendly

Este se lo dedico a Pierre Patán y a todos sus ancestros.


El sábado pasado estuvimos en el Hul, no saludando a gente que no recordábamos que nos hubieran presentado (ejem), y recociéndonos a fuego lento mientras Nena-chan participaba en todas las actividades infantiles a su alcance (aquí el robot resultante).
Luego nos íbamos a comer con Tow y sus niñas, pero no sabíamos dónde ir.
-Esperad un momento -nos dijo-, voy a preguntarle a Pierre Patán si hay algún sitio children friendly por aquí.
Al rato volvió muy satisfecho.
-Dice que hay uno estupendo muy cerca, donde el Imparcial.
Y allá que nos fuimos todo contentos, tres adultos, dos carritos de bebé cargados hasta arriba (una muda por si se mancha, rebequita por si refresca, gorrito por si hace sol, la merienda, la remerienda, juguetes... en fin, os hacéis a la idea), dos niñas y dos bebés (que por supuesto no querían ir en el carrito ni a la fuerza).
Debían ser las dos de la tarde, unos 40°C, cuatro niños revolucionados, y cuando llegamos al local...
-Hola, venimos a comer.
-Claro, suban.
Y entonces vimos las escaleras.
Peaso escaleras.
Dos pisos de escaleras.
Cuando aterrizamos en el piso superior a los camareros se les cambió la cara.
-A la sala del fondo -dijeron al unísono.
Mientras la chiquillería saltaba y gritaba como poseída, nos llevaron a una sala aparte, y no cerraron la puerta por la política de prevención de incendios, que si no fijo que nos encierran allí y tiran la llave.
Tow estaba flipando.
-Pierre Patán me ha dicho que esto era children friendly.
-Pero a ver, ¿qué ha dicho exactamente?
-Que la semana pasada estuvo aquí muy a gusto con sus sobrinos y...
-Quieto parao un momento... ¿Los niños no eran suyos?
-Eh... creo que no...
Claro, con razón estuvo a gusto el cabrón...

En fin.
Como no es la primera vez que alguien nos dice que un sitio es ideal para los niños y luego como que no, la Obra Social Lorzagirl™, inspirada por esta historia, ha elaborado una lista de los atributos necesarios para que un restaurante se considere children friendly, a saber:

1 Accesible
Que haya dos o tres tramos de escaleras puede parecer una buena política comercial a corto plazo, porque los padres llegan arriba con más hambre (y sed) que el perro de un cortijero. A largo plazo, sin embargo, es nocivo, ya que hay pocas posibilidades de que los susodichos vuelvan... Claro que lo mismo era la idea desde el principio.
Por otra parte, que no tenga escaleras no lo convierte automáticamente en accesible: algunos tienen puertas estrechas, recodos junto a la puerta o, mi favorita, la doble puerta que te obliga a sostener una con una pierna, otra con la otra, y empujar el carrito sin moverte un milímetro, no se vayan a cerrar.

2 Amplitud.
Un niño no es más que el epicentro de una pequeña espiral de caos. Los espacios amplios y despejados permiten limitar los daños a terceros.
Además, en algún sitio tienes que aparcar el carro mientras el niño no lo usa (o sea, todo el tiempo).

3 Adaptado
Mucha gente considera que un restaurante es children friendly si tiene tronas.
Pues no.
Para empezar, depende de la trona, la higiene de la trona y el humor del niño que tiene que sentarse en la trona.
Y para seguir, la verdad es que un niño puede sentarse en cualquier silla normal. Ojo, NORMAL. Un taburete no es una silla normal. Eso que diseña tu primo con tubos de escape retorcidos no es una silla normal. Lo que tiene tu abuela en el recibidor con tapizado Luis XIV no es una silla normal. El trono de hierro no es una silla normal.
Una silla normal es, así mayormente, normal.

4 Resistente
Las mesas de cristal y las vajillas de porcelana fina añaden a cualquier cena una dosis de emoción considerable, tirando a excesiva, por no hablar del riesgo físico que entraña para los comensales.

5 Digerible
Os sorprenderá saber que la mayoría de los niños pueden comer (casi) de todo. Otra cosa muy diferente es que quieran.
Como norma general, si una abuela no sabe cocinarlo (y pronunciarlo), un niño no querrá comérselo.

6 Limpio
Los niños tienden a tocarlo todo y a arrastrarse por el suelo.
Bueno, allá ellos.
El problema es que después pretenden tocarte A TI.
Evita daños permanentes en tu salud mental y tu ropa visitando sitios relativamente limpios.

7 Pero no demasiado
Para que cuando tus hijos dibujen a Peppa Pig con ketchup en las cortinas exista una duda razonable sobre si ya estaba así cuando llegaste.

8 Higiénico
Los niños tienden a expulsar sus excrementos cuando sus padres están comiendo.
Científicos de la Universidad de Wisconsin han estudiado el fenómeno y están perplejos; tan perplejos como tú cuando llevas dos horas esperando tu comida y nada más llegar uno, varios o todos tus retoños anuncian que se hasen pipí. Mucho pipí. AHORA.
Los niños son demasiado bajitos para hacerlo de pie, y las niñas todavía no han desarrollado la capacidad adulta de hacerlo en cuclillas mientras sostienen la puerta con una mano, el bolso con la otra, y los pantalones con las rodillas para que no caigan hasta el suelo y se empapen de pis ajeno. Es decir, que tienen que sentarse en el inodoro. Y como por lo general tienen miedo de caerse, además de sentarse se aferran con las manos a la taza. ¿Veis a dónde quiero ir a parar?*
En el caso de los bebés, algunos restaurantes tienen cambiador. Suele ser un artefacto plegable en inicio marrón, pero tornasolado por diversas capas de sustrato orgánico, al que con el uso y el paso del tiempo se le va aflojando el mecanismo hasta que se convierte en un tobogán. Para añadir más emoción, en algunos locales faltos de espacio los colocan dentro de algún cubículo, peligrosamente cerca de un inodoro que suele estar invariablemente sucio.
Y ojo, que no lo digo en concreto por el vips de Gran Vía 43, ¿eh? Lo digo así en general, sin pensar en ningún sitio en concreto.
Es mucho mejor un baño amplio (y limpio), con una encimera amplia (y limpia), con colchoneta o no (limpia)

9 Rápido
Asúmelo: no eres tan chachi como te crees.
Cuando los niños lleven un rato sentados se aburrirán de ti, de tus amigos y/o de cualquier cosa que tengáis que contaros.
No abuses de su paciencia: hazlo breve.

10 Indoloro 
Salir por salir no tiene sentido.
Hazlo solo cuando podáis hacerlo con un grado razonable de comodidad para todos.
Serán más veces de las que crees, y lo pasarás mejor cada vez.







*Esto nos ha salvado el piticlín.

19 junio 2016

El gato se ha subido a un árbol

Mis padres tienen dos gatos.
Bueno, tenían.
Uno de ellos se ha ido a Ratónpolis hace unos días, a la tierna edad de 18 años.
Y claro, algo había que decirle a Nena-chan.
-Pues hacemos como si nada y ya está -sugirió ZaraJota.
-Claro. "¿Gato? Aquí nunca ha habido ningún gato". Seguro que no sospecha nada.
-Bueno, pues le decimos que se ha escondido.
-Claro. Se ha escondido tan bien que de aquí a veinte años no habremos sido capaces de encontrarlo.
-Bueno, pues tú verás. A mí ni siquiera me gustan los gatos.
Entonces empecé a pensar: voy a decirle que se ha ido. Eso. A Ratónpolis.
-Si le dices una mentira te lo echará en cara cuando sea mayor -me advirtió mi madre.
Bueno, pensé, eso no es del todo cierto. Mi primo el guapo todavía cree que su perrito se fue para casarse con una perrita de la que se había enamorado, cuando todos sabemos que... eh... sí, bueno, eso. Lo de la perrita.
Además, una mentirijilla piadosa siempre será mejor que cuando mi padre nos soltó, con 13, 10 y 7 años, "bueno, el abuelo se ha muerto, no me montéis un drama ahora que no es para tanto". Y tenía razón: no era para tanto. Con lo bruto que era ¡habría sido mucho peor que se fuera a Ratónpolis! ¡Pobres ratoncitos!
Total, que ya que estaba pensando en la sofisticada gestión del duelo de mi familia, me acordé de que mi abuelo no había sido "mi primer muerto" porque cuando yo tenía 3 años o así ya se había muerto mi bisabuelastra, a saber, la madre de la madrastra de mi madre.
En aquella ocasión me dijeron que se había dormido (cierto), no se iba a despertar más (cierto) y se la habían llevado al cielo (pendiente de demostración empírica). Aquello me preocupó muchísimo porque para entonces ya me había dado cuenta de que el cielo estaba MUY alto. Sabía que había cosas como aviones que VOLABAN, pero en mi pueblo no había ninguno. Tampoco había ascensores. Mi abuelo (el que luego NO fue a Ratónpolis) tenía una escalera muy alta que usaba para subirse a la higuera (yo qué sé, todos tenemos nuestras aficiones) pero me habían dicho que solo se podía subir él. Para lo pequeña que era, le di bastantes vueltas al tema. Por supuesto, con el tiempo me di cuenta de lo que había pasado en realidad: obviamente habían usado una catapulta.
Volviendo al gato y a Nena-chan, llegué a la conclusión de que lo mejor era contar la verdad. Aunque costara.
-Nena-chan -le dije-, ¿te acuerdas de Mini?
-Sí.
-Pues verás, se ha puesto muy malita, muy malita, muy malita.
-Pero no pasa nada porque la cura vitilinario.
-Era muy viejita. El veterinario no la ha podido curar y se ha muerto.
-...
-Eso significa que cuando vayas a casa del abuelo y la abuela ya no estará.
-¿Y Niobe se ha muerto?
-No, el otro gato está bien.
-Pero... -carita triste, lágrimitas asomando-. ¡Niobe quiere estar con Mini!
-Mira que lo dudo, ¿eh?
-¡Sí quiere! ¡No quiere estar solita! ¡Quiere estar con Mini!
Bueno, esto se arregla fácil: cojo una piedra, voy a casa de mi madre y en cuanto se descuide mando al gato a Ratónpolis de una pedrada en la cabeza.
-Es que no puede ser, Mini se ha muerto, ya no está.
-¿Y dónde está?
¡En Ratónpolis!
-Eh... Bueno... pues... ahora la abuela llamará al veterinario para que se la lleve.
-¿A dónde?
¡A Ratónpolis!
-Pues... bueno, el veterinario recoge a todos los animalitos que se mueren y -¿los lleva a una fosa común? ¿los incinera? ¿los vende a una fábrica de violines?- los lleva a un sitio donde... eh... pueden estar todos juntos.
Qué casualidad: ¡como en Ratónpolis!






Pd: chistaco.
Esto era un señor que se fue de viaje, y de pronto recibió un telegrama de su mejor amigo: "Tu gato ha muerto".
El señor se enfadó mucho con su amigo.
-Hombre -le dijo cuando volvió-, eso no se puede decir así de pronto, so bruto. Tenías que haberme preparado un poco: primero "el gato se ha subido a un árbol", luego "se ha caído", "está muy grave"... ¿Entiendes?
-Claro, claro.
Al poco tiempo el señor volvió a irse de viaje, y volvió a recibir un telegrama de su amigo: "tu abuela se ha subido a un árbol".

11 junio 2016

Vuelta gato, vuelta perro

Lo mejor que he hecho en la vida es apuntar a Nena-chan a baile: llega a casa tan cansada que a veces se duerme sobre el plato de la cena. Y eso que cenamos a las ocho.
El primer día le preguntamos qué había bailado.
-Aldesingel leidis.
-Muy bien, muy bien.

Aldesingel leidis, aldesingel leidis.
Jandsap. Ap indaclab...

 Pasado un tiempo, anunció que habían empezado con "Maruja Milón".

Atención al decorado, Maruja Milón. 
Es lo último en diseño, Maruja Milón.

También nos pareció muy bien, aunque con Nena-chan es peligroso mezclar música y limones: durante un tiempo estuvo cantando "parese un limón" y nos llevó meses descubrir a qué se refería.

¿Qué es? ¿Qué es? 
Parece un limón. 

Luego empezó con "la cansión de los números". Y yo:
-El uno es un sol da doooo
Haciendo lains truc ción...

No es por nada pero yo la canto mejor. 

 -¡Nooooo! ¡Esa no!
-¿Cuál?
-¡La de los números!
-Pues no sé... ¿cómo es? A ver, cántala tú.
-¡Ya están aquí los números, ya están aquí!

¡Pin, pon fuera, se me sale la chamiseta fuera!

Nuestro último reto ha sido la canción "vuelta gato, vuelta perro".
-Mamá, ¿me cantas la canción de vuelta gato, vuelta perro?
Y yo:
-Son
Ochenta días son
Ochenta nada más...

La única canción de Mocedades que me sé. 

 -¡Noooo! ¡Esa no es!
Es verdad, esa sería "vuelta gato, vuelta león".
-Pues no sé, ¿me la cantas tú a ver?
-No, mamá la canta.
-Es que mamá no se la sabe.
-¡Sí se la sabe!
-No me la sé.
-¡Sí se la sabe! ¡BUAAAAAAA!
-Vale, me la sé, ¿empiezas tú?
-¡Sa! ¡Sa! ¡Sa!
-Estooo... Dame más pistas... ¿quien la canta?
-Un señor.
-Genial. ¿Dónde?
-En la tele.
Os sorprenderá saber que con esas pistas fui incapaz de adivinar la canción. No hubo forma. Me falló google. Me falló siri. Me falló la red tuitera. Y al final le pregunté a la seño. Por favor, seño. Pon fin a esta intriga que me devora por dentro. ¿Cuál esa canción de vuelta gato vuelta perro?
-"Suavemente".
Ah, claro. ¿Cómo no se me habrá ocurrido?

¡SuAve! ¡SuAve! ¡SuAve! 
Estaba clarísimo. 

 -Es que cuando hacemos parejas en vez de asignar rol de chica o chico los dividimos en perros y gatos, y les vamos diciendo"ahora vuelta gato, ahora vuelta perro".
Como dijo alguien por ahí, a los profesores habría que pagarles un plus por la imaginación. Y por la paciencia. Y por existir.
Así que esa noche estaba acordándome de la historia y empecé a canturrear: "suavemente, be-sa-mé..." y la nena arrugó el ceño.
-¿Ves como si se la sabe mamá?
-Claro, es que mamá sabe mucho.
Lo que no hace todavía es adivinar.