29 diciembre 2010

Nochevieja 2010

Hace exactamente un año escribí:


El año pasado, más o menos por estas fechas, estaba apretando los dientes porque sabía que, debido a una serie de circunstancias personales que no vienen al caso, el 2009 iba a ser un año laaaaaaaargo y difííííííícil.
Lo que no me podía ni imaginar era que el 2009 sería un año de mierda el puto infierno el hermano gemelo de 1997 ¡¡¡¡el apocalipsis ha llegado!!! ¡¡¡el fin del mundo se acerca!!! tan largo y difícil.
Es que se ha juntado todo, oyes.
Además parece que no ha sido sólo cosa mía; no suelo estar al tanto de las noticias del mundo, pero me da la impresión de que ha sido un año de mierda en general.
Pero todo acaba, y el 2009 no iba aser una excepción: también se acaba.
¡¡¡Bieeeeeeeeeeen!!! ¡¡¡Fiestaaaaaaaaaa!!!
Y tengo el presentimiento de que el 2010 va a ser un año estupendo.
Aunque sólo sea por comparación con el anterior...


Pues es una suerte que no me gane la vida como vidente, oyes, porque el 2010... en fin.

Menuda m*****************rd* de año ha sido.

Al menos, para mí:

Me he pasado la mitad del año queriendo morirme, y lo peor es que casi lo consigo.

Encima, Hermano Pequeño, que siempre tiene que ser el centro de atención, decidió quitarme protagonismo sacándose un tumor de la manga.
Bueno, de la cabeza.
Y tampoco era un tumor.
Vaya, que no sé por que mi familia montó tanto escándalo.

Entretanto, me volví a presentar a las oposiciones.
Y aprobé.
Qué fuerte.
Así va la educación en este país.
Peeeeeero no conseguí plaza, y me he quedado a la espera de que algún funcionario se ponga enfermo y me llamen para sustituirle.
He esperado varios meses, y al final me he tenido que buscar otro trabajo.
Las malas lenguas dicen que como no hay dinero, cuando un profesor se pone enfermo le piden a otro que haga horas extras no remuneradas para cubrirle, aunque no sea la misma asignatura ni nada, y poco sepa el profesor de matemáticas de como medir los versos en latín.
La gente es que no se entera: lo que pasa es que la campaña de vacunación de gripe A del año pasado tuvo tanto éxito que este año los funcionarios están sanos sanotes puro machotes y ni se ponen enfermos ni nada.
¿No?

Además, debido a la acumulación de tareas, la falta de tiempo y las enfermedades propias y ajenas tuve que dejar el asunto del carnet de conducir.
Con lo bien que se me daba, oyes; había pillado la posturita y me quedaba dormida en el volante en cuanto empezaba la clase.
¡Si no fuera por que el profesor se empeñaba en despertarme a gritos me lo habría sacado en un tiempo record!


Para ser justos, también me han pasado cosas buenas:

Dos sobrinitos por parte de amigos, y el aviso de dos más que vienen en camino.

La casa nueva.

Las visitas de Naaru y mi sobrino político.

Las vacaciones en El Puerto con la Tita del Puerto.

La aparición de los lorzañecos.

Y La boda, aunque a estas alturas todo el mundo sabe que fue una sucia treta para irme de vacaciones a Grecia, que por no visto NO está en el Caribe.


Bueno, supongo que al final el balance es positivo.

Y el 2011, que venga bueno, malo, o como le salga de los c*j*n*s porque, como sabiamente dijo ZaraJota™: estamos juntos, y podemos con ello.


Feliz (cruzo los dedos) 2011.


23 diciembre 2010

Las navidades, ¿bien o con la familia?

Este año mi cuñada nos ha enviado este regalo por navidad:



-¿La Lorz sabe lo que es? -le dijo a ZaraJota™ cuando habló con ella por teléfono.
¡Pues claro que lo sé!
Años atrás, madre y yo nos apuntamos a clases de catalán.
Íbamos las dos juntas al mismo grupo y aprender, lo que se dice aprender, no aprendimos nada.
Bueno, casi nada: esquerrana y cridanera se nos quedaron estupendamente.
Desde mi punto de vista, el fracaso en nuestro aprendizaje se debió a una programación didáctica inadecuada, un lenguaje docente poco apropiado a la edad mental de los alumnos, y la carencia de materiales adecuados.
Aunque bien pensado, puede que se deba a que madre y yo nos pasábamos las clases tirándonos bolitas de papel, riéndonos por lo bajo y escribiéndo tonterías en la libreta de la otra.
El último día de clase, la profesora colocó en su mesa una especie de tronco con cara.
-¿Vamos a hacer una hoguera?-pregunté.
-¡NO! Esto es un Caga Tió -explicó la profe.
-Ah...
Estos catalanes están locos.
Y obsesionados con el asunto defecacional defecatorio defecatoidal de cagar.
-Es una tradición catalana. En navidad, los niños golpean el Caga Tió con un palo y entonces el Tió caga regalos.
Regalos.
Mientras le dan una paliza.
Ya.
Algunos lo llaman una tradición y otros lo llaman atraco con violencia.
-Y lo más importante: mientras se golpea al Tió, hay que cantar una canción.
Me lo imagino:
"Dame lo que tengas Tió
que estoy muy nervioso
no me vaciles Tió
no me obligues a hacerte daño".

-Ahora os voy a enseñar la canción, y luego haremos el Caga Tió.
Eh... ¿me tengo que poner el pasamontañas? Es que creo que me lo he dejado en el otro bolso.
Entonces la profe nos enseñó la canción, y después nos obligó a salir de la clase.
-Ya podéis pasar -dijo al cabo de un rato.
Entramos a la clase de nuevo, y nos encontramos con que el Caga Tió estaba cubierto con una sábana.
Ya está. Esta se ha pasado dándole con el palo y lo ha matado.
-Venga, ahora cantar la canción y darle con el palo.
Estupendo: ahora quiere hacernos creer que lo hemos matado entre todos.
Va a hacernos cómplices.
Nos obligará a sellar un pacto de silencio.
Y el año que viene la madre del Caga Tió (la Caga Tiábuela) vendrá a por nosotros y nos matará uno a uno.
Con un gancho.
Pero no tenía elección, ¡era la profe! ¡y tenía un palo en la mano!
Canté la canción mientras golpeaba con el palo. Y luego limpié las huellas, por si acaso.
-¡Vamos a ver si ha cagado algo! -dijo, agitando los brazos. Parecía superemocionada.
Levantó la sábana...
no quiero mirar no quiero mirar no quiero mirar
...y debajo del Caga Tió había un montón de polvorones.
-¿Qué os parece?
Eh... ¿antihigiénico?

Feliz navidad, nenes y nenas.

Y a los que no celebran la Navidad,

Feliz viernes noche.


Pd: ¿Alguien se atreve a cantar el Caga Tió en los comentarios?



20 diciembre 2010

Los ruidos

Una noche empezaron a surgir ruidos inquietantes del piso de al lado, el Piso del Vampiro.
Lo llamamos así porque el vecino que ¿vivía? en esa casa tenía todas las persianas bajadas durante todo el día, y las persianas subidas y las luces encendidas durante toda la noche.
Era como si estuvieran intentando echar la casa abajo: madera rota a hachazos, cristales cayendo, tuberías arrancadas...
Y lo peor, una vez que acabaron empezaron a sacar los trozos en una carretilla oxidada.
Oiamos como chirriaba de lado a lado del pasillo, golpeándo las paredes y con todo el contenido entrechocando entre sí.
Todo el p*t* día.
A las doce de las noche decidí intervenir: me puse la bata (una chica decente puede ir a la playa y enseñar las tetas, pero jamás, JAMÁS, deja que la vean en pijama) y fui a la puerta de al lado, justo a tiempo para encontrarme a un chaval saliendo con un saco de escombro.
-¿Os queda mucho? -le pregunté.
-Sí.
-Es que hacéis un ruido de la leche.
-No lo puedo evitar, el Ayuntamiento me ha dicho que tengo que sacarlo todo a las doce.
-¿De un sábado?
-Sí.
-Bueno, pues daros prisita.
Cuando volví a casa ZaraJota™ no parecía nada feliz.
-Genial. Cuando el Vampiro vuelva, se encuentre la casa saqueada y nos diga que por qué no hicimos nada, siempre podrás decirle "sí que hice, fui y les dije que se dieran prisita".
Pero el Vampiro no volvió. En su lugar se instalaron Chaval 1 y Chaval 2, a los que en adelante llamaremos los Van Helsing, porque si el Vampiro no vuelve es porque lo han matado, seguro.
Los Van Helsing, además de matar al Vampiro y quedarse con su casa, han decidido reformar el cuarto de baño.
Ellos mismos.
Con una maza.
Para nuestra desgracia, el cuarto de baño comparte una pared con nuestro salón.
Durante todo el sábado la pared medianera fue atacada sin reparos por los Van Helsing.
-¿Crees que estarán haciendo un butrón? -pregunté a ZaraJota™.
-¿Para qué? Aquí no hay nada.
-No, nada aparte de tus cómics.
-Estableceremos turnos de dos horas, yo empiezo.
Tres horas más tarde...
-Bueno, espero que al menos tengamos cucarachas en esa zona.
-¿Esperan que se mueran por eso? Porque lo dudo mucho.
-No, espero que les duela la cabeza y se j*d*n.
Los golpes acabaron exactamente a las nueve de la noche, que fue cuando el vecino de abajo se decidió a empezar una fiesta y puso el chunda-chunda a todo volumen.
Para ser sincera, no puedo decir que oyera la música. Sólo oíamos los bajos. Y tampoco es que los oyéramos mucho, era una percepción más bien táctil.
La casa vibraba.
Entera.
El agua del bebedero de Arale-Chan hacía onditas como el vaso de Parque Jurásico.
Era impresionante.
Hasta que me fui a la cama, por lo menos.
Soy una persona de buen dormir: me duermo en cualquier parte, tenga sueño o no, hay ruido o no, esté cómoda o no.
Pero en esta ocasión fue imposible; el ruido hacía que me temblaran las retinas.
Y luego estaban los portazos y las risotadas.
A ver si alguien me lo explica: ¿de qué se ríe la gente en las fiestas, si con la música tan alta es imposible oir ningún chiste?
Después de media hora sujetándome los ojos para que no se cayeran me levanté, me puse mi bata y salí al pasillo, seguida de ZaraJota™. Una vez en el pasillo no tenía ni idea de por donde seguir: el chunda-chunda retumbaba por todo el edificio. Por suerte oi voces en el pasillo, bajé corriendo y me encontré a dos yogurines saliendo del ascensor con bolsas de hielo.
-¿Vais a la fiesta?-pregunté. Y aquí tengo que hacer una aclaración.
La gente, cuando me conoce, siempre piensa que soy superdulce. Esto se debe a que tengo una increible capacidad para sonreir poner ojitos de no-he-roto-un-plato-en-mi-vida.
Lo mejor de todo es que cuando más cabreada estoy más dulce y melosa parezco... hasta que ya es demasiado tarde.
ZaraJota™, que me conoce mejor, dio un paso atrás y se cubrió la cabeza con los brazos.
-¡Sí! -dijeron los chavles y se miraron uno a otro para decirse telepáticamente "a que mola".
-¡Yo también voy! -contesté, con el mismo entusiasmo y la misma sonrisa de oreja a oreja.
Los chavales estudiaron mi indumentaria y no les debió parecer apropiada. Alguna pieza diminuta encajó en su cabeza.
-¿Vas a quejarte?
-Sí -sonrisa de oreja a oreja, parpadeo inocente.
-Jijiji, vale. Eh, nosotros acabamos de llegar, jijiji. A nosotros no nos mires, jijiji.
Les adelanté y llegué al final del pasillo: una puerta frente a otra y tanto ruido que era imposible saber de dónde salía.
-¿Sabéis cual es?
-Ah, no, nosotros no te lo vamos a decir, tienes que adivinarlo.
Puse la mano en una puerta.
-¡Como mola, está vibrando!
-Jijijiji...
-Es esta, ¿a que sí?
-Jijijiji...
Llamé al timbre, y se asomó otro yogurín.
-Hola -sonrisa de oreja a oreja-, ¿crees que tengo alguna posibilidad de dormir esta noche, o debería buscarme un alojamiento provisional?
-Eh... ¿Te molesta la música?
-Sólo para dormir, vivir y esas cosas.
-Enseguida la bajo.
-Gracias. No cierres la puerta, que tienes unos colegas aquí esperando.
PORTAZO.
-Jijijiji.
Para cuando volvimos a nuestro piso, la música había parado y pude dormir como una bendita.
Esta mañana se lo estaba contando una compañera de trabajo y me ha empezado a mirar mal.
Muy mal.
-¿Qué pasa?
-¿Fuiste a quejate del ruido de una fiesta?
-Hacían muchísimo ruido, no podía dormir.
-¿Querías dormir un sábado por la noche?
No sé por qué, pero de pronto me he sentido supervieja.

16 diciembre 2010

El estrés

Tengo que anunciar que durante los próximos meses no voy a poder escribir en el blog porque me estoy concentrando en escribir un libro.



Es broma.



(jijijiji)




Lo que no se puede negar es que estoy escribiendo menos porque no tengo tiempo ni de hacer pis.
En realidad, de hacer pis, sí, porque me he puesto una sonda.
Todo se debe a un pequeño, diminuto, fallo de cálculo....


[FLASHBACK]
Septiembre de 2010
Las perspectivas de empleo eran desoladoras.
-Lo que más rabia me da -le dije a ZaraJota™- es que se me pase el tiempo de paro y ni haya encontrado nada ni haya aprovechado el tiempo para hacer algo útil.
-Haz un curso o algo.
-¡Vale! Creo que voy a apuntarme a la Escuela Oficial de Idiomas.
-Bien.
-Y retomar la UNED.
-Lo que sea, mientras estés entretenida y yo pueda ver mis series.
Y me apunté.
Pero claro, como quería aprovechar el tiempo, no me iba a coger sólo una asignatura.
Ni dos.
Ni tres.
Me cogí el curso completo.
Tomaaaaaaa...
Y el inglés.
Tomaaaaaa...
Y al día siguiente de pagar la matrícula, me llamaron para trabajar.
Tomaaaaaa...
-¿Y ahora qué?
-El trabajo es lo primero -dijo ZaraJota™.
-¿Lo primero no debería ser la felicidad?
-Lo que tú quieras, pero que sepas que sólo te aguanto porque pagas tu parte del alquiler.
-¡El trabajo es lo primero, el trabajo es lo primero!
El problema es que el trabajo no es lo primero. Con el horario que tengo, el trabajo es lo primero y lo último.
Lo de enmedio es hacer pis.
-Deberías dejar algo-propuso ZaraJota™.- Que no sea el trabajo -añadió rápidamente.
-Es que no sé qué. El inglés es importante.
-Claro, para el trabajo.
-No, para entender lo que dicen en las series y criticar lo mal hechos que están los subtítulos.
-Ya.
-Y Arte me está gustando mucho.
-Si no paras de protestar.
-¡Eso es parte de la diversión!
-...
-Y no pienso dejar mi blog. Pase lo que pase.
-Eso es nuevo. ¡Si no pasa una semana sin que me anuncies que lo dejas!
-Bloqueo del escritor. En cuento me siento presionada no escribo. Digo que lo dejo, desaparece la presión y se me ocurren millones de chorradas.
-Eres tan rara.
-La verdad, le he dado muchas vueltas, y creo que lo único que puedo dejar es la limpieza.
-Que casualidad.
-Pero voy a seguir, porque no me gusta cómo lo haces tú.
-Encima, eso.

[FLASHFORWARD, pero sólo desde el punto de vista del FLASHBACK]

Así que seguí con todo.
Hace unos días me llamó 3,14.
-¿Cómo lo llevas?
-Jo, estoy supercansada, no tengo tiempo de nada...
-¿Por el trabajo?
-Bueno, sí, y por el inglés, y arte, y el blog, y la casa.
-¿No has dejado nada?
-Noooo...
-¡Ya estás otra vez como el año pasado!
-No, como el año pasado no. El año pasado además estaba preparando la boda.
Bien pensado, este año estoy de lo más relajada.

11 diciembre 2010

Harry Potter y el sujetador de encaje

Ayer fui al cine a ver Harry Potter y Como-Sea-Que-Lo-Hayan-Traducido, la (pen)última peli de la saga.
No tenía muchas esperanza puesta en la peli porque hasta ahora todas las pelis que han hecho me han parecido horribles; la única que me parece medio bien es El prisionero de Azkabán, y sólo porque:
a) Es mi libro favorito de la saga (el mejor remake de el Conde de Montecristo que he visto hasta ahora).
b) Es la única de las películas que no está interpretada por robots.
c) El público americano la odia porque creen que está dirigida por un director de cine porno. Y no me extraña: el rollo que se traía la princesita con su padre era muy raro.
Volviendo al tema; ayer por la tarde me fui al cine a ver la (pen)ultima de Harry Potter, junto con ZaraJota™ y seis personas más.
No, no iba con ellas, es que en la sala sólo había seis personas. Se ve que la peli ha sido un taquillazo.
Nos sentamos, se apagaron las luces, y empezaron los trailers.
-¿Van a poner el de Tiana? -le pregunté a ZaraJota™.
-No.
-¿Por qué?
-Porque la estrenaron hace dos años y ya no está en cines.
-¡Pero es que me gusta mucho!
-Ya... oye, ¿no notas algo raro?
-Sí, he vuelto a ponerme la ropa interior al revés. Al menos esta vez no es un tanga.
-Eh... claro. Digo en los trailers. ¿No se oye muy bajo el diálogo?
-Andá, pues es verdad. Se oye la música pero no las voces.
-Espero que la película se oiga bien.
Tengo malas experiencias con el sonido en los cines:
Cuando fui a ver El prisionero de Azkabán al cine había un problema en la pista de sonido y no se oía nada de lo que decía el Profesor Lupin.
Por supuesto nos dedicamos a doblarlo en directo, hablando por él cada vez que movía la boca. Creo que nos quedó bastante bien, aúnque no estoy segura de que el resultado fuera fiel al original.
Total, que allí estábamos, y de pronto empezó la peli: primero el Hedwig Theme, y acto seguido, ¡plas! una reunión de mortífagos: una sala oscura, un montón de matones, un pringao al que están torturando... todo pensado para dar miedo. Salvo que no lo daba, porque todos los personajes hablaban en balleno.
Bueno, todos no.
Snape hablaba a lo Marlon Brando y Voldemort hablaba una variante de "me aprietan los calzoncillos".
Era algo así como:
-¡¡¡SUOMUOS MUUUUUUUUY MUALUOS!!!
(los mortífagos)
-¡Pero yo soy el más malo de todos!
(Voldemort)
-Shsjhhthhshfhsjjsjsjjdjshhhhhhhs.
(Snape)
-¿Están hablando en parseltongue?-pregunté a ZaraJota™.
-No, creo que hablan audiojodido.
Jo, eso me sentó tan mal que me levanté para salir.
-¿Dónde vas?
-A quejarme. ¡Esto es insufrible!
-Claro, espera, que voy yo.
-No, quiero quejarme personalmente. Es indignante. ¡En los libros no se menciona el audiojodido para nada!
Salí de la sala y busqué a una señorita de las que cortan las entradas por la mitad.
-Oiga, estoy viendo la última de Harry Potter, y hablan audiojodido.
-¡No me joda!
-Encima búrlese.
-No se preocupe: vuelva a la sala que voy a avisar para que los arreglen.
Y cogió su walkie y se puso a hablar.
-Van a arreglarlo -le dije a ZaraJota™ cuando volví a la sala.
-Impresionante.
-Ni te imaginas. ¡Tienen un walkie para hablar con David Yates!
La peli se seguía oyendo mal, pero ya nadie la miraba porque había mucho movimiento.
Primero entró un señor que se quedó mirando la pantalla un rato.
Luego se fue.
Volvió de nuevo, pero con otro señor.
Los dos se fueron.
Finalmente, la pantalla se apagó, las luces se encendieron y entraron dos señores.
-Hola, nos han comentado que al parecer había problemas con el sonido. Estamos intentando arreglarlos, pero no sabemos si va a ser posible, por lo que les ofrecemos la posibilidad de irse ahora y devolverles el dinero de la entrada.
Silencio en la sala.
-Si prefieren esperar a que se solucionen los problemas técnicos, debo advertirles que la película se pondrá desde el momento en que paró, no desde el principio.
-¿Por qué?-preguntó alguien entre el numeroso público asistente.
-Porque la tecnología digital no se puede rebobinar.
Pues se va a comprar un blurei su abuela.
-¿Cómo que no?
-Pues... pues porque no. Además la peli ya estaba muy avanzada.
-¿Diez minutos es avanzado?-ZaraJota™-¿Cuánto dura la película? ¿Un cuarto de hora?
-Eh... bueno, está bien, lo que pasa es que para rentabilizar la sala el tiempo entre pases es muy justo y si la ponemos desde el principio habría que anular el siguiente pase.
-Ah...
-Pero para compensarles por las molestias les regalaríamos entradas para el día y la película que quieran. Bueno, ustedes deciden: se van ahora y les devolvemos el dinero, o se quedan a esperar si es posible terminar de ver la película, y les damos entradas para otro día. Mi compañero y yo estaremos aquí mismo mientras dura la parada para responder a sus dudas.
Llegado a este punto no pude aguantarme más.
Intenté apretar los puños para ver si se me pasaba, pero nada.
Al final, pensando que iba a reventar de un momento a otro, me levanté, bajé las escaleras, y me acerqué a los dos señores.
-Se palpaba la tensión -declararía ZaraJota™ más tarde-. Ese hombre estaba ahí intentando echarnos, el público cabreadísimo, y de pronto sales corriendo hacia ellos como una loca... Los señores estaban aterrorizados, y la gente del público te miraba con inquietud.
Pero en aquel momento no me di cuenta de nada.
Sólo me acerqué hasta los señores del cine, corriendo y con los puños apretados y les dije:
-Oiganustedes, ¿puedo ir al baño?



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Ah, sí, la peli.
Pudimos terminar de verla medio bien.
No es gran cosa.
Alan Rickman casi no sale.
Jo.
Además, creo que han intentado atraerse al público adulto incluyendo al menos una escena tórrida (MUY tórrida) que incluye a dos personajes semidesnudos comiéndose los morros y un innecesario montón de imágenes de Daniel Radcliffe en calzoncillos (una de ellas llevando, además, un sujetador de encaje).
Después del cine, inexplicablemente, me sentó mal la cena.

07 diciembre 2010

Retorno a la tierra: el documental

He pasado tres días en el pueblo.

Ha sido de lo más estresante: comer, dormir, comer, intentar intimar, ser interrumpidos por algún miembro de la familia, comer, dormir, comer.

Es más, podría decir que ahora mismo estoy tan estresada que no encuentro palabras para describir la experiencia.

Por suerte cuento con un documento gráfico de inestimable valor.



Lo que yo decía, inestimable: que no merece estima alguna.

01 diciembre 2010

La casa de acogida (II)

En capítulos anteriores...
¡NAARU A MI MERCED!
¡MUA-JA-JA!
¡MUA-JA-JA!
¡MUA-JA-JA!

Mi casa es pequeñita, y entre las personas humanas, los bichos bichosos, la rata ratosa y ahora el gato gatoso estamos un poco apretados.
La escasez de espacio disponible nos ha obligado a hacer ciertos reajustes.
Por ejemplo, si Naaru quiere sentarse en el sofá tiene que hacerlo encima de ZaraJota™.



Así nos deja sitio a los demás, ¡es tan considerada!
Lo mismo pasa con la cama: Naaru duerme encima de ZaraJota™ para que yo no tenga que irme a dormir al sofá.


¡Es tan mona que me cede media cama!

Espera, este planteamiento tiene un fallo... todavía no sé cúal es, pero lo averiguaré.

Además, hemos tenido que hacer algunos ajustes con la comida.
Nada grave, es que Arale-Chan es muy suya para sus cosas...
Vaya, que ha puesto un candado en su saco del pienso.

También hemos establecido un riguroso orden de reparto de mimos:
Después de agrias disputas, se ha establecido que cuando llego a casa primero rasco al gato, luego a la rata, y por último a ZaraJota™.
¡A veces incluso tiene suerte y me he lavado las manos antes!

Pero a pesar de todas estas medidas, hay una cosa que no hemos podido evitar:
que se forme cola para usar el baño.


"¿Te queda mucho o qué?"

Por suerte, con buena voluntad, todo tiene solución.

"¿Toalla? Tonterías. Ven para acá, que esto lo arreglo yo con tres lengüetazos."

Ya verás cuando la cobaya necesite un psiquiatra.