30 octubre 2013

Halloween 2013

La bruja ha vuelto a mirar la bola de cristal y sigue viendo lo mismo que la última vez, y encima peor porque cuando llueve la wifi le va fatal.
Está mosqueadísima.
¿Qué le pasa a la gente del futuro? ¿Es tonta o qué? ¿No se dan cuenta de que así no van a ningún lado?
La vieja y malvada bruja ha metido la bola en el cajón de los calcetines disparejos y los tangas que se clavan, lo ha cerrado con llave y luego se la ha tragado.
Estaba correosa, pero se dejaba comer.
La vieja y malvada bruja ha decidido olvidarse de la gente del futuro y deleitarse en los recuerdos del pasado.
Aquí van...


La vieja y malvada bruja
siente algo en su interior,
como un vacío que crece,
como un molesto picor.

Presa de terrible angustia
la bruja sale a buscar
un remedio que sus males
sea capaz de curar.

Busca por llanos y montes,
por desiertos y ciudades,
busca por reinos remotos,
también por las vecindades.

Llegada a un claro del bosque
la bruja no puede más:
"No encontraré mi remedio,
estoy destinada a penar"

La lágrima de la bruja
cae sobre una flor,
un rayo de luna la toca,
empieza a oírse un tambor.

Son los cascos de un caballo
que se acerca a paso presto:
"Soy un unicornio", dice,
mostrando su cuerno enhiesto.

"He oído tus lamentos,
tu tristeza y tu penar,
vengo a concederte un deseo
que te los pueda aliviar"

La bruja mira al caballo,
mira su brillante cuerno,
piensa en su angustia que crece,
y dice...





"...caramba".

26 octubre 2013

Esto es jalogüin! Esto es jalogüin! Jalogüin! Jalogüin! JA-LO-GÜIN!

Se acerca Halloween, y todos sabemos lo que eso significa: un montón de gente quejándose de que eso es una americanada.
Todos los años lo mismo.
Y no entiendo por qué: la patata, el tomate, el maíz, el chocolate y los pantalones vaqueros también son americanadas, y oigo a nadie quejarse hasta que se le quedan pequeños y tiene que dar saltitos para que entren y poder abrocharse el botón.
Que no lo digo por mí, lo digo por una amiga que le ha pasado...
Halloween.
Esta año la cosa está muy chunga, pero para disfrazarse y hacer el tonto no hace falta mucho dinero: con aproximadamente tres euros vamos que zumbamos.
Y como os conozco y a la primera de cambio me salís con excusitas, esta vez ni siquiera hay que coser.
Estoy que me salgo.

Necesitamos:

Una víctima propiciatoria hija dispuesta a disfrazarse con lo que le vayas a hacer. La hija tiene que ser los bastante mayor como para tenerse en pie, pero no lo bastante como para darse cuenta de que le estás tangando con un disfraz casero cuando ella lo que quiere es uno de princesa de los que se compran.

Tul. El tul es esa tela que parece rejillita.

El tul tiene dos ventajas: es barato (1,55 € el metro me costó a mí) y no hay que coger dobladillos. La cantidad depende del tamaño de la víctima hija, yo solo he necesitado un metro. 

Cinta elástica; no me acuerdo de cuanto me ha costado pero en los todoacién hay. La cantidad depende de la cintura de la víctima hija.

Tijeras

Dos alfileres.

Lo primero es saber el largo de la falda; para eso lo más fácil es medir el largo de otra falda.
Ese largo, al que llamaremos Pepito, lo multiplicamos por dos y le sumamos cinco: al resultado lo llamaremos Manolito.
Está clarísimo.
¿no?
Da igual.
No tiene que ser exacto.
Ahora tenemos que doblar la tela sobre sí misma hasta dejarla en unos cinco centímetros de ancho y Manolito de largo, y la sujetamos con unos alfileres.

Si sois de esas personas que no tienen costurero en casa, os compadezco podéis usar una pinza de las de tender la ropa.
Si tampoco tenéis pinzas para tender la ropa, por favor, enviadme el nombre y el teléfono de vuestra madre a lorzagirl@gmail.com, que le tengo que decir un par de cosas sobre la educación que os ha dado.
Lo siguiente es meter la tijera por todos lados como si no hubiera un mañana.

No hace falta que quede perfecto: al contrario, cuanto más imperfecto más rizadito queda luego.

Tampoco os paséis, ¿eh? Que estamos haciendo una falda, no un nido para un hámster.
Ha llegado el momento de coger a nuestra víctima hija, o, en este caso, anónimo voluntario y rodear su esbelta figura con la cinta elástica.

Si la víctima hija se deja se le puede dar un beso en el ombligo. Aprovechad para dar besos en el ombligo mientras podáis, que el tiempo pasa volando y antes de que os deis cuenta os está gritando

"¡¡¡J*D*R MAMÁ QUÉ HACES QUE ESTOY EN UNA ENTREVISTA DE TRABAJO Y NO ES MOMENTO!!!". 

Hijas... ¿Quién las entiende?
Marcamos y cortamos.
Como os prometí que no hacía falta coser, hacemos un nudo.

(Aunque queda más mono si cosemos...)

Esto no es obligatorio, pero os será mucho más cómodo seguir si estiráis la cinta elástica... esto es una de esas cosas de uso misterioso que vienen en la caja cuando compras un microondas.

Cogemos una de nuestras tiritas de tela, la doblamos por la mitad, y la atamos sobre la cinta elástica así:



No se ve una m**rd*, ¿no?
Bueno, atadla como buenamente podáis, que os lo tengo que explicar todo.
Apretamos.

Repetimos.
Repetimos.

Repetimos...
Unos cien "repetimos" más tarde, el resultado es este:
Esta faldita, dependiendo del largo, el color y los complementos, sirve para disfrazarse de todo: princesa, hada, bruja, sol, animalito o bichito de cualquier tipo... os pongo un ejemplo con el único fin de humillar a nuestro voluntario.

Antes de que alguien me diga "esto lo has sacado de...": hay un millón de tutoriales con variantes de este disfraz: intentar encontrar el origen es como buscar al creador de la tarta de galletas. Yo en concreto saqué la idea de este vestido; y más concretamente de su precio.
 -¿40 eurazos? -me dije-. ¡Si esto lo hago yo en dos patás!
Y así supe que mi transformación en madre había sido completa.

16 octubre 2013

La plancha y el planchazo

 Recientemente he cambiado de trabajo.
A mejor, creo.
Eso espero.
Ohdiosmíoquéhehechoquéhehechoquéhehecho...
El cambio de trabajo ha supuesto un cambio de horarios, el cambio de horarios un cambio de rutinas y el cambio de rutinas nos ha llevado al total y absoluto caos doméstico durante un par de semanas.
A la tercera semana me rendí.
-ZaraJota™ -le dije- yo no puedo seguir así.
-Pues baja la pierna izquierda, que ya te dije que ir a la pata coja a todas partes era una estupidez.
-¡Eso no! ¡La casa!
-¿Qué le pasa?
ZaraJota™ se perdió algunos capítulos de Barrio Sésamo y es incapaz de distinguir los conceptos limpio/sucio, ordenado/desordenado y planchado/arrugado.
A lo largo de los años he ido elaborando algunos trucos memotécnicos* como

si al suelo te quedas pegado
necesita un buen fregado

también

si no puedes caminar
las cosas hay que ordenar

y mi favorito

¿ES QUE ERES TONTO O QUÉ?**

-Es que llego tarde a casa y no me cunde.
-Ya, a mí tampoco.
-Tenemos que buscar a alguien que nos limpie -dije.
-¿Aquí? ¿En casa?
-No, en casa de otro. ¡Pues claro que en casa!
-Es que me da cosa que venga una extraña a limpiar a casa mientras no estamos.
-Pues que venga cuando estamos.
-Es que también me da cosa.
-Pues nada, ¿eh? Ya lo hago yo todo si eso.
-Vale.
-¡DE VALE NADA! Mira, si no quieres que venga nadie a limpiar nos apañamos nosotros, pero necesito ayuda con algo. Con lo que sea -y entonces se me ocurrió la genial idea-. ¿Qué te parece si buscamos a alguien que nos planche? Le llevamos la ropa a su casa, la recogemos allí, y nos ahorramos un montón de tiempo.
Para mí fue una decisión muy dolorosa porque me encanta planchar. Eso de tener algo arrugado y dejarlo todo lisito y dobladito... pero lo cierto es que desde que Bebé-chan se ha vuelto móvil planchar no sólo es más difícil (le gusta tirar del cable de la plancha) sino que además no sirve de nada (le gusta subirse a los montones de ropa recién planchada y, estooo, reinventarla).
Una vez que nos pusimos de acuerdo, el siguiente paso fue encontrar quien nos planchara. Para eso pedimos informes a la Vecina Redonda, a la que llamamos así porque:
a) es más ancha que alta
b) somos incapaces de recordar cómo se llama
La Vecina Redonda nos recomendó a la Vecina del Pelo Rizado a la que llamamos así porque:
a) tiene el pelo rizado
b) somos incapaces de recordar cómo se llama
-Se acaba de quedar en paro, la pobre, con un niño que tiene -nos dijo-, le hemos dado varios trabajillos para que limpie aquí y allí, porque toda la ayuda que le podamos dar es poca.
Y así fue como una tarde acabé llamando a la puerta de la Vecina del Pelo Rizado.
-Hola -le dije-, soy Lorz, del 4º.
-¿La que ha inundado todos los pisos de la otra escalera?
-¡No han sido todos, sólo los pares!
-...
-Bueno, que vengo a preguntarte si te viene bien plancharme un poco.
-¿Cómo? ¿A h*st**s?
-Eh... no, te traigo la ropa y... bueno, tú la planchas y... esteeeeee... claro... bueno, eh... yo te pagaría y...
-¿Pero tú te crees que yo estoy para plancharle a nadie?
-Eh... bueno... es que me han dicho que estabas en paro y...
-¿QUE TE HAN DICHO QUÉ?
-... que estabas en paro... 
-¿Quién te ha dicho eso?
¡La Vecina Redonda! M**rd*, no puedo decirle eso.
-Nadie.
-Pues dile a quien haya sido que yo tengo trabajo, y más del que necesito. Menuda la gracia, por una vez que le limpio a las vecinas por hacerles el favor y ahora me salen con estas. ¡En paro! ¡Yo no estoy en paro! ¿Te ha quedado claro?
No del todo: ¿me vas a planchar o no?




*"Memotécnico" significa "técnicas para memos" en klingon.
** ¡O qué! ¡O qué!

06 octubre 2013

La pelandrusca

Sicilia, 1957. Una joven de enormes pechos...
No, espera, eso no era.

Este fin de semana la familia se ha reunido en Madrid para celebrar el cumpleaños de Primo Buena Persona. Era una fiesta sorpresa, porque en mi familia es costumbre hacerte una cuando cumples 40 años. Eso de ser tradición las convierte en las fiestas sorpresa menos sorpresa de la historia: el año que te toca estás desde el uno de enero con la mosca detrás de la oreja, sabiendo que tu familia puede estar agazapada detrás de cualquier arbusto con una tarta. Sorprender al sorprendido empieza a ser un poco difícil: a este ritmo tendremos que dejar de llamarlo fiesta sorpresa y empezar a llamarlo emboscada.
Pues nada, hace unos días estaba hablando con la Tita del Puerto por teléfono y me dijo que ella no podría venir.
-Es que últimamente no paro, tengo la agenda como un ministro...
-Sí, sí.
Mientras hablaba Bebé-chan estaba intentando quitarme el teléfono, así que a durante un buen rato estuve diciendo "sí, si" sin tener ni idea a qué.
-Pero bueno, parece que ya vamos saliendo...
-Sí, sí..
-La vida es así, son rachas. Hay rachas buenas, hay rachas malas... Y, ¿sabes qué? Que al final de todo se sale.
-Sí, sí.
-Mira la abuela, por ejemplo. Anda que no lo pasó mal.
-Sí, sí.
-Ella, que estaba acostumbrada a tener su criada.
-Sí, sí.
-Y la casa, lo bonita que era...
-Sí, sí.
-Pero claro, como el abuelo se la jugó a las cartas.
-Sí, s... ¿el abuelo hizo QUÉ?
-Se jugó la casa a las cartas.
-¿EL ABUELO SE JUGÓ LA CASA A LAS CARTAS?
-Claro, ¿por qué creías que nos fuimos a vivir a Gerona?
-Creía que el abuelo se había fugado con una peladrusca.
-¡No digas tonterías! ¿Cómo se va a fugar con una pelandrusca?
Hace unos años alguien me dijo que mi abuelo se había tenido que ir del pueblo porque era un golfo. Como no me quisieron dar más detalles llegué a la conclusión de que había una pelandrusca de por medio, cuando al parecer lo más lógico hubiera sido pensar que se había jugado la casa a las cartas.
-No sé...
-Pues eso hizo. Y luego hizo la maleta y se fue, camino a Francia, sin dejar ni una nota... Desapareció, se pensaban que se había suicidado, y empezaron a mirar por todos los pozos...
-¡Anda ya!
¿Es que no se les ocurrió llamarlo al móvil? Que gente más torpe.
-Pero luego llegó a Gerona, encontró trabajo, y cuando estuvo asentado mandó una carta a la abuela, pidiéndole perdón y que se reuniera con él. Y la abuela podía haberse quedado en casa de la bisabuela, con todos los lujos y las criadas, pero no quiso...
-Normal.
Sobre todo, conociendo a la bisabuela.
-Se fue a Gerona, ella sola en el tren con las niñas, que cuando llegamos allí no teníamos ni uniforme para ir al colegio.
Mi tía sin nada que ponerse. eso sí que es un drama y lo demás son tonterías.
-Que mal, tita...
-Pero, ¿ves?, al final salieron adelante.
-Claro, claro.
Mi tía no tenía ni idea de la bomba que había soltado.
Vale, sí, no es que fueran exactamente noticias de última hora, pero, ¿no os ha pasado nunca que creéis que conocéis a una persona, y de pronto hace o dice algo y os dais cuenta de que no lo conocéis en absoluto?
Pues así estaba yo con mi abuelo.
En cuanto mi tía colgó el teléfono me metí en el grupo de WhatsApp que tengo con mis padres y mis hermanos y les conté lo que me había dicho.
Mis hermanos no tenían ni idea y fliparon tanto como yo.
Mi madre flipó porque no sabía que no teníamos ni idea.
Mi padre flipó porque mi madre flipara porque no teníamos ni idea.
Resumiendo: durante un rato estuvimos todos mirando el móvil y flipando.
-Pero a ver -decía mi madre-, ¿por qué creías que nos fuimos a Gerona?
-Creía que el abuelo se había fugado con una pelandrusca.
-¡Que pelandrusca ni que pelandrusca!
-Pues la pelandrusca. La pelandrusca del abuelo.
-¡No había pelandrusca!
-Pues es una pena, porque la historia sería mucho más interesante -intervino Hermano Mediano.
-¡Me da igual!
-Lo estoy viendo: un corazón frío y lleno de ambición, un cuerpo hecho para el pecado...
-¡Que no había pelandrusca!
-Que tú sepas. La gente te sorprende a veces. Mírame a mí: hasta hace cinco minutos no sabía que mi abuelo se había escapado con una pelandrusca -intervino Hermano Pequeño.
-¡Porque no lo hizo!
-Claro que sí. Yo lo vi claramente a medida que me lo iba inventando.
-¡QUE HE DICHO QUE NO HABÍA PELANDRUSCA Y NO HABÍA Y PUNTO YA!
-Vaaaale, vaaaaale.
Unos días más tarde volví a hablar con mi madre por WhatsApp.
-Madre, ¿te importa si cuento la historia del abuelo en el blog?
-No sé... Depende de lo que vayas a contar.
Pues que el abuelo se fugó con una pelandrusca, por supuesto.