27 julio 2020

La casa de las cajas

Lunes
-Mamá, ¿hoy vamos a la pisina?
-No, Nene-kun, hoy no podemos ir a la piscina, mamá tiene que esperar a que le traigan unas cajas de libros.
-¿De Villamatojo?
-No, los de Vayamos por partes.
-Oh. ¿Y por qué no los recoge papá cuando vengan?
-Porque son muchos libros. ¡Cientos de libros! ¡Miles de libros!
Media hora más tarde, un mensajero apareció con dos cajitas de libros.
Nene-kun me mira con rencor.
-¿E-esto es todo? -pregunto. 
-Sí.
El mensajero parece totalmente convencido. 
-Vaaale -le dijo. 
El mensajero se va y yo abro la caja: 
-Vaaaale, se ve que me han mandado por un lado la primera parte y por otro la segunda... ¡Lo han mandado por partes, Nene-kun! ¡JAJAJAJA! ¡Me mondo yo sola!
A Nene-kun, sin embargo, no le hacía gracia.
-Entonces, ¿ya podemos ir a la pisina?
-No, pedorrillo, tenemos que esperar a que lleguen el resto de las cajas.

Martes
-Mamá, ¿hoy podemos ir a la pisina?
-No, lechoncillo, tenemos que esperar a que lleguen las cajas.
-¿Y cuándo van a venir?
-Pues espero que hoy, la verdad...
Justo en ese momento suena el teléfono.
-Hola, soy el mensajero, que tengo aquí unas cajas...
-Gracias a dios...
-Lo que pasa es que pesan mucho. 
-...ya, son libros. 
-¿Van a estar ustedes en casa?
-Sí, claro. 
O sea, ¿dónde vamos a ir? ¿A la piscina? ¿En julio? ¿Estamos locos o qué?
-Bueno, yo les llevo las cajas pero me tienen que ayudar ustedes porque pesan mucho.
-...
Creo que no lo he contado nunca: mi cuñado tiene una empresa de portes y mudanzas. Una grande, con su flotilla de camiones, incluso de los que tienen una plataforma elevadora para meter y sacar cosas por los balcones.
En aquel momento me di cuenta de que mi cuñado tiene el negocio muy mal planteado, o sea: ¿para qué necesitas una plataforma elevadora cuando puedes decirle al cliente que el sofá pesa y que ya lo suba él si eso?
-¿Señora?
-Está bien, no se preocupe, yo le ayudo. 
Que hace mucho que no me rompo y en urgencias me deben estar echando de menos. 
-¿Tienen ascensor, no?
-Sí, pero está en la entreplanta.
-[&%*%$]
-Hombre, son seis escalones, tampoco es para ponerse así...
-Bueno, yo le dejo las cajas en el portal y ustedes las suben. 
Bueno, son sólo unos doscientos libros y pesan sólo medio kilo cada uno, ¿qué puede salir mal?

Miércoles
-Me... muero...
-Mamá, ¿hoy podemos ir a la pisina?
-No... yo... espalda... cajas...
-¿Hoy también tienen que traer cajas?
-Sí, de ibuprofeno. En vena.


Jueves
-Mamá, ¿hoy podemos ir la pisina?
-No, mi amor, hoy me tienen que traer más libros.
-¿De Villamatojo?
Cuando Nene-kun dice Villamatojo con su vocecilla me imagino a los zombis como peluches de colores pastel que lanzan arcoiris por el culete.
-Sí, de Villamatojo.
Media hora más tarde, tenemos en la puerta a la mensajera. Una señora. Que pudo subir la caja con los libros ella solita y todo (eran muchos menos, esto también es verdad).
Mientras firmo la entrega, Nene-kun asoma la cabeza.
-Mamá, ¿quién es?
-Una señora que ha venido a traernos los libros.
-¿Los de Villamatojo?
-Sí.
-Pues pregúntale si ya nos podemos ir a la pisina.


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¿Quién dijo que quería Villamatojo en papel?