Vaya, como todos.
Primero tuve un #relorzfunding que, ocho meses después, estoy a punto de dar por terminado.
Luego monté una empresa. La primera semana de marzo parecía un momento estupendo para hacerlo. SPOILER: no lo fue. No, definitivamente no lo fue.
Con todo, me he apañado para escribir, corregir, maquetar y publicar una docena de libros, y para colaborar en otros tantos.
Viendo como avanzaba la cosa también conocida como coronavirus, hice lo mismo que media España: mascarillas. Y ya que estaba, camisetas y otras cosas.
Como todos, también he aprendido a llevar la logística de la casa saliendo lo menos posible. Por primera vez en mi vida, he planificado menús completos con una semana de antelación, me he ido a la compra con una lista detalladísima y he aprendido a calcular el uso medio de papel higiénico por persona y día.
Por supuestísimo, he hecho pan todos los días.
Me he acostumbrado a las videollamadas en todo tipo de plataformas, al #videoclub de lectura, a las clases online y vía youtube.
Todo esto, por supuesto, con los niños en casa. Dos niños acostumbrados a estar de un lado para otro de 9 a 21 horas de lunes a viernes porque cuando no hay piscina hay música y cuando no hay música hay el cumple de algún amiguito, de pronto, encerrados en casa día tras día.
Como todas las madres y algún padre, he tenido que ser maestra, jefa de estudios, monitora de tiempo libre, psicóloga, animadora sociocultural, logopeda, cocinera, limpiadora, sargento, ordeno y mando. Las veinticuatro horas del día y sin dejar de trabajar ni un momento.
Y aunque he descubierto, también como mucha gente, que estar en casa es maravilloso (quién nos lo iba a decir...) lo cierto es que también estoy mentalmente agotada.
Necesito unas vacacioncillas.
Por supuesto, seguiré en Twitter porque soy una adicta.
Además, mis libros siguen a la venta en papel en la librería La Sombra de Madrid, que durante todo el mes de agosto envía gratis a toda la península los pedidos superiores a 25 €.
También los podéis encontrar en formato electrónico en Lektu.
Nos vemos de nuevo el 31 de agosto, si el mundo no se acaba antes.
Y recordad:
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