24 enero 2022

La verbena de la paloma



Mi comunidad está en guerra con dos palomas calientes.
Y digo calientes no porque estén bien abrigadas, no. Lo digo porque se pasan el día dándole al parchís en la fachada. 
Concretamente, se ponían en el luminoso del negocio que hay en el bajo. Ahí, sin reparo. Que yo estoy a favor de la libertad sexual, sobre todo en cuanto a la cantidad, pero los vecinos del primero se quejaban de que hacían mucho ruido y los del bajo de que... ¿cómo decirlo? Al parecer a las palomas el sexo les resulta laxante. Muy laxante. Y por lo que sea, a la gente no le gusta salir o entrar de un negocio y que se le caguen encima. ¡Con la buena suerte que trae! La gente es que no tiene claras sus prioridades. 
Así que le pusieron espinitas al luminoso para que las palomas no pudieran ponerse.
Ahí. 
Para que no pudieran ponerse ahí. 
Porque como un metro a la derecha había un aparato de aire acondicionado de los grandes y nunca adivinaréis lo que pasó.
El fornicio. 
Ahora ya no era una pareja de palomas sino varias parejas, ahí todo el día, que de verdad que yo no sé qué comen esos bichos para tener tanto aguante. Las cacas ya no caían tanto al suelo porque el aire acondicionado tenía superficie de sobra para fornicio y estropicio, pero el ruido era peor, mucho peor. 
La comunidad tuvo que contratacar a toda velocidad, poniendo espinitas alrededor del aire acondicionado, pero el ardor, esto... guerrero de las palomas era más fuerte y conseguían colarse entre ellas. Así que además de las espinitas se puso una red de malla. Pero las palomas se enganchaban a la malla y le daban al tema en vertical. Así que la comunidad puso alambre de espino, minas antipersona, dos nidos de ametralladoras y a Ismael Serrano cantando en directo todo el día. 
Las palomas se rindieron. 
O eso creímos.
No debimos confiarnos, ni celebrar la victoria tan pronto. 
Porque medio metro a la derecha está la puerta de la comunidad. Encima no hay ningún luminoso, aire acondicionado, ni saledizo en el que pueda pararse una paloma. 
Lo que hay es un tubito diminuto de gas natural.
Y ese es el motivo por el que ahora siempre tengo que salir de casa con paraguas.


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