25 enero 2021

Un descansito

 



Ahora que los niños han vuelto al cole (y ojalá que por mucho tiempo) las madres por fin podemos dedicarnos a eso que nos gusta tanto: ponernos al día con todo el trabajo acumulado durante el mes que los niños han estado en casa, y cuando digo "en casa" me refiero a literalmente en casa, y hemos tenido que ser profesoras, monitoras de tiempo libre, diosas de las manualidades, expertas en la gestión de conflictos, cocineras, gestoras de residuos, chaos coordinators y real life managers a tiempo completo. 

Hace unos días, en el #videoclub de lectura de La Sombra, me preguntaban qué necesito para escribir y yo, que soy un alma de cántaro, no fui capaz de dar la respuesta más obvia: tiempo. No cualquier tiempo: a ser posible, a solas, y sin tener que ponerme una alarma porque hay que recoger a los niños, tengo que entregar este proyecto, se acerca la hora de comer, el súper cierra y no tenemos leche. 

Tiempo sin condiciones y sin limitaciones, en lugar de minutos arañados por aquí y por allí mientras hago malabarismos con las prioridades.

Todo este rollo es para deciros que ahora mismo estoy un poco saturada y que no sé cuándo volveré a postear. Probablemente en un par de semanas, ¿eh? O sea, soy una adicta. Pero ahora mismo no sabría decir cuándo podré volver a centrarme como para escribir una entrada.

Estoy centrada en otras cosas, por supuesto. Tengo proyectos bonitos en proceso: terminar Crónicas Funestas, publicar un libro de una personita (pun intended) chachi y un nuevo verkami en el que a lo mejor hay hasta sugus, pero no prometo nada.

Si me echáis de menos, me tenéis en Twitter (si alguien está pensando que si dedicara menos tiempo a Twitter tendría más tiempo para otras cosas que se lo haga mirar, por favor). También tenéis quince años de archivo del blog, que se dice pronto: quince años, pero te paras a pensarlo y menudo vértigo.

Y por supuesto, tenéis todos mis libros: en papel en La Sombra y en digital en Lektu.