21 diciembre 2020

Navidad 2020




Las fechas que son y las cenizas sin enterrar.
Yo pensaba que con la última conversación habíamos zanjado el tema pero se ve que no, y la verdad es que no iba a contarlo pero no conozco otra forma de sacarme de encima la ansiedad y la vergüenza ajena que este persone me provoca, así que allá vamos una vez más. 
Pues, como decía, este persone ha seguido llamande. 
Llamando, que me lío. 
Ha llamado a media familia a exigirle el pésame, y a la otra media para quejarse de que las cenizas de la Tita del Puerto estén "por ahí", que oyéndola parece que las hubiéramos mandado a dar la vuelta al mundo como Willie Fog cuando en realidad están en casa de mi madre y ni las sacamos de paseo ni nada. 
También ha seguido llamando a mi madre. 
Una vez, y otra, y otra, pero en este caso (no tengo pruebas pero tampoco dudas) sospecho que es para exigirle que le mande el décimo de la lotería que mi padre (el maleducao) le regala todos los años. Que una cosa es retirarle el pésame a la gente y otra renunciar a cosas gratis. 
El caso es que, en una de estas llamadas, a este persone se le ocurrió una idea revolucionarie: que mi madre (al parecer la idea de que mis hermanos y yo queramos ir al entierro todavía no se le ha ocurrido) fuera a llevar las cenizas en navidad. 
Francamente, me parece una forma estupenda de amargarle a una familia la navidad de por vida, aunque igual es porque yo no soy buena persona ni buena cristiana y no entiendo de estas cosas. 
Pero es que además, en fin, no sé cómo decirlo, a ver si encuentro las palabras adecuadas...




CORONAVIRUS


RESTRICCIONES


PUTAPANDEMIA PUTOMUNDIAL



Por no hablar del frío que hace en ese pueblo, en esa iglesia y en ese cementerio en estas fechas tan señaladas, que digo yo que ya que estamos no nos cuesta nada esperarnos, como mínimo, a primavera. 
El caso es que cuando este persone ya había repetido la idea del sepelio navideño un par de veces, a alguien se le ocurrió decirle que bueno, a lo mejor mi madre prefería quedarse en casa y celebrar la navidad con su familia.
-¿No irá a celebrar la navidad -respondió este persone- cuando se acaba de morir su hermana?
Pero a ver, señore, que no es que nos vayamos a poner a cantar villancicos sobre el cadáver caliente. Que hace más de un mes. Que va a ser una cena tranquila, seis personas como mucho. Y que, además, si mi difunta tía se entera de que sus sobrinonietos se quedan sin navidad por ella es capaz de volver de la tumba (bueno, de por ahí) y pegarnos collejas hasta que se nos caigan los ojos palante. 
-Bueno, aunque no lo celebre, seguramente quiera estar con su familia esa noche. 
-Pues yo no. 
No sé por qué pero no me sorprende.


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Espero que todos paséis unas navidades responsables y felices.
Aunque estéis lejos de la familia, porque este año es lo que toca, poneos vuestras mejores galas, o vuestro pijama favorito, o disfrazaos de unicornio porque bueno, ¿por qué no? 
Comed, bebed, cantad villancicos o canciones picantes, saltad en la cama o bailad pegados.
Abrazaos, si podéis; besaos, si queréis. 
Decíos unos a otros cosas bonitas, haceos cosquillas, contaros los deditos de los pies. 
Asomaos por la ventana y mirad las estrellas, o, si no hay, pintad con los dedos caritas en el vaho. 
Reid, o llorad, si es lo que os apetece.
Y sobre todo, recordad que vivir es el único tributo que los muertos nos exigen.