24 marzo 2025

El alien



Yo estoy a favor de una sanidad pública, gratuita y de calidad. 
El problema es que cuando llevas más de un año con un dolor como si un alien estuviera intentando salir a mordiscos de tu estómago, has ido a tu médico de cabecera y a urgencias incontables veces, y la respuesta ha sido, por decirlo suavemente, variopinta (la último fue: "un dolorcito de barriga que quizá estés exagerando"), como que te dan ganas de coger tus principios y metérselos a alguien por el orto. 
A alguien que lleve bata blanca. O pijama azul. La verdad es que no soy caprichosa. 
Ya sé lo que estáis pensando: "La que hay que hacer es seguir luchando por la sanidad pública".
Y es lo que pienso seguir haciendo, pero por lo que sea para eso necesito seguir viva. Y si os digo la verdad, durante los últimos meses estaba convencida de que me iba a morir; no porque tuviera nada grave, sino porque no estaba recibiendo ninguna atención médica, más allá de recetarme ansiolíticos para mi dolor imaginario mientras me decían que intentara no tomármelos, que lo que tengo que hacer es mantener una actitud más positiva.
Cómo se supone que tienes que mantener una actitud positiva mientras te sientes todo el rato como si un alien estuviera intentando salir a mordiscos de tu estómago pero tienes que hacer vida absolutamente normal porque los médicos insisten en que te lo estás inventando yahoo respuestas. 
El caso es que después de un año me rendí e hice exactamente lo que las personas que están destruyendo la sanidad pública quieren: irme a la sanidad privada.
Porque la sanidad privada no es ni mejor, ni más rápida, ni más eficiente, pero con tal de cobrar al seguro son capaces de extraerle el apéndice a un huevo duro. Que no era mi caso. Pero a lo mejor al alien que intentaba salir a mordiscos de mi estómago le apetecía un huevo duro. O un apéndice. A esas alturas ya me parecía todo bien.
En cuestión de semanas me hicieron analíticas como para alimentar a varios vampiros pobres, ecografías, estudios de la orina (se ve que hay gente para todo) y lo último era la gastroscopia. 
-Con sedación general, no te preocupes -me dijeron.
Yo no me preocupé, al contrario, casi me emociono pensando en que iba a dormir sin sentir el dolor permanente del alien incluso en sueños.
Estaba encantada con la idea.
Al menos hasta que llegué a mi cita y me dijeron que me desnudara por completo.
-¿Para una gastroscopia?
-Y para la colonoscopia.
-¿Qué colonoscopia?
-La que te vamos a hacer. 
-Qué.
-¿Nadie te ha dicho nada?
-No.
A ver, yo no tengo nada en contra de que me profanen los orificios pero no sé, qué menos que avisarme, decirme unas palabritas cariñosas, quizá una cena romántica antes...
-Pero no te preocupes que te vamos a sedar.
-Ah, vale, que lo van a hacer mientras estoy inconsciente, eso mejora la cosa muchísimo...
-Señora, por favor. 
Ese día, entre los nervios y el estómago vacío, tenía al alien dando saltos, así que valoré mis opciones y no me quedó más remedio que aceptar. Me desnudé, me pusieron una vía (esa es otra historia, pero la cuento mejor en persona), me tumbaron en una camilla y me pusieron un tubito por la nariz.
-¿Tenéis algo para las orejas? Quiero batir el récord de orificios profanados simultáneamente.
-Señora, por favor, intente relajarse, la anestesia le hará efecto enseguida.
-Señora será tu fruta madre y la anestesia no me está haciendo ef...
Lo siguiente que recuerdo es que estaba en otra habitación. Una enfermera me dijo que la anestesia tardaba un rato en disiparse y que me lo tomara con calma y le contesté que lo único que quería tomarme con calma era el desayuno, por favor y gracias. 
Salí un poco haciendo eses y me encontré con ZaraJota en la sala de espera. 
-¡Que me ha hecho una colonoscopia! -le grité. Varios pacientes que esperaban para entrar se encogieron en sus asientos.
-¿Qué?
-¡Que me han metido un tubo por el prisonwallet!
-¿Y la gastroscopia?
-También.
-Pues espero que no hayan usado el mismo tubo.
-¡AAAAAAAAAAARG!
-Pero Lorz, no te preocupes por eso, lo importante aquí es que tú tenías razón: es un alien.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque cuando hay sondas anales siempre son los aliens.



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Última semana para comprar mis libros en Lektu. 


10 marzo 2025

En la iglesia



He escrito otro libro. 
La culpa fue de Patricia, que me dijo:
-Tengo una idea para un libro y no la voy a usar.
Y claro, es que si vamos así, provocando...
El libro va de que el 25 de mayo de 2025
es posible que escogiera el fecha solo porque rima con "te la hinco", no me escondo"
explotan todos los microondas del mundo y el gobierno decide cortar el suministro eléctrico por cuestiones de seguridad.
No sé si alguna vez se os ha ido la luz en casa, pero está sin electricidad es una mierda muy grande. Así que pasan cosas. ¿Cosas nazis? Bueno, eso depende de la interpretación de cada uno.
Pero un poco sí.
El caso es que como es ciencia ficción tenía que hacer "world building", que es cuando llamas a inventarte un montón excesivo de detalles para disimular que ni escribes demasiado bien ni tu idea es demasiado original.
Es broma, es broma.
Yo hago mucho world building. 
Hacía.
Ahora es que me da muchísima pereza acordarme de tantas cosas. 
Así que seguí el clásico consejo: escribe de lo que sabes. Y si hay algo que me sé bastante bien es el camino de mi casa al colegio de los niños. 
Así que ambienté casi todo el libro en esa calle. 
Y en el hotel al que me iba a darle con el novio cuando era joven, vale, eso también.
Cosas que conocía bastante bien. 
Lo único que me fallaba era el interior de la iglesia, básicamente porque no había entrado nunca.
Llevaba un par de meses pensando en entrar de camino o de vuelta del colegio pero siempre voy con prisas y no había manera, pero un domingo pasé con los niños de camino a Madrid Río, vi que la puerta abierta, y entramos.
Lo que no se me ocurrió fue que, siendo domingo y cerca de las doce de la mañana, la puerta estaba abierta porque iba a empezar la misa.
Lo que tampoco se me ocurrió fue que, siendo 2025, hubiera aproximadamente varios millones de familias a las que conocemos, con sus varios trillones de niños.
Toda esa gente nos recibió con una sonrisa.
Estoy segura de que se alegraban sinceramente de que por fin hubiéramos encontrado a dios o lo que sea.
Una vocecita malvada dentro de mí también está segura de que pensaban que por fin nos íbamos a alejar del camino del mariconismo woke feminazi y dejar de dar la brasa con la tontería esa de los derechos humanos, pero bueno.
Puede que parezca que no tengo vergüenza pero el caso es que algo me queda así como en el fondo, así que al ver a todas aquellas caras, en su mayoría conocidas, me quedé un poco parada.
Por un momento pensé en darme la vuelta y salirme tal cual como si no hubiera pasado nada, pero los niños empezaron a saludar a sus amiguitos y me estropearon el plan.
Así que hice lo único que podía hacer: seguir para adelante y ponerme a palpar paredes como si fuera lo más normal del mundo.
Y es lo más normal del mundo. Cuando estás haciendo world building y necesitas saber cuánta humedad transmiten unas paredes, al menos.
Comprobé un par de puntos y luego, como si fuera lo más normal del mundo, les dije a los niños:
-Ya está, vámonos.
Y empecé a salir como si fuera lo más normal del mundo. 
A mis espaldas, escuché a uno de los niños preguntar a los míos:
-¿No os quedáis?
Claro que no nos quedamos, pensé, entrar a una iglesia solo a palpar paredes es lo más normal del mundo. 
Pero lo que mis hijos contestaron fue: 
-No, solo hemos entrado porque mi madre está escribiendo un libro.
Vale, nos vamos a tener que mudar. 


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