06 noviembre 2023

El robo del abrigo

 Vaya por delante que todo esto es culpa de Patchgirl, porque cuando empezó el frío yo saqué el abrigo del armario de los abrigos, en el que mayormente hay disfraces, y la verdad es que olía un poco a guardado, pero como teletrabajo y solo salgo a la calle para ir de mi casa al colegio y del colegio a mi casa y siempre voy andando pues pensé: ya se irá aireando.
Y tanto que se estaba aireando, que por Madrid hemos tenido unos vientos que si pillan a Scarlet O'hara la película hubiera durado diez minutos en vez de tres horas. Lo que pasa es que tenía que irme a Sevilla con Patch y pensé: este abrigo no está lo bastante aireado para pasarse doce horas pegaíta a nadie, seis de ellas en Iryo que eso es como en una lata de sardinas con rueditas.
Así que un par de días antes lo lavé en la lavadora, que lo mismo estáis pensando: pero dónde vas so loca, metiendo el abrigo en la lavadora, pero es que era un abrigo de Primark que compré súper rebajado y me ha salido buenísimo, ya lo había metido en la lavadora un montón de veces, sale estupendo y se seca en un plis. 
Y para que se secara aún más rápido que un plis, lo puse en la barandilla de la terraza, que es donde más da el sol. Y lo pillé con dos pinzas. La experiencia me dice que con dos pinzas es más que suficiente. La experiencia no contaba con semejante vendaval. 
Así que el abrigo un minuto estaba en la terraza y al minuto siguiente no estaba.
-Mierdaaaaa...
La vecina de abajo tenía medio echado el toldo y no podía ver la acera, así que le dije a ZaraJota que bajara un momento a la calle, porque él estaba vestido y yo no. Y porque no estaba segura de, en un momento de despiste, haber recogido yo misma el abrigo y haberlo metido en la nevera o algo así.
Cosas más raras se han visto.
ZaraJota bajó a la calle a todo correr y no se encontró el abrigo en la acera. Ni en la calzada. Ni encima de ningún coche. Así que pensó: a lo mejor está debajo.
Así que se puso a mirar debajo de los coches en lo que vienen siendo cuatro patas y la mirada de las mil yardas porque en fin, el numerito por un abrigo de Primark que como mucho me costó diez euros, pero es que no sabéis lo cómodo que es. Era.
Bueno, pues estaba ZaraJota así en mitad de la calle cuando llegó la vecina y decidió interactuar con él porque tiene fama de ser el simpático de la familia:
-¿Qué ha pasado? ¿Se ha escapado el gato?
-No, el abrigo de mi mujer.
Y así fue como la vecina empezó a evitarle a él también.


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Se viene libro nuevo...