Os voy a dar un consejo: no os muráis nunca, que luego es todo mucho papeleo.
Quizá estéis pensando que os da igual, porque no lo tendréis que hacer vosotros. Bueno, eso nunca se sabe.
Quizá estéis pensando que os da igual, porque no lo tendréis que hacer vosotros. Bueno, eso nunca se sabe.
Cuando la Tita del Puerto y del Sur murió, mi madre se encargó de la mayor parte del papeleo. También se encargó de coger la lista de contactos de su móvil e ir avisando a todos sus amigos, porque como fue tan rápido la mayoría no se había enterado ni de que estaba enferma y le seguían mandando memes de gatitos al whatsapp. Os podéis imaginar el papelón.
A mí me tocó la tarea, comparativamente más agradable, de comunicar el fallecimiento en el banco.
Sólo eso. Ni siquiera quería saber el estado de sus cuentas, o tocarlas para nada; solo bloquear las tarjetas y asegurarme de que los recibos se seguían pagando hasta que se resolviera todo.
Y como la oficina me pillaba unos setecientos kilómetros más allá de mi área de confort, lo que hice fue llamar a atención al cliente.
-Hola, llamo para informarme de cómo comunicar el fallecimiento de uno de sus clientes.
-¿Es usted la titular de la cuenta?
-Eh... no, la titular ha fallecido.
-Tiene que llamar la titular de la cuenta.
-Pero...
-Es por protección de datos.
-Si yo no quiero que me den ningún dato, soy yo la que llama para comunicar el dato de que la titular ha fallecido. Y ni siquiera quiero que hagan nada, solo que me informen de qué tengo que hacer.
-Pues nos tiene que llamar la titular.
-Está bien, está bien. No soy la titular, pero aparezco como autorizada en la cuenta.
-¿Sí?
-Sí, mi tía me autorizó hace como un millón de años.
-¿La fallecida le autorizó?
-Sí.
-En ese caso no puedo ayudarle.
-¿Por qué?
-Porque usted es la autorizada de la fallecida, y ahora la cuenta pertenece a los herederos; tendría que llamar la autorizada de los herederos.
-Para eso tendría que poder comunicarles que mi tía ha fallecido. En lo que a ustedes respecta, mi tía sigue viva.
-Pues entonces que llame ella.
Claro, cómo no se me había ocurrido antes.
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¡Seguimos de verkami!
Intentamos sacar Crónicas Funestas en papel.
Tenemos tazas, delantales, cuadernos y, si llegamos a 5000 €, sugus para todos los mecenas.