05 octubre 2020

La prueba


 
Pues he de decir que el miércoles pasado me levanté, preparé a los niños para el cole, me adecenté yo misma y cuando ya estaba para salir de casa me desplomé en plan no puedo con la vida.
ZaraJota me dio un par de toquecitos con el palo de la escoba, comprobó que respiraba y se fue al colegio a llevar a los niños, porque con lo que cuesta vestirlos y eso una vez que están preparados estos van al cole aunque se hunda la tierra. 
Lo que pasa es que una tiene conciencia social y esas cosas, y al poco me di cuenta de que quizá no era la mejor de las ideas.
"Creo que los niños no deberían ir al cole hoy", le escribí a ZaraJota, que ya estaba en la calle desafiando a los elementos.
Bueno, como estaba floja y usé el micro el mensaje era algo así:
"Cruz de los piños nado se rían las coles. Hoy", pero ZaraJota cogió a los niños y se dio la vuelta porque él es así y me lee el pensamiento. 
Acallada mi conciencia social, llamé a mi centro de salud y me contestaron a la primera, para que luego digan las lenguas maledicientes. Es verdad que me contestaron para decirme que mi médico no me podía atender, pero ese es un detalle sin importancia. Me dijeron que ya me llamarían y efectivamente, tan sólo seis horas después me llamó una señora muy amable.
-Te vas a venir mañana y te hacemos una PCR.
-Vale.
Para entonces yo ya tenía la conciencia social que echaba humo, porque justo el día de antes había estado:
  • En Motteau, con una amiga que, para más inri, acaba de tener un bebé.
  • En La Sombra, donde estuve firmando libros, moví un par de cajas y lamí el pomo de la puerta, como es mi costumbre.
  • En el gimnasio, donde, por cierto, también me mareé, pero lo achaqué a la cosa esa de hacer ejercicio, que a mí que me digan lo que quieran pero sano, sano, no me parece.
  • En la depilación láser, pero sólo para las piernas. Que a la hora de pillar el coronavirus daría igual, pero a la hora de salir en Telemadrid no es lo mismo que haber ido para que te depilen el ojete.
  • En la panadería, comprando el pan.
  • En el colegio, por supuesto, en la puerta de los pequeños y en la de los mayores, a la hora de la entrada y la de la salida. 
  • Con una mamá a la que le llevé una bolsa de ropa.
-Como tenga coronavirus -le dije a ZaraJota- van a aislar a medio Madrid por mi culpa.
-Espera -me dijo- que todavía tienes que llegar hasta el centro de salud.
Debido a circunstancias de la vida y a que somos unos pachorros, nuestro centro de salud está a unos tres kilómetros de casa.
-¿Qué hago? ¿Me voy en autobús?
-Mejor en autobús que en el metro, ¿no?
-Claro, no vaya a ser que coja el metro y me contagie...
Por suerte, al día siguiente estaba mejor y me fui andando, porque no hay nada mejor que una caminata de tres kilómetros cuando te encuentras lo bastante mal como para que tu médico piense que podrías tener coronavirus.
Llegué razonablemente compuesta y me hicieron la PCR en un momento. Un momento muy largo. Como de una hora o así. 
Sobre la PCR en sí misma sólo le voy a dar una estrella, porque a mí eso de que me penetren orificios así de pronto y sin unas flores o unos bombones antes por lo menos me parece súper frío. 
Al menos debo reconocer que los resultados fueron muy rápidos.
-Tu test es negativo -me dijo la enfermera apenas un par de horas después.
-¿Y puedo hacer un trabajo para recuperar o algo?
-...No. 
-Jo.
ZaraJota, en cambio, se puso muy contento. 
-¡Qué bien!
-Pues sí, los niños pueden volver al cole mañana.
-Es verdad... Oye, y si no era coronavirus, ¿qué tenías?
Espera, ¿en 2020 se pueden tener otras cosas?


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