Me han quitado el baneo del gimnasio y estoy muy indignada porque ahora no me va a quedar más remedio que ir.
El problema es que no se a qué ir.
–A ver, ¿a ti qué es lo que te gusta hacer? –me preguntaron el primer día.
–Nada.
–Mujer, algo te gustará.
–Estirarme en el sofá a leer.
–Algo de deporte.
–Ah... No, nada.
–Entonces lo mejor que puedes hacer es ir probando actividades hasta que encuentres una que te guste.
Yo dudaba seriamente: no se trata de que no me guste una actividad u otra, es que no me gusta la actividad a secas, lo que pasa es que no me gusta llevarle la contraria a gente que puede levantar mi peso con el dedo gordo del pie. Sobre todo teniendo en cuenta mi peso.
Así que primero me apunté a hipopresivos para ver si me gustaba, pero resultó que no tenía absolutamente nada que ver con jugar al tragabolas, y luego me apunté a mantenimiento pero resultó que no tenía absolutamente nada que ver con cambiar bombillas y me empecé a desanimar porque ya había probado por lo menos dos actividades y no me había gustado ninguna, y cuando ya estaba pensando en provocar accidentalmente que me volvieran a banear alguien me recomendó ir a una clase de musculación con los niños.
–Es una sesión para familias, lo que se hace es jugar con pelotitas y cosas así –me dijeron.
Y ME MINTIERON.
Nada más entrar,el monitor dijo que cada adulto tenía que coger un step, una esterilla, dos mancuernas y una barra con sus dos pesas y otra extra suelta. Desde mi punto de vista, solo acarrear todo aquello hasta el hueco que nos habían dejado ya contaba como ejercicio para toda la semana, pero además el monitor pretendía que hiciéramos cosas como ponernos en cuadrupedia que vaya, a mí me gusta mucho Ben-hur y todo eso, pero habiéndose inventado el motor de combustión dime tú a ver qué falta nos hace.
–Muy bien –dijo el monitor, que para mí que padece de optimismo–: ahora quiero que los adultos os pongáis en cuadrupedia, elevéis el brazo izquierdo con la mancuerna de cinco kilos en la mano, la pierna derecha con el step en pino puente inverso y hagáis flexiones con el brazo derecho mientras hacéis la declaración de la renta con el dedo gordo del pie izquierdo y cantáis la Macarena soto voce in crescendo piano piano si arriva lontano.
O algo así. Yo me perdí en el "muy bien", para qué nos vamos a engañar.
–¿Y los niños? –preguntó alguien.
–Los niños que jueguen con las pelotas.
–¿Puedo jugar yo también con las pelotas? –pregunté.
Es que me gusta tocar las pelotas.
–Claro, como prefieras –me dijo el monitor–. Pero entonces será como si no estuvieras haciendo nada.
Parece que al fin he encontrado la actividad perfecta para mí.