23 abril 2018

Los yogures

Dedicado con cariño y sin ironía al vecino que sí se preocupó y llamó a la policía, y a los dos policías que insistieron pacientemente puerta con puerta hasta asegurarse de que no se estaba maltratando a ninguna mujer en el edificio. 




Estaba yo tan tranquila sin meterme con nadie y durmiendo a pierna suelta cuando me despertaron unos gritos.
Francamente, y cuando digo francamente no tengo claro qué significa eso, despertar a una madre cuando está durmiendo debería estar penado por la ley.
Pero muy penado, en plan que vayas por la calle y la gente diga "uy, mira ese lo penado que va", y le contesten "es que despertó a una madre", "anda, pues que se joda entonces".
Como iba diciendo, oí los gritos y lo primero que pensé es que eran mis propios hijos míos, pero abrí un ojo legañoso y vi que tenía un niño dormido debajo de cada sobaco.
Que tampoco sería óbice para que gritaran porque el sonambulismo es fuerte en nosotros, pero en este caso no, estaban totalmente tocinetes los dos.
Los gritos no eran de los niños, sino de una pareja (presuntamente) que se estaba gritando de todo, dando portazos, tirando muebles, yo que sé. Debían de estar bastante lejos, porque tanto en nuestra planta como en la de arriba y la de abajo solo viven solteros y un matrimonio muy mayor.
Que no digo yo que los matrimonios mayores no se griten, pero en este caso el marido es sordo y mira, es verdad que los sordos también gritan pero ¿para qué? O sea, que es como perder saliva y tal.
Y esta pareja estaba gritándose a toda hostia, y lo mismo me tendría que haber preocupado, pero no me pareció que fuera la típica cosas de agresor-víctima, vaya, que los dos parecían estar bastante igualados con el tema.
Y yo estaba muy cansada.
Vaya, que con gritos y todo me volví a dormir.
Lo siguiente que sé es que alguien estaba llamando al timbre.
Llamaban insistentemente, y oí cómo ZaraJota se levantaba y preguntaba "¿Quién es?", con la misma voz que usa cuando cuenta el cuento de Caperucita y hace de la abuelita, deber ser para que si es un ladrón tenga claro que dentro hay alguien indefenso y eche la puerta abajo sin miedo.
Me levanté y abrí yo misma la puerta pensando mira, si es un ladrón que me lleve, que total yo lo mismo me duermo en mi cama que en el maletero de un coche, pero con este trajín no se puede.
Pero cuando abrí la puerta lo que me encontré fueron dos policías.
Ya ha empezado, pensé. Vienen a por los catalanes. Bueno, si se lo van a llevar que sea rapidito, que me caigo de sueño.
Pero los policías ignoraron a ZaraJota.
-Señora -me dijeron, mirándome fijamente-, ¿hay algún problema?
La pregunta me desconcertó un poco. De verdad, estaba MUY dormida. ¿Un problema de qué? ¿Dónde? ¿En mi casa? ¿En España? ¿En el mundo?
-Bueno -dije, con la voz pastosa de recién despertada-, se nos han acabado los yogures, y el niño si no hay yogur no desayuna, ¿sabe usted?
-...
-Es que está bajo de peso.
-¿No han oído ustedes voces?
-NO, SEÑOR, YO NUNCA OIGO VOCES Y SIEMPRE ME TOMO MI MEDICACIÓN.
-Una discusión, señora. Que si han oído ustedes una discusión.
-Ah, sí.
-¿Y no saben de dónde podía venir?
-De aquí no. 
-Entiendo -dijo el policía, y me dio la impresión de que lo que estaba entendiendo lo mismo acababa con ZaraJota en un calabozo, y no precisamente por catalán.
-Perdón, estoy muy dormida. Si la discusión hubiera sido cerca -les dije- los niños se habrían despertado con los gritos.
Y entonces la que hubiera gritado habría sido yo, añadí para mis adentros, pero de desesperación.
-Entonces, señora, ¿está usted segura de que no tienen ningún problema aquí?
-Bueno... - contesté-, está el asunto de los yogures...

7 comentarios:

Necio Hutopo dijo...

Y, al final ¿se supo quiénes estaban discutiendo? Pero,más importante, ¿conseguiste yogures?

Maribel dijo...

Cómo puedes despertarte por una discusión de pareja en el vecindario y no quedarte con la oreja pegada a ver de qué va la cosa???

Yo, como buena vecina-cotilla-vieja-del-visillo que soy, estoy siempre al caso de estas cosas, y si está mi marido nos miramos los dos con los ojos muy abiertos y cara de "no somos los únicos con broncas en la escalera". Nos esforzmos por escuchar los detalles y llegar a saber cuál es el motivo de la bronca para poder después opinar si la pareja va bien o no o si tienen alguna posibilidad de comerse los turrones juntos. Todo basado en especulaciones peregrinas e hipóstesis inventadas, por supuesto...

También es verdad que no tenemos hijos y eso da para poder estar ocupada con la vida de los demás... jajajaja

Besos!!!

Laaiin dijo...

Yo tuve unos vecinos que se gritaban mucho. Un día pusimos un vaso en el suelo para escuchar mejor y oímos que ella se quejaba...a ver cómo lo digo...bueno, ejem, como tu dirías que ella se quejaba porque el siempre quería jugar al parchis. Pero por la puerta trasera. Después de eso nunca más quise escuchar.

Genín dijo...

¿Y nunca se te ha pasado por la cabeza chantajear al pobre ZaraJota?
En plan, o me haces esto o digo a la poli que me has caído a hostias.
Ni se te ocurra eh????...jejejeje
Besos y salud

Isabel dijo...

Mis vecinos rondan los 80 y nunca he oído discutir a nadie como ellos. En la última el decía que ganas de verte muerta que tengo, a lo que ella contestó no te hagas ilusiones que soy yo la que te va a enterrar.
Ella se lamenta de no tener una escopeta "pa'pegarte un tiro y reventarte la cabeza"...

Maribel dijo...

Joder... qué vecinos más jugosos tenéis... discuten por cosas realmente morbosas o se odian de una manera tan auténtica y genuina como para que en la bronca salga la palabra "escopeta"...

Envidia que dáis...

;)

pseudosocióloga dijo...

¿De esto hay segunda parte, nooo?