El sábado me fui a cenar con
Sheena,
Towsend,
Sark y
ZaraJota.
Como casi siempre vamos a ese restaurante chino aberrante cuyo estilo decorativo se basa en la premisa de "pon muchos dorados que a los estúpidos occidentales les encanta",
Sheena propuso que por una vez podíamos ir a un sitio mono, y nos llevó a un local que de entrada nos pareció que estaba bien.
El problema es que había futbol, por lo que el camarero estaba ligeramente distraído y la camarera, pobrecilla mía, no daba abasto.
Lo primero fue el pan, que estaba duro.
No era dureza de "lo corté hace un rato y se ha resecado un poco", sino más bien una dureza de "acaparé reservas durante la gran hambre de los años 40 y todavía las estoy gastando".
Como una piedra, oyes.
Pedimos muy amablemente que nos lo cambiaran, y a partir de ahí, supongo que para compensar, cada vez que la camarera pasaba por nuestro lado nos traía otra cesta con pan.
Y no veas la cantidad de veces que pasaba, la chica, que yo ya no sabía que hacer con tanto pan.
A continuación vino la
fondue, que traía cuatro pinchitos para cinco personas, lo que estadísticamente no está mal, pero a nivel práctico es un poco molesto.
Sark se quedó uno y no lo usó, así que no me quedó más remedio que compartir otro con
ZaraJota mientras
Sheena y
Towsend se enzarzaban en una discusión sobre si comer
fondue es romántico o no.
-¿Qué tiene de romántico mojar pan en grasa fundida? -repetía
Towsend.
-¡¡¡Que compartes algo con la persona que te gusta!!! -decía
Sheena.
-Sí, ¡compartes grasa fundida!
-Pues a mí me parece romántico.
-Sí, a mí también -dije yo toda feliz. Lo que me callé hábilmente es que mientras me den de comer soy una mujer satisfecha.
-¿Ves? -dijo
Sheena-. A Lorz también le parece romántico.
-Pues a mí no.
-¿No? Pues a ver, ¿qué os parece romántico a vosotros?
Ejem.
No voy a repetir lo que tuvimos que oir
Sheena y yo, pero el resultado final fue que llegamos a la conclusión de que si queríamos una cena romántica tendríamos que salir juntas.
Jo.
A estas alturas ya nos habían traído la comida, se la habían llevado porque no era lo que habíamos pedido, y nos la habían vuelto a traer.
Además se nos había sentado al lado una pareja desde el principio nos llamó la atención porque era como si llevaran un letrero luminoso de "primera cita" brillando sobre la cabeza.
Que bonito, jo.
Sheena y yo, que nos habíamos quedamos un poco mustias después del asunto del romanticismo, nos dedicamos a mirarles de reojo.
Él escogió el vino...
Que bonitooooooo...
Ella se reía...
Que bonitoooooo...
Él se levantó a preguntarle al camarero que cómo iba el partido...
Que capullooooo...
Me hace a mí eso Pareja Actual Cuya Identidad Secreta No Desvelo Porque Me Avergüenzo De Él y de segundo me pido flambeado de criadillas de Pareja Actual.
Y con guarnición de gambas.
Yo pensaba que después de eso el tipo no podía meter más la pata, pero entonces se dedicó a hablar y hablar de él y lo mucho que se quería a sí mismo.
La pobre chica al principio sonreía educadamente, pero luego ya se hartó y poco a poco empezó a separarse de la mesa.
Yo estaba pensando seriamente decirle mira chica, esto lo escribes, lo mandas a
Quédate A Dormir y triunfas, cuando el engendro ese soltó su gran frase de la noche:
"Yo sabía que te gustaba desde la primera vez que me viste"
Entonces la camarera me puso una copa delante.
-Disculpe -le dijo
Towsend-, aunque empezamos a necesitarlo desesperadamente, no hemos pedido nada de alcohol.
Jo.
Empiezo a echar de menos el restaurante chino aberrante.
Pd:
-Esto hay que escribirlo.
-Sí.
-Somos unos enfermos, ¿verdad?
-Sin duda alguna.