-Espere, señorita, que tengo un vale descuento.
La viej... anciana saca un trozo de papel ultra arrugado, recortado (por el aspecto, con los dientes) de vete tú a saber qué revista. Lo cojo y desentraño la letra minúscula.
-Pero este vale no es para el pan de molde que usted lleva.
-¿Ah, no?
-No. Es para el integral, y el que usted lleva es del normal.
-Es que del integral no quedaba.
-Sí que queda -le digo-, espere, que se lo voy a buscar.
Cinco minutos más tarde regreso triunfalmente con el pan de molde integral en la mano.
-Es este.
-¿Ese?
-Sí.
-Es que ese no me gusta.
-Pues entonces no se lo lleve.
-¿No?
-Claro, ¿para qué va a comprar algo que no le gusta?
-Tiene razón -dice la viej... anciana-, me llevo el otro.
Menos mal.
-Uno con diecinueve.
-Y con el descuento, ¿en cuánto se me queda?
6 comentarios:
Pues esta clarisimo, se queda en dos con veinte... joeh, no es tan dificil!
ay hija, que paciencia tienes, yo la mando que si quiere se de un rulo a ver el pan, pero no voy ni de coña
"con el vale descuento le como el coño".
ya verás como nadie más quiere descuentos.
Que os gestione el sindicato el contrato fijo de un par de sicarios para ese super, por vuestra salud mental...
Y ese viej... digo ancian@ que coge número se va a dar una vuelta por ahí de un par de horas y vuelve justo cuando te va a tocar a ti dando gritos y diciendo que la juventud está muy mal, que él/ella con diez años ya trabajaban de sol a sol desmenuzando terrones, que vivieron el hambre de la guerra, que no hay respeto, que no hay decencia, que todo son hippies y desharrapados, que ahora nos da por estudiar en vez de dar el palo al agua...
Por cierto, un saludo Lorzagirl, que hacía mucho que no te leía. Un abrazo.
Por cierto, ya te he linkeado. Si tienes la merced de hacerlo lo mismo (si quieres, te apetece y todo eso que se dice).
En cuanto Hermano Pequeño esté aquí para echarme una mano te linkeo. Tengo un montón pendientes, es que soy más vagaaaaaa...
Un abrazo a ti también.
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