16 septiembre 2024

El tiempo que necesites



En primer lugar, me gustaría desmentir que me haya pasado todo el verano yendo al médico: también he pasado por la consulta de la enfermera. 
Otra cosa que he hecho ha sido tener cuatro trabajos diferentes.
Pero no a la vez, ¿eh?
Bueno, más o menos. 
Todo empezó porque tenía (¿tengo?) mi trabajo como autónoma pero como me gusta cobrar de vez en cuando (tampoco mucho, una vez al mes o así me va bien) también tenía un trabajito por cuenta ajena a media jornada. 
Entonces me ofrecieron un trabajo a jornada completa. 
Esto os va a sorprender porque le pasa a poca gente, pero a mí lo de trabajar todo el día no me gusta especialmente, o sea, tengo cosas mejores que hacer. Lo que sí me gusta, como decía antes, es cobrar de vez en cuando, especialmente si es cobrar mucho, y por ahí fue por donde me pillaron, que si no de qué. 
Así fue como empecé a hacer cosas terribles como madrugar y relacionarme con otras personas. Bueno, tampoco tanto porque teletrabajaba la mayor parte del tiempo. Pero, al parecer, lo poco que me relacioné fue suficiente para pillar la tos ferina, cosa que seguramente os sorprenda porque es un tema del que apenas he hablado los últimos meses.
No voy a decir que haya estado grave, pero he estado jodida. Como los que me seguís en la red social anteriormente conocida como Twitter seguramente habéis deducido por el humor del que he estado todo el verano. Pero bueno. Mis disculpas a los damnificados: mi única excusa es que he estado realmente jodida. Aunque no lo hubiera estado, al parecer es bastante contagiosa y se puede llevar por delante a las personas de riesgo, así que me tuve que coger la baja cuando no llevaba ni un mes trabajando.
La empresa se portó fenomenal. "Tómate el tiempo que necesites". "Lo importante es que te pongas bien". "No te preocupes por nada". "Te estaremos esperando".
Efectivamente, me estaban esperando: en cuanto me reincorporé me dieron la patada.
Por zoom.
-Tu desempeño del último mes -me dijeron- ha sido inferior al esperado.
-Pero si no he venido a trabajar.
-Tu rendimiento ha sido mucho inferior al de tus compañeros.
-A lo mejor es porque ellos han estado trabajando y yo no.
-Francamente, esperábamos más de ti.
-Yo también esperaba estar sana, la vida te da sorpresas.
-A veces estas cosas pasan, no es culpa de nadie.
-¿Que no es culpa de nadie? Pero si la compañera que se sienta justo al lado de mí avisó de que sus dos hijos estaban con tos ferina grave, ella misma ha tenido síntomas leves, pidió teletrabajar todos los días para no contagiar a nadie, y le dijisteis que no porque "sentaría un mal precedente". Literalmente es culpa vuestra. 
-No puedes demostrarlo.
De verdad que dijeron "no puedes demostrarlo". Como un malo de Scooby Doo. O sea, "no puedes demostrarlo". Que, ciertamente, no puedo. Pero cuando te has pasado días enteros al lado de una persona haciendo cof, cof, que tos más rara tengo, una llega a conclusiones, no sé, llamadme loca.
Mi entonces jefe y el responsable de recursos humanos seguían en la pantalla diciendo cosas cuando ZaraJota abrió una rendijita de la puerta, me señaló el carro de la compra y me dijo muy bajito:
-Me voy a la calle. 
-Mira qué casualidad: yo también. 



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Comprad mis libros, a ver si me quito de madrugar.