03 junio 2024

A la hora en punto


 
Vosotros no lo sabéis porque no os lo he dicho nunca, pero mi gato está gordo fuertecito.
Cuando llegó a mi casa pesaba, según su cartilla, 13,5 kilos, que es un peso muy razonable si eres, pongamos por caso, un tigre, pero empieza a ser un poco demasiado para un gato.
El veterinario me echó la bronca como si lo hubiera cebado yo, pero claro, supongo que me vio gorda y la gordura es como el mariconismo, que se pega por contacto, así que dio por hecho que la culpable era yo.
Esto me sentó regular tirando a mal y me tomé como un reto personal que el gato recuperara su peso ideal.
Bueno, su peso ideal no, porque según el veterinario su peso ideal son 7 kilos y a mí me parece que un gato con esta envergadura (jajajaja, en verga dura, jajajaja) si se queda en 7 kilos va a ir desmayándose por las esquinas. 
Así fue como llegó a nuestras vidas el dispensador automático o, como lo llama Patch, el dispiensador.
Al gato, que le retiráramos el comedero y le pusiéramos aquello no le hizo ninguna gracia.
Podría decirse que se cagó en mis muertos pero en realidad donde se cagó fue en mis zapatos. 
Dentro, en todo el medio.
Jamás una mierda de gato había sido depositada con tanta precisión.
Al menos, pensé, el gato sabe quién manda en esta casa.
Los zapatos salieron de nuestras vidas pero el dispensador se quedó.
Más o menos.
Porque el primero vino con un pequeño defecto de fábrica y se adelantaba más o menos un minuto en cada toma, y como eran seis tomas (muy pequeñas, eh) al día se adelantaba seis minutos al día, y a los diez días ya era una hora, y al más ya estaba tomando siete tomas en vez de seis, y a los dos meses ha eran ocho.
Que no es que el gato se quejara.
Él lo llevaba con resignación. O sea, se estaba poniendo gocho, como para quejarse.
Pero a nosotros nos pareció que aquello estaba empeorando el problema, reclamamos al fabricante y nos devolvieron el dinero, que no la paz.
Entonces fue cuando nos regalaron otro dispiensador.
Este funciona perfectamente y además el depósito es tan grande que podemos olvidar de rellenarlo durante semanas.
A veces demasiado.
Hace unos días me desperté a las seis de la mañana con muchísimas ganas de hacer pis.
Esto es raro, porque una de las tomas del dispiensador es a las dos de la mañana, y después de comer el gato siempre necesita desalojar, y cuando necesita desalojar siempre me despierta para que le abra la puerta de la terraza, y yo todas las noches a las dos de la mañana me levanto, voy a la cocina, le explico al gato que la puerta de la terraza está abierta, que es corredera, el gato me dice "ah, sí", y yo ya aprovecho que estoy de pie aprovecho para hacer pis.
Por eso era raro que me despertara a las seis de la mañana con ganas de hacer pis, porque normalmente ya lo tengo hecho de las dos.
Pero ese día el gato no me había despertado.
Pensé que por fin había aprendido a distinguir los estados "abierto" y "cerrado" de la puerta de la terraza y me regocijé en todas las noches de dormir del tirón que me esperaban por delante. El gato, mientras tanto, maullaba delante del comedero.
-No toca hasta las ocho.
-Miau.
-Quedan dos horas.
-Miau.
-Ni miau ni miou, Comes cuando te toque.
A las ocho, el gato se puso pesadísimo pero yo llegaba tarde a trabajar y no le hice ni caso.
A las dos, el gato se puso pesadísimo pero ZaraJota llegaba tarde a recoger a los niños y no le hizo ni caso.
A las ocho (de la tarde) el gato se puso pesadísimo de nuevo.
-Acabas de comer.
-MIAU.
-Hasta las dos no vuelve a tocar.
-MIAU.
-No es culpa mía, es el dispiensador. El malo, el dispiensador, es maaalooo.
Al gato no le convencieron mis argumentos de peso y siguió dando la turra. Como nunca. Se frotaba contra mí, maullaba como un descosido, agredía al dispiensador (le hacía el medievo, que diría también Patch)...
-Tu gato está tontísimo. 
ZaraJota Vino a Ver. 
Cuando ZaraJota Viene a Ver pasan cosas.
-Lorz, el dispiensador está vacío.
-Uy...
-Con razón está tan pesado, se ha debido saltar una toma.
Sí, sí, una.


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El problema de escribir libros es que luego pretendes venderlos. pretendes venderlos.