23 diciembre 2019

El tronco de navidad



Seguimos de #lorzfunding pero hoy os voy a contar otra cosa, por variar.


Pues esto os va a sorprender, pero hay gente que todavía no ha oído hablar del Caga Tió.
Y eso que hará como diez años o así lo expliqué perfectamente aquí.
Venga, que os lo resumo: el Tió es una tradición navideña catalana que consiste en que a principio de diciembre en las casas ponen un Tió, un tronco gordote con una cara sonriente pintada y una barretina, que cubren parcialmente con una manta. Todas las noches se le da de comer, y el Tió va engordando debajo de la manta hasta que llega navidad. Entonces los niños de la casa golpean al Tió con un palo mientras cantan una bonita canción que viene a decir algo así como “Caga, tronco, caramelos y turrón, y si no cagas pronto te daré con el bastón”, que si me preguntas a mí no solo es extorsión con violencia, es que además hay que ser muy cínico para amenazar al pobre Tió con que “le darás" cuando le estás curtiendo a palos en directo, pero bueno.
Total, que se termina la canción, se retira la manta y el Tió ha cagado regalitos.
No es broma.
Si no me creéis a mí, creed a Viggo Mortensen, que lo explica mucho mejor porque es Viggo Mortensen y todo lo hace bien:



Pues el caso es que lo del Tió será muy tradiciónal y muy bonito pero si te paras a pensarlo fríamente lo mismo no es para todos los públicos. Es decir, fomenta el maltrato al a flora local, el comportamiento violento, el uso indiscriminado de un palo, la escatología (esto, para los catalanes, no es necesariamente malo porque están OBSESIONADOS con la caca, de verdad os lo digo) y las amenazas, todo ello premiado con regalos.
No sé yo.
A decir verdad, lo que más me preocupaba era lo del palo. Vaya, que mis hijos ya van a urgencias lo suficiente sin que haya palos de por medio. Y yo también.
Por eso cuando ZaraJota me dijo que había apuntado a los niños para hacer el Tió en una librería decidí que alguien tenía que poner un poco de sensatez en el asunto.
–¡Me pido no ir! –dije. Porque yo sensatez no tengo mucha, pero de instinto de conservación voy sobradita.
–Pero Lorz, seguro que a los niños les encanta.
–Pues por eso, mejor que vayas tú y lo disfrutes.
–Pero...
–Lleva casco.
–...
–Y coquilla.
Y así fue como ZaraJota se fue a hacer el Tió con los niños y, sorprendentemente, volvió de una pieza.
–¿Qué tal ha ido?
–Bueno, al principio regular porque cuando le dije a Nena-chan que íbamos a hacer el Caga Tió pensó que los íbamos a hacer de verdad, ya sabes, en plan manualidades.
–Ya veo.
–Pero en cuanto vio que iba de dar palos y recibir regalos se animó. ¡Se lo han pasado genial! Me han dicho que querían hacer el Tió en casa también.
En aquel momento nos llegaron las vocecitas de los niños desde su habitación.
–Nena-chan, ¿jugamos a hacer el Tió?
–Síííí.
–¡Me pido ser el que pega!
–¡Pues yo me pido ser el que caga!
De pronto lo del palo es lo que menos me preocupa.








Feliz navidad, personas y personos.

3 comentarios:

Necio Hutopo dijo...

Entiendo tu preocupación, sobre todo por el asunto de que los niños son medio catalanes y el gusto por la escatología que comentas... Ya me puedo imaginar el tipo de regalos que resultaría de este juego.

Genín dijo...

Que obsesión con la mierda tienen los catalanes...
¡Felices fiestas!
Besos y salud

pseudosociologa dijo...

Juas, juas, juas....
Vivo en Barcelona y me niego a hacer todo el paripé.
Le dejo las chuches x la noche y nos ahorramos la paliza y la escatología.