21 octubre 2019

Los pelos del culo abrigan

El sueño de mi vida era depilarme las ingles con láser.
Bueno, no.
En realidad el sueño de mi vida era que me dieran un Oscar, me da igual en qué categoría (siempre que sea una de las chulas, no de las que dan durante los anuncios), subirme al escenario, decir que no me lo esperaba, que no tengo nada preparado... y sacarme del escote un taco de papel continuo con el guion de unas seis horas de discurso.
Pero, a falta de Oscar, lo de depilarme las ingles con láser podía valer.
Así que me fui a uno de esos sitios de aspecto inocente donde te prometen librarte del pelo de las ingles para siempre y dije:
–Hola, quiero depilarme las ingles con láser.
–Muy bien, muy bien, pero no hacía falta que se bajara los pantalones todavía.
–Ah.
–Mire, la depilación de las ingles sale a treinta euros la sesión, pero ahora mismo tenemos una oferta para zona íntima que sale muchísimo más barato y que te incluye el pubis y la zona perianal.
–¿La zona periQUÉ?
–Perianal.
–...
–El culo.
–Ah... pero yo no tengo pelos en el culo.
–Créeme: todas tenemos pelos en la zona perianal.
Le dije que me lo pensaría y me fui a casa a mirarme el culo con un espejo a darle vueltas al asunto.
No estaba segura de querer hacerme la depilación definitiva de la zona perianal.
Primero, todavía no estaba convencida de tener pelos en el culo porque por más que me retorcí espejo en mano no vi ninguno.
Segundo, me daba la impresión de que quemarse los pelos del culo con láser tenía que doler infinito.
Y tercero, pero no por ello menos importante, no me quitaba de la cabeza las sabias enseñanzas del refranero español: Digan lo que digan, los pelos del culo abrigan.
Por supuesto, y como seguramente la señora de la clínica había previsto, al final pesó más el argumento de la oferta, y un maravilloso día me fui a que me depilaran tó lo de abajo con láser.
La verdad es que iba muy tranquila. Es cierto que para cualquier persona normal, desnudarse de cintura para abajo, subirse a una camilla y que una desconocida te haga cosas (dolorosas) en los bajos puede resultar un poco violento, pero claro, yo no soy una persona normal: soy una madre. Cuando has pasado por dos embarazos, lo de subirse a una camilla y despatarrarse con el matojo al viento ya es que ni te altera.
¿Y las descargas del láser?
Por favor. Por ahí ha pasado una cabeza. Y QUÉ CABEZA.
Así que la depilación frontal la llevé razonablemente bien y ya estaba dispuesta a levantarme de la camilla cuando la depiladora me dijo:
–Espera, que falta la zona perianal.
–No, no, si no hace falta.
–Mujer, ya que la has pagado.
–PUES SI LA HE PAGADO LA QUIERO.
Que no se vive una década con un catalán sin que se te pegue algo.
–Muy bien, pues ponte boca abajo.
Yo me puse boca abajo con muy buena disposición porque nunca hay que llevarle la contraria a una persona que está a punto de achicharrarte el ojete con un láser.
–Separa las piernas...
Y las separé, lo que pasa es que yo soy así como de carnes abundantes y culo prieto (la zumba es muy mala para eso) y claro, allí no se veía el fondo, así que la pobre criatura tuvo que apartar los cachetes con gran dificultad y, sospecho, mantenderlos separados apuntocándolos con un palo.
Entonces tuvo que rasurar con maquinilla porque a ver, aquello debía ser como la selva virgen, jamás tocada por cera, maquinilla o pinza de depilar alguna. De ahí salió pelo como para rellenar una almohada, creo, y digo creo porque yo no lo vi, porque seguía boca abajo con el culo en pompa, pero me hago una idea aproximada porque de pronto vi a la esteticista enchufando una aspiradora de mano y dirigiéndose hacia mi trasero con cara de determinación.
Y después de eso vino el láser.

Cuando la buena mujer terminó y mis cachetes volvieron a reunirse, me senté en la camilla y me puse a mirar el vacío mientras me replanteaba mi vida.
O sea, ¿quienes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿De verdad era tan necesario que me depilara el ojete?
Entonces la esteticista me dijo:
–Bueno, te dejo sola para que te vistas.
Claro, no vaya a ser que sienta mi intimidad invadida o algo así.

10 comentarios:

Yolanda dijo...

Te recuerdo que después de rasurarte el vello con maquinilla, cuando vuelve a crecer, PICA. No digo más.

Viñu dijo...

Has tenido tu propia ortoepifanía?

María dijo...

Ayyy pues yo voy a lo mismito el miércoles, y lo mismo fue, "mujer si son solo 5€ más" y caí, y ahora tengo las mismas dudas existenciales que tú 😅😅

Necio Hutopo dijo...

Esto me ha recordado muchísimo un relato clásico del clásico Ibargüengoitía, "La ley de Herodes"... No sé bien por qué

Carmina dijo...

Yo no me lo haría sin preguntar antes a un médico. Pero qué idiota soy, si ya está hecho. QUE LO DISFRUTES CON MUCHÍSIMA SALUD.

Genín dijo...

Eres una criminal!!!
Me duele toda la barriga, la cintura, en fin, TÓ, de tanto reírme.
Pos na, solo desearle a Zarajota que lo disfrute...jajaja :)
Besos y salud

pseudosociologa dijo...

¿Te has planteado que con la edad TODO cae y el pavo colgando sin pelo da mucho repelús?.
De todas maneras a mi me cobraron muchísimo más(solo por las ingles)y después de que el buen doctor me quemara...me volvió a salir.

lorzagirl dijo...

Yolanda, no me dejaron al 0, yo diría que al 2.

Viñu, nunca mejor dicho.

María, esperamos con emoción tu crónica del suceso.

Hutopo, ni idea, saldrían culos...

Carmina, mira, voy al médico y le cuento esto y acabo encerrada en un asilo mental.

Genín, ZaraJota no sé, porque siempre que intenta mover ficha nos interrumpe algún niño. Nene-kun se me metió en el baño hace un par de días mientras yo atendía una llamada de la naturaleza y le dijo que yo le gustaba más que papá porque no tengo pelos en el culete.

Pseudosocióloga, que no me he quedado calva...

Maribel dijo...

Yo solo tengo una cosa que aportar. Si os vais a hacer el láser en el papo, hacedlo de jóvenes porque las canas no se quitan con el láser. Me lo ha contado una amiga...

:)

María dijo...

Respecto a la frase "Todos tenemos pelos en el culo", una cosa de mi adolescencia. Yo con 14 años quería llevar minifaldas minúsculas, y mi padre decía que no, que con esa ropa se me iban a ver hasta los pelos del culo. "Yo no tengo". Frase resonante con voz de padre y vergüenza adolescente por si los vecinos lo habían oído todo.