24 diciembre 2018

Solo sé que no sé nada, 3

Previously in Lorz...
Si alguna vez necesitáis una coartada, no se la pidáis a la Tita del Cuerto y del Sur y de Todos los Santos.


Cuando llegamos a casa de la Tita, ella estaba, mira qué casualidad, a punto de ponerse a decorar la casa, y tenía todos los adornos navideños perfectamente organizados en la mesa, que parecía aquello un especial del ¡Hola!.
-Niños, ¿queréis ayudarme a decorar el árbol?
-¡Siiiiii!
-Lorz, tú no.
-Jo.
Desde que tengo hijos todo el mundo se empeña en tratarme como un adulto, es horrible.
-Bueno, niños, esperad un momento que traigo el árbol.
Los niños se quedaron en el salón expectantes hasta que mi tía apareció con, no sé cómo explicarlo mejor, cuatro ramas peladas y blancas metidas en un jarrón de cristal.
Muy bonitas. Muy de catálogo de decoración.
Pero lo que se dice un árbol, como que no.
A los niños se les cayó la mandíbula hasta el suelo. O sea: la decepción. Nena-chan es una optimista de la vida, pero en aquel momento estaba claro que ni siquiera ella se sentía capaz de arreglar aquello. 
-Eh... ¿Tita? -dijo-. No tiene hojas.
Que lo mismo es que la Tita no se había dado cuenta, ¿eh? No perdamos la esperanza.
La tita miró el jarrón.
-Ya, es que no es un árbol-árbol. Son unas ramitas, de decoración. Queda muy fino y elegante.
Los niños miraron a la Tita, intentando decidir si se había vuelto loca o se estaba burlando de ellos.
-Ajá.
-A... a mí me gusta mucho, ya verás que bien queda.
La Tita estaba perdiendo convicción, probablemente porque mi madre y yo nos estábamos riendo de la situación disimuladamente.
Bueno, disimuladamente no.
Ahí, en toda la cara de los tres.
-Bueno -insistió la Tita-, vamos a decorarlo, ya verás qué bien queda.
-¿Tienes bolas?
-Eh... no... eh... yo le pongo unos... adornitos... mira.
-¿Todos son rojos?
-Sí, rojos y dorados. Queda muy fino y elegante.
Nena-chan suspiró: ni hojas, ni bolas, ni colorines... Eso ni era un árbol de navidad ni era nada. Pero ya os he dicho que es una optimista de la vida, así que ayudó a mi tía a decorar aquello, y Nene-kun siempre imita a su hermana, así que "decoraron" el "árbol" y les quedó muy bien.
Muy fino y elegante.
-Ahora me vais a ayudar con el belén.
-Vale.
Las cosas como son: a esas alturas Nena-chan desconfiaba.
-Las figuritas ya están puestas -dijo mi tía, porque una cosas es el amor a los sobrinos y otra dejarles manipular figuras de cerámica pintadas a mano-. Pero me podéis ayudar a echar un poquito de nieve por encima.
Mi tía sacó entonces una bolsa de nieve de porexpán, la abrió, cogió un pellizquito y los espolvoreó suavemente sobre las figuritas del belén.
A los niños se les pusieron los ojos como bolillas. Agarraron la bolsa, empezaron a coger nieve a puñaos y a arrojarla en plan temporal sobre el belén.
Había nieve por todas partes.
POR TODAS.
Si la Virgen llevara bragas, se había encontrado nieve debajo.
La nieve superó la repisa donde estaba el belén, inundó la de abajo, llegó al suelo, y se expandió por la casa, afectando especialmente a la ropa y al pelo de los niños.
Cuando la bolsa se quedó vacía, los niños me llamaron.
-Mira, mamá, ¿a que ha quedado bonito?
-Uy, sí, precioso.
Muy fino y elegante.

4 comentarios:

Genín dijo...

¡Muy fino y elegante! jajajaja
¡Felices fiestas!
Besos y salud

viñu dijo...

Fino y elegante me parece que en el Puerto de Sta. María, a tus hijos les van a dejar una escoba a cada uno. jajaja.

Anónimo dijo...

Muy fino y elegante.

En este año he decidido solamente felicitar a la gente que me cae bien y es importante en mi vida, pero al final os voy a enviar mensajitos a los de siempre.¡Feliz Navidad!

-----------no pierdas nunca tu sentido del humor preciosa

Necio Hutopo dijo...

Bueno, sin lugar a dudas ha sido una blanca navidad.