01 octubre 2018

Lo del wifi, 5

Previously in Lorz...
Llevas un router en el bolsillo os es que te alegras de verme.

Pues al día siguiente decidimos irnos todos en comandita a la piscina.
Bueno, todos no.
-Lo he mirado en internet -dijo mi padre, que no dejaba pasar ocasión de presumir de que el sí tenía conexión- y hay un 10% de posibilidades de lluvia.
A nosotros nos entró la risa floja porque somos de Córdoba, o sea, un 10% de posibilidades de lluvia es como cuando haces un examen y te ponen un 1 por poner el nombre.
Lo que viene siendo el premio de consolación.
Así que mi madre, la Tita, Hermano Mediano, Hermano Pequeño, Nena-chan, el artista antes conocido como Bebé-kun y yo nos fuimos a la piscina, y mi padre se quedó rumiando que él no iba porque seguro que llovía y él no iba.
La piscina está a una distancia razonable: según google maps, un kilómetro y medio.


Lo que no te dice google maps es que a la vuelta es un kilómetro y medio cuesta arriba.
Sí, a la vuelta. Cuando ya vas cansado y empapado y cargando con todas las toallas mojadas y uno o dos niños dormidos.
Pensando en esa circunstancia, nos habíamos hecho con un vehículo de tracción animal, siendo normalmente el animal ZaraJota.

Por desgracia, en cuanto apareció mi familia ZaraJota recordó que tenía un compromiso urgente en Madrid, así que tuvimos que probar otras alternativas, algunas de ellas no muy acordes con la Declaración Universal de los Derechos de los Niños.

O sea, que el animal acabé siendo yo. 
Total que aquel día llegamos a la piscina, instalamos el chiringuito: aparcamos el carro, extendimos las toallas, sacamos la merienda, nos quedamos en bañador, nos pusimos los zapatos de bañarse en el río sin sufrir lesiones permanentes, hinchamos los manguitos... y empezó a chispear. 
Miramos alrededor: los nativos ni se alteran. 
Luego nos dimos cuenta de que los nativos van a la piscina en coche y si de pronto se desatan las furias del infierno no tienen más que subir al coche y en tres minutos están en casa. 
Pero en aquel momento solo vimos que ellos no se movían, y que nosotros no íbamos a ser menos. 
Entonces empezó a tronar. 
Ahí ya no empezamos a poner nerviosos porque una cosa es mojarse y otra cosa electrocutarse.
Pero los nativos seguían sin moverse. 
Por suerte en aquel momento el artista entonces conocido como Bebé-kun empezó a amoratarse y temblar y pensamos: Nos vamos, pero por el niño, pobrecito, que está helado. 

No tenemos miedo, nos vamos porque queremos.

Total, que empezamos a subir la cuesta con el carrito, los niños, la impedimenta, mi madre que está fatal de lo suyo, la Tita que está fatal de lo suyo, Hermano Mediano que está fatal de lo suyo, Hermano Pequeño que está fatal de lo suyo... y como a mitad de camino empieza a diluviar
Y mi madre, que no ve una m**rd* dicho sea de paso, otea el horizonte y dice: 
-¡Refugiémonos debajo de aquel árbol! 
A lo que Hermano Mediano, que habitualmente es puro zen pero todo en la vida tiene un límite, le contesta: 
-CLARO QUE SÍ, MADRE, EN MITAD DE UNA TORMENTA ELÉCTRICA, SUBIDOS A UN CERRO Y DEBAJO DEL ÚNICO ÁRBOL, A VER SI SALIMOS EN LAS NOTICIAS. 
A mí lo de salir en las noticias me parecía bien, pero se ve que mi familia es tímida y decidieron seguir adelante, que total estábamos empapados, qué más daba ya. 
Una señora que estaba en la puerta de su chalet observando el apocalipsis nos ofreció refugio hasta que pasara la tormenta, pero muy dignamente le dijimos que no.  
-¿Tormenta? ¿Qué tormenta? No habíamos notado nada. 
Entonces fue cuando empezó a granizar. A LO BESTIA. Unos granizos como cerezas, que se note que estamos en el valle del Jerte. 
Los granizos rebotaban y se colaban dentro del carrito, que ya tenía como dos dedos de agua en el fondo. 
Quizá fue ese el momento en el que entramos en pánico. 
Hermano Pequeño, que en esa ocasión se había ofrecido amablemente a tirar del carrito, empezó a CORRER. 
Pero a CORRER A SACO. 
Yo iba como a 100 metros detrás suya, gritándole que parara, pero no me hacía ni caso. Qué velocidad. Luego se queja de que se le cargan las piernas. 
Le alcanzo como a diez metros del pueblo. Hay que cruzar la calle, pero no hay calle: solo hay agua, como a treinta centímetros de altura. 
-¿Qué hacemos? -pregunta. 
-Cruzamos, pero deja que te ay...
Hermano Pequeño sale disparado tirando del carrito, lo hunde en el agua, cruza la calle y lo sube a empujones por el otro lado. 
-Uy -dice. 
-¿Los niños están bien? ¿Qué pasa?
-Nada, creo que se te ha roto el carrito. 


Ahora será culpa mía.
Estamos mirando la rueda con cara de pasmo mientras nos chorrea agua por la cara cuando nos ofrecen refugio otra vez. Una pareja nos deja pasar a su portal, nos da toallas, nos arregla la rueda...
-Podéis quedaros aquí hasta que pare de llover -nos dicen.
Entonces se me acerca Hermano Mediano.
-Oye, ¿estás bien? ¿Los niños están bien?
-Sí, sí. Están un poco asustados pero bien.
-Vale, pues yo me piro que mi sudadera es impermeable.
-¿QUÉ?
Pero Hermano Mediano ya no me oía. Iba calle adelante, con su sudadera impermeable. El muy c*br*n.
Bueno. Una tormenta tan intensa no podía durar mucho, así que poco a poco empezó a escampar.
Nos despedimos de la amable familia y recorrimos los escasos cien metros que nos quedaban. En la puerta de la casa, perfectamente sequito y con una sonrisa de oreja a oreja, nos estaba esperando mi padre.
-¿Qué, os ha pillado la tormenta?
-No, es que hemos estado libando rocío con las hadas, no te j*d*.



Continuará...








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5 comentarios:

pseudosocióloga dijo...

¿Y tu padre no podía haberse acercado con el coche a por vosotros en cuanto empezó a chispear?...digo yo...

Necio Hutopo dijo...

Bueno, al menos les han arreglado el carrito.
A todo esto ¿qué pasó con Hermano Mediano? Lo último que supimos de él es que se alejaba bajo la lluvia con su sudadera impermeable, pero no parece haber llegado a casa, donde al parecer sólo se encontraba Lorzapadre.

viñu dijo...

Pues ya sabéis para la próxima, que tu padre es el único que controla el clima local, y además es "el amo de la wifi"

Genín dijo...

Me imagino como habrá disfrutado tu padre con la tormenta...jajajaja
Y aunque no lo demostrara, por dentro debía de tener un descojono descomunal...jajaja
Os está bien por despreciarnos, a los abuelos digo, y nuestras previsiones...jajaja
Ala, ajo y agua...jajaja
Yo disfruto tanto como tu padre...jajaja
Besos y salud

Anónimo dijo...

Muy divertido, como siempre. Pero, en el valle del Jerte no estabais, la Vera no es el Jerte��