03 julio 2017

La cocina del infierno, parte 3

Previously in Lorz…
Sin wifi no se puede vivir. 


Había todavía una cosa más. Para que el electricista, el fontanero y todos los demás pudieran hacer su trabajo, teníamos que despejar toda la pared del salón a la que normalmente llamamos “cocina”.
Que no es que sea mucho, la verdad sea dicha.
Pero cuando salí del trabajo descubrí que había refrescado un poco y se podía andar por la calle sin morir, así que se me olvidó del todo que tenía que ir a casa rápido para despejar la cocina y me entretuve haciendo recados, y en vez de llegar a casa a las cinco y media llegué raspando las siete.
-Mierdaaaaaaaa –dije cuando llegué a casa y vi todos los muebles y cosas en el mismo sitio de siempre.
-Ya -dijo ZaraJota.
-BLUUUUAAAAAAAARP –dijo Bebé-kun. Y a partir de ese momento ya no paró de potar, o, para usar la sofisticada expresión de Nena-chan, “gomitar”.
Nena-chan siempre ha sido de “gomitar” (aunque cuando lo hace ella lo llama elegantemente “escupir”) y está más que acostumbrada, pero el pobre Bebé-kun nunca ha comido lo suficiente para echar nada, y estaba bastante pasmado con que le salieran cosas de la boca, y cada vez que echaba salía corriendo en la dirección opuesta, esparciendo… amor a su paso.
Me puse a despejar la cocina mientras ZaraJota iniciaba un ciclo de niño vomita, corre, lo limpio, vomita, corre. Os ahorraré los detalles: lo único que se salvó de la lluvia de fluidos corporales fue la cocina, ysolo porque como yo la estaba moviendo era más difícil acertar.
Debían ser como las diez de la noche o así cuando terminé con el realojo de todos nuestros artefactos de cocina, y la limpieza de la superficie correspondiente. Entonces volví a prestarle atención a ZaraJota.
-Bebé-kun no para de devolver. Estoy esperando a que pare para limpiar… ya sabes, TODO.
Me asomé a la habitación para ver cómo estaba aquello, pero no hizo falta porque solo con el olor ya me lo podía imaginar.
-Me lo llevo a urgencias -le dije.
 -Puedo ir yo. Total, si allí lo único que hacernos es esperar sentados.
-¡PIDO YO! ¡PIDO YO! ¡PIDO YO!



Continuará...

4 comentarios:

Necio Hutopo dijo...

Seguro que ya te extrañaban en urgencias

Mi Álter Ego dijo...

Es que, en vista del panorama, la sala de espera de urgencias es una bendición. Espero que se haya recuperado. Besotes!!!

Genín dijo...

jajajaja Eso no es un bebé, eso es una sofisticada máquina de gomitar masiva...jajaja
Besos y salud

viñu dijo...

Di que si, que el niño necesitaba consuelo después de tanto "escupir" y nada como la teta y de eso eres la única suministradora.