06 enero 2015

El roscón de reyes

El domingo pasado toda mi familia se vino a comer a mi casa sin motivo aparente.
Estábamos ya con los postres cuando empezamos a planear la merienda del día de reyes, porque mi familia es así: en cuanto ve que una comida se está terminando empieza a pensar en la siguiente.
-Yo compro el roscón -anunció mi madre-, que el del año pasado estaba malísimo.
-El del año pasado lo compraste tú -le dije, pero en bajito porque no hay que confundir sinceridad con suicidio.
-¿Cómo os gusta?
Mis hermanos y yo nos miramos como de soslayo, porque gustar, lo que se dice gustar, el roscón de reyes no nos gusta a ninguno, y solo nos lo comemos porque mi madre lo compra y luego empieza con "¿para esto compro yo el roscón, para que no os lo comáis?" y nos lo incrusta en el gaznate ayudándose con un palo.
-A mí no me gusta -declaré, pero en bajito porque no hay que confundir sinceridad con suicidio.
-A mí me gusta sin nada -anunció mi madre, y entonces nos dimos cuenta de que ya no servía de nada objetar porque había cogido carrerilla y estaba soltando el discurso de todos los años-, pero claaaaaro, a vosotros os gusta con mucha nata, venga nata, de verdad, que no sé como a la gente le puede gustar con tanta nata...
Obsérvese como de pronto éramos "gente".
-Que no nos gusta.
-O trufa. La manía con la trufa. Claro, como a vosotros os gusta todo bien cubierto de chocolate...
Mi madre cree que nos alimentamos básicamente de chocolate. Que adoramos el chocolate. Que olemos chocolate y nos hacemos pis de gusto encima... Vale, esto último puede que sea cierto.
-La trufa no es chocolate. Y me gusta menos que el roscón. Si cabe.
-Pues yo de trufa no lo compro. Voy a comprar uno sin nata para mí, que no me gusta tanta tontería, y otro con nata para vosotros.
Mi madre es que desde que es terrateniente se ha visto poseída por el espíritu del capitalismo. Vaya: un roscón para ella y otro para compartir entre siete, en fin...
-¿Madre, no crees que es un reparto un poco... desigual? -le dije, pero me ignoró vilmente porque los capitalistas son así.
-Pero con nata de verdad, ¿eh? No CHANTILLÍ de ese.
Mi madre es una optimista de la vida y no conoce el rencor o el odio. Casi. Pero el chantillí siempre saca lo peor de ella. Mis hermanos y yo nos miramos nerviosos. Presentíamos el desastre.
-Lo que prefieras.
-Que te lo venden como nata, y cuando vas a comértelo no es nata, es CHANTILLÍ de ese. Y el CHANTILLÍ no es nata: es CHANTILLÍ. No sabe igual: ni se le parece. Anda que no está malo. Y a la gente le encanta, pero eso no es nata. Y YO LO QUIERO CON NATA.
-¿No habías dicho que el tuyo era sin nada?
Mi madre se quedó desconcertada unos segundos y aproveché para sacar el café y unas galletitas.
Ilusa de mí, entre las galletas había oreos.
A Hermano Pequeño se le iluminó la cara y comentó el elaborado ritual que implica comer oreos: coge una, quita la galleta de un lado, lame el relleno mientras lanza gemidos de puro placer...
-¿Eso que es? -preguntó la Tita del Puerto, que también estaba presente.
-Una oreo.
-Yo no sé cómo os puede gustar eso. 
A la Tita del Puerto no le gustan las oreos.
-Más hay para mí.
-Es que los niños ven eso negro y se piensan que es chocolate -intervino mi madre, ajena al hecho de que Hermano Mediano va a cumplir treinta años y a estas alturas ya conoce perfectamente la composición de una oreo.
-Me da igual, está buenísima.
-¿Y lo de dentro qué es?
Hermano Pequeño dio otro lametón y fingió pensarlo durante unos segundos.
-Es... CHANTILLÍ.
Es que Hermano Pequeño todavía confunde sinceridad y suicidio.

11 comentarios:

Necio Hutopo dijo...

Bueno, acá comemos roscA de reyes, no roscón... Y mola un huevo.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/f0/Rosca_de_reyes_M%C3%A9xico_02.jpg

El ojo que todo lo lee dijo...

En mi familia pasa más o menos lo mismo. Al principio se compraba de todo en Navidad, pero del gusto de mis padres. Cuando se jubilaron se empezó a hacer dos de cada, uno al gusto de ellos y otro al gusto ¿de sus hijos? NOoooo, de los nietos, que la generación de los hijos ni importa ni puede tener opinión.

Las Navidades en casa LaPuri y LaPili es un desconcierto, porque ves a la familia rebuscando entre todos los platos de la mesa lo que le puede gustar a cada uno...y ver como se sientan cerca del plato objetivo...el nuestro, que somos unas grandes clasistas es el de los Langostinos y canapiés...jajajaj

Kiss

La Estupenda

Anónimo dijo...

Jajajajaja tendré que empezar a no confundir sinceridad con suicidio. Gran frase ;)

Genín dijo...

A mi me gusta con NATA, CHANTILLÍ no, de todas maneras como me gusta comerlo fresco, me da una pereza terrible ir el 6 al pueblo para comprarlo y no lo como nunca...jajajaja
Besos y salud

María dijo...

Pues yo todos los años me acuesto a la una de la mañana y me levanto bien tempranito para hacer un par de roscones y que mi maridin y la familia los coman recien hechos y caseros, porque a mi tampoco me gusta el roscon ;-)

Carlos dijo...

Es maravilloso como nos cuentas las diversiones y realidades nuestras de cada día.

Misia dijo...

Hace un par de años descubrí el roscón de reyes de Asturias, que lo único que tiene en común con el de Madrid es más o menos la forma, porque es de hojaldre relleno de crema de almendras. Está rico, pero pilla un poco lejos.

Así que solemos tomar el roscón de bollo. Menos esas ¿frutas? ¿trocitos de cartón? ¿carne alienígena? de colores radioactivos. Eso no. Me dan miedo.

PGS dijo...

Jo. En tres días me he leído todo tu blog. Me he partido de risa. A mí SÍ me gusta el roscón en todos sus formatos y sabores, llevo desayunando roscón un mes.

lorzagirl dijo...

Hutopo, ese lenguaje no es propio de ti XD

El ojo que todo lo lee, los hijos solo sirven para engendrar nietos.

Anónimo, es el mejor consejo que puedo darte.

Genín, en serio, yo no siquiera las distingo, debe ser algo generacional...

María, creo que el tuyo me gustaría XD

Carlos, si tú lo dices...

Misia, excursión de reyes ya!

Pgs, todo? Dios mío... Te encuentras bien?

E. Martin dijo...

Yo si fuera su señora madre ni les dirigiría la palabra. ¡Que no les gusta el roscón! ¡Habrase visto! Y peor todavía ¡¡¡que les gusta con nata y con cosas!!!

Anónimo dijo...

Mi madre tiene una frase mítica Navideña -
"Pásame un trozo de roscón para pasar la pastilla"
Todo los años lo recordamos.