13 diciembre 2013

De como Lorçagirl fue a la Biblioteca Nacional, de las muy fabulosas cosas que allí acontecieron, y grandes y prolijas enseñanças sobre por qué no puede volver

Tenía que hablar del puente de la Inmaculada Constitución, y de los extraños y diversos sucesos que acontecieron, pero recientemente he sufrido una experiencia traumática que necesito compartir.

Esta semana he tenido que ir a la Biblioteca Nacional.
El primer día iba toda de novatilla y me pillaron de marrón porque entrar a la Biblioteca Nacional no es tan fácil como parece: para empezar hay que subir un montón de escaleras y una ya no está para estos trotes.
Luego hay que pasar un primer control, donde enseñas el carnet, te ponen una pegatina según lo que vayas a hacer, y te preguntan si llevas un ordenador.
Después pasas por otro control donde enseñas el carnet, pasas el bolso por un escáner y el cuerpo humano por un arco detector de metales y te preguntan si llevas un ordenador.
Después pasas por el guardarropa, donde te vuelven a preguntar si llevas un ordenador.
-Tienes que dejar aquí el abrigo y el bolso.
-¡Pero si llevo mil cosas!
-Lo que necesites...
-¡Todo!
-...puedes meterlo en esta bolsa.
La señorita del guardarropa me dio una bolsa transparente de estilo carcelario y metí mis cosas a toda prisa dentro... sin saber que en el cuarto control (porque hay un cuarto control) tienes que volver a sacarlas de la bolsa para que las inspeccionen.
El señor de seguridad inspeccionó primero todos mis papeles. Uno a uno.
-Este no vale.
-¿Ese? ¿Por qué?
-Motivos de seguridad.
Luego me pidió que sacara el ipad de la funda y lo inspeccionó por todos lados.
Después inspeccionó los seis paquetes de pañuelos de papel con los que voy a todas partes desde que Bebé-chan empezó a ir a la guardería y a pegarme todos los virus que se encuentra tirados por ahí.
Y por último llegó a mi bolsita íntima.
  -¿Esto que es?
-Son artículos de higiene femenina.
-...
-Compresas, ¿vale? Compresas.
El señor de seguridad esparció mis compresas por el mostrador para revisarlas. Viendo que me estaba poniendo colorada como un tomate, se apiadó de mí.
-Es que nos ha pasado de todo, ¿sabe?
No me preguntó si llevaba un ordenador. La verdad es que me quedé con las ganas.
El sexto paso, si no tienes carnet, es ir a información a que te informen. De ahí te mandan a otro mostrador a que te hagan el carnet (séptima parada...), y te lo hacen en el momento.
Una vez que tienes tu carnet en la mano vas a otro mostrador a que te asignen un pupitre (¡ocho!), y te vuelven a preguntar si llevas un ordenador (en serio, ¿es que han perdido el suyo o qué?).
Y cuando tienes tu pupitre, si los libros que quieres consultar no están en sala, vas a otro mostrador para pedirlos.
El primer día tardé una hora en hacer todo el recorrido.
La novatada y eso.

El segundo día me preparé para que no me volviera a pasar.
Antes de salir de casa saqué el ipad de la funda y lo metí en la bolsa transparente con todas las cosas que iba a necesitar, salvo los artículos de higiene íntima, que me guardé en un bolsillo.
M**rd*, no tenía que haberlo dicho, la próxima vez me mirarán los bolsillos también...
Cuando llegué a la Biblioteca subí las escaleras, pasé el primer control ("no llevo ordenador"), pasé el segundo ("no llevo ordenador"), llegué al guardarropa ("no llevo ordenador")...
-Tienes que dejar aquí el abrigo y el bolso, solo puedes pasar las cosas que necesites...
-En una bolsa transparente -exclamé triunfal-. Lo sé, la tengo preparada.
Abrí el bolso para sacar la bolsa (que raro queda así escrito) y algo brilló en el fondo.
-¿Llevas comida ahí dentro?
-No.
-Parece que llevas algo.
M**rd************... ¡El p*t* turrolate!
El turrolate es un dulce típico de mi tierra que me encanta. En Madrid no lo venden, y por eso siempre que vamos al pueblo hago acopio. En la última visita, Hermano Pequeño compró para mí y se me olvidó pagárselo me regaló un paquete.Yo lo eché al bolso, se me olvidó que estaba ahí y lo paseé durante varios días sin darme cuenta.
-Es una... chocolatina -le dije a la señorita del guardarropa.
Cuando dices "turrolate" la gente te mira raro, y no hay otra palabra en castellano que defina al turrolate salvo, quizá, turrolate.
Si llevas comida tienes que dejar el bolso en consigna, ahí enfrente.
-¡Si ayer lo dejé en el guardarropa sin problemas!
-¡Porque nos ocultaste que llevabas comida!
-Está bien.
Me fui a consigna. La consigna funcionaba con monedas de un euro y yo llevaba en total 80 céntimos y un billete de 10 euros.
Volví al guardarropa a ver si me cambiaban el billete.
No tenían cambio.
-Creo que será mejor que tire el... la chocolatina.
-No la tires, mujer.
-Pues como no me la coma...
-...
-Está bien, me la como.
-Pero aquí no, tienes que salir fuera.
Entonces consideré mis opciones:
Por una parte, si salía tenía que volver a pasar todos los controles otra vez, probablemente agitando los bracitos y gritando "¡no llevo ordenador! ¡no llevo ordenador!".
Por otra, el turrolate no es algo que te puedas comer así como así. Para que os hagáis una idea,el turrolate es como si mezclas un polvorón con mantequilla de cacahuete, haces una masilla, le das forma de mojoncito y la envuelves en celofán. Por mucho que te guste (y a mí me gusta mucho), para comértelo te tiene que apetecer. En ese momento no me apetecía nada, y mucho menos si implicaba salir a comérmelo bajo cero a la calle y volver a pasar media hora de mostrador en mostrador.
-Pues lo tiro.
Y con gran dolor lo tiré a la papelera.
Ese día, como ya tenía hecho el carnet, tardé solo media hora en pasar todos los controles.

El tercer día estaba decidida a batir todos los récords.
¡Hoy voy a tardar menos de media hora en entrar!, me dije.
Lo preparé todo muy bien en la bolsa carcelaria, revisé el bolso en busca de comida que no recordara llevar, separé las hojas de papel presuntamente peligrosas de las presuntamente inocuas... Cuando me aseguré de que todo estaba en perfecto estado de revista me empecé a vestir, con tan mala suerte que a mitad de proceso Bebé-chan se despertó, y de muy mal humor además. Acabé de prepararlo todo con la nena en brazos y a toda prisa, salí corriendo, dejé a la nena en la guarde, cogí el metro, cogí el cercanías, llegué a la Biblioteca, subí las escaleras, pasé el primer control ("no llevo ordenador"), pasé el segundo ("no llevo ordenador"), llegué al guardarropa ("no llevo ordenador")...
-Tienes que dejar aquí el abrigo y el bolso.
-Sí, sí.
Y cuando me estaba desabrochando el abrigo me di cuenta de que con las prisas no había cogido el jersey y que debajo del abrigo sólo llevaba una camiseta interior térmica.
Ejem...

El cuarto día no volví.

21 comentarios:

Silvia RM dijo...

Ese no es otro de los infiernos de Dante? Anda, confiesa, has hecho alguna gorda y estás pagando tus pecados...

PD: ¡quiero probar eso del turrolate!

SUSI dijo...

Jajajajaja, la próxima vez llévate el ordenador mujer....a ver que pasa!!!

Necio Hutopo dijo...

Bueno ¿la camisa era sexi?

dibujosdenube dijo...

Jijiji... nada, es solo insistir... que luego están los incunables sin ilustraciones porque la gente se las lleva sin compasión... je!

Genín dijo...

No se de que te quejas, podían haberte inspeccionado "el sitio" a ver si llevabas la compresa puesta...jajaja
Yo me he quedado intrigadisimo por el interés que tienen de saber si llevas ordenador, ¿Harán ofertas de compra? ¿Será para aplicar una tasa por si te quieres conectar a Internet?
Me como las uñas...
¡Vivan las facilidades por la cultura!
Besos y salud

Mi Álter Ego dijo...

No tenía ni idea de que ingresar a la Biblioteca Nacional fuese tan complicado. En mi tierra entras y ya. Y creo que hasta ahora no han acontecido desgracias. Jajaja. Besotes!!!

Bettie dijo...

Madre del amor hermoso... ¡Qué pesadilla! u.u

Oye, y todo un descubrimiento el Turrolate :O jaja.

Enol dijo...

Y no hay bibliotecas normales para gente normal por ahí? Jolín que estrés.

Anónimo dijo...

Es que la biblioteca nacional no es una biblioteca "notmal", es de investigación, por eso hay tantos requisitos especiales. Si vierais la cantidad de atrocidades que se han cometido en el BNE, entenderíais los controles de seguridad. Lo del ordenador, es porque te dan un número especial para el tuyo, muy útil por sí te lo roban dentro...
Lo que no quita que sea todo un corazón entrar, eso no lo discuto ;-)

Anónimo dijo...

Perdón, quería decir coñazo, que el auto corrector es muy educado, jejejejejeje

Alejandra dijo...

Hace poco tuve que llevar unos documentos al sitio donde renuevan el Carnet de Familia numerosa. Resulta que es la misma calle donde hacen un mercadillo gigante cada jueves. Aproveché para las dos cosas. Al entrar me hicieron pasar por un arco de metales, el bolso por la cinta como en los aeropuertos, pero el carrito de compra que iba a reventar pasó sin más trámites (!!!!). Este mundo está regido por imbéciles!.

Lorzapadre dijo...

Lo del turrolate viene de familia, se fabrica en dos pueblos
de Córdoba, Priego y Rute.
Lorzaabuelo era de Rute.

Todo el que necesite una fuente de energía que lo pruebe.

Diabéticos abstenerse

Unknown dijo...

Just want to say your article is astounding. The clarity in your post is simply spectacular and i can assume you are an expert on this field. Well with your permission allow me to grab your rss feed to keep up to date with incoming post. Thanks a million and please keep up the fabulous work.
couples online games

B. dijo...

Y luego que pregunten por qué la gente va menos a las bibliotecas...

Inés dijo...

A mí la historieta, además de hacerme reír (¡gracias!) me lleva a preguntarte: ¿estás haciendo la tesis doctoral? Porque yo pensaba (en realidad no tengo ni pajolera idea) que el acceso estaba restringido a investigadores.

Anyhow, si estás con la tesis, además de tu curro normal, bebechán y tu vida en general, eres mi ídola. Y si no estás con la tesis, un poco también, ¿eh?

latita dijo...

Brillante como siempre Lorzasobri...¿qué estás investigando? yo también creia que era sólo para investigadores.

Tu mención al turrolate me ha devuelto a mi más tierna infancia. Cuando tu lorzabisabuela me mandaba a comprarlo a una tiendecita que era de su hermana y que yo recuerdo como una cueva oscura y algo siniestra.. pero ya se sabe como son los recuerdos...

Ay! se me ha llenado la boca de esa masilla dulce, terrosa y de color "sospechoso" que yo, por cierto, odiaba. Y los ojos de aguilla de recordar tanta gente que ya no está.

latita dijo...

agüilla.... perdón por el desliz..

pilarrubio dijo...

Cómo está esto de la seguridad, me recuerda a los aeropuertos. Hace años las cosas eran más sencillas y no pasaba nada. Cuando estaba en la universidad, hace mil años, no hacía falta carnet de investigador, te daban uno normal y corriente y pasabas como si tal cosa. La biblioteca es preciosa, eso sí, sólo por verla merece la pena. Un saludo Lorz, y no desesperes...

pasabaporaqui dijo...

El turrolate te tiene que apetecer, de verdad ¡que razón llevas!
Yo no lo había probado hasta que conocí a mi marido y eso parece que te estas metiendo en la cena de Navidad comprimida en una barrita, con eso estas comido para tres días.
Mira que a mi me gusta y no he sido capaz de comermela entera nunca.
Tiene que ser que lo aprendas desde chico, porque en casa de mis suegros se meten unas manos que tela.

Er-Murazor dijo...

¡Te obligaron a tirar el turrolate! ¡ASESINOS! ¡Psicópatas!

Mierda, ahora tengo antojo de turrolate y voy a estar toda la navidad en Madrid... Tendré que hacer una incursión en nochebuena cuando vaya a Jaén.

Nerea Aguayo dijo...

Estoy altamente interesada en el "turrolate", es más ansío una entrada solita dedicada en cuerpo y alma a semejante invento.Ahí te lo dejó en el apartado sugerencias.