07 agosto 2005

An excess of Phlegm

Este iba a ser mi fin de semana libre.
Mi único fin de semana libre en meses, poooooorque en mi trabajo es bastante dificil librar dos días seguidos, poooooorque tengo un contrato-de-lunes-a-sábado-y-todos-los-domingos-y-festivos-que-abrimos-el-supermercado-si-hace-falta, gracias por preguntar.
Lo único bueno que tiene trabajar los-domingos-y-festivos-que-abrimos es que
a) te pagan más (la barbaridad de 12 euros más, no sé que voy a hacer con ellos)
y
b) luego te tienen que dar un día libre, que puedes coger cuando más te convenga, si da la casualidad que también conviene a la empresa.
Este fin de semana nos convenía a todos. El super-m abría el domingo, pero no me tocaba trabajar, así que me pedí el sábado, y me lo dieron, y yo estaba feliz como una lombriz porque me iba a pasar de fin de semana fuera con mi novio y su familia, a bañarnos en la laguna, y de fiesta, y a dormir juntos (mi novio y yo, no su familia y yo) en una cama estrecha, y despertar a la mañana siguiente con dolor en músculos que no sabíamos que existían.
Pues no.
El viernes por la tarde me empezó a doler la cabeza, y me pareció normal, porque estaba trabajando.
El viernes por la noche empecé a alucinar. Alucinar de verdad. Reconocí la sensación porque no era la primera vez: veía cosas que no estaban ahí, me sentía feliz e ingrávida, y las paredes me hablaban. Desperté en el pasillo chupándome un pie, el izquierdo. Sé que era el mío porque reconocí el sabor de la otra vez. También puedo chuparme un pezón, pero eso es otra historia.
Así que en lugar de irme a un bucólico fin de semana me quedé en casa, mientras mi novio se iba derecho al campo, a una fiesta llena de chicas. Mis padres se fueron a su propio fin de semana bucólico, mis hermanos trabajaban, y mi gato tenía demasiado calor para hacerme caso, y el fin de semana se presentaba largo y aburrido como "El paciente inglés: versión extendida" comentada por el director, todo el reparto y la asociación de lemings unidos.
Al final no ha ido tan mal. Todo el fin de semana en pijama, durmiendo cuando me apetecía, comiendo cuando me daba la gana (guarrerías, en su mayor parte, las lorzas exigen un mantenimiento muy cuidadoso), jugando al pikmin y controlando el mando a distancia de la tele. Todavía se me escapan las lágrimas cuando lo pienso.
Por respeto al resto de los seres humanos me he duchado, pero no me he lavado el pelo. La leche: dos días sin lavarme el pelo. Es probable que mañana atasque la ducha. Ahora que lo pienso, es probable que mañana necesite disolvente para despegarme la almohada de la cabeza.

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