No sé en qué momento me transformé en una señora mayor y esto se convirtió en un blog de pupeces.
La semana pasada fui al médico a hacerme un estudio urodinámico que, para mi decepción, no consiste en toros con jersey rojo cantando Resistiré.
La última vez que me hicieron una urodinámica de esas, consistió en hacer pis sobre una especie de balanza que te mide la potencia chorril, así que yo iba muy tranquila.
Y con las bragas limpias, por supuesto.
Al médico siempre hay que ir con las bragas limpias, aunque sea el oftalmólogo.
Así que cuál no sería mi sorpresa cuando nada más llegar me dan un consentimiento informado para autorizar sedación, sonda por uretra y ano.
A mí lo de la sedación me parecía bien porque no seré yo quien se niegue a que la droguen. Lo de la sonda por la uretra lo podía entender porque al parecer el pis sale por ahí.
Ahora, lo de la sonda por el ano me dejó un poco de pasta boniato.
-La del ano es para medir y la de la uretra es para llenarte la vejiga de agua -me explicó el... ¿urodinatra? Urodinatra me va bien. Urodinatra.
Lo del ano lo acepté sin problemas. A fin de cuentas, desde que me lesioné el coxis esa zona me avisa de cuándo va a llover, así que lo de medir cosas con el culo no me resultaba una idea extraña. El tema de usar mi vejiga como un globo de agua me preocupaba más.
-¿El agua está fría? -pregunté.
-Está del tiempo.
-Estamos a bajo cero.
-...
-¿Y una vueltita en el microndas no se le podía dar?
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