09 diciembre 2024

Sobre Wicked, de la que apenas se habla últimamente

Supongo que a estas alturas ya habréis visto la mitad de Wicked en versión película así que os puedo decir, sin temor a hacer spoilers, que El maravilloso Mago de Oz es un libro de 1900.
Que es probablemente lo que más me ha sorprendido de la película: que hay gente que no lo sabe. 
Estoy flipando con este tema.
El primer libro lo escribió un tal L. Frank Baum y la cosa le fue tan bien que luego escribió aproximadamente unos chorromil más. Se hicieron hasta musicales y, de hecho, le fue tan bien que siguió escribiendo libros sobre Oz después de muerto, que es una cosa que les pasa mucho a los escritores. Mirad V.C. Andrews, por ejemplo.

Luego, en 1939, se hizo una película musical, que se comió el "maravilloso". Supongo porque maravilloso, como todos sabemos, fue que se acabara de rodar:
A Toto lo pisaron durante el rodaje y casi se muere.
Los monos voladores volaron lo justo hasta que se rompieron los cables y casi se mueren.
Al primer actor contratado para hacer el hombre de hojalata lo pintaron con aluminio y casi se muere. 
Al león lo vistieron con pieles de verdad y casi se muere. 
A la bruja la pintaron con cobre y casi se muere. En realidad la culpa no fue tanto del cobre, la cosa iba bien hasta que le prendieron fuego y casi se muere. Entonces pensaron en quitarle la pintura con acetona y casi se muere. 
Luego le propusieron que montara en una escoba suspendida por cables a la que planeaban prenderle fuego, la actriz se negó. Por lo que fuera. Las actrices son caprichosas a veces, ya se sabe. Recurrieron a su doble y... bueno... lo que sucedió a continuación les sorprenderá: casi se muere.
Judy Garland, en cambio, se murió del todo. Es verdad que tardó un poco, pero como le daban pastillas para dormir y luego pastillas para espabilarla y alcohol para bajarlo todo y de paso llenarle el estómago para que no le diera por engordar, cabe pensar que este rodaje tuvo algo que ver en el tema. Además le vendaban el pecho para que no se le notaran las tetas (tal y como las gastaba el estudio, cabe agradecer que no se las cortaran directamente), la abofeteaban alegremente si se le escapaba la risa, la tenían aburrida con el tema del peso y tan esclavizada que no pudo ir a su propia graduación. Si volvéis a ver la película, fijaos en los ojitos tan brillantes que tiene todo el rato. Ser buena actriz ayudaba, pero lo de estar lacasito a jornada completa seguramente ayudaba más.
La película también tuvo cosas buenas: gran parte de los munchkins eran enanos judíos alemanes que aprovecharon el trabajo para salir de Alemania y no volver nunca más. Le pagaban menos que al perro, les doblaron porque no hablaban una palabra de inglés y les obligaron a hacer el mamarracho pero, admitámoslo, las perspectivas con Hitler en 1939 eran un poco peores. 
Y bueno, con el tiempo nos hemos dado cuenta de que a lo mejor esa parte no era muy políticamente correcta.

El caso es que la película quedó fenomenal. La idea era aprovechar el recién popularizado cine a color. Claro que, para sacarle el máximo partido, se tomaron decisiones.
Una de ellas fue que la piel de la bruja fuera verde. En los libros de Frank Baum no se menciona el color de piel de la bruja. O sea que era normal. En 1900, lo normal era ser blanco. Eso creían los blancos, al menos. Especialmente los hombres blancos. Así que cabe pensar que la bruja original era, cómo mínimo, no verde. Pero el verde quedaba fantástico en el cine, así que nada, un poquito de pintura altamente tóxica por aquí y por allá y arreglado. 
También decidieron que la Ciudad Esmeralda fuera verde. Porque, en los libros, no es verde; en realidad, el Mago de Oz ha convencido a todos sus ciudadanos de que deben llevar gafas de cristales verdes para protegerse los ojos del resplandor que (por supuesto gracias a él) emite la ciudad. Es posible que al estudio se le pasara por la cabeza que todos sus actores llevaran gafas de cristales verdes durante horas y lo desecharan para evitar lesiones permanentes en las córneas. Posible pero, con el historial que tenían, poco probable. Seguramente pensaron que lo de las gafas exponía el secreto del mago demasiado pronto. En lugar de eso, hacen algo mucho más obvio en Kansas, cuando el profesor Marvel revuelve en la cesta de Dorothy para luego "ver" a la tía Em en la bola de cristal.
Otra decisión fueron los zapatos. Los zapatos plateados no destacaban nada, así que pasaron a ser rojos. A tomar viento. Al parecer también eran bastante incómodos, pero cuando un estudio tiene ideas tan brillantes como utilizar amianto para simular nieve, algo tan mínimo como que una actriz llorara de dolor al ponérselos no les iba a frenar.

Eran otros tiempos. Más felices. Más alegres. Más propensos a rociarte con amianto.

Vamos para adelante. 
En los 80 hubo un anime más parecido a los libros. Dice Wikipedia que lo ponían en Cajón Desastre por las tardes, pero yo juraría haberlo visto en Canal Sur por las mañanas. Como fuera, me tenía fascinada, especialmente toda la trama de las estatuas y MIRA LO PONGO EN BLANCO PORQUE TODAVÍA ME EXPLOTA LA CABEZA, DE VERDAD, EL QUE QUIERA LEERLO QUE LO MARQUE: cuando Tip, que es un niño, descubre que en realidad es Ozma, una princesa.
Cómo me quedaría de flasheada, no solo por la historia sino por la manera de contarlo, que en Crónicas Funestas metí algo parecido. Todavía lo estoy superando.

En 1995, cuando El maravilloso mago de Oz ya está libre de derechos, obviamente, Gregory Maguire escribe Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West. El título es bastante descriptivo, así que para qué nos vamos a expandir. Maguire coge lo que le parece de los libros de Frank Baum, lo que le da la gana de la película de 1939, añade lo que dios le da entender de su cosecha y zasca, sale Wicked.
La cosa le fue bien y escribió otros pocos más. Pero claro, cómo no le iba a ir bien. En 2003 se estrenó el musical Wicked que fue... No sé como decirlo... El Hamilton de la década de los 2000.



Seguramente gran parte del éxito fue por el casting, porque Idina Menzel y Kristin Chenoweth son tremendísima cosa. Como seguramente habéis comprobado recientemente, GUIÑO GUIÑO CODAZO CODAZO.

Inmediatamente se piensa en convertir el musical en una película. Pero eso no pasa. 

Sí que hubo otras cosas. Los muppets (los teleñecos, si eres más viejo que andar palante) hicieron una en la que Queen Latifah interpretaba a la anciana tía Em y Toto era una ¿langosta? Hubo una miniserie, Tin Man, protagonizada por el flequillo de Zooey Deschanel. Por supuesto, también había mago de Oz en Once Upon a Time, una serie que se basaba enterita en el concepto de "alomojó la bruja no era tan mala como parecía, vamos a ver". Seguro que hubo muchas más que se me olvidan.

Pero película de Wicked está maldita y la fecha de estreno se retrasa, se retrasa... No sé si querían a las actrices originales y no había forma de pillarlas, o era un tema de derechos, o de presupuesto... El caso es que IMDB va cambiando la fecha de estreno, cada vez más lejos... Que a veces le daba a una por preguntarse cómo es posible que consiguieran acabar la de 1939 con casi todos los actores más o menos vivos y esta no. Otras veces era como: casi mejor que no la hagan, porque verás el mierdón.

La sorpresa ha sido que no.

La sorpresa aún mayor ha sido que además de coger el musical, los libros que inspiraron el musical y bastante de la película de 1939, también han cogido mucho de los libros originales. 
Cuando la gran mayoría del público ya ni siquiera sabe que existen.

Para los que nos hemos metido PEC todo, absolutamente todo, los libros, el musical, la película, los extras de la película, los otros libros, los documentales de la película y qué coño, Frozen y Glee y Pushing Daisies y yo qué sé cuántas cosas más porque tenemos un problema, es bonito. Es muy bonito.

Claro que, por otra parte, a ver cómo me callo yo todos los spoilers hasta el 25 de noviembre de 2025, vamos a ver. 


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Estoy dejando X-Twitter y mudándome al cielito, ¡venirse!